52 - Semana Dieciocho: este funeral lo auspicia Coca-Cola
Semana Dieciocho y vemos cómo Montoya y Dibny se sumergen aún más en sus infiernos personales. Mientras que Booster Gold, intuyo, debería estar en el infierno real, o al menos su alma. Suerte Booster, que el Diablo no se va a tragar tus patrañas. Recuerden ver nuestro índice de semanas para leer las demás reseñas.
52 – SEMANA DIECIOCHO
Guion: Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka, Mark Waid
Bocetos: Keith Giffen
Dibujo: Eddy Barrows
Tintas: Rob Stull
Color: Alex Sinclair
Rotulado: Travis Lanham
El número parte de forma inmejorable: dentro de la Casa del Misterio, una figura desconocida desaparece al ponerse en casco del Dr. Fate y todo parece indicar que el más apropiado para encarar la situación es el siempre sufrido Ralph Dibny. Parece una buena forma para que la mente del elástico detective deje de pensar en su fallecida esposa y avance en su vida. Pero esos no son tus planes, ¿verdad, Dan? No, los de la Liga de Giffen tienen que sufrir más que nadie por lo que le hicieron al marciano.
Saltamos a la nación de Black Adam, donde éste y su esposa Isis —nombre complejo por estos días— están premiando a Vic Sage por su intervención al detener el atentado en contra de la boda real. La ausente es Renée Montoya, que está más ocupada en su depresión, combatiéndola con sexo casual. Actualmente, 52 tiene dos personajes con depresión que padecen de intenciones suicidas, claro que Renée lo disfraza mejor.
Otro salto. A Cincinnati, que es la única ciudad donde se puede enterrar el cuerpo de Booster Gold, personaje odiado porque perteneció a la mencionada Liga de Giffen. La escena sirve para mantenernos informado de Clark Kent —sin poderes en este año de su vida— y para meter otro elemento dentro de la trama que envuelve al dorado personaje: al ser del futuro, pues debe tener ascendencia viva en esta época. Skeets encuentra a la persona correcta en el lugar indicado, dejando más misterios para los próximos números.
El número continúa con el misterio del casco de Dr. Fate y nos trae un grupo de personajes olvidados por estos días: Shadowpact. Ayudan a Dibny en lo del casco, pero parece que este está más preocupado en hablar con el casco mismo, adelantando un peregrinaje para los próximos números. ¿Está Dibny perdiendo la cabeza? Voy a decir que sí.
Este número particular funciona como eslabón y está muy lejos de darnos resoluciones. Los números anteriores nos dieron por ejemplo un final explosivo con la boda de Black Adam y en este afrontamos las consecuencias. Aprendemos que a Ralph se le está yendo la chaveta poco a poco —algo lógico si recopilamos todo lo que le ha pasado— y Montoya sigue en plan suicida, siendo su única motivación el empuje que le da The Question. El que literalmente perdió todo es Booster, después de las revelaciones en torno a sus cuestionables actos, dejándolo relegado a un funeral más y no el de un superhéroe consagrado. Pero si lo pensamos bien, este es un funeral atípico y cruelmente atado a la mediocridad de Booster como superhéroe, al menos por ahora.
Numero sólido con un par de sorpresas pero que cumple su mayor objetivo: hacer avanzar la trama de los personajes involucrados. Al menos nos recordó que Shadowpact existe y que debería estar más involucrado en el Universo DC actual. Imaginen un Shadowpact vs. Justice League Dark. Ya puedo contar la cantidad de portadas variantes. ZombiRodros, te toca a ti.