"Daredevil: Battlin' Jack Murdock" (2007): caer y levantarse
Nueva entrada de Caballeros De La Mesa Marvel, sección donde continuamos reseñando obras del sello Marvel Knights. En esta oportunidad, visitamos nuevamente el pasado de Matt Murdock —al igual que en Daredevil: Yellow y Daredevil: Father— en una historia intimista y conmovedora, bajo la óptica de Jack Murdock, el fallecido padre del Diablo Guardián, en la miniserie Daredevil: Battlin' Jack Murdock.
Daredevil: Battlin' Jack Murdock es una serie limitada de cuatro números, con guiones de Zeb Wells y dibujos de Carmine Di Giandomenico (Magneto: Testament), a partir de un argumento en que ambos participaron, publicada entre agosto y noviembre de 2007.
La historia nos ha enseñado que los relatos de boxeadores a menudo no tienen un final feliz. Ya sea por la influencia de un entorno que sólo busca provecho de su fama o dinero, de una estructura extra-deportiva que a menudo raya en la ilegalidad o las secuelas que dejan en su cuerpo los combates, son pocos los pugilistas que han logrado reinventarse luego de colgar los guantes, y salir indemnes física y psicológicamente del cuadrilátero. En el caso de Jack "Batallador" Murdock, el padre de Daredevil, el cóctel no sería muy diferente. Al igual que las grandes estrellas del pugilato real, venía de un entorno humilde y de bajo nivel educacional, que derivó en una vida promedio. Enamorado y luego abandonado por Maggie Grace, eventualmente terminó en las redes de Roscoe "Fixer" Sweeney, mafioso cuya especialidad era arreglar peleas de boxeo, y que además usaba a Jack como matón.
La historia nos sitúa en la última y fatídica pelea de Batallador, en que sus tribulaciones interiores alcanzan un punto álgido pues se debate entre la gloria, y honrar la confianza de Matt y su enamorada Josie, y la vergüenza de tener que dejarse perder en el cuarto round, pues ese es el arreglo que le exigió Fixer. En esos cuatro rounds, que transcurren uno por episodio, el protagonista hace un racconto de su biografía, partiendo en un punto inmediatamente antes de la llegada de Matt a su vida —en que se encuentra solo, alcohólico, y totalmente a merced de su jefe—, y llegando hasta el pasado más reciente, con su hijo en la universidad. Esta forma de contar la historia funciona bastante bien, enmarcando el relato a medida que este avanza.
En realidad, estamos frente a una narración que nos vuelve a contar, esta vez a través de los ojos de su padre, las circunstancias en que creció Matt y que eventualmente lo llevaron a convertirse en Daredevil. Mediante retrocontinuidad se cambian algunos detalles por aquí y por allá, pero en general es bastante fiel a lo que ya conocimos en otras obras del Diablo Guardián. En ese sentido, no es una trama que sorprenda, pues el desenlace es por todos conocido. Por lo tanto, la principal baza del guion es su emotividad, al atestiguar la valiente lucha del protagonista contra un destino que está marcado. Hasta última hora nuestro corazón espera que aparezca un héroe o un evento extraordinario que cambie su final, pero sabemos que sería ridículo e imposible, pues esto no es un What If...?.
Por supuesto, el guionista busca que empaticemos con Murdock, agregando más profundidad y multidimensionalidad a su personalidad, entregando una representación bastante creíble de una persona esencialmente buena, pero no perfecta, que las circunstancias lo han obligado a hacer todo excepto lo correcto. Sin embargo, y como ocurre en la vida real, obrar bien no es fácil, e incluso hacerlo trae sus consecuencias, tema bastante explorado en la ya nombrada Daredevil: Father. El lado humano también lo notamos en la incomodidad que siente con su propio hijo, en una reacción inicial normal si consideramos que literalmente se lo dejaron en la puerta, sin saber qué hacer con un bebé que ni siquiera sabía que tenía.
Asimismo, sus propias convicciones se ven sacudidas a la hora de proteger a su hijo, pues si bien toda la vida le inculcó que su futuro estaba en los libros y no en la violencia, sigue considerándolo débil frente al destino que le espera si es que desobedece las órdenes de Sweeney. Y esa angustia de no poder proteger a los hijos, y la intranquilidad que sólo se desvanece al saber que el retoño descansa en la habitación contigua, es una sensación que sentimos a diario todos quienes somos padres. En ese sentido, la revelación final permite que en su momento más amargo tenga, al menos, esperanza en el futuro que le depara a Matt.
En cuanto al apartado artístico, éste aprueba con notable. El estilo de Di Giandomenico, aquí como artista completo, es limpio y orgánico, con secuencias de lucha brutales y escenas domésticas más tranquilas que se benefician de la gran habilidad del artista para los rostros —con esos enormes y expresivos ojos— y el lenguaje corporal. Los colores utilizados, apagados y casi sepia, entregan el adecuado ambiente nostálgico, aumentando el tono en los momentos álgidos o donde se deba plasmar gran energía, agregando un dinamismo que acompaña bien al ritmo del guion.
En conclusión, le recomendaría a Daredevil: Battlin' Jack Murdock a cualquier fan de Daredevil, ya sea de esos de toda la vida o aquellos que lo hayan descubierto en Netflix. Es una historia triste y trágica, con un final que, sin embargo, nos llena de esperanza el corazón. El arte viene como anillo al dedo, pues desborda energía y emotividad por los cuatro costados. En lo personal, aprecio estas obras que agregan profundidad a personajes secundarios, y que al mismo tiempo dan una visión adicional de los héroes que conocemos, y ayudan a contextualizarlos mejor.
En papel
Esta obra fue editada en español, por Panini Cómics España. Las entregas que la conforman son parte de los números 27 al 30 de Marvel Knights: Daredevil Vol. 2. Lamentablemente, a estas alturas es material que está descatalogado, lo que lo hace muy difícil de conseguir.