"New Mutants: Dead Souls" (2018): paseo paranormal
De un tiempo a esta parte, los Nuevos Mutantes están muy de actualidad, aunque por las razones incorrectas. Que estén en la palestra de portales comiqueros y afines tiene que ver con su accidentada película de imagen real, cuyo estreno se ha retrasado tantas veces que ya perdimos la cuenta, y aunque se ha confirmado su exhibición en algún momento del 2019, nadie está seguro que siquiera se estrene alguna vez. Sin duda, este tenor dió a Marvel el pie necesario para lanzar esta miniserie protagonizada por los ex-alevines de la tercera horneada dei Instituto Xavier. Con ustedes New Mutants: Dead Souls.
New Mutants: Dead Souls es una miniserie de 6 números, cuya publicación inició en 2018, a cargo del guionista Matthew Rosenberg, el dibujante Adam Gorham, y portadas de Ryan Stegman. El trabajo consiste en el enésimo encargo que Rosenberg, uno de los puntales actuales de la franquicia mutante gracias su buen hacer en Phoenix Resurrection, Multiple Man, entre otros, ha tomado para Marvel.
Hay que iniciar diciendo que este es un título con un enfoque algo raro. Karma, una de los New Mutants originales, y que heredó una mega corporación durante la etapa de Marjorie Liu en Astonishing X-Men, ha reclutado a un grupo de colegas mutantes para investigar fenómenos paranormales alrededor del globo, al más puro estilo de Mulder y Scully, o la B.P.R.D. del universo del Hellboy de Mignola; o más bien como Supernatural o Buffy, dado su enfoque liviano y juvenil. Así, la obra arranca como una especie de obra de terror del "misterio del mes", con este equipo algo aleatorio combatiendo las consecuencias de un brote zombie tras un huracán en Alabama, o investigando una extraña matanza en una estación científica en el hielo ruso.
Sin embargo, también es evidente desde el principio que hay algo que no está del todo bien. Está claro que la verdadera razón de reunir al grupo solo lo conocen Magik y Karma, aunque todos los demás están conscientes de que hay algo que no se les ha dicho, y esas dudas son uno de los puntos de interés de la trama. Pero además de eso, la alineación no las tiene todas de si para llamarse New Mutants, porque en realidad también tiene a varios ex-participantes de X-Force y X-Factor en sus filas. En efecto, el escuadrón liderado por Magik se completa con Rictor, Boom-Boom, Strong Guy y Wolfsbane.
Si analizamos a los personajes, a priori no hace mucho sentido que estén reunidos. En particular, no podemos olvidar que Guido mató al hijo de Rahne, o que ésta vivió un escarceo romántico con Rictor, todo esto en las magnánimas páginas del X-Factor de Peter David. Y aunque fácilmente podríamos pensar que este es uno de esos títulos alimenticios que se echan al bolsillo los detalles de continuidad, Rosenberg demuestra que es un alumno muy aplicado y no deja nada al azar, siendo una grata sorpresa descubrir que no se trata de descuidos, sino de características. Esta versión de los nuevos mutantes no tiene nada de tradicional, lo que también es parte de la trama.
El tiempo ha pasado implacable sobre los personajes, que ya tienen muy poco de nuevos. Hace muchísimo rato que dejaron de ser los más pequeños del Instituto Xavier y la gran mochila de vivencias que cargan en su espalda así lo atestiguan. Algunos de ellos, olvidados en los grupos principales, se encuentran en la compleja situación de cómo vivir tu vida cuando eres un mutante pero no llevas la chapa de Hombre-X. Más o menos como la vida real, pero multiplicado por X. Pero no nos desviemos, que esta serie no es un slice of life o una historia a pie de calle que muestre la miseria del diario vivir.
Más bien, es agradable ver que alguien aun tiene a los personajes en su cabeza, considerando su bagaje, y tiene planes para ellos. Como decíamos, acá se retoma una trama nacida en Astonishing X-Men, que se utiliza como excusa para ver en qué están Rahne y compañía. Y lo que es mejor es que no sólo es un recordatorio, sino que hay una intención real de hacer avanzar la historia de estos caracteres, de alterar su estatus ahora y de cara al futuro.
Lamentablemente, nada es perfecto, y así como Rosenberg parece ser una enciclopedia mutante ambulante, no resulta ser tan hábil en retratar las personalidades que históricamente han tenido los miembros del equipo. Es bueno que Rahne y Guido tiendan a limar sus asperezas —aunque la regresión de este último desde el estado en que lo vimos por última vez parece haber ocurrido "porque sí", y que la mutación secundaria de la primera haya sido olvidada—, o que Illyana no resulte ser buena líder por todo el horror que ha vivido durante su vida, pero no deja de ser desconcertante el trato que Magik le dio al gato en esas viñetas del primer número, o que Karma parezca haber perdido esa faceta cálida y acogedora que la hizo brillar en aquella etapa de Astonishing.
Respecto de los otros dos miembros, Rictor y Boom Boom, su desarrollo también es irregular. El primero me parece con una caracterización adecuada, pues su inseguridad y su ansia heroica tiene como trasfondo fuertes vivencias que ha sufrido en tiempos recientes, como la pérdida y recuperación de sus poderes, y el reconocimiento de su homosexualidad. Tabitha, en tanto, parece sacada directamente desde Nextwave de Warren Ellis, esa excelente parodia del Universo Marvel. Así, vemos a un personaje superficial, que parece estar de fiesta constante, que no le importa nada más que la frivolidad e ir de compras. Incluso en ese festival de clichés que era la insulsa X-Force noventera, Tabi tenía varias capas que la hacían interesante, así que no puedo estar de acuerdo con este enfoque. Si vamos a hacer de Nextwave canon, partamos por darle una nueva serie.
Y cuando hablé de que el guionista tiene planes para los personajes, me refiero a un argumento que discurre secundario en las primeras entregas, pero que se une al principal en un impactante cliffhanger. El regreso de Warlock siempre será motivo de regocijo para los fans de los Hombres-X, y aunque la situación en que quedan los protagonistas al final del relato es estimulante, es difícil saber si será explotada en alguna parte o quedará como un cabo suelto más, pues formalmente no hay una colección donde se pueda continuar. Igual, es difícil que la sequía actual de series mutantes secundarias continúe, pero tampoco tenemos razones para que surja una nueva cabecera de los New Mutants a corto plazo. Oh, esperen, olvidé que hay una película en el horizonte...
Algo similar podemos decir del dibujante Adam Gorham. Si bien ha tenido una carrera breve, sin duda muestra elementos de una personalidad propia, a la que sin embargo aún le falta pulido. Por ejemplo, acomete muy bien las escenas de acción y explosiones, pero tiende a fallar en los rostros de los paneles más tranquilos e introspectivos. En tanto, el coloreado de Michael Garland se ajusta a una paleta de colores alegres y llamativos, lo que compagina bien con personajes que se supone más del espectro juvenil, pero no con el tono oscuro y de terror de los primeros números de la historia, antes de transformarse más hacia la aventura. En suma y resta, el apartado artístico es adecuado para un título de estos personajes, pero no hace convincente el tenor que nos quiere vender la serie en sus primeros compases.
Para concluir, podemos establecer que New Mutants: Dead Souls es una agradable puesta al día de los personajes. Conociendo al dedillo los hechos que han marcado la vida de los protagonistas, Rosenberg los trae al presente para modificar otra vez su status. No es una obra imprescindible, pues tiene fallas de caracterización y un arte más logrado, pero sí interesará de sobremanera a los fans de Illyana, Karma, y el resto de la pandilla, y para aquellos que quieran atisbar por dónde podría ir su futuro.