"Aquaman: The Atlantis Chronicles" (1990): un tesoro perdido
Desde los 80s hasta el amanecer de los 90s fue quizá el punto culmine de la industria del cómic norteamericano, y DC Comics fue la editorial encargada de redefinir la perspectiva de las recién apodadas novelas gráficas. Un toque más adulto, tramas más complejas y no lineales caracterizaban toda esta camada de guionistas y dibujantes que cambiaban las reglas del juego, obras como Watchmen, Batman: Year One, Wonder Woman de George Pérez y la etapa Superman a cargo de Byrne son hasta el día de hoy focos de atención para cualquier amante del noveno arte. Pero hay una obra que ha sido injustamente pasada por alto en la mayoría de las recomendaciones, y hoy, en las vísperas del estreno mundial de Aquaman en los cines, es el momento de hacerle justicia. Por tanto, en esta oportunidad hablaremos de aquel enigmático imperio del mar en Aquaman: The Atlantis Chronicles, obra conocida por estos lares como Crónicas de Atlantis.
AQUAMAN: CRÓNICAS DE ATLANTIS
The Atlantis Chronicles #001-007 (1990)
Guion: Peter David
Arte: Esteban Maroto
Color: Eric Kachelhofer
Crónicas de Atlantis (Aquaman: The Atlantis Chronicles), es una obra publicada originalmente como serie limitada de 7 números, escrita por el genial guionista Peter David —mundialmente conocido por su histórico run en The Incredible Hulk, donde redefinió al gigante esmeralda, pero que también tiene en su producción brillantes títulos como Madrox o X-Factor—, e ilustrada por el magnífico trabajo del historietista español Esteban Maroto. En esta historia, el equipo creativo cuenta con el deber de plasmar la historia supuestamente verídica planteada por el ficticio Dr. Simpson, quien, en palabras de los mismos encargados de la editorial, fue ignorado por sus pares científicos y llegó con el registro histórico a DC Comics para poder revelarlo al mundo. Este aspecto que a algunos les pueda parecer absurdo a estas alturas, le brinda a la historia una esencia verosímil y un realismo pocas veces encontrado en material literario, ya que tanto David como Maroto buscaron encontrar un sello que representara a la voz de Atlantis dejando una impronta en su obra que nos acompaña hasta la última viñeta.
La historia es narrada desde el génesis de la leyenda de Atlantis, por lo que en estricto rigor Aquaman no tiene incidencia en los sucesos debido a que están alejados de la actualidad editorial del personaje en cuestión. Aquí el rol de protagonista es compartido en primera instancia por dos hermanos en un eterno conflicto de personalidades, donde Shalako el díscolo practicante de magia y ciencia se desliga de la visión pacifista y pasiva de Orín, el Rey de Atlantis, quien era acusado de debilidad constantemente por sus enemigos, e incluso su pueblo, por su bondad. Esta dualidad refleja el concepto del ciclo sin fin que persigue a esta nación desde sus días más tempranos.
Una de las principales características narrativas utilizada por David fueron los Cronistas, representando distintos puntos de vista. Entre número y número de la obra pueden pasar años e incluso décadas, por lo que los contextos distintos que vive el reino submarino son narrados por cronistas diferentes. Cada uno es un personaje que forma parte activa de la historia y tienen sus propios pensamientos e ideales, e incluso algunos demuestran claramente su falta de parcialidad al narrar los hechos, situación que enriquece la historia y permite que nos adentremos mucho más en el mundo ficticio de Atlantis. No menos importante es la cantidad de personajes femeninos con los que David trabajó, como por ejemplo Narmea y la princesa Cora, quienes no solo funcionan de buena manera en sus interacciones con los otros personajes, sino que además son parte importante de las situaciones que definen el devenir del mundo sumergido como sociedad, como reino y como leyenda.
En el apartado gráfico, Maroto funciona de manera espectacular, concretamente en los diseños de los vestuarios de los personajes, los planos en las batallas, los fondos, la crudeza y la creatividad de plantear contextos lúgubres en el fondo del mar. Su estilo gráfico clásico permite que los diseños sci-fi que utiliza para plasmar los adelantos científicos de Atlantis se vean orgánicos y apoteósicos. Cada personaje tiene su sello al diseñarlo y logra convencer con sus expresiones y particularidades artísticas que los transforman en personas más que dibujos. Así, el ilustrador forma parte fundamental del factor verosímil de la obra ya que logra que nos interesemos en los personajes y en las situaciones que están viviendo.
Temas importantes como la infidelidad, el sexo, la muerte y la traición son tratados de manera muy explícita en la obra, pero jamás en un sentido morboso o edgy, sino que se plantea en armonía con las situaciones personales que vivían los personajes, y el énfasis que cada cronista le brindaba al capítulo en sí. Además de la temática social, del conflicto del pueblo con sus reyes, y del sentido del deber de un líder que debe tener como prioridad su pueblo, su familia y su país, cada una de las piezas que se plantean en la historia tienen su repercusión, y nada está porque sí. David justifica el devenir de los personajes con comportamientos coherentes según sus decisiones.
Debo confesar que en su momento también ignoré esta historia durante mis diversas búsquedas de saldos de la extinta Editorial Zinco, pero este equipo creativo cambió mi opinión y me hizo replantear esta obra en el tope de mis recomendaciones noventeras. Autoconclusiva, interesante, dinámica y virtuosa, es el momento de ver el reino submarino en su máximo esplendor, y qué mejor manera que de la mano de estos maestros.
Adquiérelo en español
La ya mencionada edición de la editorial española Zinco se puede encontrar, pero es un poco más difícil por el tiempo. Lo más reciente y que puedes adquirir en tu comiquería amiga es la de ECC Cómics. Cuesta EUR 32.5, y es un volumen en tapa dura, que contiene la historia completa. Su valor en Chile ronda los CLP $35.000.