52 - Semana Veinte: no hay Ojo que por Cabeza no venga
Seguimos con las reseñas a 52 y hoy estamos en un capítulo mayormente espacial y especial. Recuerden ver las demás reseñas en nuestro índice.
52 – SEMANA VEINTE
Guion: Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka, Mark Waid
Bocetos: Keith Giffen
Dibujo: Chris Batista
Tintas: Ruy Jose
Color: Alex Sinclair
Rotulado: Travis Lanham
Primero lo primero. Esa portada de J.G. Jones es maravillosa, con una composición perfecta y el Ojo Esmeralda de Ekron de fondo. ¿Cómo no querer leer lo que contiene? Ahora vamos a nuestros protagonistas.
En primer lugar, tenemos al misterioso Supernova metido en la bati-cueva buscando algunos artilugios y aprovechando que el dueño de casa anda de año sabático. ¿Debiera preocuparnos que al parecer se va a robar el guante de kryptonita de Lex Luthor? Quizás. Desconocemos aún las intenciones de este sujeto, por lo que solo queda esperar.
En segundo lugar, y dándole pequeñas páginas de desarrollo a otras historias tenemos al por primera vez literal Steel haciendo cosas típicas de héroes, a la vez que descubriendo un elemento importantísimo para el desarrollo de su trama y la de Luthor: los poderes que otorga los puede quitar. Era claro que un villano de su clase tenía esta posibilidad siempre a la mano, y el conocimiento de Steel aumenta la tensión existente. Esto me hace recordar que este personaje es una excelente contraparte poco ocupada por DC Comics para el empresario. Sabemos que John Henry Irons es un reflejo del trabajador, de la escala más baja laboral, que forja su camino al éxito. Su origen proletariado promueve posibilidades de lucha ideológica que el titulado profesional de Clark Kent no puede otorgar. Harta reflexión para dos pares de páginas.
Ahora, la carne de la parrilla: Starfire, Adam Strange y Animal Man acompañan a Lobo a su asteroide-iglesia donde se congregan miles de fieles a adorar al dios-pez-pacifista. Ya nuestro previo reseñador comentó lo divertido del Main Man siendo sacerdote de una fe que predica la no violencia, y no deja de ser gracioso aquí. De hecho, está lleno de detalles divertidos este paseo, que verdaderamente premia a quienes valoran el encanto de esta locura. O sea, tenemos a Lobo como sacerdote, acompañado de un delfín espacial; de pronto, una invasión de lo que parecen ser langostas espaciales devoradoras empiezan a comerse a la congregación y descuartizan vivo a Lobo mientras este garabatea improperios. No puedo dejar de gozar ante tanta ridiculez entretenida. Cuando Lobo vuelve en sí, nos advierte del nuevo peligro y obstáculo para el regreso a casa de la tríada espacial: La Cabeza Esmeralda de Ekron.
Ok, confesiones. Resulta que cuando leí esto por primera vez quedé muy confundido. ¿Qué era este ojo y por qué es tan fuerte? Resulta que el Ojo Esmeralda de Ekron es relativamente popular —aunque oscuro—. Salió por primera vez en Adventure Comics #352 (1967), como el arma de la Emerald Empress (creados ambos por Jim Shooter y Curt Swan), como parte de la galería de villanos de la Legion of Super-Heroes. En el presente, también hizo acto de presencia en el grupo espacial L.E.G.I.O.N. De vez en cuando volvería a aparecer en una que otra versión de la Legión.
¿Dónde está la genialidad de 52? Cuando Starfire lo ocupa para salvar a la gente, Lobo les reclama que llamaron la atención de su dueño. Y no se refiere a Emerald Empress. "Bueno, ¿De donde creíste que vendría el todopoderoso Ojo Esmeralda de Ekron? Fue sacado directamente de la Cabeza Esmeralda de Ekron." Fabuloso. Total sentido. Obvio que un ojo vagando por el espacio debe venir de una cabeza. Adorable y ridículo. 52 nos presenta en exclusiva aquella cabeza y lo que será ahora una nueva persecución espacial. Creo que disfruto mucho más, sabiendo estos pequeños detalles, este número. Que un artefacto de las profundidades del Universo DC gana nueva presencia de forma maravillosa. Culpo de todo esto al escocés Grant Morrison, aunque no me sorprendería la mano de Mark Waid allí también.
Con respecto al arte, siempre pienso que Chris Batista debe ser el alumno más aplicado de la serie, siguiendo los pasos del profesor Keith Giffen. Siento que veo los bocetos de Giffen en cada panel, y que el lápiz de Batista decidió llevarlos a la expresión total. Veo esos rostros ahí, esas posturas, y ese toque un poco más juguetón o caricaturesco, como si viéramos esa serie de ciencia ficción de aventuras un sábado en la mañana o en la semana después de llegar a la escuela. Creo que es un número hermoso en ese sentido. Quizás poco valioso en primeras instancias, pero con algo de cuidado, un equilibrio delicado que se cumplió totalmente entre inocencia y diversión. Para un ejemplo de esto, por favor vean esa colita moviéndose de alegría.
Que Fantasma Rojo disfrute la Semana Veintiuno de aventuras.