"The League of Extraordinary Gentlemen: Black Dossier" (2007): intriga interdimensional
Es mil novecientos cincuenta y nueve y dos figuras misteriosas se han hecho con un libro que tiene todos los secretos de un mundo que subyace debajo de la irreal sociedad que conocemos en nuestras mundanas vidas. Ese libro es el dossier negro y es el arma más poderosa de Inglaterra. Así parte The League of Extraordinary Gentlemen: Black Dossier.
Tras dos exitosos volúmenes de League of Extraordinary Gentlemen, Alan Moore se planteaba dejar descansar un poco el proyecto, seguramente cansado de los cada vez más frecuentes conflictos editoriales que tenía con Wildstorm. Moore había jurado que no tendría nada que ver con DC Comics después de su salida a finales de la década de los ochenta, pero la dueña de Superman y Batman había adquirido Wildstorm y había llenado un poco más los bolsillos de Jim Lee, dejando al autor en una posición incómoda al ser ellos la editorial madre de su última aventura en las librerías de Estados Unidos.
Muchas promesas se le hicieron al autor inglés, que seguiría teniendo libertad total y que nadie interferiría en su trabajo. Pero nada de eso se cumplió y Moore decidiría que los próximos volúmenes de su colección favorita se publicarían lo más lejos posible de DC dejando a America's Best Comics en un limbo del que aún no sale.
A punto de terminar con toda vinculación en su proyecto más querido, Moore sentía la necesidad de emigrar a los más recóndito de las editoriales independientes, pero esto tomaría más tiempo de lo pensado para afinar. Sumando ciertas necesidades de trabajo de su compañero Kevin O’Neill, haría que nuestro barbón favorito se pusiera manos a la obra en un último trabajo más para la casi disuelta Wildstorm.
Según las palabras del propio Moore, The Black Dossier funcionaria similar como lo hace el Silmarillion lo hace para la Tierra Media de Tolkien. Sería una especie de enciclopedia universal que daba coherencia y aún más sustancia a un mundo fantástico plagado de referencias literarias. Este ligero cambio de objetivos hace que Black Dossier se convierta en una obra distinta a los otros dos volúmenes que venían protagonizando Mina Murray y sus subordinados.
Bajo el telón de lo que se supone es la guerra fría, una época de conspiraciones, espías, agentes dobles y secretos atómicos, somos testigos de cómo Mina y Allan –los únicos sobrevivientes de la antigua liga- se hacen con el libro que alberga todos los secretos de una institución que opera bajo el radar público por más años de los que ellos creen: The League of Extraordinary Gentlemen. La idea de Moore funciona como un reloj suizo, ya que provee un motivo para que la historia no se limite a conocer el pasado de la liga, si no también adhiere el peligro de que el gobierno Inglés –al menos su inteligencia militar- esté dispuesto a matar a nuestros protagonistas para recuperar sus secretos.
El mayor problema de esta historia es lo densa que puede llegar a ser para el lector. Moore esta desencadenado y ahora las referencias –que antes estaban limitadas a la literatura victoriana en los anteriores volúmenes- beben de casi cualquier obra artística. Música, cine, literatura, pintura, cualquier actividad creativa puede tener alguna pincelada dentro de las páginas de este particular volumen. No es algo malo per se, pero altera el ritmo de lectura de manera considerable, ya que los distintos capítulos de este dossier negro están intercalados dentro de la historia de intriga y espionaje que viven Mina y Allan siendo obligatoria su lectura en el orden sugerido por los autores.
Parece algo antojadizo del que quejarse, pero si recordamos que el material adicional de los dos volúmenes anteriores –los relatos “Allan y el velo rasgado” y “El almanaque del nuevo viajero”- son complementos opcionales para la aventura principal, la queja no se vuelve tan desquiciada. Porque el material adicional de este volumen -el dossier negro en sí mismo- está íntimamente ligado con el objetivo principal de los personajes, con la trama que los envuelve: descubrir qué sabe el Imperio Británico de ellos y cuáles son sus planes para estos seres tan especiales.
Otro escollo a saltar es la increíble variedad de documentos y los diversos estilos de prosa en los que están escritos. Es obvio que hablamos de Alan Moore, por lo que estos “pequeños detalles” están cuidados al máximo y tratan de respetar desde el estilo de escritura hasta la estética de las ilustraciones que acompañan cada documento. Es un trabajo titánico de los autores, que requiere de un lector culto en la literatura universal –y me atrevería a decir “cultura universal”- o hambriento para investigar dichas referencias y así poder apreciar la cantidad de esfuerzo puesto en la creación de esta documentación imaginaria.
Dentro de los diferentes documentos, lo más destacados son:
- “Sobre la descendencia de los Dioses” es la recopilación de las distintas apariciones de diferentes dioses mitológicos, escritas por el explorador de lo oculto Oliver Haddo, protagonista de la novela The Magician de W. Somerset Maugham. Este personaje tendrá su futuro ligado a la liga en los siguientes volúmenes.
- “La Vida de Orlando” es el relato completo de la vida de este singular personaje. Atado a una especie de “maldición” que le obliga cambiar de sexo cada cierto tiempo, este personaje será una constante dentro de la historia de la liga gracias a su capacidad de vivir eternamente. Las múltiples personalidades que ha tomado este personaje, su increíble historia a través del tiempo y el estilo elegido para relatarlas –tiras de prensa de un periódico de los 50’s- hacen uno de los documentos más entretenidos de leer. Claro que el mayor referente de este personaje es la obra Orlando de Virginia Woolf. Una elección muy inspirada por parte de Moore.
- “La fortuna hallada de las hadas” es una precuela de La Tempestad de William Shakespeare, donde se relata como Prospero crea la primera liga por órdenes de la Reina Gloriana - Isabel I de Inglaterra para los amigos-. Escrita como una obra de teatro del mismo Shakespeare, aquí empezamos a ver que la pericia de Moore no solo se limita a meterse en la cabeza de sus personajes, sino que es capaz de escribir emulando a uno de los más grandes dramaturgos de la historia.
- “Las nuevas aventuras de Fanny Hill” secuela de la novela “Memorias de una mujer de placer” de John Cleland, narran como Fanny Hill ha pertenecido a la liga en varias ocasiones producto de que también ha tenido acceso a la inmortalidad. Moore asume a Fanny Hill como un personaje real y que Cleland simplemente es su biógrafo oficial constatando sus pícaras aventuras. Colocar este relato a esta altura es una buena jugada, ya que las memorias de Hill hacen recuerdo de otros personajes literarios que aún no estaban cien por ciento presentados en el relato, dejando un aura de misterio en el pasado del grupo. Incluso O’Neill trata de homenajear ilustrando al estilo de Édouard-Henri Avril.
- “Sombras en el vapor” es la primera gran respuesta directa que da Moore sobre la liga que hemos venido conociendo durante los pasados volúmenes. Es un informe de Champion Bond en el que relata el reclutamiento de Mina y como esta fue capaz de convencer al Capitán Nemo de salir de su auto exilio y trabajar para la corona. Moore termina de refinar el carácter insoslayable e inquebrantable de la protagonista de esta Liga de Hombres tan Extraordinarios como difíciles de manejar.
- “La forma más sincera de adulación” es un informe que relata los intentos de copiar la liga por parte de franceses y alemanes. Esto sirve a Moore para exponer a la liga como un arma que puede ser desarrollada por otros países, introduce una serie de personajes que servirán para futuros volúmenes de la colección y homenajea a creaciones como Arsenio Lupin, el Doctor Caligari o Fantomas.
- “Oh, dioses del abismo” es un relato en prosa de Wooster y Jeeves que muestra la invasión de los Shoggoths al Brinkley Court, criaturas ficticias creadas por Howard Phillips Lovecraft. Dado el origen “cómicos” de los autores de esta obra, el resultado de la misma está completamente alejado del tono "lovercraftiano" del original y funciona. Un lujo que solo Moore se puede dar.
- “Esa loca e inmensa eternidad” Mina y Allan se unen a Dean Moriarty y Sal Paradyse para combatir al Doctor Sachs. Sachs es descendiente de Fu Manchu, rival del antepasado de Moriarty en el primer volumen de la liga, por lo que el conflicto entre ambos parece apuntar a algo cíclico a través del tiempo. Esto es parte de los encargos del gobierno británico ala liga para averiguar el estado de U.S.A., después de la segunda guerra mundial.
Además de estos relatos, existen un montón de material adicional que van desde propaganda victoriana, biblias pornográficas, postales de reinos fantásticos, planos a vehículos imposible o mapas de ciudades perdida. Hasta lentes 3D por si de casualidad, nuestras regulares vidas necesitan explorar alguno de estos reinos perdidos. Todo este paquete esta creado para unir el pasado de la liga, las aventuras que hemos visto en los anteriores volúmenes y responder preguntas en el futuro. Tanto conocimiento puede sobrepasar al lector que no está acostumbrado a semejando avalancha de información. Incluso es más que recomendable repasar dichos documentos una y otra vez para poder descubrir sus influencias, los personajes que habitan en ellos y así poder imaginar que pintan en el futuro de la obra.
El resto del volumen se centra en el escape de Mina y Allan de las fuerzas de inteligencia británica y la revelación de por qué quieren el dichoso dossier. Moore utiliza estos pasajes para revelar un poco el estado del mundo después de lo acontecido en los primeros volúmenes y seguir con la cruzada de lanzar dardos al gobierno británico. Las constantes referencias de Moore se acotan debido al cambio de tiempo-estamos a finales de los cincuenta-, lo que da poco margen de usar propiedades intelectuales que estén en el dominio público –como si lo eran la mayoría de la literatura victoriana- por lo que el autor hace ciertos cambios para evitar cualquier demanda por derechos de autor, pero que son bastantes obvios para el lector. El mejor ejemplo de esto es Jimmy, agente secreto británico que persigue a la pareja protagonista, que le gusta beber tragos agitados pero no revueltos y está lleno de artilugios complicados.
Moore parece aplicar ese cinismo para derrumbar el romanticismo de ciertos personajes de ficción que sirven para normalizar las atrocidades de su gobierno. A Quatermain ya lo había convertido en un hombre inseguro y cansado, siendo en su juventud uno de los mayores representantes del colonialismo y abuso imperial y a este Jimmy Bond lo transforma en un misógino inoperante doble cara. Moore se ha dado cuenta que ni siquiera la ficción están a salvo de los objetivos imperiales. La propaganda patriótica camuflada como ficción, la utilización de la creatividad para fines políticos. De ahí es que los protagonistas, ahora independientes de cualquier gobierno, quieren recuperar el dossier y mantenerse a salvo de la opresión del pensamiento.
Moore no da rastros de sutileza y termina de introducir a los personajes en un refugio donde todos estos seres “ficticios” viven alejados de nuestra realidad. Ese “Mundo Flameante” es una utopía creada nada menos que por una mujer aristócrata inglesa, una escritora que dejó constancia de su pensamiento liberal y lucha por dar a la mujer el sitio que merece: Margaret Cavendish. Este final tan extraño planteado por Moore se torna en uno de los mejores nudos narrativos del escritor. Porque esta "liga de hombres extraordinarios" siempre ha sido sobre una mujer. Siempre ha sido sobre Mina y su relación con la sociedad masculina, sobre cómo han tratado de dominarla de forma sexual, de forma política, de forma social. Y siempre ha estado a la altura y ha salido adelante, independizándose al máximo en el proceso. Una jugada de maestro.
Sin duda una obra difícil de abordar, que requiere un lector atento y con alta capacidad investigativa, que sea capaz de desentramar la cantidad hilo con la Moore y O’Neill tejen cada página y sepa ver más allá. Como toda obra del Alan Moore, The League of Extraordinary Gentlemen: Black Dossier seguirá dándonos material de análisis e investigación. Y pensar que solo era para mantener a Kevin O’Neill ocupado un rato más. Increíble.