"The League of Extraordinary Gentlemen" Volumen 1 de Moore y O'Neill: los monstruos del Imperio
Alan Moore y Kevin O’Neill nos sumergen en un pasado alternativo donde la ficción victoriana es la realidad imperante, y en que personajes de novelas de hace más de cien años pululan por las calles de un Londres impulsado por la energía de vapor. Esta es la era de The League of Extraordinary Gentlemen.
La historia de la concepción de este particular cómic es la misma que la de toda línea de America's Best Comics. Por azares del destino, Moore no pudo hacerse un hueco en la auto publicación de sus cómics de manera independiente –la línea Mad Love- por lo que tuvo que volver a trabajar con editoriales mucho más comerciales. Image fue la elección lógica, pero el desorden editorial predominante por los distintos egos de cada autor y dueño, sumado a su necesidad de simplemente hacer caja, hacen que esta etapa del barbón inglés no sea tan interesante como el resto.
De todas formas, detrás de todo ese caos en que estaban Jim Lee, Todd McFarlane y ROB! (Liefeld) surgió la idea de darle a Moore su propio sello editorial y así este pudiera volver a explotar al cómic como medio narrativo. America's Best Comics parte su andadura editorial con este título -The League of Extraordinary Gentlemen publicada en 1999- y es el que ha podido sobrevivir los embates tanto del tiempo, como del comercio predominante en el medio del cómic.
Doven, Inglaterra. Una figura gordinflona espera en lo que parece una enorme represa, mientras saca un fósforo de marca John Bull. Su cotidiano relajo es interrumpido por su verdadera razón de estar tan cerca de Francia: reunirse con Wilhelmina Murray. ¿La mencionada razón? El imperio Británico está en peligro.
Moore y O’Neill dan toda una declaración de intenciones tan sólo en las primeras dos páginas de la historia. Doven es una ciudad costera de Inglaterra, llega de acantilados y es el punto más cercano a la Europa continental, separada a tan solo 34 km del puerto francés de Calais. Los autores presentan el puerto como una especie de canal de Panamá en el 1898, llena de grúas y una enorme estatua de la señora británica que nos dice que estamos ante una historia de época, sí, pero muy distinta a la que conocemos. La estructura, las grúas, la arquitectura, todo indica que Inglaterra vive en una tiempo mucho más avanzado de lo que indica la fecha de inicio de la historia.
Es este primer acercamiento lo que nos indica que probablemente Inglaterra sea la mayor potencia mundial y que, como toda potencia, debe cuidarse de enemigos externos e internos. El caballero de redonda figura que espera a Wilhelmina es Campion Bond, agente del MI5. Parece que el personaje tiene todo más o menos armado: Mina debe reclutar una serie de personajes con habilidades extraordinarias y mantener protegido al Imperio.
The League of Extraordinary Gentlemen es una obra de titánica ambientación. La premisa que maneja Moore es bastante original: un grupo de personajes literarios de finales del 1800 que son originarios de la literatura inglesa de la época, en su mayoría como influencia del género de la ciencia ficción. La banda está compuesta por estos personajes después de protagonizar sus respectivas novelas, a las que Moore adecua para tenerlos a punto en su historia.
Wilhelmina Murray viene saliendo de su encuentro con Drácula, lo que la ha llevado a un doloroso divorcio que la pone en un contradictorio dilema social. Porque a pesar de los avances tecnológicos, Inglaterra sigue siendo una sociedad atrasada en el lado humano y una mujer divorciada es una paria. Los autores la ponen al mando del equipo de “caballeros” lo que indica lo irónico de la concepción de la obra.
El capitán Nemo es el personaje al que debemos la tecnología que ayuda a la Liga en su tarea. Moore saca al Nemo de “La Isla Misteriosa” que es totalmente opuesto al de “Veinte mil leguas de viaje submarino”. Aquí Nemo es un revolucionario de origen hindú que vendría siendo un tecno-terrorista que se vende al mejor postor, algo completamente opuesto a la versión mas conocida del personaje, mayormente popularizado por Disney y sus películas.
Allan Quatermain es lo que vendría siendo el tema principal del libro: los mitos rotos de Inglaterra. La gran mayoría recuerda a Quatermain por sus aventuras en África, pero olvidan lo cuestionable de su persona. Aquí, Moore hace una extrapolación de las aventuras firmadas por H. Rider Haggard: Quatermain es un adicto al opio que es un poco más torpe de lo que parece y ha fingido su muerte para descansar de la fama mal ganada y así poder perderse en sus vicios con total tranquilidad. Probablemente sea esa fama la que lo haga “digno” de esta Liga. Pero sigue siendo un torpe anciano adicto y parece difícil que pueda llenar las botas del mito literario.
Dr. Jekyll y Mr. Hyde vendrían siendo el músculo del grupo. Jekyll es casi completamente dejado de lado por los autores y se centran más en Hyde, un ser descontrolado que ha ganado fuerza conforme su contrapartida “humana” la pierde. Si recuerdan, en la novela original de R.L. Stevenson, Hyde es pequeño como resultado de que todo hombre alberga una pequeña maldad dentro de él. Pero aquí ha crecido a proporciones absurdas y nos deja la pregunta: ¿qué ha pasado?
Griffin es el último en unirse a esta Liga. Protagonista de “El hombre invisible” de H.G. Wells es un ser repugnante en todo sentido. Su capacidad de ser invisible ha trasformado su personalidad a la de un psicópata de tiempo completo. Es mezquino, aprovechado, abusivo y rastrero cuando la ocasión lo amerite y es el más difícil de controlar por la naturaleza de sus poderes. Con este personaje, Moore no hace concesiones, es irremediablemente malo y debería ser colgado por sus acciones, pero que en vez de eso sea reclutado al servicio de Inglaterra dice mucho de los valores de la nación y sus objetivos.
La historia se podría dividir en dos partes: la convocatoria de dichos personajes y el trabajo para el cual han sido convocados. Como he dicho antes, conforme el relato avanza, se nos presentan numerosas referencias literarias. Pero lo que podría haberse limitado a ciertos personajes, Moore lo extrapola a un sin número de aspectos para esta obra. Porque las referencias dentro de League of Extraordinary Gentlemen son abrumadoras, pero inquietantemente bien colocadas.
Campion Bond, por ejemplo, trabaja para el MI5 que está liderado por un misterioso “M”, y que son obvias alusiones al James Bond del novelista inglés Ian Fleming. Uno de los contactos de la Liga en Francia es C. Auguste Dupin, detective creado por Edgar Allan Poe para la novela “Los crímenes de la calle Morgue”. Cada elemento dentro de las viñetas puede ser rastreado hasta sus orígenes literarios de alguna forma, lo que indica el increíble conocimiento y dedicación de los autores para concebir sus páginas.
Pero todo esto sería inútil si no fuera por lo bien contada que esta la historia. Los autores fraguan un relato lleno de descubrimiento y sorpresa, pero también de crítica y mala leche. League of Extraordinary Gentlemen parece tomar testigo de las contradicciones sociales dentro de un estado tan retrógrado y machista como el inglés y no duda en exponerlos en más de un sentido. Algo de ironía despide la decisión de hacer de Mina el líder de un club de “caballeros” y estos no escatiman en cuchicheos para referirse al estado marital de la mujer. Además, de "caballeros" los integrantes de la Liga no tienen nada, dejando claro que simplemente el sexo define tu posición social.
Inquietante también resulta el miedo a la sexualidad que presentan ciertos personajes o determinadas situaciones. Cuando Griffin es apresado, es al espíritu santo el que se le atribuye las violaciones en la escuela de comportamiento para damas. Algo que está en completa disonancia con lo que pasa en los barrios más pobres de Londres, donde en numerosas viñetas se ven personas teniendo sexo o estando parcialmente desnudas.
El patriotismo exacerbado también es denunciado con los mismos integrantes de la Liga, en su mayoría criminales del estado que se les da una “segunda” oportunidad para pagar sus deudas al recuperar la cavorita, mineral que eventualmente ganaría la carrera espacial para el Imperio, pero cuyos fines son más bien criminales, dejando claro que para Inglaterra no hay diferencia entre lo bueno o lo malo, sólo importa el crecer de la nación. "El Imperio Británico siempre ha tenido problemas para distinguir entre sus héroes y sus monstruos" dirá Campion Bond en algún momento, sellando el mensaje.
El dibujo de O’Neill es un poco más detallado que de costumbre. Su estilo deforme y casi amorfo –del que Marshal Law sacaba provecho- sigue presente, pero el nivel de detalle puesto es abismal. Cada elemento de una viñeta cuenta una historia en sí misma, y el dibujante no escatima esfuerzo para plasmar elementos visuales que enriquecen la narración. Gran parte de la ambientación steampunk de la obra es puesto en el dibujo, con mezclas de arquitectura de época y avances tecnológicos retro que O’Neill resuelve de forma muy inteligente.
La caracterización de los personajes sigue la misma línea. Quizás los que destaquen más sean Nemo y Hyde, y son los que parece que O’Neill más se divierte más dibujando. El color de Benedict Dimagmaliw está en sintonía con los trazos, y usa diferentes paletas de acuerdo a la situación geográfica en que se desenvuelven los personajes. Debo decir que League of Extraordinary Gentlemen se publicó en la época del naciente coloreado digital, por lo que ciertas técnicas no habían sido tan depuradas como lo están ahora, pero no deja de ser un color funcional con los motivos de la obra.
Como nos tiene acostumbrado un autor tan ambicioso como Moore, cada número de este volumen está acompañado de material adicional que sirve para dar mayor contexto a la obra en sí. Desde publicidad de la época –unas falsas y otras reales-, pasando por portadas que emulan los folletos literarios victorianos, hasta una historia complementaria – “Allan y el velo rasgado”- y que además demuestra la capacidad de Moore de variar su registro y hacernos creer que el que escribe no es él, sino H. Rider Haggard.
Sólo por la cuidada concepción de cada número, hace que sea necesario al menos revisar su edición original en inglés y compararla con la versión en español. Creo que Planeta de Agostini, actual Planeta Cómic, ha hecho un buen trabajo al editar y adaptar ciertos aspectos a nuestra lengua, pero nunca está de más dar un vistazo al original alguna vez.
League of Extraordinary Gentlemen es una gran obra. Quizás de las mejores de ese Alan Moore más pedagógico que está empeñado en explotar el medio del cómic. Está llena de técnicas narrativas que el inglés ha estado refinando con los años –número determinado de viñetas por páginas, deferentes tipo de relatores, etc.– , además de mostrar la increíble capacidad de Kevin O’Neill para plasmar la suciedad y la maravilla de esta sociedad victoriana ficticia que vive de sus contradicciones. Muy recomendado y con una secuela directa de la que les debo reseña. Si quieren explorar más las referencias de la obra y el inglés no es problema, pues pasen por aquí.