"Ghostbusters: The man from the mirror" (2011): ¿a quién vas a llamar?
IDW Publishing es una editorial estadounidense especializada en publicar cómics de famosos shows televisivos o de cine, entre las que encontramos Transformers, Teenage Mutant Ninja Turtles o The X-Files, solo por nombrar algunas. Entre ellas, una de las más llamativas es la de Ghostbusters, aquel cuarteto de estrafalarios científicos que se dedican a capturar fantasmas equipados con una mochila de protones. Si bien la franquicia tiene su lugar en el podio de las más famosas de la cultura pop gracias al binomio de películas protagonizadas por Bill Murray, Harold Ramis, Dan Aykroyd y Ernie Hudson, en el último tiempo su popularidad se ha visto mermada por productos que no han llenado las expectativas de los fans, especialmente la fallida película de 2016 de Kevin Feige. Así, es menester dedicar unas palabras a Ghostbusters, la serie de cómics de la editorial estadounidense que retoma las raíces del producto original, y en especial su primer arco argumental, denominado The man from the mirror.
Ghostbusters es el primer intento de serie regular de la editorial, pues desde que obtuvo la licencia se había dedicado solo a la publicación de miniseries y one-shots, como Ghostbusters: The Other Side, Ghostbusters: Displaced Aggression, Ghostbusters: Tainted Love, entre otras. Pero en ésta oportunidad, al tratarse de un trabajo de más largo aliento, quisieron basarse en los elementos más icónicos de universo de Egon y los suyos.
En efecto, el guion del título bebe directamente de los films de 1984 y 1989. La escritura está a cargo de Erik Burnham, con dibujos de Dan Schoening. Éste primer arco, que recoje los números 001 al 004, está estrechamente relacionado con los hechos de su versión cinematográfica, partiendo muy de cerca del lugar en que nos dejaron Murray y compañía, lo que es bueno tanto para fans que jamás habían leído un cómic del grupo, como para aquellos que buscamos algo más que una historia cualquiera.
De hecho, una gran parte de la diversión es detectar todos los chistes y las referencias, no sólo de los Cazafantasmas, sino también de la cultura pop de los 80 en general. Por ejemplo, es divertido ver a la furgoneta y a Mario Baracus de The A-Team, al fantasma de Jake Blues - The Blues Brothers - como la guía espiritual de Ray y al Bridge Toll de la serie de animación The Real Ghostbusters. Incluso, estoy seguro que por ahí está Bumblebee.
Sin embargo, no todo es nostalgia, pues al mismo tiempo tenemos una historia fresca, que se siente como un nuevo inicio que invita a aficionados recién llegados, con un guion dinámico y liviano. La mayoría de los personajes permanecen intactos y perfectamente retratados. Peter Venkman, por ejemplo, se roba todo el tiempo la atención debido a su humor sarcástico y cortante, mientras Winston sigue siendo la voz bonachona y cercana del único no-científico de la pandilla. Así mismo. Ray no se aleja un ápice de su espiritualidad cándida e inocente, y Egon y Janine son descritos y construidos con perfecto cuidado, brillando con fuerza y dignidad.
Los hechos nos sitúan, y como dijimos, justo tras los sucesos de la segunda película. Con los Cazafantasmas ya asentados y reconocidos, resurge un nuevo intento de Gozer el Gozeriano - un concepto familiar para los fanáticos - para traer la destrucción a la Tierra, por lo que Venkman, Stantz, Spengler y Zeddemore deberán unir sus fuerzas con tal de evitar la amenaza. No es una historia tan original ni impactante, pero supone un reencuentro tan nostálgico como entretenido con el universo de los Cazafantasmas y sus personajes principales, desarrollando a partir de lo que ya sabemos de ellos una historia bien cimentada que deja con ganas de más. La trama probablemente sea adecuada para un primer volumen, ya que se centra en Gozer, un concepto familiar para los fanáticos del cine, aunque esperamos que para las siguientes entregas los autores se animen a salir de la zona de confort.
Se nota de lejos de Burnham es un gran conocedor de todo el material original y no duda en usarlo. El espíritu permanece intacto durante las 4 entregas que pasan volando, contando una historia cerrada - aunque con semillas que se desarrollarán más adelante -, divertida, entretenida y con todo ese aire de las películas que tanto nos gusta. La escena de apertura sirve como una simple pero adecuada introducción a la pandilla, así que todo lo que un lector novato necesita saber se cuenta dentro de estas páginas, a pesar que se hacen pequeñas referencias a hechos ocurridos en las miniseries anteriores de IDW. Con todo, la trama tiene un cierto tono de adultez, lo que contribuye a una sensación de evolución, que esperemos se concrete en próximos arcos que se atrevan a llevar la franquicia más allá del terreno familiar en que se desenvuelve este.
El mayor acierto a mi parecer es el arte de Schoening. Su estilo caricaturesco le viene como anillo al dedo, como si de una serie animada se tratase, y la paleta amplia utilizada por el colorista Luis Delgado y los curiosos efectos a la hora de retratar el ectoplasma nos sumergen completamente en la historia. El dibujante mezcla una variedad de perspectivas, incluyendo ángulos de cámara inclinada y escorzos violentos, para mantener al lector atento. Junto con el colorista, Schoening combina técnicas tradicionales de lápiz e ilustración con coloración digital para dinamizar los diseños de los fantasmas, desde ya muy imaginativos. Su trabajo en las expresiones faciales - por cierto, los personajes son muy reconocibles - y lenguaje corporal refuerza el humor de Burnham, notándose un trabajo cercano de ambos para capturar la esencia de ésta comedia paranormal. Si bien el estilo similar al de dibujos animados podría dar la impresión inexacta de improvisación o poca seriedad, la ligereza no se sobrepone a una buena narración.
Para finalizar, solo queda recalcar que Burnham y Schoening han armado un inicio sólido para el título, y los fanáticos de los Cazafantasmas tendrían que estar locos para no entusiasmarse. Asimismo, incluso aquellos que estén solo un poco familiarizados con la franquicia, podrán encontrar aspectos positivos, pues tenemos una historia divertida, babas por montón, diálogos hilarantes y una buena dosis de guiños, chistes y referencias pop. Así que, si sientes que pasan cosas extrañas en tu librero, los cómics vuelan sin explicación por la habitación, o las páginas están manchadas por extraños efluvios fluorescentes, ya sabes a quien llamar.