"La Grieta" (2018) de Christian Luco: horror en acuarelas sucias
Se viven tiempos interesantes en la escena del cómic chileno gracias a la refrescante variedad de voces que hoy en día podemos encontrar. Una de éstas es La Grieta, de Christian Luco, quién haciendo su debut como artista completo, nos ofrece una ambiciosa propuesta en clave de horror.
La Grieta es un cómic que, incluso antes de ser leído a fondo, llama la atención. Al ojearlo, encontramos una dirección artística que recuerda a autores como Ben Templesmith gracias a una paleta de colores dominada por tonos verde musgo, anaranjados y grises que brindan una estética sucia muy acorde con su diseño de personajes que privilegia la expresividad por sobre el realismo. Luco apuesta por un estilo gráfico poco frecuente donde abundan los rasgos exagerados por sobre los diseños macabros, los cuáles si bien existen al interior del cómic, no son sino un distractor.
El horror en La Grieta no proviene de la forma de sus monstruos, sino de los rostros de quienes les hacen frente. Incluso en situaciones relativamente mundanas, las expresiones faciales son las que dan sustrato a la historia.
Sin perjuicio de todo lo anterior, la decisión de optar por un estilo artístico de este tipo le pasa la cuenta en un par de viñetas de transición en las cuales los diseños corporales se vuelven un tanto caricaturescos, contrastando mucho con la estética general del cómic e incluso interrumpiendo en un par de ocasiones el ritmo de las escenas en las que aparecen. Este detalle no arruina la experiencia, sino que confirma que La Grieta alcanza sus puntos más altos cuando más fiel es con su propuesta.
Al momento de interiorizarnos en la historia, nos encontramos con una trama que explora el concepto de lo monstruoso, el egoísmo de quienes detentan un poder sin control alguno y la capacidad para sobrevivir. Las vicisitudes que le toca enfrentar al detective Samuel Garrao versan más respecto de los peores aspectos de la condición humana que de los elementos sobrenaturales de la historia. Los monstruos de La Grieta no tienen un origen insondable, sino que son un reflejo de los apetitos de los personajes que pueblan a esta historia.
A pesar de que este cómic se promociona como autoconclusivo, tiene una trampa. Al finalizar la lectura queda clara la razón del título y se da cierre a su misterio central, por lo que técnicamente esa proclama se cumple, sin embargo, deja la puerta abierta para futuras historias.
Esto en sí no es malo, pero hace cuestionar una decisión sobre el destino un personaje específico que, si bien hace sentido dentro de la lógica de una historia autoconclusiva, se siente como un desperdicio en miras de una eventual continuación. De todas formas, si un cómic te deja con ganas de ver más de uno de sus personajes, es porque está haciendo algo bien.
Un último punto a mencionar es el aspecto físico del tomo, ya que resulta bastante sorpresivo que una edición autogestionada como ésta tenga un estándar de calidad tan alto. Al tratarse de un cómic a color, cosa que se entiende genera un gasto adicional, cabría esperar que se recortaran esquinas en otros elementos de la presentación, pero por el contrario Christian Luco parece tener un compromiso total con su propuesta, ya que todas las páginas son negras y los capítulos están antecedidos por un título en blanco con un detalle que va cambiando a medida que la historia progresa. La presentación de este tomo tapa blanda de tamaño reducido está más cerca del nivel que se puede esperar de una editorial que del artesano arte de los fanzines.
A modo de cierre, solo me resta por decir que La Grieta es un cómic que exuda personalidad, ofreciendo al lector una experiencia llamativa y poco tradicional dentro de su género, siendo una excelente alternativa para quienes quieran aventurarse a conocer nuevos rincones del mundo del cómic chileno.