52 - Semana Dieciséis: bodas de sangre
Luego de un largo hiato, les traemos una nueva reseña de 52, una de las series más determinantes para el futuro de la editorial de DC Comics. En su semana dieciséis nos lleva a asistir a la boda del año, pero con una amenaza demasiado humana presente. Recuerden ver las demás reseñas en nuestro índice de semanas.
52 – SEMANA DIECISEIS
Guion: Geoff Johns, Grant Morrison, Greg Rucka, Mark Waid
Bocetos: Keith Giffen
Dibujo: Joe Bennett
Tintas: Ruy Jose
Color: David Baron
Rotulado: Pat Brosseau
Volvimos. El año pasa volando, y todavía tenemos posibilidades de ponernos al día de una cronología que no perdona. ¿Nos quieren acompañar?
A pesar de algunas imprecisiones temporales, es un número altamente disfrutable. ¿Qué imprecisión? Bueno, cuando Renée Montoya y The Question llegan a Kandaq, están en los preparativos de la boda, y sin embargo recién en este número vemos cuando se hace la propuesta de Black Adam a Isis. Honestamente, en una primera lectura esto pasa inadvertido, tanto por los clásicos flashbacks que los cómics nos tienen acostumbrados, como a la excelente narrativa que hace ignorar estos traspiés.
Todo pasando en la ceremonia. Por supuesto, dado el protagonismo de Renee y Charlie, este número es muy Greg Rucka para sus cosas, ya que es nuestra ex policía favorita la que lleva el peso dramático. Es ella quien une los cabos de un posible ataque terrorista, quien convenientemente entre cientos de personas descubre a la muchacha con la bomba, y quien le dispara a muerte para evitar la inminente explosión. Ese momento se cruza con la alegría y necesaria banalidad que toda boda necesita, desde la ropa sucia hasta aceptar la aparición de entradas. Es innegable el éxito de la fórmula, dedicando páginas para contar la historia por separado por momentos para finalmente, en el clímax de la misma, ambas historias se entrecruzan panel con panel, con beso y muerte ocurriendo simultáneamente.
Todo es testimonio del buen obrar de Rucka, quien entiende que un evento importante no impacta por sí mismo, sino por cómo se cuenta. Y aunque termina en un sentir trágico, hay varias risas entrecruzadas, desde el humor de Charlie con las ratas circundantes, pasando por la Familia Marvel en todas sus facetas, mostrando lo variado y rico que es el Universo DC a nivel de personajes. Incluso, la tragedia personal de un asesinato a una adolescente se ve duramente contrastada con la limpieza de la sangre al mismo nivel que el de los restos de una fiesta; sangre y globos, muerte y celebración, barridos por la misma escoba. Veremos si Renée queda marcada por este hecho o si simplemente seguiremos adelante, sabiendo que probablemente no habían tantas opciones como quisiéramos.
Sobre Joe Bennett no hay mucho que decir, el tipo demuestra su buen obrar. Me gusta mucho como dibuja el pelo de Montoya, lo que quizás es una tontera, pero adoro esos rulitos que se escapan del pelo tomado. Pero también es bueno dibujando cuerpos completos con la estatura de dioses, haciéndolos sentir más grandes que la vida, con el punto de vista para el espectador, desde abajo. Espero que sea eso y no la perversión de dibujar mujeres en falda y así siempre apuntar a sus piernas. Ojalá sea lo primero.
El color a mi gusto es más apagado que en otras ocasiones, y se nota más en los diálogos de la familia Marvel, donde los rostros de éstos se ve apagados, incluso pálidos. Así que el señor David Baron no se anota un punto alto en este número. Y no olvidemos la hermosa portada de J.G. Jones, que es una maravilla de diseño y posicionamiento de personajes. Motiva de inmediato la lectura.
Y esperamos esta vez estar a la altura, le toca al buen Fantasma Rojo hacerse cargo de la Semana Diecisiete. Nos vemos.