"Star Wars: Obi-Wan & Anakin" (2016): el Padawan tiene dos maestros
Dentro de las múltiples miniseries que editó Marvel una vez que adquirió los derechos de Star Wars, la mayoría se situaba en el cómodo período de la "Trilogía Original". Sin embargo, aquí nos encontramos con una miniserie ambientada en el tiempo de las tan queridas como odiadas Precuelas.
¿El resultado? Una de las mejores historias que han salido de Star Wars desde que la Casa de las Ideas la tiene en su catálogo. Veamos hoy, Obi-Wan & Anakin.
STAR WARS: OBI-WAN & ANAKIN
Publicación: Enero - Mayo 2016
Guion: Charles Soule
Arte: Marco Checchetto
Color: Andres Mossa
Rotulado: Joe Caramagna
Las precuelas salieron cuando yo era bastante joven. Aun así, pequeño y todo, tenía suficiente pensamiento crítico para ver que nunca me gustó la relación entre Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi. Sólo son "amigos" en el principio del Episodio III. El resto del tiempo, siempre están peleando. Me parecía muy hipócrita que, al final, el viejo Ben Kenobi llamara a Anakin "su hermano" y le dijera que lo amaba, y que a Luke le contara que recordaba a su padre como un buen amigo. En fin. Esta relación de discípulo y alumno fue nuevamente abordada en diversos cómics y series animadas, pero creo que nunca la vi tan bien como en esta miniserie.
La historia nos lleva a algún período entre Episodios I y II. Los Jedi recibieron un mensaje de auxilio, codificado exclusivamente para ellos, y deciden mandar a Kenobi y su discípulo. Llegan a un planeta alejado de la República, prácticamente destruido por sus habitantes, donde se enteran que los sobrevivientes están divididos en dos bandos, los cuales han estado en guerra desde hace generaciones: los "Abiertos" y los "Cerrados". Mientras buscan el origen de la señal de ayuda, se van adentrando en el conflicto interno.
Si bien esa es la trama principal, lo más atractivo de este cómic es el cómo están representados Anakin y Obi-Wan, y la relación entre ambos. Combinando la historia con flashbacks, el guionista Charles Soule nos muestra más de la personalidad de los personajes y cómo se ven entre ellos. Anakin es impaciente, pero no un adolescente gritón. Tiene una mirada crítica, quisiera ayudar a todos de inmediato, y tiene desacuerdos lógicos con la Orden Jedi. Ve a su maestro con admiración, tiene un real sentido de respeto a él. Además, se muestra al fin como un Padawan muy sobresaliente, con habilidades innatas superiores a los demás, algo que se dice en las películas pero no se ve realmente. Por su lado, Obi-Wan demuestra más que nunca su compromiso con su pupilo, su inseguridad como joven maestro, y su miedo de fallarle al fallecido Qui-Gon Jinn.
Para añadirle más salsa, tenemos un tercer importante personaje en los recuerdos: Sheev Palpatine. El Supremo Canciller comienza a insertarse en la vida del inexperto Anakin, y le enseña las injusticias de la galaxia y lo mal que funcionan las cosas. Se muestra, de a poco y sutilmente, como una alternativa real, como alguien preocupado y que piensa como él. Es algo que dijo implícitamente en las películas, pero no sabíamos mucho cómo se forjó la relación especial entre Skywalker y el que pasaría ser el Emperador.
Como dije, Charles Soule logra caracterizar muy bien a estos personajes principales, pero falla un poco en la historia que es el hilo de todo esto. La batalla entre Abiertos y Cerrados no llega a ser realmente atractiva, los personajes no poseen grandes motivaciones y tienen una mirada demasiado simplista. Para más, la historia se cierra de forma abrupta y casi como un as bajo la manga demasiado sencillo.
Lo que sí, el planeta Carnelion IV da espacio para bellas imágenes por el artista Marco Checchetto. Una gran oportunidad para que el dibujante, con el colorista Andres Mossa, den increíbles, atractivas y creativas recreaciones de ciencia ficción. Los fondos son un planeta de nieve, sí, pero hay múltiples criaturas, naves y personajes para dar libertad creativa al lápiz. Mi crítica tal vez es que no siempre representan bien movimientos repentinos, y tuve que volver atrás la página para ver bien qué pasó. Sus representaciones de Anakin y Obi-Wan, con un aspecto intermedio entre episodios I y II, es totalmente natural y bien realizada.
En definitiva, nos encontramos ante una muy recomendada miniserie, con un buen ritmo y una lectura que hará que no pares hasta cerrar la última página y se te haya pasado volando. Conscientes de que nos falta mucho por conocer de esa galaxia muy lejana, aún hay espacio para hacer muy buenos cómics de Star Wars.