Especial Action Comics - Ese mágico número 100
Mil números publicados de Action Comics. Todo un récord, si me lo preguntan, y parece buen motivo para celebrar la constancia con la que la revista que nació junto a Superman ha permanecido en el mercado. Pero para llegar hasta ahí, DC Comics publicó 999 números donde el Hombre de Acero pasó por diferentes aventuras. Como no disponemos de los recursos para abarcar la totalidad de la colección, hemos decidido repasar los números centenarios de la misma —partiendo con el número #100— para darnos una idea de la evolución del personaje —y de Action Comics— durante estos 1.000 números.
ACTION COMICS #100
Editorial: Detective Comics, Inc.
Publicación: Septiembre 1946
Guion: Alvin Schwartz, otros
Arte: Ira Yarbrough, otros
Tintas: Stan Kaye, otros
Reseña: Oconowoc
Haciendo un poco de historia, Action Comics era una revista donde se paseaban distintos personajes que editaba National Comics Publications, Inc en esa época. National, con el tiempo y diferentes líos legales, pasaría a ser DC Comics, y Action Comics gradualmente pasaría a ser una revista dedicada completamente a Superman. Pero para septiembre de 1946, Superman compartía páginas con personajes tan variados como Hayfoot Henry, Congo Bill, Vigilante o Zatara —padre de la amada Zatana—.
Este número #100 parece de lo más normal y ya en la portada no hay nada que diga “número aniversario” o “edición de colección”, un testigo de que en esa época, las ventas eran suficientes y no se necesitaban de números especiales para aumentarlas de forma artificial. Son 52 páginas a 10 centavos con múltiples historias, lo que parece un buen trato.
La historia de Superman está bastante sincronizada al tono de la época. Es sencilla, ingeniosa e inocente en muchos sentidos. Se nos presenta a un personaje pequeño, con acento británico, que le dice a Clark Kent que conoce su secreto: Clark Kent es Superman. La historia entra fuerte desde la primera página, mal que mal en esta época, la verdadera identidad de Superman era un secreto sagrado que el personaje solo compartía con sus cercanos —y que por supuesto incluía al lector, haciéndolo partícipe de la revista— por lo que un personaje desconocido con tal conocimiento era a lo menos “explosivo”.
En un par de páginas se nos revela que este pequeño personaje es el Inspector Erskine Hawkins de Scotland Yard, lo que nos recuerda cuánto prestigio tenía la policía Metropolitana de Londres por esos años. Hawkins es presentado resolviendo crímenes de forma muy efectiva y se hace hincapié en sus capacidades deductivas y hasta de defensa propia. El giro de todo esto es que el inspector ha estado trabajando en el caso de “Superman” por siete años —aproximadamente la vida editorial de Superman en esa época— en lo que él mismo denomina como un pasatiempo. Pero como todo buen policía, Hawkins necesita pruebas reales para comprobar lo que es una teoría.
Es así como prueba a Clark Kent en numerosas situaciones provocadas, para que se descuide y revele su identidad. Desde cortar un trozo de su cabello para analizarlo, hasta encerrarlo en una bóveda de seguridad de un banco. Pero hablamos de Superman, y de la versión pre-Crisis nada menos, así que nuestro amado personaje logra salir de todas las pruebas del inspector de forma relativamente fácil.
Al final, el inspector se rinde y, al no tener pruebas, llega a la conclusión de que Superman y Clark Kent son personas distintas, gracias a una última treta de Superman que realmente es para sacarse el sombrero y que representa perfectamente el espíritu de esta época. Aventuras desenfadadas sin ánimo de complicarse demasiado, los escritores tenían perfectamente definido su público —los niños de los cuarenta— y la imaginación desplegada por los artistas era bastante divertida y entretenida. Los temas mas densos y oscuros serían reservados para épocas posteriores de la colección. Para ser un número de Superman publicado a finales de la Segunda Guerra Mundial, pues se mantiene bien. Si tienes a tu niño interior activo.