"Fantastic Four: The End" (2007): la última aventura de la primera familia
A principios de la década pasada, Marvel Comics impulsó una serie proyectos con la intención de narrar historias crepusculares de los últimos días de algunos de sus héroes más famosos. El puntapié inicial lo dió Peter David y Dale Keown con Hulk: The End (2002), al que siguieron Jim Starlin y Al Milgrom con Marvel Universe: The End (2003) —rebautizada Thanos: The End en reimpresiones posteriores, recalcando el carácter protagónico del villano en la historia— y otras miniseries como X-Men: The End (2004) de Chris Claremont y Sean Chen, y The Punisher: The End (2004) de Garth Ennis y Richard Corben. Por supuesto, el grupo que dio origen a la Era Marvel de los cómics no podía perderse tal ocasión, y es así que en junio de 2007 llegaría a los quioscos el primer número de Fantastic Four: The End.
Fantastic Four: The End es una miniserie de seis números, escrita y dibujada por el gran Alan Davis (Excalibur, Avengers), con tintas de Mark Farmer y color de John Kalisz. La relación del artista inglés con los Richards siempre fue cercana, pues de manera regular proporcionó portadas para la serie, e incluso iba a ser el artista permanente del título después de Heroes Reborn, aunque lo abandonó al tercer número. Ya en 2007, Davis recibió el encargo de este proyecto tan especial, una saga que describiría la aventura final de los Cuatro Fantásticos.
La serie está ambientada en un futuro cercano, después de un incidente conocido sólo como Mutant Wars, y después de que Reed Richards finalmente haya decidido mejorar la Tierra en todo su potencial. Erradicó las enfermedades y extendió las vidas de todos en el planeta exponencialmente. El crimen prácticamente ha desaparecido, y hay héroes en todo el Sistema Solar, que ahora se ha aislado de los Kree, Shi'ar, Skrulls y otros alienígenas belicosos. Marvel es finalmente una utopía.
Eso no quiere decir que haya sido un avance pacífico. El prólogo muestra que Franklin y Valeria Richards murieron en la batalla final del grupo con el Doctor Doom. Veinte años después de eso, vemos que los sobrevivientes jamás superaron ese incidente, y los FF no lograron mantenerse juntos. Ben Grimm se retiró a Marte con Alicia Masters y sus hijos. Johnny Storm es ahora un héroe importante, y líder de los Avengers. Sue Storm se ha abocado en una investigación arqueológica, buscando diversos artefactos esotéricos en la Tierra. Reed está solo en un satélite, separado del contacto humano, jugueteando con sus inventos y obsesionado en continuar con su avance.
La intriga principal se desata por la alianza entre los Kree y los Shi'ar, y sus intentos de obtener acceso y destruir el Sistema Solar, para lo que han recurrido a la ayuda de otros supervillanos clásicos. Los cuatro ex-compañeros de equipo se reúnen de a poco cuando los Avengers y S.H.I.E.L.D. detectan una señal emitida hacia Marte, casi al mismo tiempo que un grupo de villanos ataca un campo de cuarentena en el límite del sistema. Johnny recluta a Ben para ayudar y pronto ambos se dirigen al asteroide de Reed para rescatarlo del Super-Skull y Annihilus. Mientras, Sue ha encontrado la reliquia que está buscando, que guarda un secreto que podría crear un nuevo comienzo para los FF.
Cualquiera pensaría que la historia se resolvería con la reunión de los FF, que se convertirían nuevamente en un equipo y ayudarían a los Avengers a rechazar la amenaza alienígena. Afortunadamente, el título va más allá, alejándose un poco de lo que de otra manera sería un gran cliché. Por supuesto que hay una enorme batalla final, pero eso no es lo más importante de cara a Reed y los suyos, y de hecho, el quid definitivo es una agradable sorpresa, a pesar de que tampoco es algo que sea difícil de deducir, y un buen giro de guion. Si bien es cierto que el final podría parecer apresurado, todo va en función de la ya nombrada verdadera trama. Davis lo sabe, pues incluso Thor comenta que la resolución de la batalla es "desconcertantemente extraña". Sin querer destripar demasiado, diría que FF: The End va en una dirección contraria a la que su nombre indica.
Al respecto, Davis señala que las expectativas promedio de cualquier serie sobre el Fin es que todos mueran. "Pensé que hacer toda la aventura predecible era inútil, por lo que comencé con muerte y penumbra, para luego apuntar en una dirección más optimista. Esto me pareció apropiado porque más allá de sus muchos obstáculos y tragedias, los Cuatro Fantásticos siempre fue un cómic optimista." El autor decidió crear un relato que se sostiene por sí mismo, y que no requiere un conocimiento detallado de la continuidad del grupo. Sin embargo, comenta que ese objetivo sólo se logró "en la medida que fuera posible con un grupo que ha tenido una influencia significativa en el Universo Marvel, y que cualquier aventura que finalizara con sus épicas aventuras necesitaría probar el efecto de su presencia y cómo podían llegar a faltar."
Lamentablemente, la idea no funciona del todo bien. La trama sobre los Kree y Shi'ar demuestra ser, como se señaló anteriormente, sólo una complicación innecesaria para la acción principal. Toda esa trama secundaria dedicada a S.H.I.E.L.D. y los Avengers descifrando el plan de los dos imperios alienígenas nunca logra encajar en un 100% con la historia de los FF, por lo que, básicamente, seguimos dos argumentos no completamente concatenados, dando la impresión que a veces la presencia de los Avengers no tiene demasiado sentido. De todas maneras, aunque este handicap baja su puntaje total, la obra sigue siendo una pieza muy recomendable, digna de ocupar un lugar en la estantería de un aficionado al grupo y a Marvel.
No obstante lo anterior, cualquier duda que tengamos en el guion es compensado por el maravilloso arte de Davis, que con Farmer en tintas, es una alegría para la vista, como siempre. Su trazo es detallado y abundante, lo que permite que todos los personajes tengan momentos destacados y emociones palpables a través de sus rostros y el lenguaje corporal. El artista, más que un ilustrador, es un gran narrador visual, por lo que los protagonistas se sienten dinámicos y vivos. No rompe los límites del medio, pero, como todas sus obras, tiene un muy atractivo aspecto visual.
Fantastic Four: The End es, en resumen, una buena obra. Puede tener algunos fallos en el guion, pero el apartado visual es tan impecable que hace que olvidemos el resto. Una historia esperanzadora, que hará las delicias de los fans de los personajes, y que además es recomendable para todo aquel que quiera leer un buen cómic autocontenido.
Porque no todas las historias de finales deben ser tristes, a veces es bueno despedirse con una sonrisa.
Y porque a veces, el fin es también un nuevo comienzo.