50 años de Mampato - "Mampato y los Piratas"
Queridos mampatinos, continuamos con nuestras reseñas en conmemoración a los 50 años de la Revista Mampato, y esta nueva semana comienza con otra aventura del acuarelista Óskar Vega, padre original de la criatura y autor que se vuelve cada vez más prominente a medida que avanzan las reseñas. Hoy nos acercamos a “Mampato y los Piratas”, otra de esas aventuras “perdidas” y hasta reemplazadas en la memoria colectiva por otra aventura de Themo Lobos con un título y propuesta similar.
MAMPATO Y LOS PIRATAS
Publicación original: Mampato #322-331 (1976)
Autor: Óskar Vega
Y es que las décadas de reediciones de las aventuras de Mampato hechas por Themo lobos nos han hecho olvidar, sin querer, la labor de Óskar Vega en la vida de nuestro pelirrojo favorito, por lo que esta revisión histórica nos ha permitido redescubrir una parte oculta, si se quiere, de este tan querido personaje. En concreto, hablamos de “Mampato y los Piratas”, un relato de diez entregas que nos lleva a la Inglaterra del siglo XVII, repleta de piratas y corsarios, lugar idóneo y completamente seguro para que un niño de unos 12 años viaje completamente solo. Les digo, Mampato es un adicto a la adrenalina. Su motivación surge tras leer La isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, historia que también serviría como semilla de inspiración para la historia de piratas del Themo… pero esa es una conversación para otro día.
Su llegada a esta pacífica época se torna aún más acogedora al ser recibido por dos alegres niños que le ofrecen golpes y hurto, el trato especial para los recién llegados. Hablando en serio, Mampato se ve rápidamente enfrentado a estos pequeños malandrines, pero los despacha con prestancia gracias a su arte marcial, el boxiyudus, solo para ser secuestrado por un extraño pirata. Rápidamente la trama se convierte en una serie de malentendidos, al ser confundido por Bartolomé, hijo de un pirata rival y rubio doppelgänger de nuestro héroe, situación que lleva a Mampato a perder —nuevamente— su cinto espacio-temporal y quedar varado en una ciudad costera sin forma de regresar a su tiempo.
Curiosamente, esta vez no va en busca de ninguno de sus compañeros habituales de aventura —porque los piratas son famosos por su hospitalidad… ¡maldición, Mampato, para de ponerte en peligro de forma tan voluntariosa!— pero las circunstancias harán que Kolofón se vea involucrado en la resolución de ésta. Sin querer estropearles el final, solo diré que Mampato y Bartolomé cruzan caminos, lo que lleva a que nuestro héroe finalmente pueda regresar sano y salvo a su hogar.
Aquí atestiguamos otro elemento que parece ser un habitual en las historias de Mampato firmadas por Óskar, y es que el pequeño aventurero se ve arrastrado de un lado a otro por las circunstancias —un secuestro, un naufragio, etc.— sin conseguir tomar parte activa de los hechos en gran parte del relato. Esto incluso lleva a situaciones como ver a Mampato llorando por haber perdido su cinto, quitándole parte de la agencia que caracteriza al personaje, siempre resuelto en tomar las riendas de toda situación en la que se encuentre; esto se ve acrecentado por la resolución final, que pasa por la intervención de Kolofón y no gracias a un plan ideado por el pelirrojo. Nuevamente, la atractiva propuesta inicial de Óskar, Mampato viajando por los siete mares perdido en la época de los piratas, pierde fuerza víctima de las flaquezas de su autor en el manejo del guion, compensado, en parte, por algunas hermosas viñetas, los divertidos diseños de los piratas y las preciosas ilustraciones de barcos.
La parte educativa la encontramos en este último punto, un símil a lo hecho por Themo durante la serialización de “Dos Ases del Aire”, al describirnos algunos de los modelos de barco más icónicos de la historia del hombre, tal como Themo lo hizo con diversos modelos de aviones y avionetas. Esta descripción se encuentra al final de cada entrega y va acompañada por las bellas ilustraciones de las embarcaciones realizadas por Vega.
Las diez partes que conforman el relato le dan espacio suficiente a la historia para respirar con más calma que otras participaciones de Óskar, pero la promesa de una emocionante aventura de piratas se desinfla a medida que ésta avanza y se queda corta en la resolución final. Los dibujos, por su parte, son cada vez mejores, demostrando una mejora en el dominio de la narrativa gráfica adquirido en los años de publicación que ayudan a disfrutar, cuanto menos, de las planchas ofrecidas por el dibujante. Una de cal y otra de arena.