Novelas Gráficas Marvel - El Increíble Hulk: Gritos Silenciosos
En la vida, hay verdades innegables. Que el sol sale todas las mañanas, que el huevo y el jamón nacieron para ser revueltos en una paila, o que la etapa de Peter David en Hulk es la mejor de la historia del Coloso Esmeralda. Esta semana, la Colección Definitiva de Novelas Gráficas Marvel nos trae un pequeño caramelo de aquella largo y monumental etapa, de más de 10 años, en el tomo titulado El Increíble Hulk: Gritos Silenciosos.
EL INCREÍBLE HULK: GRITOS SILENCIOSOS
Contenido: The Incredible Hulk V.1 #370-377
Guion: Peter David
Arte: Dale Keown
Tintas: Bob Mcleod
Color: Glynis Oliver
Hulk es un héroe en general menospreciado por el común del público, que difícilmente estará en los primeros puestos de las listas de popularidad. La principal impresión que nos da es que su única valía va por el lado de proveer la fuerza bruta al bando de los buenos, apto solo para destruir todo a su paso. Sin embargo, el personaje posee un aspecto no muy conocido, pues adquiere ribetes de gran profundidad al contrastarlo con su otra personalidad, la del científico Bruce Banner, y su tormento para lidiar con el alter ego monstruoso que aloja en su interior.
Fue creado por la dupla dorada de Stan Lee y Jack Kirby, siendo su primera aparición en The Incredible Hulk #001, publicado en mayo de 1962. En medio de un experimento, el Dr. Bruce Banner fue irradiado con rayos gamma, los que en vez de provocarle la muerte, le permite transformarse en un monstruo salvaje e imparable cada vez que es poseído por la ira. En su génesis se combinó la temática del monstruo incomprendido, tipo Frankestein o la Bestia, y la dualidad física y de personalidad del Doctor Jekyll y Mr. Hyde.
A pesar que desde sus orígenes se planteó como un personaje con varios matices, generalmente fue considerado solo por su capacidad destructiva. Sin embargo, la llegada del guionista Peter David (X-Factor, Madrox) en los ochenta lo definiría definitivamente, pues llevaría los guiones hacia la exploración de temas más psicológicos, como el desorden de personalidad múltiple del protagonista, el abuso que sufrió en su infancia y sus cambios periódicos entre el Hulk Verde, más rabioso y menos inteligente, y el Hulk Gris, más astuto y cerebral. En vez de hacer borrón y cuenta nueva, el guionista se nutriría de su pasado, analizando el embrollo mental del hombre que se transforma en monstruo en vez del monstruo mismo, encontrando novedosos modos de resaltar la lucha interna entre ambos.
En esta etapa de la relación Banner/Hulk, las transformaciones están mas o menos controladas. Sin embargo, a lo largo del tomo asistiremos a la lucha interna de estas tres personalidades, que transcurren en paralelo de las inevitables batallas con enemigos externos. En realidad, las personalidades dominantes son las de Banner y Hulk Gris, manteniendo al Hulk Verde reprimido en un segundo plano.
Si bien tenemos una historia con una buena cantidad de momentos alegres e incluso hilarantes, en general es una historia madura que tendrá un mayor impacto emocional en todo aquel que entienda la dificultad de mantener las relaciones personales, pues para crear confianzas es necesario entregar una parte de ti mismo, un acto que te debilita a la vez que te fortalece, pero que al fin y al cabo te cambia. En el caso de alguien con una psique fracturada como Banner, que lucha constantemente para lograr un equilibrio precario, el problema está elevado a la enésima potencia.
Las aventuras que encontramos en estas páginas abarcan una gran variedad de géneros y temas, con diálogos que también se mueven con suma facilidad entre batallas, escenas jocosas, melodramas y ciencia ficción. En los primeros números hay una aventura interdimensional con Doctor Strange y Namor, con los que debe aliarse para derrotar a una entidad que busca apoderarse de Hulk. Luego, una agencia ultra-secreta toma el lugar del antagonista mientras Banner busca a su esposa Betty Ross, para finalizar con invasiones alienígenas, Super Skrulls y más problemas psicológicos, viajando por la mente del protagonista. Como testigo de la habilidad del guionista de mantener la atención en la serie regular por 12 años, el guionista utiliza muchos de los mejores recursos de su universo, arropando al protagonista con personajes secundarios definidos y de gran personalidad.
El encargado del arte es el canadiense Dale Keown, cuyo trabajo más reconocido es Pitt, de la editorial Image Comics. Sus ilustraciones son muy logradas, siendo su mayor fortaleza el manejo de la fisonomía de personajes tan dispares. Sus viñetas y diseños de página ofrecen bastante diversidad, aunque como es lógico, sus lápices brillan mucho más en los dibujos a página completa. Keown pasaría a ser uno de los dibujantes más icónicos del personaje y acá se nota, entregando un trabajo de regusto clásico y moderno al mismo tiempo, logrando sorprender.
Para concluir, esta entrega es una pequeña muestra de la gran obra que firmó Peter David. Quizá pierda puntos al ser solo una parte de su trabajo, pero no quita que sea un gran material, repleto de aventuras, peleas y destrucción, escrito y dibujado de gran manera. En sus páginas encontraremos toda la acción, humor y emoción que hicieron famosas a las historias de David y el monstruo gamma. No es uno de los imprescindibles, pero sin duda este tomo debe estar tu estantería.
Comparación con otras editoriales
Si solo por su contenido este tomo es recomendable, lo es aún más al saber que es la única edición en español de este material que existe. Para ser justos, en su tiempo fue editado en formato grapas por la extinta editorial Comics Forum, pero a estas alturas es extremadamente difícil de conseguir. Así que al menos en esta oportunidad, no hay dónde perderse.