Reflex-ion-ando: Los Invisibles y la primera lectura
Hace tiempo que quería darle una oportunidad a Los Invisibles (The Invisibles), luego de que hace algunos años me diera cuenta que varios de los cómics que más disfrutaba venían del mismo hombre, el escocés Grant Morrison. De pronto, gracias a su pasada por Batman (que reavivó una vez más mi interés en el género), recordé grandes momentos que lo tenían como común denominador como 52, Arkham Asylum y su JLA. Por lo mismo empecé un trabajo en indagar en su obra hacia atrás, llegando a los lugares comunes como Animal Man o Doom Patrol, intentando dentro de lo posible, disponerlo en papel. Los Invisibles parecía ser un cómic especial para el artista, primero por ser una obra completamente original, no dependiendo de ningún personaje previamente creado por la compañía, y por ser por el mismo autor considerada como su obra más personal.
Dicho al hecho, observé las posibilidades de compra de Los Invisibles. Lo que parecía estar más disponible eran los tomos recopilatorios de Planeta en la Crazy All Comics, pero eran precios demasiado prohibitivos para mí en ese momento con algo que no tuviera tanta claridad de disfrutar. Como siempre fue la clásica Antiyal la que salvó la situación, ofreciendo los pequeños tomitos de dos números de Norma que terminaron siendo su primera edición en español. Creo que logré comprar al final 4 de estos números, comprendiendo los dos primeros arcos, a un precio accesible. Y bueno, no estaban mal...pero tampoco me sentí impactado por estos números. Sentí eso sí el deseo de continuar la historia, sin la desesperación de saber qué seguirá, solo una calma curiosa.
Quizás es hora de hablar de Los Invisibles, porque en Cuarto Mundo no hay material previo de ello y me hizo animarme un poco a este humilde articulito. Los Invisibles es un equipo, o célula, compuesta por diversos personajes: King Mob es el líder natural, y también un traje ficticio para Morrison mismo, dispuesto a la acción como una especie de agente secreto británico clásico, violento, atractivo y humorista. También es escritor. Fanny es una bruja travesti (en una época donde el concepto trans estaba menos difundido), proveniente de Brasil. Otro traje ficticio de Morrison, que se travestía y cambiaba de nombre para probar magias y hechizos varios. Ragged Robin es una muchacha atractiva, con estilo, que en los primeros números no alcanza a definirse más allá de su relación con King Mob. Boy es una ex-policía, afroamericana, con más de una vuelta de tuerca posterior. Seria y pragmática. Y finalmente Jack Frost, un muchacho violento y problemático que es nuestro punto de entrada a la historia, porque vemos como ingresa a Los Invisibles durante el primer arco.
Quizás he aquí el primer problema para mi como lector. Jack es un personaje poco amable. Un cocky, poco cargado a la reflexión y un busca problemas. En la escuela cae como el conflictivo, sin respeto a ninguna autoridad. Y es por ello que es ubicado para unirse a esta sociedad. Empatizar con Jack es difícil, y en principio él es el punto de referencia de la serie, el que al igual que le lector, vamos conociendo en conjunto de que trata esta agrupación. Como cuesta identificarse, rápidamente como lector vas buscando con qué personaje centrar el interés, y lamentablemente cuesta hacerlo (yo creo que lo logré en el tercer arco, gracias a la excelente historia de Lord Fanny).
Y aquí Morrison es mucho más claro en sus comentarios más que en los cómics: Los Invisibles representan una resistencia a toda organización que busque someter a la humanidad. Sus células son secretas, no responden a ninguna figura o autoridad central, y es posible que uno mismo pueda ser parte del grupo sin saberlo (como también podrías ser un agente negativo también ignorándolo). Creo que es una idea bien poderosa, pero que, en la historia, se matiza con, por supuesto, antagonistas más clásicos: grupos de elite británicos que buscar instaurar una nueva era de control mental.
Entonces, pareciera haber un componente conspirativo claro en la historia, eso es totalmente innegable, hay intentos de control de la humanidad de los que no sabemos, pero hay gente dispuesta a luchar contra ellos. He mencionado magia como parte de la historia, pero no es una serie acerca de la magia. Hay vudú, magia del caos, ocultismo variado, espiritismo y referencias reales a todo tipo de ciencia de lo oculto, y sin embargo no es una serie mágica.
De la misma forma, gran parte de la serie trabaja en torno a un mundo paralelo oscuro, abducciones alienígenas, viajes en el tiempo y tecnología inter-dimensional. No obstante, no me aventuraría a hablar de una serie de ciencia ficción, porque sí estás buscando eso, habrán decepciones. Incluso la acción pura, que sí parece tener una constante en la serie, es cuestionada, tensada y derechamente criticada hasta el punto de sentirse incómoda.
¿De qué trata Los Invisibles entonces? La verdad no lo puedo decir con una certeza clara y absoluta, solo lo he leído una sola vez. Pero aventurándome (y acercándome a Flex Mentallo, que pareciera ser una versión más breve y superheroicamente centrada de los mismos temas), se trata de una obra de ficción que profetiza un cambio de nuestras conciencias preparándonos para un nuevo mundo, uno mejor, una revolución total. Todo esto prefigurado por un conflicto, eso es innegable, contra fuerzas que buscan mantener el orden previo, acaso también víctimas y no necesariamente villanos solo por sus acciones villanescas.
En ese sentido, Los Invisibles es una serie que sí juega a sus cartas bien, intentando mostrar pistas del futuro porvenir, a la vez que pone a pruebas las distintas herramientas para llegar a ello. Y sabe que ese futuro es principalmente un misterio, y que si lo intentamos imaginar ahora, sería una copia fallida dado que estamos inmersos en una realidad limitada. Eso no impide que sí podamos lograr, de hecho es la invitación que hace este cómic.
Las herramientas que ocupa esta serie para invitarte a la revolución son herramientas narrativas, al punto que más que una historia, uno ve como se está desplegando un artefacto, con un extraño sentido adoctrinante. La mezcla de géneros también hace posible la sensación de verosimilitud, de que algo de todo este entramado extraño quizás sí sea verdad. El más interesante para mi de todos esos cuentos conspirativos tiene que ver con la reciente (para ese entonces) muerte de la Princesa Diana, y su relación con un parto maligno orquestado por la secta maligna de la serie, que también en el transcurso de la serie van mostrando de a poco su des-humanización. Ejemplo notable de ello es Mr. Dupree, que aunque no estrictamente humano, su crueldad tiene un origen fascinante.
El problema con Los Invisibles es precisamente que al usar la narrativa como herramienta (mágica quizás, inclusive), se pierde precisamente la herramienta narrativa. Sabemos que con Morrison eso siempre es una posibilidad, y que en ocasiones esto mismo otorga nuevas capas de goce una vez ya más acomodados (como por ejemplo el último número de Final Crisis, o nuevamente, Flex Mentallo). Mi problema personal es por supuesto, que leer Los Invisibles nuevamente reporta mucho más esfuerzo que otras obras. Y sin embargo quiero realizar ese gasto energético, pero el tiempo y los recursos son escasos. Siento que se entre abrió un poco la puerta a un interesante camino que vale la pena releer, como si en ello uno avanzara un poco más en la comprensión de algo significativo y de hecho útil para la persona.
No es poco común encontrar personas que han declarado que su vida cambió después de leer esta obra (aunque no necesariamente a la primera). Y el mismo Grant Morrison comentó que este libro buscaba generar una especie de vómito cerebral al leerlo de una sola vez, similar a como sintió su cerebro en aquella ya mítica abducción extraterrestre que comenta haber vivido en Katmandú (para mayor detalle puedes leer de esto en Supergods, donde las descripciones son muy similares a los elementos visuales más curiosos y fascinantes del texto que estamos discutiendo hoy).
En otras palabras, según el autor, no necesitaremos el trauma de ser raptados por inteligencias superiores, ni tampoco (lo más probable) tener alguna intoxicación leve con algún alucinógeno. Quizás solo bastará con leer a Los Invisibles. Varias veces. Como quien prueba un conjuro de distintas formas hasta que resulta. ¿Pero fue el conjuro lo que lo hizo posible, o fue otra cosa? Quizás lo veamos cuando la lea nuevamente, y quizás (y solo quizás) sigamos hablando en el futuro de esta obra.