Hay más historias de Superman ahí afuera
Superman cumple ochenta años junto con la salida del Action Comics #1000. Sabemos que existen multitud de listas en que se catalogan las historias más destacadas protagonizadas por el superhéroe más grande de todos, y donde se repiten los nombre de siempre: el Action Comics #001, el All-Star Superman de Grant Morrison o las dos historias de Alan Moore que ni siquiera me voy a atrever a nombrar.
Pero son ochenta años… y creo que es tiempo de rescatar esas historias que si bien no están en la lista de casi nadie, saben muy bien cómo mostrarnos al Superman que todos queremos. Así que les dejamos siete, para que puedan indagar más sobre el Hombre de Acero.
DC COMICS PRESENTS VOL. 1 #085
Publicación: Septiembre 1985
Guion: Alan Moore
Arte: Rick Veitch
Tintas: Al Williamson
Color: Tatjana Wood
Rotulado: John Costanza
Un cómic que me extraña mucho que no sea mencionado más en las listas de imprescindibles. Sobre todo viniendo de un autor como Alan Moore, el cual siempre llega a dos posiciones cuando se hablan de las mejores historias de Superman.
Nuestro héroe se ha vuelto loco al contraer una enfermedad producto de un hongo que llegó desde el espacio. Superman descubre que la exposición al Bloodmorel —el hongo espacial— le produce fiebre, episodios de incapacitación, alucinaciones, sobreesfuerzo crónico y, eventualmente, la muerte.
Ante el miedo de dañar a alguien, el Hombre de Acero huye al sur de Luisiana, donde sufre un accidente de automóvil y es descubierto por Swamp Thing. Pero las alucinaciones lo achacan y Superman comienza a atacar al gigante verde. Eventualmente, Swamp Thing lograr curar a Clark Kent de su enfermedad, pero éste nunca se da por aludido de la ayuda del verde personaje. Una historia que muestra a Superman desesperado, y es de esas ocasiones en que te mantienen al borde del asiento por la premisa tan extraña y “posible” dentro del mito del personaje. Moore ya era un maestro en la caracterización de personajes y nunca se ha visto un autor capaz de hacer tan humano en tan pocas páginas al defensor de Metropolis.
SUPERMAN VOL. 2 #015
Publicación: Marzo 1985
Guion: John Byrne
Arte: John Byrne
Tintas: Karl Kesel
Color: Petra Scotese
Rotulado: John Costanza
En los ochenta, la etapa de John Byrne iba viento en popa y el autor canadiense seguía empeñado de mover aún más las cosas en el mito del Hombre de Acero, después de Crisis on Infinite Earths. Para ello, creó a varios personajes secundarios, entre ellos a Maggie Sawyer, capitana de la Unidad de Crímenes Mayores de la policía de Metropolis. Astuto el autor, que además de hacerla amiga de Dan Turpin —la creación de Jack Kirby para las aventuras de Jimmy Olsen— le dio el trasfondo más interesante para la época: Maggie era homosexual en un período en que eso era casi peor que llevar la peste.
La historia usa el rapto de la hija de Maggie como un pretexto para mostrar cómo la capitana había tenido que ocultar su condición sexual y cómo al revelarse ésta le había costado su familia y casi su carrera. Este es un número ejemplar para mostrar cómo trabajaba Byrne sus historias. Toda la revelación es muy sutil y la contextualización de la situación se hace en pocas viñetas, dejando varias lecturas al lector.
Superman al final salva el día, pero le es imposible cambiar el estado en que se encuentra su amiga al no tener la custodia de su hija, dejando a un héroe atado de manos a pesar de ser el más poderoso del universo. A veces, una sociedad demasiado conservadora es el peor enemigo del Hombre del Mañana.
ACTION COMICS ANNUAL VOL. 1 #002
Publicación: Mayo 1989
Guion: Jerry Ordway, George Pérez, Roger Stern
Arte: Jerry Ordway, Mike Mignola, Curt Swan
Tintas: John Statema, George Pérez, Brett Breeding
Color: Glenn Whitmore
Rotulado: Bill Oakley
Uno de los números más altos de la saga “Exile” ("El Exilio"). Tras ejecutar a Zod por aniquilar a todo un universo, Superman termina en una depresión que lo hace dudar de sus poderes y buen juicio, por lo que decide auto-exiliarse en el espacio. Tras encontrarse con un sinnúmero de seres extraños, un debilitado Hombre de Acero cae en las garras de Mongul y su Warworld.
Para sobrevivir, Superman es obligado a luchar en un coliseo de gladiadores donde solo sobrevive el que mata a su adversario. Pero hablamos de Superman, y este número es uno de los máximos testimonios de un principio básico del personaje:
“Mi nombre, tirano, es Superman. Y no mataré.”
Así respondía el Último Hijo de Krypton a un Mongul que exigía sacrificios en su arena. El número no es solo eso, también averiguamos un poco cómo la indiscriminada búsqueda científica de Krypton termina por quebrar su civilización, dejando un mundo dividido a las puertas de su destrucción. Esta entrega es un ejemplo de ejecución perfecta cuando se trataba de planeación editorial y es jodidamente entretenido de leer. De hecho, siempre me extraña que no aparezca toda la saga de “El Exilio” en esas listas de historias imprescindibles del personaje.
ADVENTURES OF SUPERMAN VOL. 1 #462
Publicación: Enero 1990
Guion: Roger Stern
Arte: Dan Jurgens
Tintas: Art Thibert
Color: Glenn Whitmore
Rotulado: Albert DeGuzman
Humanidad. Es un concepto que en las colecciones de Superman post-Crisis cada vez se hacía más palpable. Gracias a Byrne, el personaje había ganado mucha complejidad, y tras la salida del canadiense, todos los autores que siguieron tomaron ese testigo y lo ampliaron a todos sus personajes. Lois Lane, Perry White, Jimmy Olsen, Cat Grant, todos se sentían como personajes que vivían y respiraban, que fallaban y se redimían mientras que el Hombre de Acero salvaba el día.
Este número particular parte con la fiesta de despedida de Clark Kent en el Daily Planet, ya que éste se iba a trabajar como editor en el Newstime. Una ocasión para mostrar una vez más que estos personajes de verdad se conocían a fondo. Perry White le da un valioso consejo a Clark —de editor experimentado, nada menos— pero todo cambia cuando se descubre que Alice, una pasante en el periódico, vive en las instalaciones del Planet porque no tiene cómo costearse una vida.
La pérdida de su madre a causa de una enfermedad la ha dejado con un sinnúmero de deudas y una depresión que solo puede ser combatida trabajando. El número no deja de ser un poco empalagoso, pero es de esas historias que Superman está más presente en espíritu que en presencia física, algo que ciertos autores tienden a olvidar con una facilidad demasiado habitual.
ADVENTURES OF SUPERMAN #470
Publicación: Septiembre 1990
Guion: Dan Jurgens
Arte: Dan Jurgens
Tintas: Art Thibert
Color: Glenn Whitmore
Rotulado: Albert DeGuzman
El final de una saga pequeña sirve para ejemplificar la influencia positiva que debería tener Superman en nuestras acciones. "Soul Search" ponía las almas de Jimmy Olsen y Jerry White —el hijo de Perry— en el infierno, en los dominios de Blaze, lo que hacía perfecto para que la demoníaca entidad se tratara de quedar con el alma de Superman.
La saga es la culminación de la deteriorada relación entre Perry y su hijo, una oveja descarriada que nunca tuvo la suficiente atención de su padre. Esta caracterización llevó años en desarrollarse y Jerry se la pasaba metido en problemas con bandas criminales de Metropolis, que más de una vez chocaron con el trabajo de Perry como editor de un diario de noticias. Los gritos de atención de parte del hijo se transformaron en una carrera delictual, de la cual trataba de salirse cuando es baleado junto a Jimmy Olsen, el que era quizás su único amigo, junto a José Delgado.
El final, Jerry se redime y ayuda a Superman a salvar el día, pero el coste es grande y le gana a la tristeza. Que al final sea el Black Racer el que lo prepare para su vida en el más allá dice mucho de lo que pensaban los autores cuando tomamos este tipo de sacrificios. Y ni siquiera he mencionado la participación de Lex Luthor.
HITMAN #034
Publicación: Febrero 1999
Guion: Garth Ennis
Arte: John McCrea
Tintas: Gary Leach
Color: Carla Feeny
Rotulado: Patricia Prentice
Una historia que siempre es olvidada, así que nunca esta de más recordarla. De hecho, ya la habíamos mencionado en una ocasión anterior. Hitman fue un personaje creado por Garth Ennis y John McCrea para uno de los tantos crossovers olvidables que hubo en la década de los noventa. El personaje sobrevivió gracias a la increíble pluma de Ennis a la hora de dar vuelta la continuidad del Universo DC. Hitman se reía cada vez que podía de todos los héroes de la casa editorial, tratándolos de psicóticos o simplemente incompetentes. Todos y cada uno, excepto Superman.
Para Hitman —y por extensión, para Ennis—, Superman es la representación del inmigrante modelo, que se empeña en hacer de su nuevo hogar un lugar mejor, sin arrastras los conflictos de la tierra de la cual emigró. El irlandés no se detiene solo en eso, sino que también recrimina al personaje por vivir con un estándar tan alto de conciencia que lo obliga a parecer perfecto ante el resto del mundo, apuntando a la dependencia de la sociedad norteamericana por sus contradicciones morales. Es un número sumamente oscuro pero increíblemente esperanzador cuando se tiene en contexto, sobre todo viniendo de autores ajenos a la cultura norteamericana que ven a Superman no como un ícono norteamericano, sino como uno mundial.
SUPREME #041
Publicación: Agosto 1996
Guion: Alan Moore
Arte: Varios
Tintas: Varios
Color: Varios
Rotulado: Varios
Creado por Rob Liedfeld para Image Comics, el personaje Supreme —al igual que prácticamente todo lo creado por el autor— era un plagio descarado y “actualizado” para los violentos años noventa. En este caso, es a Superman al cual el autor trata de replicar, con un éxito muy moderado y con una calidad casi nula, de no ser por ciertos números puntuales.
Por asares del destino, Alan Moore llegaría a trabajar a Image, paseándose por las diferentes creaciones de cada autor fundador. La condición de Moore para trabajar en el Supreme de Liedfeld era la completa libertad para desechar todo el trabajo anterior con el personaje. Así es como el británico —a partir del #041— termina por abrazar la esencia de Superman que tiene el personaje y lo convierte en la mayor deconstrucción de mito del Hombre de Acero.
Moore se pasea por cada época del personaje y lo contrapone con lo que estaba ocurriendo en su presente, lleno de superhéroes híper violentos y oscuros, productos de la increíble recepción de Watchmen. De este modo, Supreme comienza a ganar una retrocontinuidad falsa que recuerda a la de Superman, creando un pueblo donde vivió su infancia, una sociedad secreta a la cual perteneció en los años cuarenta, un grupo adolescente que lo reclutó para hacer justicia en el futuro y otra multitud de eventos que parten como una parodia nostálgica, pero que el autor comienza a convertir en una ácida crítica al medio de los cómics y a la historia norteamericana, que parece olvidar cada vez que puede que las inocentes fábulas morales que caracterizaban al cómic de superhéroes están ahí por una razón. Uno de los mayores homenajes a la figura del Hombre de Acero y su historia.