Dragon Ball Super: ¿valió la pena?
Estimados Lectores:
Han pasado tres semanas desde que el Androide 17 salvó al universo, y pareciera ser que la humanidad no requiere de un dios con complejo de Peter Pan ni de un marciano cumbiero para destruirse a sí misma, solo de un cretino con mal tupé y demasiado tiempo en Twitter. Ahora que la calma ha regresado y podemos quitarnos los lentes mágicos de la nostalgia —ya sea para alabar la serie u odiarla— creo que es el momento adecuado para hablar con calma sobre lo genial, lo bueno, lo malo y lo horroroso que nos dejó Dragon Ball Super. Son 131 capítulos, así que tenemos mucho que revisar… ¡Pero cuando terminemos, hasta Zen'ō Sama se impresionará!
Aclarar de antemano: este artículo no convencerá a nadie que odie el universo de Dragon Ball que vea la serie, pero quizás ayude a quitar esa extraña idea de la gente que observa desde afuera, que quienes vemos cualquiera de las variaciones de Dragon Ball pensamos que es la mejor serie del universo. ¡Por el contrario, todos sabemos que los niveles de pelea no tienen sentido, que Goku es un pésimo papá y que Namek se demoró una eternidad en explotar! Sabemos que tiene problemas y que existe una infinidad de serie mejores —que posiblemente también vemos— pero sin duda lo pasamos bien viendo a Goku agarrarse a charchazos con [inserte enemigo genérico nº 138]. Si entiendes eso, te invito a seguir leyendo. Si en cambio estás posteando memes sobre lo inteligente que eres por ver Evangelion y no Super, pues al menos puedes sentirte junto a nosotros dentro del club cuyos gustos no han madurado desde los 13 años (ups).
Lo que sí será interesante es discutir esto con detractores acérrimos de Super en particular vs. otros —como GT—, a quienes invito a opinar una vez llegado al final de este kilométrico ejercicio. Y en cuanto es kilométrico, dejaré mucho afuera, pero puedo prometerles que dedicaré un párrafo especial al personaje favorito de todos: el Doctor Rota del Universo 6. Así que, ¿cómo vamos a estructurar el artículo? Bueno, luego de toda esta vuelta innecesaria, iremos directo al grano a los temas más importantes: animación, temáticas recurrentes durante la serie, para finalmente detenernos en los arcos en particular. Nada menos, nada más. Este artículo asume que ya vieron los 131 episodios, así que, naturalmente, hay SPOILERS.
Animación: el elefante en la habitación
Toda discusión sobre Dragon Ball Super como serie comenzará con esta imagen:
Por supuesto.
La animación de Dragon Ball Super fue quizás la primera gran razón por la que muchos desistieron de ver la serie durante los primeros veinte episodios. Y no los culpo, porque yo mismo dejé de ver la serie tras el episodio 5, y no volví a darle una oportunidad hasta el arco de Champa. Este episodio, junto con algunos otros, son el resultado de un calendario absolutamente maratónico y ridículo para los animadores de Super, pasando episodios e incluso escenas entre distintos estudios para completarlas a tiempo. Y este es el asunto: series con más de 30 episodios —o 130— ya no son la norma en el anime. Ahora, tenemos temporadas de 12 o 24 episodios máximo, y quizás es algo bueno, justamente porque permite realizar las series con tiempo, concentrar los recursos y la historia, y no pasar estos malos ratos.
Pero incluso dejando esto de lado, siempre hubo algo en Super —salvo hacia el Torneo Universal— que no me convenció, y creo que es el estilo de coloreado, con colores demasiado brillantes que no calzan el estilo de Dragon Ball Z. Claramente, el problema inverso al que tuvo Dragon Ball GT, cuyos colores son fríos y apagados, propios de una serie futurista estilo Robotech y que, aunque distintivos, siempre me dieron la impresión de no estar viendo Dragon Ball. Con Super, solo fue molesto, pero a diferencia de GT, sí sentí que estaba viendo la misma serie.
Sin embargo, hacia el arco del Torneo Universal es claro que hubo un esfuerzo particular puesto en crear no solo una animación decente, sino que a ratos extraordinaria, lo que ya se notaba en muchas de las peleas del arco de Goku Black. Independiente de si guste en cuanto a guion, no creo que nadie haya pensado que cada una de las batallas con Jiren o incluso la secuencia final con Kefla hayan sido mediocres en animación. Sí, incluso en el Torneo Universal hubo episodios donde este ritmo maratónico se tradujo en una animación menos pulida, pero fueron los menos. ¿Es una señal de que si la serie continúa, veremos cada vez mejor animación? Espero, malditos insectos. Espero que realmente así sea.
Temática: alcanzando el poder de los dioses
A pesar de que la trama de Dragon Ball Super pasó de enemigos resucitados, a la amenaza de un Goku con un fabuloso cabello rosado, a torneos entre universos, siento que por primera vez, desde la historia original de Dragon Ball, la trama se sintió cohesiva unida por una temática principal, dada por el primer arco: ni Goku ni Vegeta estaban, ni de casualidad, cerca de tener el título de los seres más poderoso del universo, pues existen verdaderos dioses cuyo poder es infinitamente superior. ¡De hecho, hay otros universos con seres muchos más poderosos! Y puesto así escrito suena extremadamente simplón... y lo es. Y no pretendo defender que es brillante o que "así es Dragon Ball", porque me parece una defensa baja. Parte de mí desearía algo un poco más elaborado.
Lo que sí pretendo defender es que la aparición de los Dioses de la Destrucción y los distintos universos dió una sensación de unidad temática que Dragon Ball había perdido desde la saga de Freezer —o discutiblemente, Cell—. Cada arco se conecta con el anterior, ya sea porque la amenaza viene de estos nuevos universos —como Zamazu—, ya sea porque Goku se ve obligado a superar el límite propuesto por Beerus. En ningún momento alguien dijo "¡aquí viene el Super Androide 17 porque razones!" sacando una trama de la nada y que no se siente, temáticamente, ligada a las anteriores.
Esto hace que cada vez que Goku alcanza una nueva fase se sienta como algo ganado, incluso cuando sea otro cambio de color de pelo. Cada vez se acerca más y más al poder de un dios, el mismo que no pudo vencer cuando comenzó la serie. Beerus impuso una meta que no es técnicamente alcanzada, sino hasta la Doctrina Egoísta, y eso trasciende durante toda la serie. ¿Es algo brillante o magnífico? No. Pero de nuevo, entrega una cohesión de la que, a mi juicio, careció GT incluso cuando los arcos entraron en temas muy diversos. Y hablando de arcos, creo que es momento de analizarlos uno por uno, y ver dónde estuvo lo mejor y lo peor.
Arcos argumentales
Antes de empezar, quería destacar uno de los elementos más horrorosos de la serie: el relleno. No fue excesivo en ninguna manera, pero cuando existía, era de los más vergonzoso. Salvo por el partido de baseball. Eso fue gracioso.
Saga de los Dioses del Universo
Agrupo tanto La Batalla de los Dioses como La Resurrection de 'F' porque, a mi juicio, adolecen del mismo problema: no necesitaban existir de manera alguna. No porque las tramas sean malas —ya he dicho, la presencia de Beerus y Whis durante la serie son lo que dan cohesión a Super— sino porque ¡ya teníamos una película para cada uno, con excelente animación y buen ritmo!
Básicamente, cada película de hora y media (tres episodios y medio) fue extendida a doce episodios, ofreciéndonos básicamente el mismo contenido pero más lento y mucho peor animado, y sin añadir muchas cosas nuevas. Un mal comienzo, lamentablemente.
Si aún no ven la serie, recomiendo ver las películas y saltar de ahí al episodio 26. Hay leves diferencias, pero nada que los vaya a hacer que se pierdan.
Saga del Universo 6
Este arco es quizás el menos comentado ahora que el tiempo ha pasado, opacado un tanto por el torneo que lo continuó. Lo mejor que tiene es, sin duda, la introducción de tres personajes favoritos para muchos: Champa, Kabba y, por supuesto, Hit —y bueno, supongo que Frost también—. En este arco, Beerus y su hermano Champa realizan un torneo compitiendo por las Súper Esferas del Dragón, y en ese enunciado se resume todo mi problema con el arco: nunca sentí que hubiera una urgencia o amenaza real, a diferencia de, incluso, los dos arcos anteriores. Es solo un torneo más entre dos hermanos enojados, y aunque resulte gracioso, no daba para mucho más que eso.
Aun así, este arco contiene uno de mis momentos favoritos de toda la saga: Goku usando el Kaioken contra Hit. Este pequeña escena sería un antecedente de lo que es una de las mayores virtudes de Super, el reconocer la historia de Dragon Ball y honrarla. No es simplemente Goku haciendo Genkidama y Kame Hame Ha una y otra vez para vencer a sus enemigos, hay varios guiños a técnicas y personajes perdidos, lo cual es muy de agradecer. En suma, creo que el Torneo de Champa es bastante entretenido, pero al mismo tiempo un tanto intrascendente, y pareciera existir solo para preparar el Torneo Universal.
Saga de Goku Black
Puede dar la impresión que hasta este punto la serie no me había convencido para nada, y la realidad es que es así. Es cierto que lo pasé bien en el arco de Champa, y sin duda las películas, consideradas como tales, fueron muy entretenidas, pero ninguno de estos primeros 50 episodios me motivaba a esperar la serie a las 12 de la noche cada sábado.
Y entonces llegó Goku Black, arruinando mis sábados y mi vida social para siempre.
Independiente de que muchos consideren que Dragon Ball perdió su esencia tras la derrota de Freezer, no creo que nadie ponga en duda que la saga de Trunks y los Androides es uno de los momentos más icónicos de la mitología de la franquicia, así que siquiera pensar en una secuela a ese arco debió ser, de por sí, una blasfemia. Pero de alguna forma que aun no comprendo, no solo lo lograron sino que hicieron lo que es, a mi juicio, uno de los mejores arcos de toda la historia de Dragon Ball, con Goku y Vegeta no siendo los únicos protagonistas por primera vez en mucho tiempo, sino los mismos humanos que ofrecían resistencia, transformando a Mei, uno de los hazmerreír más grandes de Dragon Ball, en uno de los personajes femeninos más memorables de la serie.
Y podrán reírse todo lo que quieran del pelo rosado de Black, pero Zamazu y su contraparte son los mejores villanos que nos ha dado esta serie —Super, no Dragon Ball en general—. Quizás esperaba un plan más elaborado que matar a todos los humanos —otra vez— pero la sola presencia de estos dos cretinos dio tanto peso a las batallas y a la trama que no puedo dejar de aplaudirla.
Es una lástima que el final fuera exactamente lo opuesto, y quizás el momento más bajo de todo Super. Digo, ¡¿en qué demonios estaban pensando?! ¡Todo lo que pasó en el arco no sirvió de nada! ¡¿QUIÉN FUE EL INSECTO QUE PENSÓ QUE ESTO ERA UNA BUENA IDEA?!
Pero ahora que ha pasado el tiempo, creo que no podría juzgar toda esta serie de episodios solo por el horroroso final. Desde la música, la animación, la historia, los personajes, hasta la manera como continuó lo establecido en la saga Androides, la aparición de Goku Black es, a para mí, el punto más alto de Super y el que recordaré con más cariño en los años que vengan. Pero por supuesto, aún quedaba la saga más ambiciosa de todas...
Saga del Torneo de Poder
He visto muchos videos e imágenes burlándose de Dragon Ball Super porque Akira Toriyama y compañía son unos flojos que solo se dedicaron a cambiar de color a los personajes en lugar de diseñar nuevos, lo cual me parece justo respecto a Goku y Freezer, sin duda, pero no respecto a la serie en su totalidad, y en particular, al Torneo Universal, el arco que introdujo más de 60 guerreros con diseños diferentes, 10 Dioses de las Destrucción con sus respectivos ángeles, y los hizo pelear sin parar por 35 episodios seguidos.
La trama del torneo es bastante simple: 8 universos van a agarrarse a charchazos sobre una plataforma en medio del vacío infinito por 48 minutos —en tiempo Dragon Ball—, cada equipo con diez guerreros. El ganador se quedará con las Súper Esferas del Dragón. Los perdederos serán eliminados de la existencia junto con sus respectivos universos completos. Es simple, y la trama no se complica más: incluso cuando pone algunas reglas, estas se rompen constantemente al punto que esto no resulta más que un Super Smash edición Dragon Ball, y nada más. Y es todo lo entretenido que eso podría sonar.
Tan ambicioso proyecto trae varios problemas que no puedo ignorar. No creo que nadie haya disfrutado los eternos episodios de Goku reuniendo guerreros previos al torneo, en lo que fue el peor ejemplo de relleno en DBS. Pero incluso ignorando esos episodios, es una lástima que el torneo haya sido más "todos contra el Universo 7" que un verdadero Brawl: me hubiera gustado más momentos como la secuencia de Hit contra Jiren, o las saiyajin contra las fuerzas del Universo 11. ¡Qué se yo, el Universo 4 de Quitela contra los robots del Universo 3, lo que sea! Tampoco siento que Jiren fuera un antagonista particularmente interesante, solo alguien muy fuerte con el pasado más genérico posible. Ni siquiera su diseño era demasiado intimidamente. Personalmente, considero a Dyspo y Toppo enemigos con mucho más contenido.
Pero donde este arco triunfó fue en un perfecto equilibrio entre darle espacio a los distintos personajes clásicos del Universo 7, permitir a Goku brillar y romper los límites. Es algo que pocos arcos en Dragon Ball logran bien, y creo que por primera vez en mucho tiempo esta fue una serie de Goku y sus amigos luchando juntos, y no solo Goku vence con un Kame Hame Ha por millonésima vez. Particularmente, Androide 17, el Maestro Roshi y, sorpresa para todos, Freezer, brillaron en este torneo. No puedo decir lo mismo de Krillin, Ten Shin Han o incluso Piccolo, que siento merecían un poco más de cariño, pero aún así tuvieron sus momentos aquí o allá.
Y esto será una opinión impopular, pero fuera de Jiren, adoré muchos de los guerreros de otros universos. Creo que la introducción de las saiyajin del Universo 6 fue un gran acierto y espero ver más de ellas en el futuro; incluso si hicieron power-up muy rápido —pero de nuevo, esto es Dragon Ball, así que a quién le importa—. Y voy a declararlo sin miedo: el Universo 2 me pareció muy gracioso. ¡Así es, vengan de a uno, malditos cretinos, los echaré a todos de la pista uno por uno, defenderé a Ribrianne hasta el final! Pero dejando eso de lado, me sorprendió lo bien que se trató la eliminación de cada universo, incluso cuando era más que obvio que iban a regresar al final: fueron momentos tristes y memorables, cada uno de ellos. Salvo esa rata que decía "che che che".
Y por supuesto, como olvidar al Doctor Rota (?).
Creo que el arco del Torneo de Poder no es ni cerca el mejor que ha tenido Dragon Ball, pero sí uno de los más ambiciosos desde la llegada de Freezer, y es algo que aplaudo. Creo que en muchos elementos se fueron a la segura —teniendo el torneo tantas reglas rebuscadas, esperaba que al menos alguna entrara en juego, pero hacia el final a nadie podía importarles menos— y el deseo final todos lo adivinaron antes de que comenzara el torneo, pero de que crearon un espectáculo de proporciones que uno podía ver con los amigos, gritando y riendo con cervezas, es algo que nadie puede negar.
Conclusión: this was fun
Dragon Ball Super no fue una serie magnífica, ni siquiera para estándares Dragon Ball, pero sería una mentira decir que no lo pasé excelente, particularmente desde el arco de Goku Black. Trae muchos de los problemas que son propios de Dragon Ball desde el arco de Cell, pero al mismo tiempo, muchas de sus virtudes. ¡Estoy entusiasmado con ver hacia dónde la llevan! Quizás me gustaría ver que se atrevieran más, que torcieran un tanto las expectativas y que ocurrieran cosas más inesperadas, quizás darle un poco más de espacio a Gohan —vamos encaminados, pero aún no a todo su potencial— y mantener el espectáculo en la medida de lo posible.
¡Nos vemos dentro de un año!
Atentamente
Farfaramir, color Magenta