"Dragon ball Super: Broly" (2018): AAAH! AAAHH!! AAAAHHHH!!!
Acabo de llegar a mi casa luego de una larga caminata al salir del cine. Con un grupo de amigos, todos rondando o pasando los treinta años, nos juntamos para ver Dragon Ball Super: Broly en una sala repleta junto a otras personas contemporáneas. Al inicio no sabía si sentirme bien porque no se veían niños gritones en la sala, o derechamente sentirme un poco avergonzado por ser parte de esa tribu que raya en lo otaku. Sin embargo, mi vergüenza social pronto se perdió en lo más profundo de mi cerebro mientras, junto a cada persona en la sala, empezábamos a disfrutar de una película que toma lo mejor de las fórmulas repetitivas de Dragon Ball, y le suma una animación que no habíamos visto en la saga para entregarnos la que, en mi opinión, es una de las mejores películas de los Guerreros Z.
Ok, empecemos con la reseña, mencionemos primero lo malo para dar paso libre a lo bueno. La película se toma su tiempo para construir una cronología en la que la historia funcione, atando cabos sueltos que alguna vez dejara Toei sin el permiso de Akira Toriyama, como la madre de Goku, el viaje a la Tierra por parte del bebé, la relación del planeta Vegeta con el emperador Freezer y mucho más. Acá, además de incongruencias, tenemos un par de momentos que se vuelven innecesariamente explicativos, claramente hechos para una audiencia más que para los personajes dentro de la historia. Dos veces tenemos a saiyajines explicando cómo funciona la economía de su sociedad a otros saiyajines. ¿Por qué? Porque al parecer lo quieren dejar claro.
Ya dejando de lado ciertos agujeros en la historia, debemos decir que existe un tibio reinicio de conceptos recién al comenzar la película, completamente cronológica (casi ningún flashback), vamos avanzando a través de los años conociendo los nuevos orígenes de Broly, Goku, las relaciones entre Freezer y los Sayjajín, e incluso el mismo Vegeta. En el caso de Bardock (padre de Goku), su personaje recibe pequeños cambios que lo hacen ver como un padre más preocupado, pero nada comparado al cambio que recibe Broly, ya no más una máquina de destrucción que quiere matar a Kakaroto porque este lloraba mucho de pequeño y lo despertaba. Ahora es un personaje con motivaciones, una voz y su propio set de secundarios.
Hablando de fuertes, vamos de lleno a los puntos fuertes de la película. Mucho se dijo de este “nuevo/viejo” estilo cuando se liberaron los primeros trailers de la cinta, pero ver esta animación en acción nos permitió apreciarla realmente. Al principio los movimientos fueron dinámicos y creativos, también las explosiones de ki, el uso de poderes, e incluso los ángulos de cámara —Broly y Goku participan de una entretenida secuencia en primera persona—. Luego, tenemos ciertas escenas con animación digital que recordaron al juego Dragon Ball FighterZ. No están mal, pero no fueron lo mejor de la película. Sin embargo, tendremos un tercer cambio, con un estilo de pelea similar al primero, pero esta vez a gran velocidad, con personajes que incluso se deforman con los ataques. Las críticas existen y son válidas, ninguna de estas escenas logra ser perfecta, pero es sin duda de las mejores secuencias de combate de la saga y una muy entretenida hora que nos brindan.
Y respecto a lo entretenido, no podemos dejar afuera el humor, algo que brillaba en Dragon Ball y que fue quedando cada vez más atrás en Dragon Ball Z, sobre todo en las películas de Toei Animation. Esta vez el humor fue una carta fundamental, incluso parte orgánica de una trama simple pero bien construida por Toriyama. Freezer es sencillamente un gran personaje en esta área, y aunque no deja de ser malvado e intimidante, es también quien nos entrega las más genuinas risas de la cinta. Además, existe una similitud entre los deseos de Bulma y Freezer que nos demuestra qué tan parecidos son estos dos personajes, los vuelve queribles, los desarrolla de una manera fresca.
Para cerrar, la música de la película no puede quedar sin mención. La banda sonora actúa para acentuar las batallas principalmente, Broly, Goku y Vegeta tienen temas que intensifican sus escenas cuando están peleando al máximo, pero que también son parte de los ataques —sobre todo de esos con nombres—.
Es cierto que Dragon Ball Super: Broly no es una película perfecta; por cada punto a favor que se encuentre, podrían decirse tres o cuatro críticas fáciles a su factura o las decisiones del guion. No es una cinta ambiciosa, y probablemente esa es su mayor fortaleza. Funciona como un excelente conector dentro de la serie, transforma en canon a unos cuantos personajes y logra desarrollar en su corta hora y media al resto. Toriyama se superó en esta oportunidad, y yo, como fan de la serie, lo disfruté al máximo.