"The Punisher" (2011), de Greg Rucka: castigo interrumpido
Frank Castle es un tipo con suerte. A pesar de que no siempre ha contado con una serie regular, o de ser un héroe de clase B dentro del panteón marveliano, siempre se las ha arreglado para que sus aventuras sean narradas por autores de calidad contrastada. Por sus páginas se han paseado nombres como Matt Fraction, Jim Lee, Steven Grant, y sobretodo, Garth Ennis. En esta oportunidad, es el reputado escritor Greg Rucka quien será el maestro de ceremonias en una etapa algo accidentada, pero como todas las del Punisher, llena de balas, sangre y delincuentes muertos.
Quentin Tarantino nos enseñó que nada bueno puede nacer de presentarte en una boda, acribillar a todos los asistentes y sólo dejar con vida a la novia. Una situación así de trágica fue el punto de inicio de Kill Bill, film protagonizado por una espectacular Uma Thurman, y una de las piezas más famosas del director. Ahora, hagamos la transferencia de un hecho similar al Universo Marvel, y al entorno del Punisher, y tendremos el factor desencadenante y común denominador a toda la etapa de Greg Rucka al frente del vigilante de la calavera.
Lamentablemente, el trabajo del escritor en la cabecera sería corto y algo intrincado, pero dueño de una alta calidad narrativa y gráfica. Los episodios pueden ser agrupados en The Punisher Vol. 8 (2011) #001-016, uno de los relatos del one-shot Spider-Island: I Love New York City, Avenging Spider-Man #006, Daredevil #011 —ambos pertenecientes al crossover 'The Omega Effect'—, y Punisher War Zone #001-005, un relanzamiento de la mítica colección, que sin embargo continuó la historia río que comenzó en Punisher. Serían 21 números frenéticos y atrapantes, que sin duda nos dejan con ganas de más.
Esta nueva serie del personaje se dió en el marco del relanzamiento que sufrieron tres de los grandes héroes urbanos de Marvel: Punisher, Daredevil y Moon Knight, por allá por el 2011. Esta iniciativa fue impulsada por el editor Stephen Wacker, responsable también de la parcela arácnida en la época del 'One More Day'. Wacker cuenta en su curriculum el haber sido el coordinador de 52, la macrosaga de la Distinguida Competencia donde ya había trabajado con Rucka, y también con Mark Waid, quien tomó las riendas del diablo de Hell´s Kitchen en este relanzamiento.
Casi diez años después de su primera estancia continua en Marvel, donde trabajó con personajes como Elektra, Black Widow y Wolverine, este novelista y guionista especializado en el género negro se encontraba en un año sabático del cómic de superhéroes, buscando descansar de los tópicos del género. Sin embargo, trabajar con Wacker, y en un personaje como Punisher, lo motivaron a regresar.
Según Rucka, lo que le gusta de Frank es que no es un carácter complejo ni lleno de aristas, sino un concepto bello en su simpleza: su objetivo es eliminar criminales, y todo su actuar va destinado a tal fin. Su terrible eficacia los han elevado a la categoría de leyenda urbana, lo que permite narrar muchas historias alrededor de él, en unos preceptos similares a los que aplicara en su destacado trabajo en Batman.
Al inicio de la historia, asistiremos al regreso de Frank a la actividad y a los asuntos que escapan a la jurisdicción de los otros superhéroes que pululan por New York, empezando por un crimen tan horrible como la masacre que nombramos un par de párrafos atrás. Este hecho le sirve a Rucka para poner el foco no tanto en Frank, sino también en los culpables y las víctimas de la delincuencia, de lo que sienten y cómo pueden salir adelante. Así mismo, en este escenario a ras de calle juegan un papel importante los policías, por lo que también se dará atención a los detectives asignados al caso.
La habilidad del guionista le permite construir unos secundarios que se sienten cercanos y tridimensionales, lo que nos permite vivir sus tragedias y rutinas, y junto a ellos sumergirnos en el mito de un hombre que sin poseer un poder especial, se ha vuelto una leyenda. En efecto, Rucka hace suyo el quid de definir al protagonista en base a lo que proyecta en el resto de personajes, ya sea, como dijimos, víctimas, delincuentes o agentes de la ley.
Por tanto, el argumento acá está dado más por la proyección del concepto del Castigador en la ciudad y sus habitantes, que por las aventuras de Frank en carne y hueso. Tanto es así que en esta páginas veremos a un Castle parco, casi sin palabras, cuadros de pensamiento o notas mentales que nos den cuenta de su psique, haciendo que más que nunca hable a través de sus acciones. Su protagonismo se verá relegado respecto de otros personajes que llevan el hilo conductor de la historia, como la sargento Rachel Cole-Alves y su propia misión de venganza y cacería contra la organización criminal The Exchange.
Sin embargo, y a diferencia de otras obras del personaje que transcurren fuera de continuidad como Punisher MAX, Rucka inserta al vigilante en el corazón de New York, y por tanto, es inevitable que se cruce con otros enmascarados y eventos de Marvel. Así, Frank se vería envuelto en los hechos de Spider-Island, pues lo veríamos en las páginas de un relato corto del especial Spider-Island: I Love New York City, en que constataremos que el hecho que todos los habitantes de la ciudad obtuviesen poderes arácnidos no impediría que Frank reparta balas y castigos a quienes lo merecen.
A continuación, Rucka y Mark Waid idearon un crossover en que Castaglione coincide con Daredevil y Spider-Man. La tradición con ambos empijamados es larga, no por nada la primera aparición de Punisher fue en la serie de Amistoso Vecino, mientras que con Matt Murdock exhibe una larga relación de dulce y agraz. El cuernecitos y el de la calavera, además, son dos de los más representativos habitantes de la línea Marvel Knights y del entorno callejero de la Casa de las Ideas, lo que incluso se ha trasladado a la pequeña pantalla a través de las series de Netflix.
El crossover, denominado 'The Omega Effect', giraría alrededor del Disco Omega, objeto que posee una base de datos lleno de información sensible acerca de las mayores organizaciones criminales de la Tierra, como Hydra e I.M.A. Este objeto estaría en manos de Matt desde el Daredevil #006 de Waid, pero el problema es que todo el mundo lo quiere: los datos que contienen darían un poder enorme a su poseedor, incluido a Frank, quien lo ve como un mapa del tesoro que le permitirá localizar a un gran número de criminales con el mínimo esfuerzo.
Pero más allá de esas pautas, el team-up analiza la manera en que Punisher percibe a los héroes enmascarados. Contradiciendo el mensaje que diera Garth Ennis en su Marvel Knight´s Punisher, en que Spider-Man, Daredevil y otros quedaban en ridiculo, Rucka entiende que Frank guarda un profundo respeto por ellos y reconoce su nobleza, algo que ya sabíamos desde Civil War. Sabe que él no es uno de ellos, y por mas que intente hacer 'lo que debe hacerse', los héroes convencionales tratarán de impedir que haga su trabajo, y por tanto, la colaboración mutua sería imposible.
Y sin embargo, Rucka plantea de forma innovadora que Castle no es solo un psicópata que se deje guiar por sus instintos más primarios, sino que puede controlarse, bajar el nivel al que actúa, y convertirse puntualmente en un aliado valioso de otros enmascarados. Algo que, de todas maneras, ya habíamos visto más o menos en la serie Marvel Knights, de Chuck Dixon.
Como decíamos, The Punisher se extendió hasta el #016, luego de lo cual la trama continuaría en Punisher War Zone, la nueva iteración de una de las ¡tres! series que el personaje llegó a tener en los '90. Este recurso, el de utilizar una miniserie con este título para cerrar la etapa de cierto autor ya se había utilizado en 2009, para el broche final del trabajo de Ennis y Steve Dillon en Marvel Knight's Punisher. Rucka declararía al portal CBR.com que "las historias están relacionadas, pero una no está obligada con la otra. Puedes tomar War Zone y entender lo que está pasando aún si no has leído Punisher. Sin embargo, si lees Punisher hasta el final, entenderás mejor cómo llega Frank a la posición en la que se encuentra al comienzo de War Zone".
War Zone elevaría la apuesta de un Frank interactuando con el resto de sus colegas marvelianos, al relacionarlo y ponerlo en línea de colisión nada menos que con los Avengers y de hecho, los eventos de The Punisher #014-016 —y por añadidura, los del comienzo de la etapa y los de 'The Omega Effect'— le dan a los Vengadores una razón de peso para hacerle una visita a Castle, para la cual quizá no esté preparado. "No creo que Frank se sorprenda demasiado cuando esto sucede", continúa Rucka. "Sabía que era inevitable, pero por supuesto tiene un plan de contingencia. Tiene un plan de contingencia para todo. Aunque eso no significa que esté contento con la situación".
Y por tanto, este sería un nuevo ladrillo en la exploración que hace el guionista de la difícil relación del vigilante con sus vecinos de este universo interconectado. En realidad, está enfocado a lo que los otros héroes piensan de él, del "problema Castle", y de los diferentes puntos de vista que los pesos pesados del equipo tienen acerca de los aspectos más polémicos de encarcelar al Castigador. Para el Capitán América no hay duda: los Avengers deben hacerlo porque Frank rompe la ley constantemente, mediante crímenes aborrecibles, cuyo fin no justifica los medios. Wolverine, en tanto, sabe que hay cosas que deben hacerse aunque no sean agradables, y no está tan de acuerdo con Rogers. Y otros, como Iron Man, que en esta oportunidad refleja al lector, piensa que los Héroes más Poderosos de la Tierra no deberían dar tanta atención al que en último caso solo es un hombre con una pistola.
En el otro lado de la balanza, el escritor nos muestra como Frank mira a los encapotados, lo que le aproxima a los parámetros de Matt Fraction durante la etapa de la colección que naciera a raíz de Civil War: Punisher War Journal. Rucka sabe que Punisher jamás dirá a Spidey o a ninguno de sus compañeros —excepto a Steve Rogers— que siente un profundo respeto por ellos, que los vé como auténticos héroes y que llega incluso a envidiarles, pero sin ninguna duda es así. A pesar de haber renunciado a toda moralidad en aras de su misión, es por esa inconfesable admiración que jamás va a dispararles a matar, un aspecto que podría desilusionar a algunos lectores.
La pregunta es: ¿por qué contar esta historia en una miniserie independiente, y no en la cabecera The Punisher como hubiese sido lo más lógico?. En entrevista con el sitio IGN.com, Rucka señaló que fue por una combinación de hechos, aunque una vez más la mala gestión editorial aflora como la causa principal. "La historia en The Punisher estaba llegando a su fin. Hubo una especie de segundo acto que involucró a los Vengadores, que siempre estuvo planificado. En algún momento, hace unos meses, me informaron que Marvel quería terminar la serie y trasladar a Frank a un equipo diferente y que no lo escribiría yo. Entonces Steve y yo hablamos acerca de cómo íbamos a concluir esto, y él propuso que tal vez era mejor si terminábamos el run de la manera en que queríamos terminarlo, y luego hacer War Zone como su propia coda independiente. Como un paquete, funciona muy bien".
"Así es el juego", continúa el escritor. "Trabajas en un entorno corporativo con personajes corporativos. Ellos son dueños de los personajes y si en algún momento dicen que no les gustan los números o lo que se está haciendo, o si alguien más tuvo una idea que ellos quieren ejecutar, dices: Sí señor. Con eso, haces lo mejor que puedes. Lo bueno aquí es que todavía estamos contando la historia que siempre nos propusimos contar. Eso nunca estuvo en riesgo".
Por tanto, a pesar del beneplácito de criticas y ventas, Rucka decidió dejar de escribir al personaje después que Marvel le comunicara que Frank se uniría a los Thunderbolts, sin consultárselo antes, y sin que encajara en sus planes. Esto, unido a otras diferencias que tambíen tenía en DC Comics, lo haría abandonar el trabajo en ambas editoriales, aunque en tiempos actuales regresara a DC para ejecutar Wonder Woman en su etapa Rebirth.
Con respecto al apartado gráfico, el principal compinche de Rucka sería el dibujante Marco Checchetto (Star Wars: Obi Wan & Anakin), quien trazaría casi todos los números de The Punisher, y Carmine Di Giandomenico (Magneto: Testament), quien haría lo propio en Punisher War Zone. Respecto de Checchetto, creo no equivocarme al afirmar que este es el mejor trabajo de su carrera, mejorando exponencialmente con el correr de las entregas. Su trazo, realista y a la vez muy dinámico se presta perfecto para las escenas de acción propias de un título como éste. Además, sus capacidades se ven potenciadas por el coloreado de Matt Hollingsworth, quien aplica interesantes efectos para la multitud de escenas que transcurren en las sombras, o bajo lluvia y nieve, entregando una gran experiencia de inmersión.
Di Giandomenico, en tanto, también efectúa un trabajo más que correcto en War Zone. Su estilo es más cartoon que el de su colega, lo que encaja bien con un argumento que se antoja más fantasioso que el de la otra serie. El coloreado también es de Hollingsworth, que utiliza una paleta de colores más viva y alegre para narrar un enfrentamiento de naturaleza más festiva que aquellos que terminan con Frank volando el cráneo de algún maleante.
En resumen, y como guía de lectura, la etapa del buen Greg puede organizarse así:
- The Punisher #001-009
- Spider-Island: I Love New York City one shot
- The Omega Effect (Avenging Spider-Man #006, The Punisher #010 y Daredevil #011)
- The Punisher #011-016
- Punisher War Zone #001 y 005
Como vemos, el guionista de Queen & Country se matriculó con una significativa etapa en la vida de Frank Castle, que no por ser corta fue menos intensa y adictiva, porque después de todo, lo bueno viene en envase pequeño. No está a la altura de las etapas de Garth Ennis -nadie lo está-, pero es una obra muy recomendable, cuyo enfoque algo distinto agrega frescura a la bibliografía del violento vigilante.