50 años de Mampato - "En el Olimpo"
Ya estamos en la recta final de este gran esfuerzo de Cuarto Mundo por repasar todas las historias de Mampato. Y que mejor que ese respeto a la continuidad que es volver a cumplir una promesa en el mundo griego: Llevar la estatua de la diosa Atenea al hogar de Ulises, mientras este se divierte viajando por el mundo. Veamos qué tal.
EN EL OLIMPO
Edición original: Mampato #354-365
Guion y dibujo: Themo Lobos
Tinta y color: Oskar Vega
Considero que debió ser emocionante para el lector de la época saber que, unos cuantos números después, Mampato volvería al mundo de los griegos, que tantos buenos momentos dejó. Incluso uno podría pensar en la posibilidad de ver otras nuevas aventuras que continuaran elementos previos, personajes y compañeros de aventuras anteriores, etc. Y mis recuerdos de niñez estaban llenos de recuerdos de grandes aventuras: Estaban los dioses del Olimpo y su extra-terrestial secreto, estabán elementos mitológicos variados y criaturas de fantasía, estaba ese filosofo haciendo comentarios divertidos en cada momento. Si en Arde Troya se tomaban elementos de La Ilíada, esta quizás podía ser una especie de La Odisea para el cavernicola y su infante amigo. Y sin embargo, leyendola hoy la siento un poco menos apasionante, con una estructura menos acabada y un desarrollo finalmente menos dramático. Quizás es lo marcadamente episódico de la historia, o de la falta de peligro real, o ligeras inconsistencias.
Centrémonos en lo positivo primeramente. La secuencialidad del arte del cómic está asegurada de inmediato. Me encantan las viñetas de Ogú atrapando a un caballo, o sus reacciones inmediatas que nos preparan en cada momento: la tranquilidad e ingenuidad de quien le gusta pelear, cuando está lleno de comer o quejándose de no poder, o cuando no puede pelear con las amazonas, o como el dedo de la amazona se entierra en su panza al decirle "¡Yo elijo por esposo a este gordito peludo!". Otras expresiones y gestos son notables, como la soberbia en la postura de Platócrates, el asombro-susto de Mampato al ver a un cupido, o la laboriosidad en la única viñeta en donde hace acto de presencia Penelope.
Una de las cosas que recuerdo con alegría es lo ilustrativa de esta historia. Explica con nombre y dibujo elementos de este mundo fantástico, enseñándonos características, actitudes y personalidad tanto de dioses como criaturas. De niño me interesó mucho este mundo, esas creencias y la rica mitología que la sustenta. Pequeños detalles que siempre Themo le dió al lector, y que llaman poderosamente la atención, como que las amazonas se cortaran un seno para disparar mejor, o las respuestas a las imposibles preguntas de la esfinge.
Pero de pronto ya no me siento tan conforme con el relato. Mientras otros acompañantes son motivantes, y en la misma Arde Troya parecía no necesitarlo, Platócrates fuera de sus globos con texto en formato clásico, no cumple como una gran compañia, ni tampoco se justifica mucha su aparición. Es principalmente un lastre para el equipo, y su calidad de filósofo es más un descrédito para la interesante propuesta de la época, uno que ni siquiera funciona del todo bien. Y así como la Odisea, se van sucediendo hechos en el camino, uno tras otro, donde no siento que necesariamente los personajes aprendan o se desarrollen. Me llama la atención que con todos los seres y criaturas fantásticos que Mampato ha visto, incluso en esta misma historia, recién se cuestione la plausibilidad de estos seres solo cuando llega al Olimpo y se ve obligado a considerar la existencia de estos dioses. Uno podría incluso proponer una lectura mucho más materialista de todo Mampato, con escaso interés en los aspectos metafísicos de la existencia, o derechamente negarlos, dado que finalmente los dioses son en verdad una raza extraterrestre aburrida de sí misma que crea y luego juega con los humanos. Aunque la estructura episódica es parte esencial de la publicación misma del personaje, sí sentí en esta ocasión que faltó un mayor movimiento de trama más que el de llevar objeto de punto A a punto B.
¿Se acuerdan que me quejé de la falta de personajes femeninos relevantes de Themo? Bueno, no es azaroso. Al encontrarnos con las amazonas nos encontramos con elementos tan extraños, como que Ogú no puede pelear con mujeres, y no cualquieras, de las mejores guerreras del mundo antiguo. Mampato decide ir a cortarle una pierna a una pero luego se resta porque....¿no puede ser violento contra mujeres violentas? La anécdota termina con tres visiones de la mujer representadas por los tres protagónicos: Las mujeres son miedosas (específicamente a bichos), las mujeres son mandonas (representado por la noción de Ogú y sus clásicos problemas maritales), y las mujeres son otra cosa (no son equivalentes al hombre, son más mágicas, eternas, trascendentes, blabla). Así que, mejor seguir avanzando en la historia, total no nos encontraremos con otras representaciones típicas de mujeres en el relato (oops, arpías, oops, esfinge, oops Atenea).
Estoy más viejo, estoy más crítico. Esta historia no se sostiene tan bien como otras que he comentado. Pero siempre es un goce ver a Ogú pelear y golpear, y el ingenio de ese viejo chico de Mampato da más mejores momentos que otra cosa. Y con esto me despido de este excelente desafío. ¡Ojala lo hayan disfrutado tanto como yo!