MR - Batman #050: la boda que pudo haber sido
Las pasiones que ha levantado Batman #050 han mantenido en llamas las redes sociales hasta el día de hoy, con infinidad de comentarios rasgando vestiduras de cara a la decepción que supuso el desenlace de la boda comiquera del siglo. Pero la mayor parte de este enojo surge en la promoción desmedida que DC Comics hizo de este evento, levantando promesas que se vieron incumplidas dentro del cómic mismo. Entonces, cabe preguntarse ¿qué es lo que realmente presenta este número? ¿Estamos ante un despropósito narrativo? ¿Es justo juzgar el valor de una obra por la publicidad en torno a esta, en lugar de lo que la obra misma ofrece?
Pese a que esta reseña fue publicada el día de ayer en nuestras MicroReseñas DC, creemos que el tema en debate —y la reseña misma— merecen atención especial y espacio para desarrollarse. Así es que los invitamos a leer con tranquilidad y conversar con nosotros sobre lo ocurrido dentro de las páginas de esta entrega. Nos vemos en los comentarios.
BATMAN #050
Publicación: 04/07/2018
Guion: Tom King
Arte: Mikel Janín, varios
Tintas: Mikel Janín, varios
Color: June Chung, varios
Rotulado: Clayton Cowles
Reseña: Oscar Cayul
9,5 / 10
Llegó el momento, y también la polémica. Sin embargo, como dicen por ahí, si está bien contado, saber cómo termina no debería afectar su disfrute sino solo un poco de impacto inicial. Algunas cosas que puede ser bueno recordar, y que el bueno de Tom King goza de saltarse como si nada. ¿El Joker se mejoró del número anterior? ¿Selina Kyle nunca se contagió de algo? ¿Importa en este número? Eso sabemos que no. Así como otros números centrados en monólogos de Bruce Wayne y Selina, el número encuentra una mejor excusa para exponerlos, en forma de cartas mutuas escritas previo a la boda, y bueno, funciona y funciona bien. Si han estado enamorados, hay varios pasajes escritos desde ese sentir, centrados en la mirada o el color de los ojos, y de cómo el otro amado pareciera ser tan igual a otros —porque lo es— y sin embargo totalmente distinto —la magia del amor—. También vamos viendo cómo se van entendiendo las motivaciones que nos llevan al desenlace de este relato, los que se hacen entendibles pero no por ello más fáciles de aceptar.
Creo que estoy en el grupo de los que quiere ver a un Batman feliz, incluso dejando un poco de lado su rol de vigilante enmascarado —debo decir que disfrute mucho la etapa de Dick Grayson al mando— pero también entiendo el meta-texto presente: la felicidad no va de la mano con una venganza. El Batman vengativo vende en parte porque es muy constitutivo de su personaje. Quizás es por eso que los momentos que más me llegaron fueron esos destellos de posibilidad, esas ventanas a un mejor futuro que el que le depara a Bruce. Para mí, esos momentos son verlo probándose su traje y cómo esto le recuerda a su padre y nos lo confirma Alfred; cuando le pide a Alfred que sea su testigo y se abrazan; y cuando le pregunta en el auto a su compañero desde el principio si él puede ser feliz. A decir verdad, quizás sean los momentos de Alfred los que más me gustaron, son en esos instantes donde se ve ese amor incondicional disfrazado de trabajo remunerado de mayordomo. Ese incómodo momento donde las herencias de la servidumbre nos revelan algo más importante que las relaciones estructurales, sino las que pueden surgir en cualquier momento, de cualquier forma. Grande Alfred, también diste el mejor momento con Bruce en aquel lejano número 1 donde le aseguraste que sus padres estarían orgullosos de lo que se ha convertido ese niño. Ese niño que parece que para Selina sigue allí.
Encuentro que nuestra Catwoman tomó una decisión razonable, solo podría criticarle que apareciera en esta instancia. Por suerte, nuestro buen guionista nos deja en claro que hay poco y nada de tiempo para conversar, y en estas cosas tiende a ser así, se postergan conversaciones que debieron aclararse previamente. Nada que hacer. El gran amor de un amor que nunca la iba a tener sencilla. Lo prefiero así quizás que a un amargo divorcio. De partida, tendrán que volver a encontrarse, y siempre pasarán cosas lindas entre ambos. Después de todo, el Annual #2 lo confirma, así que tranquilidad para los que creen en el amor.
Sobre el arte, este número es un tesoro en sí mismo. Mikel Janín nos entrega momentos bien delineados, además de una deliciosa simetría en cada página que en papel se nota más, donde veremos los diversos caminos que separan a nuestros protagonistas y en donde, por un breve momento, se unen en una página doble completa hermosa. Solo esa secuencia hace que olvide algunos rostros algo extraños de Holly Robinson (y hablando de Holly, ¿acaso no es adorable que siga siendo canónica esa vieja historia de "Year One"?). Y en medio, una avalancha de artistas clásicos y más recientes haciendo gala de sus mejores interpretaciones de lo que puede ser esta pareja. Así que, una mínima reseña a cada uno:
García-López - Mulvihill: Clásico. Tierno. Aunque con algo de demasiado busto para Selina. Cloonan: Buena Buena. Noten esos ojos hermosos que le dibujó a Selina. Fabok - Anderson: Algo no salió bien. Estética de los tempranos noventa lo tenía todo, pero no salió como podríamos esperar. Le falta alma. Miller - Sinclair: Me gustó mucho. Un dibujo de Miller que no debería generar esa preocupación o rasgado de vestiduras, es un gran dibujo y una excelente perspectiva de un artista clásico. Bermejo: Talento claro y evidente. Nunca tanto de mi estilo pero innegable calidad. Adams - Hi-Fi: Demasiado clásico para mi gusto. No se nota tanto la relación entre ellos más que para posar. Daniel - Morey: Me gustó mucho más de lo esperado. Quizás sea la mueca de Selina que le da un toque menos grave que lo que Tony Daniel tiende a dibujar típicamente. Conner - Mounts: Simpático, colorido, pero no descollante. Albuquerque: Adorable. Me lo haría polera. Kubert - Sinclair: ¡Qué clase! También es colorido, pero manteniendo una especie de atemporalidad aplicable a toda época del murciélago. Sale - Villarubia: Francamente impresentable. ¿Vieron ese cuello? Al menos Catwoman sale estilosa como siempre. Pope - Villarubia: Precioso. Lleno de detalles para repasar. Gerads: Lindo, estiloso, no es de mis favoritos pero cumple. Mann - Bellaire: Está bien. No ofende a nadie, lo que quizás tampoco es tan bueno. Templeton - Smith: No es mi estilo, pero me encantó verlo. Jones - Bellaire: ¡Por Dios qué recuerdos! Un punto alto. Finch - Bellaire: Bastante decente. David Finch no arruinándolo. Lee - Williams - Sinclair: Lo mismo podríamos decir de este. Incluso Jim Lee se manda una portada variante de calidad. Capullo - Plascencia: Me gusta harto Greg Capullo en Batman, y esta imagen muestra sus bondades de inmediato. Weeks: Quizás la mejor de todas. Agradezco que sea la última.
Y ahí está. Después de una página final que nos deja algo más confundidos, sentimos que estos 50 números han valido la pena. Que vengan 50 más, que supuestamente King tenía planeados de antemano. Pareciera serlo, no queda duda. Excelente punto medio para la colección, y un más que grato momento dentro de lo que se puede tener. Bruce ha luchado por ser feliz y ha perdido como cualquiera de nosotros podría perder una batalla. Quiero saber qué seguirá.