"Garfield" (1978), de Jim Davis: historias de siesta y lasañas
Corría el año 1978, y algunos lectores estadounidenses recibieron una sorpresa al llegar a las páginas de entretención y pasatiempos de su periódico habitual, pues una nueva tira cómica estaba presente, cuyas viñetas estaban ocupadas por un gato gordo, flojo y mordaz, que con el tiempo se haría un lugar indiscutido en la cultura pop: Garfield.
Debut
Como animal doméstico de apreciación universal, Garfield es otro representante de un buen conjunto de felinos que circulan por el noveno arte, como Félix de Pat Sullivan y Otto Mesmer, Krazy Kat de George Herrimann y Fritz The Cat de Robert Crumb, solo por nombrar algunos.
Así, cuando Jim Davis creó a su bola de pelos anaranjada, podría parecer que todo ya estaba escrito y dibujado en materia de gatos en el medio historietístico, pero muy pronto el autor demostró que no era así, y los 40 años que el minino lleva brindándole una sonrisa sus fans en todo el mundo es un buena muestra de ello.
Como decíamos, nuestra apática mascota hizo su aparición en publico en 1978, específicamente el 19 de junio, día en que 41 periódicos norteamericanos presentaron un nuevo personaje en su sección de cómics. Este nuevo competidor debutaba de manera insólita, pues en lugar de limitarse a protagonizar una historia graciosa en tres viñetas, los protagonistas aprovechaban esta primera tira para presentarse y dirigirse directamente al lector. Conoceríamos entonces a Jon Arbuckle, dibujante de cómics, quien anunciaba su intención de entretenernos con historias de él y su gato Garfield.
En aquella primera aparición, el gato tenía un aspecto más bien macizo y cuadrado, algo deforme, pero a medida que Davis afinaba su trazo, la imagen de su criatura se fue redondeando hasta adquirir el aspecto regordete que ha quedado en el inconsciente colectivo. Y poco a poco se fue convirtiendo en una estrella de las viñetas, siendo el epítome de un cascarrabias matutino impertinente, gordo y cínico, con quien es imposible no encariñarse.
A pesar de pertenecer a la raza archienemiga por excelencia, a Garfield a menudo se le compara con su equivalente perruno en celebridad y éxito, Snoopy. Pero curiosamente, si el éxito de este se basa en ser cualquier cosa menos un perro, el de Garfield se basa justamente en que tiene todas las capacidades típicas de un gato: comilón, amante de las pastas, egoísta, holgazán, independiente y "odialunes", cualidades que, dicho sea de paso, también pertenecen a la mayoría de seres humanos. Y quizá ahí radique el por qué de su éxito, pues todos nos sentimos identificados, aunque sea en parte, con él.
Eso sí, quienes tenemos gatos también podemos vernos reflejados en su dueño Jon - ¿o en realidad es Garfield el dueño de Jon?-, cuya paciencia, ingenuidad y buena fe son a menudo puestas a prueba por su mascota. Y es que en el fondo sabemos que gato y amo son un binomio inseparable que no podrían estar el uno sin el otro. Eso sí, ambos son acompañados por una serie de personajes secundarios, como el estúpido perro Odie, la sensual gata Arlene, el "adorable" felino Nermal y la enfermera Liz, que forman parte de un microcosmos que si bien es variado en situaciones, no lo es en decorado, que casi siempre transcurre en la casa de Jon y el entorno suburbano en que esta se ubica.
Origen secreto
En un principio, Davis no consideró necesario dar una explicación del nacimiento del peludo, pues no parecía importante para el formato de tiras diarias. Pero más tarde, cuando sus aventuras se comenzaron a recopilar en tomos y se difundieron por televisión, pareció oportuno definir el origen de su creación: "Garfield, como la buena lasaña, nació en la cocina de un restaurante italiano. Y en una noche de invierno a principios de 1978, mientras la nieve caía del cielo como parmesano rallado. Al nacer, pesó 2,450 gramos, lo cual no es poco para un minino recién nacido. Desde el principio, demostró una especial predilección por la comida italiana. El dueño del restaurante se vio ante la disyuntiva de quedarse con el gato o cerrar su local por falta de espagueti, de modo que finalmente lo vendió a una tienda de animales. Cuando Garfield ya empezaba a pensar que su hora había llegado, Jon entró en la tienda. El resto es historia".
En realidad, el auténtico motivo es que el buen Jim decidió que había muchos más cómics protagonizados por perros que por gatos, algo inaceptable para un cat lover como él. En ese aspecto, le costó poco reunir todo el conocimiento acumulado que tenía sobre los felinos, y plasmarlo en una masa peluda, grande y gorda. Davis, estadounidense que había nacido en 1945 en Marion, Indiana, creció en la finca de sus padres, en la que en algún momento vivieron hasta 25 maulladores. Su asma impidió que se desempeñara como granjero, por lo que comenzó a dibujar para matar el tiempo, aunque reconoce que en un principio era tan malo que debía añadir texto para que sus bocetos se entendieran.
A medida que su talento se fue desarrollando, se convirtió en ayudante de Tom Ryan, creador de la tira Tumbleweeds, donde se familiarizó con un esquema de trabajo que le permitió aventurarse con una obra propia. Su primer trabajo fue Gnorm Gnat, un cómic sobre un mosquito que fue publicado por cinco años en el Pendelton Times, en que se encargó dibujo y guion. Pero cuando nadie mostró interés en seguir publicándolo, fue hora de sacar a relucir una segunda idea, de un personaje cuya inicial también sería la G.
Para su nueva creación, Davis tomaría prestado el nombre de su abuelo, James Garfield Davis, que a su vez fue llamado así en honor del vigésimo tercer presidente de los USA. Jim se sentó frente a su tablero de dibujo y plasmó todos los conocimientos de su vida como amo gatuno, y los que había adquirido como autor de cómics y trabajador en el medio. De pronto, apareció el nuevo concepto, que fue aprobado por los mismos que ya publicaban al ya nombrado Snoopy, de Charles M. Schulz.
En marzo de 1980, cerca del segundo aniversario de su aparición, se publicó en Estados Unidos la primera recopilación en formato apaisado de las tiras diarias, titulada Garfield at large. El formato y la presentación de ese libro era similar al de Peanuts, lo que no era de extrañar porque ambas series estaban en manos de la misma empresa de distribución y publicidad. El volumen se convirtió en un best seller, gracias sus chistes irrespetuosos y sus frases filosas, y sentó las bases para la construcción de un auténtico imperio, tal como veremos más adelante.
Desde entonces, Garfield ha batido todos los récords. Actualmente, se publica en 23 idiomas, 63 países, y más de 2500 periódicos alrededor del mundo, lo que corresponde a un aproximado de 260 millones de lectores y, por tanto, merecedor del Récord Guiness a la tira cómica más difundida del planeta. Su autor, además, ha recibido en variadas ocasiones el reconocimiento de sus pares, pues en 1981 y 1985 la National Cartoonist Society eligió a Garfield como la mejor tira cómica. En 1990, sus dibujos le valieron tanto el Elzie Segar Award como el Reuben Award, la máxima distinción para un dibujante norteamericano.
El estilo de comer lasaña
Como muchos otros artistas, Davis fue evolucionando su arte con el paso del tiempo, lo que ha significado en aquel cambio de estética de los personajes que nombramos anteriormente. El sistema de publicación inicial de la obra consistió en una tira cada día de la semana, a las que le seguía una página que salía el domingo. Esta tenía un formato apaisado que ocupaba un tercio de la página, por lo cual aparecían dos tiras, que a su vez permitían desarrollar unas mini-historias un poco más elaboradas.
Con el marco inamovible de una plana con seis viñetas, lo que a primera vista puede parecer poco atractivo, el autor ha sabido dar rienda suelta su imaginación. Davis juega con los planos, -alternando hábilmente primeros planos con otros generales-, con las onomatopeyas, -a veces, una de ellas a viñeta completa tiene tanta o más expresividad que los mismos personajes-, con las expresiones faciales de Garfield y los otros habitantes de las tiras -expresando risa, sorpresa o espanto en una misma página-, y hasta jugando con los ángulos de cámara, desde un plano a vista de pájaro hasta otros enfoques más cerrados. Todo ello reservando para la última viñeta un final sorpresa que provoque la atención y risa del lector en cada entrega.
Siestas en formato audiovisual
El éxito del amante de la comida italiana hizo que su desembarco en otros medios de comunicación fuese cosa de tiempo. Después que sus aventuras se hubiesen compilado en libros que generalmente aparecían bien ubicados en la lista de los más vendidos, entre 1982 y 1991 se realizaron doce programas especiales de media hora para la televisión, cuatro de los cuales se llevaron el premio Emmy.
Así mismo, entre 1988 y 1995 se realizó la serie de TV de 121 capítulos Garfield and Friends, que desde entonces no ha dejado de emitirse en el mundo entero, y que sin duda acompañó la niñez de muchos de nosotros quienes inevitablemente esbozamos una sonrisa cada vez que escuchamos esa melodía que lleva por letra "amigo es, quien puede ayudarte...". En este show, también hacen su aparición personajes de otra tira de Davis, llamada U.S. Acres, cuyo protagonista es Orson, un fantasioso cerdito que vive mil y una anécdotas junto a sus compañeros de granja, inspirados en los propios recuerdos del autor cuando vivía en aquel entorno rural. Como dato curioso, el doblaje para latinoamérica del show fue realizado en Chile, con el famoso actor Adriano Castillo en la voz de Jon.
Ya en el siglo 21, Garfield se ha subido al carro de las nuevas tecnología de animación, y es así como en 2004 y 2006 vieron la luz dos largometrajes para cine de imagen real, en que el felino hizo acto de presencia mediante una proyección computarizada. Las películas fueron un éxito de taquilla, a pesar de poseer más que cuestionables resultados artísticos. Ya en 2008, se lanzaría una nueva serie animada de televisión generada por ordenador llamada The Garfield Show, y aunque en ella participan Davis -como Productor Ejecutivo- y Mark Evanier, guionista de la mayoría de los episodios de Garfield and Friends, no posee el mismo encanto de aquella.
Como vemos, Garfield tiene mérito suficiente para ocupar aquel lugar que le corresponde como uno de los gatos más famosos y reconocibles de la cultura popular. Ya sea en páginas de periódicos, libros recopilatorios, series de televisión o películas, tenemos material suficiente para disfrutar las aventuras de esa bola de pelos quejosa y malagradecida. Y es que cualquier momento, por aciago que sea, puede iluminarse luego de los quince o treinta segundos que nos tome leer una de sus tiras. Hoy, gato querido, comeremos lasaña en tu honor.