50 años de Mampato - "La Corte del Rey Arturo" y "Morgana la Hechicera"
50 años no pasan en vano, por lo que seguimos con nuestra revisión de las historias de la Revista Mampato. Hoy veremos una de las favoritas de todos, pase a leer y a comentar.
LA CORTE DEL REY ARTURO / MORGANA LA HECHICERA
Publicación original: Revista Mampato #035-045 / Revista Mampato #046-056 (1970)
Autor: Themo Lobos
Después de una pausa en aventuras espaciales, quizás era evidente que el encanto que podía tener el cinto no era para ser desperdiciado en planetas aledaños y extraterrestres, si tenemos una rica historia en nuestro propio pasado mundial, llena de personajes y leyendas que pueden ser explotados. ¿Qué etapa histórica occidental goza de la suficiente dosis de misterio alimentada por la literatura fantástica? Y por supuesto, la respuesta es la Edad Media, y el contexto es claramente esa suerte de retro superhéroe que es el Rey Arturo.
El Themo Lobos armó una historia bastante más larga que las anteriores, y planificó mucho mejor los cortes y argumento, con lo que fácilmente podemos asegurar que es esta la mejor historia de Mampato hasta el momento. En primer lugar, Themo sabía que la pareja con Ogú otorga mucho más humor que la dupla con Xse, así que el pelirrojo va en busca del golagola, solo para encontrarlo lidiando con las dificultades de la vida doméstica poligámica. Lo que puede parecer un simple gag, y que en parte lo es, sirve para unirse a otro relato posterior: Ogú debe casarse con la doncella rescatada, pero logra zafar gracias a su estado civil previo. Son pequeños detalles que hacen sentir a Ogú un personaje completo en el transcurso de una sola historia. Si sabíamos que le gustaba pelear, la edad medieval le viene de perillas, pudiendo tener espacios para pelea cada tantas páginas. Por ejemplo, a poco andar en un puente se enfrentan a un caballero, y por supuesto Themo dibuja la secuencia con maestría. No es la única, de hecho: cada porrazo que Ogú propina en la historia se siente con un peso real, incluso cuando ocupa un conejo. Y mi favorita, cuando se enfrenta al malvado Modred y lo hace volar con caballo y todo, noten por favor todos los detalles físicos del impacto que reciben esos dos pobres mamíferos contra la fuerza cavernícola.
Hay más en la caracterización de Ogú, más allá de su amor por el combate y la comida. En esta historia conoce el vino, y podemos ver que no lo sabe manejar del todo bien; también volvemos sobre sus miedos —a las explosiones, o a ahogarse— que le dan continuidad al personaje, y nuevamente podemos ver su registro de ternura y humor. Para mí, al menos, ha sido un placer volver a releer esta historia después de tantos años, principalmente porque Ogú me ha hecho reír mucho y muy fuerte con sus frases, sus caras, sus actitudes. No es gratuito el amor que el personaje recibe, aquí están todos los elementos de por qué es tan querido. Como decía hace algunas líneas, en esta historia Themo Lobos ya definió totalmente al personaje con éxito soberbio.
Ahora, el argumento se puede dividir en dos grandes bloques, el camino de Mampato a conocer al Rey Arturo, y el enfrentamiento con Morgana, ambos inteligentemente enlazados. Pero es fascinante cómo se maneja el ritmo para dar profundidad al relato. Por ejemplo, en primera instancia, los protagonistas llegan a su destino temporal y se enfrentan a la primera amenaza, un caballero. Esta amenaza y su solución le brinda ropajes de caballero a Ogú, en una excelente decisión de diseño. Luego, en el camino salvan a una princesa de un ogro —con una temible apariencia—, princesa que pertenece a un castillo que luego será asediado. En el combate, Mampato prueba su ingenio sorprendente de una forma que uno no esperaría de un niño, y salva la situación. Este castillo les permite generar amistades que los visten y alimentan; además, será útil para la mini-historia de relleno del triste gigante. Y lo que parece relleno, uniendo la historia del castillo con la del intento de asesinato del Rey Arturo, es en verdad la introducción del villano Modred, que por cierto está dibujado igual que Mong, en un ejemplo de ligera economía creativa. Esta introducción de antagonista permite generar la rivalidad que, luego de frustrado el intento de regicidio, hará que se le pida a Morgana matar a Mampato en medio de las guerras contra los sajones.
Es decir, la mayoría de las historias tienen un aporte directo a la trama principal, por lo que pocas veces se siente cansina o repetitiva, como sería de esperar en historias seriadas. Claro, hay excepciones, por ejemplo el ataque del druida no prospera ni en sus intenciones ni en la trama, o la llegada de Armstrong, pero son las menos.
Hablando del druida, también es digno de comentar que los cliffhangers, las últimas viñetas cuyo fin es dejarte amarrado para volver en el próximo número, subieron de nivel, e incluso muchas no dependen de un peligro para los protagonistas, sino de abrir la aventura, de generar la expectativa que el mismo argumento ha formado y no con soluciones sacadas de la nada. Por lo mismo, el ataque del druida o el ahogo de Ogú son excepciones de momentos en que queda claro la búsqueda del golpe de efecto, y por otra parte, las soluciones en general son razonables, excepto quizás la de Ogú aparentemente aplastando con su porra a Mampato, esa salida era prácticamente imposible.
Acompañando a la dupla, la cantidad de personajes es increíblemente variada y caracterizada para la cantidad de páginas. Un ejemplo perfecto es el gigante solitario, que recibe solo unas cuantas páginas de desarrollo, pero ahí está, un personaje completo y con arco. El mago del castillo es otro ejemplo de secundario bien armado, donde genera risas y patetismo desde su primera aparición hasta la última. Y por supuesto, a Morgana Lefay, bellamente dibujada pero malévola en sus planes, se la presenta como una villana capaz, efectiva a pesar de sus lacayos y dispuesta a cruzar límites con el fin de lograr su objetivo. La secuencia donde convoca a un maligno ser es tenebrosa, enigmática y temible, y Themo sabía que era mejor dejar más a la imaginación tanto para prevenir pesadillas en los más niños, como para darle más sabor al relato.
Esta historia es ciertamente una delicia en términos narrativos y gráficos, y a pesar de ser de las historias largas de Mampato, en ningún momento se siente agotadora. De hecho, no deja de sorprenderme la imaginación de su autor en verter idea tras idea, pequeña historia tras otra pequeña historia, para formar este efectivo macrorrelato. Una delicia más para chicos y grandes. Sería interesante saber de ustedes, los lectores, qué recuerdos tienen con este relato en particular, por lo que aprovechen la sección de comentarios para detalles o trivia que siempre es bienvenida. Nos leemos en el próximo relato.