50 años de Mampato - "Los Balleneros"
¡Nueva aventura de Mampato!. Hace unos años ya escribí algunas palabras en este mismo sitio sobre esta historia, pero como toca el aniversario, es hora de volver a repasar esta aventura. Vamos con Mampato y Ogú y los balleneros.
LOS BALLENEROS
Publicación original: Mampato #267-278 y #292-303 (1975)
Autor: Themo Lobos
Si se dan una vuelta por el artículo anterior, verán que para mí esta historia es muy especial. La leí ya mayor, a diferencia de las demás que las leí casi todas muy de niño. Y aun así, me transportó al mismo espíritu que sentía en esos tiempos. Esta para mí es de las aventuras que reúnen todo lo bueno que hizo tan genial a Mampato: una historia muy entretenida y activa, un gran humor y tensión, y sobre todo, esa gran atención y cuidado histórico que tenía el Themo.
Repasemos un poco. Mampato decide de la nada visitar a Ogú, el cuál se ha hecho un experto con la lanza, con la cual ha reemplazado su habitual garrote. A Mampato la técnica le recuerda los arponeros, así que lo lleva al presente para mostrarle un libro de ballenas. Como Ogú seguía sin entender, viajan a la época dorada de los balleneros. Ahí, Mampato y Ogú se ven envueltos en una travesía de caza de ballenas, con nuevos amigos y enemigos.
El compañero es el chileno Tato, a quien conocen en Massachusetts. Pillo y listo para pelear, de inmediato hace buenas migas con Ogú. Aparecen al poco andar los enemigos que más de una dificultad le traen a nuestros protagonistas, además de traer la dosis de comedia: Sharkey y Dagger.
Como mencioné, hay un especial cariño en esta historia y se nota. Preciosos dibujos, tanto de paisajes como de las embarcaciones y animales, con especial rigurosidad histórica y anatómica. Dentro de la historia aprendemos mucho del proceso de caza de ballenas, así como el procesamiento de sus productos, pero dentro de una historia atractiva y personajes llamativos.
A pesar de parecer más relajada que otras historias, hay momentos donde Mampato y Ogú rozan la muerte. Muchas veces gracias al ingenio del niño, la suerte o la fuerza de Ogú, son salvados. Incluso se da por muerto a Ogú por unas cuantas páginas, no alcanza a ser realmente emotivo porque sabemos que no es así, pero da espacio para ver la reacción de Mampato y su relación con su mejor amigo. Muchas veces arriesga su vida por él de maneras no vistas otras veces, como yéndose con él arrastrado por una ballena, o metiéndose a fondo en un banco de esperma. Son espacios donde vemos la valentía del pelirrojo y su cariño por su cavernícola compañero.
Tato por sí solo no es tan memorable como otros compañeros de aventuras pasadas, pero sí funciona muy bien su dinámica con Ogú. Como compañeros de pelea, se entienden desde el principio y son cómplices en sus metidas de pata. Siempre logran un fiel compañero, donde quiera que vayan, y el Themo sabía meterle nuevas personalidades a cada historia.
Los enemigos Sharkey y Dagger intentan en cada oportunidad asesinar a nuestros amigos, lo que me hace un poco preguntarme cómo los dejan libres tanto tiempo. Al final se hace por el beneficio de la historia, y la hacen mucho más interesante, poniendo en peligro a nuestros amigos, a veces casi logrando su cometido.
Para cerrar, como muchas veces, el Themo mete algo de leyenda en sus historias. Mezcla los hechos históricos con fantasía, y acá aprovecha de meter la leyenda de Moby Dick, provocando probablemente que el joven lector quiera leer el libro si no lo ha hecho para conocer más de esta mención en su historieta.
No puedo irme sin dejar de mostrar esta página nuevamente. Al llegar a Valparaíso, casi me sentí como Mampato, llegando a su tierra pero en otro tiempo, un sentimiento casi de nostalgia. Nuevamente vemos el cuidado de Themo por los detalles y la documentación.
Aún leída de viejo, de mis historias favoritas. Extremadamente documentada, muy bellos dibujos y una gran trama, que nunca para y entretiene al lector. Muestra las mejores habilidades del Themo, tanto en su cuidado, sus dibujos, sus personajes, en todo su esplendor. Lo invito a releerla, y si es de esas aventuras que no leyó, pues es el momento.