"Los Dioses Mienten" (2003), de Kaori Ozaki: infancia y madurez
Contra todo pronóstico, hoy presento la reseña de Los Dioses Mienten, manga autoconclusivo de Kaori Ozaki que destaca como uno de los más vendido por su editorial española, Milky Way. ¿Te preguntas por qué es uno de los mangas one-shot preferidos de los lectores? A continuación desmenuzamos esta historia.
Título original: 神様がうそをつく。/ Kami-sama ga Uso wo Tsuku.
Demografía: Seinen.
Publicación original: 2013.
Guion y arte: Kaori Ozaki.
Cantidad de volúmenes: 1 Tomo.
Editado al español por Milky Way Ediciones.
Corría el verano en que Natsuru tenía once años. Desde que rechazó a una compañera de clase el día de San Valentín, las chicas de su colegio no han vuelto a dirigirle la palabra, y decidieron desde entonces, ignorarle por completo. Pero justo antes de las vacaciones, todo cambia. Suzumura, la chica más alta de su clase, de repente, le habla. Ambos comenzarán una tierna relación de amistad, pero Natsuru pronto descubrirá que Suzumura esconde un terrible secreto.
Demos un vistazo general a la obra
Los Dioses Mienten es una historia que trata una etapa que –probablemente- todos hemos vivido: el fin de la infancia y el primer encuentro con la madurez. En pocas palabras, tiene todos los elementos que comprende una novela de formación tal como El Guardián entre el Centeno o el siempre bien citado Demian. Solo que claro, más a la japonesa.
Desde un comienzo nos introducen a Natsuru y Suzumura, dos niños solitarios con distintas circunstancias. Mientras Natsuru enfrenta sus propios problemas, como que las chicas lo ignoren tras rechazar el chocolate de San Valentín de una de sus compañeras o que el nuevo entrenador de futbol sienta lástima de que no tenga un padre, Suzumura vive un día a día mucho más oscuro. Abandonada por su madre y con su padre trabajando en el extranjero, Suzumura debe hacerse cargo de labores domésticas además de llevar los gastos de la casa y cuidar de su hermano menor.
Uno de los aspectos que destacan desde el comienzo de la narración es que Suzumura es muy alta para ser una chica. En la historia, esto se presenta como un recurso para mostrarnos que Suzumura es, de hecho, mucho más madura en todos los aspectos que comprenden a un niño, y grande es la sorpresa que nos llevamos cuando, gracias a Natsuru, la comenzamos a ver como una niña.
Pronto presenciamos el segundo estadio de la novela de formación: la peregrinación. Cuando Natsuru y Suzumura comienzan a convivir y pasar más tiempo juntos, somos testigo de su camino hacia la madurez. Natsuru es testigo de las condiciones en las que Suzumura y su hermano menor vive, y poco a poco la entiende mejor. Es entonces en que vemos al protagonista deseando proteger y apoyar a sus amigos, siendo este el primer momento en que “el niño” deja de pensar solo en sí y desarrollar su propia concepción del mundo. En su contraparte, Suzumura aprende que parte de convertirse en adulto es saber aceptar la ayuda y la protección de otros, de este modo replantea quién es y cómo quiere ser.
Como tema en común entre los dos protagonistas, además de la soledad, se encuentra la ausencia del padre. Mientras el papá de Natsuru falleció, el de Suzumura se encuentra en el extranjero. Ambos enfrentan la dificultad de la carencia del padre: socialmente, Natsuru es visto como un niño sin una figura masculina que lo forje, como un niño desprotegido a quien le falta algo importante para ser considerado igual a los demás; a su vez, y en el aspecto privado, Suzumura debe hacerse cargo de todas las labores que corresponden al adulto de la casa.
Sobre la narración y el dibujo
La narración de Kaori Ozaki es muy efectiva a la hora de hacernos empatizar con los personajes y conmovernos con su historia. Nos cuenta de manera muy verosímil el “viaje” hacia la madurez y representa efectivamente la vida como la mejor –y única- escuela, en la que los personajes se alejan de la seguridad y contención del hogar para afrontar los riesgos.
A la par con esta narración sencilla y efectiva de Ozaki, se encuentra su dibujo. Con figuras estilizadas y un trazo limpio, es un placer para la vista avanzar con ligereza a través de los paneles que nos presentan a los personajes. Punto a favor es la expresividad que transmiten con soltura sus dibujos.
Ahora bien, creo que no sería justo solo elogiar la trama. Ciertamente varios eventos que dan motor a la historia pueden parecer un tanto kitsch para el lector, pues facilitan demasiado la empatía del lector. Pero no daré detalles al respecto, prefiero que ustedes se forjen su propia opinión…porque es un manga de formación ¿entendieron? Jaja.
La Edición de Milky Way
No tengo mucho que comentar al respecto además de que es una edición muy bonita y bien realizada. Los colores de la sobre cubierta son perfectos, completamente leales a la ilustración. Y nada, un 10 para Milky Way.
Revisa aquí otras obras editadas por Milky Way que hemos reseñado.
Los Dioses Mienten, hasta que la verdad florece
Creo que hasta este punto, ya tendrán una idea de por qué esta obra es de las más vendidas por Milky Way Ediciones. Es claro que la historia de Kaori Ozaki cumple con transmitir muchos sentimientos en poco más de 200 páginas. Comunica ideas potentes y bien hiladas con la trama, y nos es fácil recordar a ese mejor amigo con quien descubrimos que la infancia, tarde o temprano, se convierte poco a poco en madurez.
Una lectura que ofrece mucho y que tiene poco que perder, con personajes carismáticos y bien narrados que al terminar, nos dejan esa sensación de nostalgia y desencuentro de algo que pocas veces nos detenemos a rememorar: nuestra niñez.
Buen arte, hermosa edición, linda historia.