50 años de Mampato - "¡Arde Troya!"
Creo que hablo por muchos cuando pensamos que muchas de las mejores historias del popular personaje, tras 50 años de la Revista Mampato, se manejan en claros contextos de fácil reconocimiento, como la corte del Rey Arturo, el árbol gigante, la Reconquista, en un mundo vikingo, y claramente esta, el homenaje de Themo Lobos a la narrativa de Homero. ¿Cómo se enfrenta al desafío el autor? Bastante bien, como veremos.
¡ARDE TROYA!
Publicación original: Mampato #322-334, #336-340, #342-345 (1976)
Autor: Themo Lobos
Hay varias cosas llamativas en esta propuesta, que le permiten ganar en encanto y hacerla finalmente memorable. Uno de estos elementos es la violencia, una época marcada por guerras interminables. Mampato llega a la etapa final de la guerra, motivado precisamente por presenciar el conflicto, y lleva a Ogú que agradece emocionado la oportunidad de ser partícipe en esto. Lo interesante es que la actitud de Mampato es de mayor cautela. Dado que caen en medio de un conflicto, primero no sabe los bandos, denotando que por lo visto no hay mayor diferencia entre uno y otro. Tampoco valora lo que parece ser lo típicamente heroico en este contexto: la guerra y masacre total; es, de hecho, ridiculizado por Ulises al sugerir la toma de prisioneros. El joven muchacho ha estado en multitud de batallas y combates violentos con resultado de muerte, y sin embargo esta vez se ve tomando mayor distancia, incluso desmarcándose de haber sugerido la idea de un caballo de madera, y finalmente, optando por salir de lleno del conflicto con Ogú y no ser parte de la destrucción de un grupo humano a manos de otro, mientras toda una ciudad es consumida por el fuego.
Creo que esta postura no es casual. Como tampoco lo es la falta de un/a compañero/a de aventuras, o algún personaje con el que entablen amistad y pertenezca a la época. Ulises es lo más cercano, en tanto este valora a la pareja incombustible, pero Mampato no muestra cercanía con él como con otros sidekicks de antaño. Es, quizás, una de las historias donde el protagonista se ve más alienado y fuera del relato, en oposición a Ogú, que disfruta gozosamente la pelea, la comida, los juegos y pruebas de fuerza, así como una esclava que cumple los roles típicos que el cavernícola esperaba de una esposa. Por supuesto, la esclavitud principalmente sexual no se ve tan bien ahora, incluso con el remate humorístico, pero me hace pensar en otra cosa. Fuera de Rena, y quizás fuera de esas historias breves de "Adita", Themo no tiene personajes femeninos protagonistas notables. La misma niña del siglo 40 es un personaje que no depende de sí mismo, es compañera del verdadero personaje principal. Un detalle que muestra un poco la desigual distribución de género en los relatos de aventura y fantasía del, probablemente, autor más grande del género en el país. Claro, es parte de un contexto, pero no quita que esa crítica esté desprovista de sentido. Solo para remarcar el dato de roles de género, Rena tenía una sección en la revista Mampato, y adivinen en qué consistía... obviamente era sobre cocina.
Pero fuera de estas visiones desde la comodidad de más de 40 años de distancia, nuevamente estamos ante un cómic atrapante. Es quizás principal mérito de Homero, que establece la base del relato, pero que de todas formas es adaptado en todos sus momentos álgidos por Themo, en una pequeña historia que sabe marcar sus tiempos. Por supuesto, uno de los mejores momentos es la cuasi-muerte de Ogú, donde el clásico momento de supuesto peligro es superado de la mano de una reafirmación de las habilidades del Oráculo, el personaje secundario más llamativo y relevante. No solo es efectiva su habilidad para predecir el futuro, sino que además la profecía de la inminente "muerte" de los dos viajeros temporales es un importante dispositivo narrativo que funciona a la perfección. Creo recordarme de pequeño genuinamente sorprendido, dado que el viaje de vuelta a casa tiene ese sabor sombrío. Mampato vuelve a su hogar, en donde nosotros sabemos que las aventuras concluyen, y aún no sabemos cómo o cuándo morirá nuestro amigo, y claro, la solución era totalmente evidente y nunca la vimos. Un gran momento dramático que tiñe con maestría lo que debió ser una aventura de solo goce, en lo que es nuevamente una consciencia de que la muerte está demasiado próxima. Nos podemos imaginar por qué.
Respecto al arte, considero que parte bastante flojo. Se nota mucho cuando Themo dibuja apurado, ya que se va perdiendo claridad y todo toma un aire más de boceto. Siendo justos, el nivel bajo aquí mostrado es más que alto para estándares convencionales, pero quizás nos tiene malacostumbrados, con una divertida secuencialidad y el punto de vista en el lugar exacto para sacar máximo provecho de la escena. No obstante, a medida que avanzamos en la historia, específicamente con la llegada del Oráculo, el dibujo va tomando rápidamente un gran nivel y nos entrega algunas secuencias derechamente alucinantes, y algunas disposiciones de viñetas novedosas, por lo que no queda otra cosa que sacarse el sombrero ante algunas páginas. Quizás esta apreciación sea dada por la diferencia en detalle entre las versiones de Revista Mampato y Cucalón, esta última quizás sin contar con los originales se decidió por calcar en algunas páginas. La secuencia de Aquiles de hecho se ve fea. De todas formas, es solo al inicio, luego nunca decae y como muestra son algunas de las imágenes que adornan esta reseña.
En resumen, siento que esta historia es inusual. Es una forma de zambullirse en la historia de una forma sutil, sintiendo mucho más claramente que no somos los protagonistas de la aventura, sino más bien observadores. Por momentos, quizás la estructura del relato no es tan imaginativa ni intensa como otras aventuras, y sin embargo he aquí que he disfrutado mucho con las sutilezas de este cómic, y sigo considerándola un punto alto de la literatura mampatina. Además, no cierra del todo, por lo que si uno queda con ganas de más, habrá más historia...y sí, Ogú está desnudo la mitad de la historia, algo que se ve pocas veces.