"The Umbrella Academy: Dallas" (2008): Oswald vs. Oswald
Luego de un explosivo arranque en Apocalypse Suite, los chicos de la Umbrella Academy regresan para una segunda aventura, titulada The Umbrella Academy: Dallas. Su escritor Gerard Way sabe, en su condición de músico, que el segundo álbum de una banda exitosa siempre es el más difícil, pues deben demostrar que las buenas sensaciones que dejaron en su debut no fueron más que las propias de un one hit wonder. ¿Estará esta segunda miniserie a la altura de las expectativas? Descubrámoslo a continuación.
The Umbrella Academy es un laureado título ideado y escrito por Gerard Way, complementado por un gran arte del brasileño Gabriel Bá, quienes crearon una de las series de "superhéroes" más originales que se han visto. Como decíamos en la reseña de su primera aventura, titulada Apocalypse Suite, en un día como cualquier otro nacieron 47 niños, dados a luz por madres que hasta ese momento ni siquiera habían dado muestras de embarazo. De ellos, solo sobrevivieron 7, quienes fueron adoptados por Sir Reginald Hargreeves, con el objetivo de ser criados y entrenados para, algún día, eventualmente salvar el mundo. Veinte años después, conocemos que en realidad al grupo no le ha ido muy bien, y contra su voluntad deberán reunirse para evitar un apocalipsis provocado por uno de los suyos.
Así, un año después de la ya mencionada miniserie, vio la luz The Umbrella Academy: Dallas, cabecera de 6 números, publicada a partir de noviembre de 2008, que contó con el mismo equipo creativo que la primera. Por tanto, además de Way y Bá, nuevamente hace acto de presencia Dave Stewart en colores, mientras damos la bienvenida a Nate Piekos en rotulado. Así mismo, ya no tendremos las portadas de James Jean, sino que será el mismo Bá quien ilustre las cubiertas.
Luego de los hechos de su primera aventura, el equipo está abatido por la destrucción creada por uno de ellos y la muerte de su querido mentor Pogo. Por tanto, no hay mejor momento para que otro evento catastrófico vuelva a poner al equipo acción. El problema es que cada miembro del equipo está ocupado con sus propios problemas. Vanya está postrada en cama debido a los daños sufridos. The Rumor ha perdido su voz, la fuente de su poder. Spaceboy está sumido en una depresión que se manifiesta con una adicción a la comida y la TV, mientras que Number 5 sigue en una maraña de tratos turbios y acoso de su pasado, o más bien, su futuro. Séance, en tanto, se ha dedicado a vivir de su fama y popularidad. El más cuerdo parece ser Kraken, que comienza a ver a su hermano más pequeño como la clave para desentrañar una misteriosa serie de masacres. Todo lo anterior lleva a un enfrentamiento abundante en sangre y vísceras con asesinos maníacos, y un complot para matar al presidente estadounidense John F. Kennedy.
Del lado de los villanos, nos despedimos de la Orchestra Verdammter, y en su reemplazo tenemos a los Temps Aeternalis, misteriosa organización dedicada a mantener el orden en la línea temporal, por lo que es natural que entren en conflicto con Number 5, cuyo poder es viajar en el tiempo. Ya habíamos visto a algunos de sus soldados en Apocalypse Suite, pero en esta ocasión conoceremos a sus agentes más peligrosos, Hazel y Cha-Cha, un par de maníacos homicidas, cuyo sadismo solo es superado por su adicción a los dulces, y su líder, un maquiavélico pez dorado superinteligente llamado Carmichael.
La verdad es que si el primer arco te pareció extraño y surrealista, acá Way eleva exponencialmente la apuesta, aumentando la oscuridad y los elementos peculiares. La historia entre sus entregas es más bien fragmentada, aunque afortunadamente se unen en una narrativa coherente centrada en el eventual asesinato de JFK. Pero primero, obviamente, habrá una serie de paradojas temporales, con una carrera de perros, un viaje de regreso a 1963, un breve intervalo en el Cielo y una temporada en Vietnam, antes de que todos terminen donde se supone que deben estar.
Desde ese punto de vista, podríamos decir que Dallas es más de lo mismo respecto de su predecesora. Y no lo digo en un sentido negativo, es sólo que a quienes por alguna razón no les haya gustado a primera miniserie, no encontrarán acá razones para cambiar de opinión. De hecho, en ningún caso es recomendable que alguien recién llegado al mundo de TUA comience por acá, pues la trama claramente es dependiente de lo narrado en Apocalypse Suite, e incluso quienes leímos aquella, podríamos sentirnos perdidos al comienzo. Es algo que también ocurre en la tercera miniserie, Hotel Oblivion, que se encuentra en publicación actualmente.
En un terreno como el del cómic superheroico independiente, que se ha vuelto cada vez más arriesgado a lo largo de los años, este es uno de los ejemplos más particulares que hay. No sólo tenemos a la disfuncional "familia" Hargreeves y los profundos traumas de cada uno de ellos, sino que además Way sigue sin entregarnos toda la información que hay que saber de la trayectoria de los personajes. Esta sigue allí, para ser inferida mediante datos que se cuelan a cuentagotas en pequeños diálogos, o guiños repartidos por la escenografía, en fotografías o recortes de periódicos. Todo lo anterior, sumado a la violencia brutal e ingentes cantidades de sangre repartida en sus páginas, hace que aquí encontremos una trama bastante oscura y con un sentimiento cinematográfico, a pesar de que algunos cambios bruscos escena pueden ser desorientadores.
El arte de Gabriel Bá se mantiene increíblemente adecuado, con ilustraciones ásperas y angulares, y un uso de tintas que en momentos recuerda a Mike Mignola. El diseño de personajes es inventivo y definido, dotando de vida a los bocetos iniciales de Way. La habilidad de Bá permite que los personajes hablen por sí solos, más que llenar la página con cajas de narración, globos de pensamiento, o diálogos excesivos.
La disposición de la viñetas se vuelve más convencional que en Apocalypse Suite, pero aún así son un soplo de aire fresco respecto del común del cómic superheroico común. En las planchas predomina la superposición de viñetas pequeñas sobre fondos más amplios, lo que sumado a que muchas de ellas no poseen marco, vuelven más vertiginosa aún a la narración. Por tanto, los trazos del ilustrador brasileño no hacen más que subrayar fuertemente las caracterizaciones del guion, aportando mucha coherencia a la narrativa.
Asimismo, nuevamente el irisado de Dave Stewart está a gran nivel, con el artista utilizando una rica y amplia paleta de tonos, permitiéndole marcar diferencia entre los diferentes segmentos del argumento. Por ejemplo, en las páginas ambientadas en la Guerra de Vietnam predominan los colores oscuros de tinte militar, que contrastan con el anaranjado onírico del atardecer en la jungla. Lo mismo ocurre con las máscaras utilizadas por Hazel y Cha-Cha, de colores alegres y brillantes que destacan el absurdo del diseño de los personajes por sobre la sordidez y brutalidad de sus acciones.
Redondeando, The Umbrella Academy: Dallas es una lectura obligatoria si te gustó Apocalypse Suite. Way lleva la trama a un nuevo nivel de locura, volviendo la narrativa un poco más compleja y sin concesiones respecto de su predecesora, así como más violenta y oscura. El ser demasiado dependiente del argumento de la primera miniserie hace que en realidad, más que una serie limitada independiente, estos números se sientan como los #007-012 de una supuesta serie regular, lo que sin duda ahuyentará a los recién llegados, a quienes no puedo recomendarles la lectura sin antes revisar el debut del grupo. Pero una vez superado ese pequeño escollo podremos disfrutar de una muy competente secuela de una de las obras interesantes y frescas dentro del parámetro superheroico.