DC Rebirth en retrospectiva Parte V: las series Batman
- DC Rebirth en retrospectiva Parte I: un toque azul
- DC Rebirth en retrospectiva Parte II: las series Justice League
- DC Rebirth en retrospectiva Parte III: las series Universo DC
- DC Rebirth en retrospectiva Parte IV: las series Superman
Primero que nada, quiero ofrecer disculpas por la demora, pero la franquicia del murciélago es una de las más lentas de abordar dado el elevado número de series. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, así que aquí les dejo la Parte V y final de las series de DC Rebirth. Espero que esta serie de artículos sirvan a quienes estén interesados antes de abordar algún título a tener un panorama más claro.
A modo de excepción dejé fuera tanto Gotham Academy como Harley Quinn, la primera porque a nivel técnico no es parte de Rebirth y a la segunda porque además de ser una continuación de su volumen anterior sin mayores cambios, es una serie que tiene una continuidad propia que poco y nada tiene que ver con el universo compartido que se trata de impulsar. Con lo anterior ya indicado, es hora de conocer a la familia del murciélago.
La línea de libros de la Bat-familia ha perdido parte de la diversidad experimental al ofrecer distintos enfoques en los últimos años de The New 52, pero logra mantener en gran medida su diversidad narrativa, entregando historias que no están dedicadas al batmanófilo más fanático, sino a un público más amplio. Incluso el mismísimo murciélago en su serie principal ha dado espacio para un enfoque distinto al de años anteriores, lo cual resulta especialmente valorable en un ecosistema que revaloriza la nostalgia y el legado del personaje.
BATMAN
Hasta Batman #020
Luego de una exitosa colaboración con Tim Seeley en Grayson y de crear obras críticamente aclamadas como The Omega Men y The Vision, Tom King asumió el rol de escritor de la serie principal del murciélago. El meteórico ascenso de este autor a la serie que para todo efecto es el “caballito de batalla” de la editorial, aparece como un riesgo calculado por parte de DC Comics, pero no por ello menos sorpresivo. Los resultados de dicha apuesta son tema de discusión, porque si bien Tom King ha logrado ofrecer una voz distinta a la de su antecesor Scott Snyder, es una obra con altos y bajos bastante pronunciados.
El primer arco abarca los cinco primeros números más un epílogo en Batman #006. "I am Gotham" es una historia que juega con las expectativas y que en principio parece mostrar al mismo aburrido Batman hiper-competente que resuelve todo sin mucho problema, pero a medida que se avanza, vemos más y más cómo el murciélago es consciente de lo esquizofrénico de su cruzada y de sus limitaciones. Se nos ofrece un Batman refrescantemente humano, alejado del enfoque ultra-tecnológico de Scott Snyder y con un trabajo detectivesco que incluye disfraces de bigote y lentes, aderezándolo con la aparición esporádica de villanos de clase C, marcando así la pauta de su estancia en este título. Incluso las amenazas principales que se eligen son bastante diferentes a lo que se venía viendo en cómics de Batman, dando cabida a personajes como Psycho Pirate, Hugo Strange y Amanda Waller. Se logra contar una historia, hacer estudio de personajes y plantar las semillas para una trama de larga duración. Como apertura ciertamente estuvo a la altura del hype y, aunque me duela decirlo, una buena parte de ello es gracias al trabajo de David Finch en los lápices. En pocas palabras, "I am Gotham" resulta ser una buena carta de presentación para el cruzado encapotado en Rebirth.
A continuación, Tom King comparte por dos números la silla de la autoría con Steve Orlando durante "Night of the Monster Men", el primer crossover de Rebirth realizado junto a Detective Comics y Nightwing. Considerando que no ha pasado ni siquiera medio año, resulta un tanto prematuro iniciar un mini-evento, pero al menos para el caso de esta serie el timing resulta perfecto. "Night of the Monster Men" en su primera mitad es un espectáculo “palomitero” sin mucho seso, ligero de leer, pero rápidamente olvidable y sobre-inflado con subtramas de relleno; sin embargo, pasado su ecuador se vuelve mucho más llamativo y en buena medida es por el villano central de la historia, Hugo Strange. Lo que hasta ahora había sido un mero blockbuster gana profundidad y se pone más en línea con lo que se vio durante el primer arco argumental al mostrar a Batman no como un humano perfecto, sino como alguien que mantiene sus defectos a flor de piel. A pesar de que este crossover se publicitó en base a los Kaijus que aparecen, la presencia de Strange es la razón por la cual esta historia merece atención.
Entre los números #009 a #013 vemos de lo mejor y también de lo peor que se ha visto en este título en tiempos recientes. Mikel Janín llega a los lápices, reuniéndose así dos tercios de las mentes detrás de Grayson, pero ni aún todo este pedigrí salva a "I am Suicide" de los problemas que la habitan. El concepto de “Batman armando su propio Suicide Squad” es muy bueno y el #009 es su ejemplo más claro, desempolvando a personajes como el Ventriloquist original, Bronze Tiger y los oscurísimos Punch y Jewelee, pero no todo es igual de sólido. La premisa de invadir Peña Dura, el cuartel central de Bane en Santa Prisca, aunque interesante, sufre de una ejecución poco afortunada y poblada por situaciones que van más allá de la verosimilitud del personaje. Una cosa es ver a Batman superando a enemigos que usan armas de fuego y otra muy distinta es verlo cargando de frente contra un pelotón con armas automáticas en pleno día sin que le pase nada o reacomodando su columna luego de que Bane nuevamente lo lesionara. Adicionalmente, resulta extraña la decisión de poner a recitar al murciélago los mismos diálogos una y otra vez, no entendiéndose la intención detrás de ese recurso.
De igual modo, durante gran parte de la historia vemos a Arnold Wesker cargar una mochila, pero nunca se llega a ver el contenido de ella. Hay demasiadas cosas que pasan “porque sí”, pero quizás lo más controversial es el tratamiento que se da a Batman con un Bruce Wayne diseccionado y con sus pensamientos más íntimos explorados a través de cartas. De forma similar vemos a Bane, repitiéndose una constante de mostrar el lado más vulnerable de personajes fuertes. Es un ejercicio arriesgado que no va a gustar a todos, pero sirve para conocer mejor los fantasmas de los personajes y ver que el trabajo de Tom King parece estar enfocado más hacia adentro que hacia afuera de los mismos, lo que lamentablemente se ve opacado por las derechamente absurdas secuencias de acción.
Tocando un cabo suelto del arco anterior, en los números #014 y #015 tenemos una historia corta dedicada a Batman y Catwoman. Aunque sigue presente el cansador recurso de repetir diálogos, "Rooftops" es una de las piezas más interesantes de esta etapa. Se hacen una referencias que no tienen sentido alguno a nivel de continuidad, pero que alejadas de su contexto resultan en un bonito homenaje a los más de 75 años de la intensa relación entre Bruce y Selina. Si hasta una recreación de una polémica escena de Catwoman #001 de los inicios de The New 52 se cuela en esta historia. En este punto también se puede leer el primer Anual de Batman, recogiendo una colección de historias ambientadas en Navidad, siendo especialmente destacable aquella que relata los orígenes de Ace, The Bat-Hound.
El último arco antes de "The Button" transcurre entre los números #016 a #020 y es un desmadre. "I am Bane" es una historia donde todo se lleva al extremo y tanto los aciertos como los “tics narrativos” que veníamos viendo se acrecientan, hasta el punto que a veces se vuelven jocosas escenas que claramente no estaban destinadas a ello. Esto es especialmente notorio respecto de Bane, quien a lo largo de toda la historia se presenta y actúa como un enemigo formidable, pero lentamente desciende a su peor caracterización: la de un bruto. En el momento que Bane pone un pie en Arkham, la credibilidad de este arco se va por el drenaje y ni siquiera el fanservice de los residentes habituales del asilo la pueden salvar. Esto no quiere decir que la historia sea aburrida, solo que su desarrollo se vuelve extraño. El primer número es buenísimo, con un Bane proyectando una presencia constante, además de una escena en un local de comida rápida que es para reírse en voz alta, pero la última entrega raya en lo grotesco con un final que es de plano indecente. El arte de David Finch comparte las características antes descritas en cuanto en un principio su estilo viene muy acorde a una historia que exuda testosterona, pero que hacia el final se vuelve amorfo.
No cabe duda que Tom King tiene un buen manejo de “Bati-Trivia”, reflejándolo en una notoria capacidad para referenciar desde los rincones más oscuros de la franquicia. Asimismo, es observable su talento para entender los núcleos de sus personajes, pero todas estas cosas buenas no siempre se expresan de la mejor manera y es en sus diálogos donde más se resiente la falta de variedad. Sus historias tienen un enfoque mucho más personal comparado con el que Scott Snyder dio al título durante su estancia y eso se agradece, pero a partir del tercer arco ya se notan las costuras. Batman de Tom King es un cómic que se deja leer sin mucho problema, pero no alcanza el nivel de excelencia que se ha asociado con este autor.
DETECTIVE COMICS
Hasta Detective Comics #957
Tal como sucedió con Action Comics, al iniciar Rebirth este viejo estandarte recuperó su numeración original, por lo que en su #934 se da inicio a una nueva etapa a cargo de James Tynion IV, escritor que desde hace un par de años se ha visto involucrado en la franquicia del murciélago. Si bien Batman es la serie principal de la franquicia, Detective Comics se perfila como aquella que pretende ser la columna vertebral del universo del murciélago, redondeando la línea de publicación. No es casual que Cassandra Cain, Stephanie Brown, Kate Kane y Tim Drake estén reunidos en este título. Las dos primeras entraron muy tarde a The New 52, Kane había estado relegada desde que su serie individual se canceló y Drake viene a redimirse luego del horrendo manejo que se dio al personaje a partir de septiembre de 2011 en Teen Titans.
Por todo lo anteriormente indicado, no es de extrañar que el control de daños sea una de las premisas más notorias del primer arco de la serie. Así inicia "Rise of the Batmen", una historia que se extiende hasta Detective Comics #940 reintroduciendo a los personajes ya mencionados a una nueva audiencia, pero haciéndolo con estilo y poniendo en tela de juicio una de las premisas básicas del murciélago “Batman lucha una guerra contra el crimen, ¿pero es realmente un soldado o solo juega a ser uno?” De cierta forma esta es más una historia sobre Batwoman, pero sirve para arrojar luces sobre la idea misma detrás de Batman y sobre quienes deciden seguir sus pasos, ya sea viejos conocidos o personajes sorpresa como Clayface. Mención especial para las páginas finales del #940, ya que Mr. Oz se hace presente, siendo relevante para la meta-trama de Rebirth.
Lo que mencioné sobre "Night of Monster Men" al comentar sobre la serie de Batman es aplicable acá de igual forma, porque dicho crossover es una historia con dirección propia.
El tercer arco es "The Victim Syndicate" y transcurre entre los números #943 a #947. Tal como sucede con la primera saga, esta historia busca cuestionar el efecto que Batman tiene sobre Gotham City. Hay una corriente de pensamiento sobre el murciélago que plantea que muchos de los problemas de la ciudad provienen de él, actuando como una especie de imán para maníacos psicópatas y que al final del día son las personas inocentes quienes pagan el precio al quedar atrapados en el fuego cruzado. Este concepto se explora a lo largo del arco y se le intenta dar respuesta, pero no de un modo santimonioso, sino aceptando la ambivalencia de la existencia de Batman como una figura de cambio que no siempre resulta suficiente. Se nos ofrecen argumentos que justifican la extensión de la “Bat-familia” y otros que plantean que toda la operación es un desperdicio de recursos al no aspirar a algo más trascendente. Se cuestiona si la redención es posible, los costos de ello y también si el idealismo tiene cabida en una ciudad como Gotham. En general es una buena historia que abre preguntas interesantes y que, al igual que el primer arco, provee una aparición sorpresa de Mr. Oz al final del último número.
A modo de respiro, durante dos números transcurre "Batwoman Begins", una historia que no solo sirve de prólogo para la serie individual de Kate Kane, sino también para dar un poco más de relevancia a "Night of the Monster Men". Esta versatilidad permite que pueda leerse tanto como un nuevo capítulo del enfrentamiento entre los murciélagos contra The Colony, como también como una puerta de entrada hacia una serie spin-off.
El #950 de Detective Comics es especial y para celebrarlo el cómic proporcionó tres historias. La primera es un prólogo al siguiente gran arco, "League of Shadows", pero lo realmente importante es que brinda un capítulo personal para Cassandra Cain. Este personaje estuvo desaparecido por años y su reintroducción en Batman & Robin Eternal fue un tanto divisiva, pero en este número podemos ver por qué valía la pena que regresara al mundo del murciélago, mostrándonos a un personaje que es mucho más que una guerrera competente, teniendo una sensibilidad que llega a resultar adorable. De forma parecida vemos a Jean Paul Valley, el infame Azrael, hablando y conectándose con otro miembro de la Bat-familia, Batwing. A pesar que estos personajes tienen enfoques diametralmente opuestos en cuanto a ideología, logran aprender un poco más de ellos mismos. Esto es especialmente apreciable en Jean Paul, un personaje que si bien mantiene el trasfondo y concepto que lo hiciera conocido tantos años atrás durante la época de "Knightfall", ahora aparece como un personaje humilde, centrado y con una caracterización que lo hace quizás el único personaje abiertamente cristiano en DC sin que por ello se convierta en una parodia. El último tercio del especial narra una conversación entre Batman y Tim Drake, dando más luces sobre cómo es el lazo entre ellos, algo especialmente necesario dada su casi inexistente relación durante The New 52, y de paso dejar un comentario sobre el rol que Batman ha tenido durante Rebirth y las posibles implicancias de ello en Dark Nights – Metal. En general es un número redondo y que muestra el buen manejo que James Tynion IV tiene de sus personajes.
Entre los números #951 y #956 se desarrolla "League of Shadows", un arco que camina sobre terreno pedregoso, pero que lo sortea con éxito. Al pan, pan y al vino, vino: el uso de Ra’s Al Ghul y su League of Assassins es un elemento clásico de la franquicia, pero si se manosea demasiado, pierde mística y se le priva de lo que lo hace especial en primer lugar. Este era mi temor al iniciar esta historia, pero su conclusión se encarga de disipar esas dudas y hace un lavado de cara importante a la organización en sí misma y a una serie de personajes, siendo especialmente relevante lo que se hace con la villana principal de la historia, Lady Shiva. Complementando lo visto en el número #950, este arco es la primera gran historia en mucho tiempo que gira alrededor de Cassandra Cain y solo por eso merece recomendación.
El último número que mencionaré de esta serie es el #957, una aventura de Spoiler en solitario. Stephanie Brown, tal como pasa con Cassandra Cain, tiene la desventaja de ser un personaje con muy baja exposición reciente y que necesita un conducto para que sea conocida por un nuevo público. De todas las reinvenciones que se han hecho en Detective Comics, puede que esta sea la más divisiva, pero al menos plantea una mirada disidente sobre el vigilantismo en Gotham y le da un nicho propio al personaje.
A modo de conclusión puedo decir si bien el Detective Comics de James Tynion IV es un cómic bastante derivativo respecto de historia de la franquicia en general, no por ello es malo. De cierta forma recuerda a las mejores partes de los noventas y la década del 2000, presentando un título poblado con personajes que necesitaban una puesta al día. Quizás no sea tan experimental como el Batman de Tom King, pero precisamente por ello puede que sea del gusto de un lector más veterano que se sintió desplazado por la forma en que la franquicia se desarrolló durante The New 52, teniendo ahora la opción de leer un cómic del murciélago que tiene un constante y agradable aroma a las etapas como las de Chuck Dixon o a la de los cómics inmediatamente posteriores a No Man’s Land.
ALL-STAR BATMAN
Hasta All-Star Batman #009
Luego de haber estado a cargo del título principal del Caballero Oscuro a tiempo completo desde el 2011 hasta justo antes de Rebirth, Scott Snyder inicia un nuevo proyecto con el murciélago. Mi prejuicio al abordar esta serie es que vería más de lo mismo, es decir, un Batman rodeado de ideas absurdas que se tratan de abordar como si fueran completamente serias, finales apresurados, decepcionantes y con Gotham en el suelo por quinta vez porque culpa de no poder imaginar otro recurso para mostrar lo peligroso de una situación. En una voltereta que no me habría esperado, All-Star Batman es lo opuesto a ello y abraza sin tapujos el lado más campy de su protagonista, logrando mostrar una versión de Batman más ecléctica y en una escala mucho más pequeña.
All-Star ofrece en sus primera historia, de todas las cosas posibles, un road trip, y por este mero concepto es posible darse cuenta que el autor cambió bastante su mentalidad desde la última vez. O quizás no sea que haya cambiado, sino que ahora tiene una libertad de la que antes carecía. Durante largo tiempo, se notaba que Snyder tenía el deseo de hacer algo menos serio con el murciélago, pero sus resultados se notaban forzados y en constante tensión con sus historias, donde todas las apuestas eran absolutas. Aquí parece haber encontrado su centro, y al alejarse de esa manía de querer que todas sus historias sean trascendentes, logra percibirse una voz diferente de un autor que parecía ya haber dicho todo lo que quería sobre el encapotado. Snyder no me parecía el tipo de autor que incluiría el infame Spray Anti-Tiburones en acción, pero las percepciones cambian.
Sin perjuicio de lo anterior, sus experimentos anteriores en modernizar a ciertos personajes fueron experiencias mixtas y ello se replica acá. La versión de Two-Face que presentó aquí no fue completamente de mi gusto, aunque sin ser un despropósito total como lo fue su reinterpretación de Mr. Freeze, lo dota de un trasfondo innecesariamente trágico y personal respecto de Bruce Wayne que se siente innecesario. En lugar de terminar obteniendo a un villano más profundo, lo que obtenemos es una facsímil de Hush que a la larga le termina quitando personalidad a Two-Face. Por un lado más positivo, durante estos cinco números se produce uno de los retornos mejor concebidos de un villano de segunda línea, al traer de vuelta desde los oscuros rincones del limbo a KGBeast, el mismo de la etapa de Jim Starlin. Tiene un par de actualizaciones, pero mantiene detalles de su diseño original y se le da nuevo propósito. KGBeast es un personaje que en su época se leía como un proto-Bane, pero las arenas del tiempo lo volvieron cada vez más irrelevante; aquí, vuelve manejado de una forma que lo hace ver como un enemigo formidable —palabras que jamás creí que escribiría, pero aquí estamos— sin necesidad de ser un reflejo oscuro.
En este punto el cómic era “correcto”, pero nada que lo hiciera merecedor del adjetivo “All-Star”. El abuso de textos expositivos largos, si bien no está purgado del todo, se mantiene bajo control, dejando que el arte también haga lo suyo para expresar ideas y mover la historia, pero lamentablemente el dibujante a cargo del primer arco es John Romita Jr., un dibujante irregular y con una impredecible balanza de aciertos y errores. Sin ser de sus peores trabajos, muchas veces el cómic pierde con su aporte. Ciertamente JRJR es capaz de llevar una historia, pero no regala nada que vaya a marcar época o que cambie sustancialmente la opinión generalizada que se tiene de su estilo. Quizás por estos motivos, para el próximo arco veríamos artistas rotativos.
"Ends of the Earth" es un animal extraño, siendo tanto una antología de números individuales como una historia en sí misma. El #006 está dedicado a Mr. Freeze y es dibujado por Jock, en una historia que se puede tomar como una disculpa de Snyder respecto de cómo retrató a Victor Fries durante The New 52; el #007 está dedicado a Poison Ivy y los lápices son de Tula Lotay, una artista que creo no haber visto antes en DC, pero que me gustó bastante; el #008 es dedicado a Mad Hatter en una historia que parece sacada del lado más experimental de la antigua serie Legends of the Dark Knight ilustrada por Giuseppe Camuncoli; el número final del arco también es dibujado nuevamente por Jock. Durante su estancia en Batman, los números unitarios e historias cortas de Snyder solían resultar mejor que sus macrosagas y al parecer esa es la inspiración al momento de armar este rompecabezas, donde cada pieza es un relato autocontenido que puede valorarse por sus méritos individuales.
A modo de complemento se desarrolló en paralelo "The Cursed Wheel", una historia centrada en Duke Thomas y sus peripecias para convertirse en un… algo. Se vende la premisa de Batman intentando hacer algo diferente con Duke, algo “mejor que un Robin”…a través de un sistema que de todos modos se lee como si estuviera entrenando a un Robin, cosa que es reconocida incluso dentro del mismo relato. El punto más alto del personaje fue durante We Are Robin, serie que no es de Snyder y que afortunadamente parece ser tomada en consideración en la historia, pero ni aún eso logra salvar una idea de fondo que no resulta del todo clara o dar a entender por qué era necesario contar esta historia en primer lugar. El que termine con un final abierto referenciando a Dark Nights – Metal no hace sino acrecentar el problema de un personaje que se trata de desarrollar, pero que se fracasa en ello. A la fecha, Duke Thomas solo ha brillado lejos de la mano de Scott Snyder y eso no cambia aquí, aunque el arte de Francesco Francavilla hace que la píldora sea más fácil de tragar.
All-Star Batman es una serie donde vemos a un Scott Snyder que parece manejar sus obsesiones narrativas con un cómic que se siente más propio, aunque algunos de sus malos hábitos persisten. Lo bueno es que ya no se siente como estar leyendo la misma historia por tercera o cuarta vez y los defectos son fáciles de pasar por alto gracias a los artistas que hacen acto de presencia y son los que a la larga justifican el “All-Star” del título…salvo por JRJR, claro está.
NIGHTWING
Hasta Nightwing #020
Grayson fue de esos cómics que en la teoría parecían una pésima idea, pero que en la práctica entregaron una cuota de innovación a la parcela de la Bat-familia en una época en que se sentía estancada. Una de las mentes detrás de su éxito fue Tim Seeley, y ello es lo que lo llevó a repetirse el plato con Dick Grayson. Si bien el protagonista parece estar en buenas manos, la verdadera interrogante que despierta esta serie es si el regreso de la identidad secreta de Nightwing es un avance o un paso hacia atrás. Seeley sale del paso con una elegante pirueta y lleva a Dick Grayson en una nueva dirección.
Una crítica que existe sobre Rebirth es que hay un excesivo interés por el pasado, dejando ideas nuevas en un segundo plano. Este comentario no está muy alejado de la realidad, pero no por ello es una verdad escrita en piedra y es precisamente en Nightwing donde se desmiente. Su primer arco, "Better than Batman", aunque busca cerrar un cabo suelto respecto de la Court of Owls, destaca por la presencia de un rostro fresco. Raptor es quizás el personaje nuevo de DC más interesante nacido de Rebirth gracias a una generosa cantidad de carisma, cosa que la misma editorial parece haberse dado cuenta y que le significó aparecer de invitado en la serie de Deathstroke. Así, por cuatro números conocemos a un personaje que pone las creencias de Dick Grayson contra las cuerdas, sin ser un villano tradicional, sino más bien mostrando una moralidad gris y haciendo que el mismo Dick examine quién es realmente Nightwing.
De las tres series involucradas en "Night of the Monster Men", esta es la que se llevó la peor parte, ya que a nivel de narrativa no tuvo incidencia alguna y solo sirvió como una interrupción a la historia que se llevaba alrededor de Nightwing y Raptor, la cual concluyó en los números #007 y #008 titulados "Rise of Raptor", que aunque tiene un nombre diferente, para todo efecto es el final de la historia de las primeras cuatro entregas.
El #009 de la colección es especial, marcando el primer encuentro entre Dick Grayson y el Superman de Rebirth. El marco de dicha aventura es enfrentar a ambos héroes contra Dr. Destiny, pero lo verdaderamente relevante es cómo realza la importancia que tiene Dick dentro del Universo DC y la forma en que éste encarna los mejores aspectos de ese universo, aún cuando las cosas ya no sean igual que antes. Aunque los cambios introducidos en "Superman Reborn" hacen que esta historia pierda fuerza, es una bonita experiencia y además hace que a Nightwing le pique el bichito de la curiosidad respecto de una locación que en la línea temporal de Rebirth aún no conoce, pero que en otros tiempos fue importante para el personaje: Dick Grayson viaja a Blüdhaven.
Entre los #010 al #14 transcurre "Blüdhaven", un arco bastante significativo para el desarrollo de esta serie. La razón lógica de esto es que vemos emerger a toda una nueva camada de personajes secundarios y, de cierta forma, la ciudad misma es uno más. Blüdhaven en su oportunidad fue sacrificada durante Infinite Crisis y con ello desapareció por muchos años una parte esencial de la historia de Dick Grayson, así que el regreso de esta se siente natural y necesario, reinventándose como una ciudad al estilo de Atlantic City, llenando sus paseos de neón, pero manteniendo containers en sus muelles. La premisa de sacar a Dick de Gotham casi siempre abre puertas a buenas oportunidades, tal como se demostró en la breve estancia del acróbata en Chicago durante The New 52, abortada lamentablemente por las necesidades de "Forever Evil", pero ahora podemos ver a dónde nos lleva eso y el resultado ha sido bueno. Parte de las novedades es que Dick empieza a ejercitar sus dotes detectivescas y que tiene una nueva novia proveniente de un centro de rehabilitación de villanos de segunda línea. Shawn Tsang aporta un nuevo enfoque sobre Dick y eso se ve especialmente en el #015, número donde se explora la relación de ambos y la reacción de su entorno más cercano, incluyendo a Batgirl y Starfire, aunque con una notable excepción, Damian Wayne.
En este punto la serie toma un nuevo giro y entre los números #016 a #020 se ve la reunión de los otrora Batman & Robin de la etapa de Grant Morrison, en un arco que resulta ser uno de los más extraños, pero divertidos de la serie. Es complejo hablar de "Nightwing Must Die!" sin hacer spoilers, pero lo que puedo decir es que a pesar del tiempo que ha pasado, el dúo dinámico de Dick y Damian sigue siendo genial. Este revival es más que una simple movida nostálgica, colándonos de paso un inesperado preludio a Dark Nights – Metal y una divertida crítica velada a la forma en que The New 52 entendió al acróbata, partiendo por el traje de dicha época, aunque sin duda mi parte favorita es la forma en que Tim Seeley se apropia del Professor Pyg y lo lleva por nuevos senderos.
Nightwing quizás no tiene la misma mística de Grayson, pero es una serie disfrutable y que sabe reinventarse constantemente a sí misma. Su valor radica en la capacidad de tomar su herencia batmaniana y usarla acorde a la personalidad del protagonista, pero sin volverse derivativa en exceso. Es perfectamente abordable para lectores nuevos o incluso para aquellos que no están muy felices con la dirección actual del murciélago y buscan algo distinto, pero familiar.
RED HOOD AND THE OUTLAWS
Hasta Red Hood and the Outlaws #011
Si hay una serie a la que le estaba haciendo el quite para reseñar, era ésta. Luego de haber destruido la línea juvenil de DC y de tener una olvidable etapa en Superman, Scott Lobdell vuelve a poner sus pezuñas en Red Hood, un personaje al que escribió largo y tendido durante The New 52 en una etapa que en promedio resultaba mediocre, pero que lograba mantener sus ventas. Con mis prejuicios en la manga empecé a leer Red Hood and the Outlaws y me encontré con que no es solo una serie aceptable, sino que es derechamente buena, con un salto cualitativo que me pilló de sorpresa. Es como si un día Sebastián Badilla de la nada sacara una película emotiva y bien escrita en vez de la basura a la que está acostumbrado, nadie lo vería venir.
Lo primero que quiero destacar es a nuestro trío de protagonistas. Esta es probable que sea la mejor versión de Jason Todd de los últimos 10 años, gracias a que aunque el personaje tiene un carácter rebelde, comparado con versiones anteriores tiene una relación mucho más madura con Batman a pesar de sus diferencias. Todd no se lee como un niñato malcriado, sino como un personaje que está consciente de sus experiencias y trata de construir su vida aprendiendo de ellas. Por otro lado está Artemis, un personaje que no tenía una encarnación reciente y que fue quien más me sorprendió por parte de Lobdell, ya que en cierta forma es la antítesis a su Starfire al ser un personaje femenino que destaca por sus acciones proactivas y no por un horriblemente mal llevado intento de fanservice. El último del trío es Bizarro, en una versión mucho más simplificada de la usual, lo que hace que sea fácil de entender, además de proveer una cuota de inocencia que despierta el lado más humano de sus compañeros.
El arte provisto por Dexter Soy es bueno tanto por sus diseños como por su forma de desarrollar escenas. Lo primero que me llamó la atención es su Artemis, un personaje que tiene un historial de servir como excusa para fanservice barato, pero que aquí tiene un diseño que si bien le da un físico exuberante, no se siente sobreexplotado. Red Hood y Bizarro tienen diseños más tradicionales, por lo cual no resultan muy llamativos, a diferencia de lo que pasa con Black Mask y su False Face Society, que aunque en el caso del primero se usa un diseño que ya se había visto, juega con él, lo explora y se hacen chistes a su costa, lo que a la larga termina siendo un aporte, en especial cuando vemos que sus secuaces tienen diseños derivativos, poniéndolo mucho más en línea con los tropos de un villano clásico.
El arco de apertura abarca hasta el #006 y es quizás uno de los mejores ejemplos de las fortalezas de Rebirth. "Dark Trinity" es un nombre engañoso porque esta historia no versa sobre nuestros protagonistas como reflejos “malos” de la Trinidad de DC, sino sobre Jason Todd infiltrándose en el sindicato de Black Mask y viéndose a sí mismo tanto en su enemigo como en sus compañeros, recogiendo de paso varios elementos olvidados de la vida de Red Hood tales como su relación con Ma Gunn. Si nunca se ha leído un cómic del personaje, este es un excelente punto de inicio; y para el que es más versado, resulta igualmente interesante gracias a que tenemos a un Black Mask increíble.
El #007 es un número de transición que versa sobre el riesgo y potencial detrás de Bizarro. No es de los puntos más altos de la etapa, pero es lectura necesaria.
El último arco que tocaré en esta reseña es "Who is Artemis?", una historia que se desarrolla entre los #008 y #011 y que resulta de especial interés para quienes gustan del mundo de Wonder Woman. Durante la etapa de Greg Rucka, en la serie de la amazona se rozó la idea de mostrar a la tribu de amazonas de Bana-Mighdall, lo cual lamentablemente nunca ocurrió, pero por suerte esa deuda se logra saldar al mostrarnos de lleno los orígenes de Artemis y una historia que gira alrededor de ella. El que la historia transcurra en Qurac no es casual, interconectando así a Artemis con la triste historia que Jason Todd tiene con ese país.
Ignoro qué tipo de pacto satánico habrá hecho Scott Lobdell, pero esta serie es mejor de lo que tenía derecho a ser. Es rápida, ingeniosa, variopinta y con personajes femeninos dignos. Opino que aunque es probable que Lobdell haya sido reemplazado por un reptiliano, vale la pena apoyar a ese lagarto de sangre fría, porque lo que sea que está haciendo, le está resultando muy bien.
BATGIRL
Hasta Batgirl Annual #001
La DC actual es distinta a la de The New 52, pero un detalle algo olvidado es que ello no partió con Rebirth, sino que mucho antes con la introducción de la Batgirl de Burnside, un cómic con una voz y diseño completamente diferentes a lo que la editorial ofrecía en su momento, sirviendo como fuente de inspiración para probar nuevos y diversos estilos en las publicaciones. El equipo creativo que revolucionó a este título ya no está presente, pero en su lugar llegan Hope Larson, una escritora que a pesar de su buen currículum, carece de experiencia previa con series periódicas, además de acompañarla un equipo rotativo de artistas de muy buena calidad.
El primer arco transcurre entre los número #001 y #006 en el aptamente llamado "Beyond Burnside", mostrándonos un viaje de Barbara Gordon a través de Asia que parece tener un doble propósito; por un lado, Hope Larson extiende sus músculos narrativos con el personaje en un ambiente mucho menos restrictivo, y por el otro, sirve para que el lector se habitúe a lo que hace especial a la protagonista. Ambas circunstancias se emplean, quizás de forma intencional, para plantar cara a la crítica recurrente de que la Batgirl de Burnside es una caracterización que se siente demasiado juvenil. La Barbara Gordon que vemos acá no es la Oracle que muchos lectores parecen no poder dejar ir, pero tampoco es un personaje burbujeante como Stephanie Brown, sino que empieza a alcanzar un punto medio donde tanto la serie como su protagonista parecen haber madurado más, proponiendo un poco más de complejidad a los temas que se tratan, pero usando la iconicidad colorida ya conocida de la serie como vehículo para ello. Es inusual que la primera gran historia de la serie esté tan alejada de lo que será su escenario regular, pero estas vacaciones por el continente asiático resultan refrescantes para el personaje y el lector.
Concluidas las aventuras de Barbara en oriente, la vemos de vuelta en Burnside. Entre los números #007 a #012 transcurre "Son of Penguin", un arco que constituye una verdadera prueba de fuego para Larson, la cual me alegra decir que sortea con éxito. El distrito de Burnside, para el lector no habituado, es el barrio más moderno y hipster de Gotham City, creado en el volumen anterior de esta serie para que Barbara Gordon tuviera su propio centro de acción, lo cual funcionó por un tiempo, pero el concepto no gustó a todo mundo. Hope Larson, en lugar de jugar a la segura sacándola de ese entorno, la trae de vuelta, pero poniendo sobre la mesa los problemas endémicos que afectan a centro urbanos de ese estilo como lo son la gentrificación y el snobismo de sus habitantes, usando su arco anterior como bisagra para mostrarnos a una Barbara socialmente más consciente de su entorno. El cómic tiene temáticas relativas a justicia social, pero no subestima al lector al hacerlas, sino que las explora en el contexto de Barbara Gordon y sus cercanos, cubriendo temas tales como la importancia de la educación pública hasta las vicisitudes de una pareja trans. La aparición de un vástago de The Penguin con una empresa start-up pone la guinda de la torta a la serie, al incorporar un interesante análisis respecto de la existencia, uso y abuso de las App de celulares.
El #012 es un número unitario no vinculado a ninguna historia más extensa, pero provee un divertido relato sobre Barbara actuando fuera de su área de confort. Como cierre a esta primera etapa tenemos un número anual que cuenta con dos historias, siendo la primera un team-up con Supergirl que sirve como prólogo al arco "Escape from the Phantom Zone" de la serie de la rubia de Krypton, y la segunda una historia cronológicamente anterior al primer arco de esta serie en la que se narra una aventura de Barbara con su mejor amiga de la mano de Vita Ayala.
Batgirl en general no cambia mucho lo que se venía haciendo con el personaje, y esto puede que no atraiga a un lector más arraigado a otra versión de la misma, pero es una decisión que vale pena porque el cómic es una muy competente secuela de su volumen anterior, manteniendo su vibra más cercana a un lector más joven, pero volviéndola más completa en distintos frentes. Como bonus, Hope Larson parece tener trato preferencial respecto de con cuáles artistas trabaja, ya que Rafael Albuquerque y Chris Wildgoose se reparten las primeras dos historias con un estilo pulcro y expresivo. Burnside nunca había sido tan interesant,e y vale pena recorrer sus calles acompañado de nuestra amiga pelirroja.
BATGIRL AND THE BIRDS OF PREY
Hasta Batgirl and the Birds of Prey #010
Las Birds of Prey han tenido una historia reciente trágica. En los inicios de The New 52 se perfilaron como una de las series que supieron reinventarse, a pesar que el reboot las volvió un grupo irreconocible a lo que eran. Lamentablemente, su éxito no duró, y cayeron en un pozo de mediocridad del que jamás pudieron salir, pero ahora el contexto es otro, y gracias al éxito reciente de Batgirl, parece que es tiempo para que estas aves nuevamente remonten el vuelo. Sin perjuicio de esto, Barbara y compañía tienen fantasmas que no se han logrado sacudir.
Uno de los problemas es que los primeros números hacen un flaco favor a Barbara Gordon. La serie individual de Batgirl muestra al personaje consciente de su pasado, pero no encerrándola en ello, mientras que Batgirl and the Birds of Prey en su primera entrega referencia directamente a "The Killing Joke" y el poder que esa historia tiene sobre el personaje, lo cual no es algo malo en sí mismo, pero, considerando la historia editorial reciente que acarrea, se siente como un retroceso que le quita autonomía en un cómic que se supone está dedicado a mostrar su rol de líder. Es difícil mantener interés en un personaje que actúa impulsivamente y que tiene la vista fijada hacia atrás, pero por suerte la presencia de Black Canary y The Huntress proveen la suficiente intriga como para seguir leyendo.
El primer arco cubre hasta el #006 y aunque nos obliga a lidiar con una Barbara que parece salida de los inicios de The New 52, nos deja conocer más sobre Dinah Lance y Helena Bertinelli, cumpliendo bien su rol de historia de “juntar a la banda”, pero lamentablemente todo lo interesante que pone sobre la mesa ocurre de una forma un tanto superficial. La presencia de Helena arroja nuevas luces sobre el mundo de la mafia en Gotham, pero lo hace desde una perspectiva limitada que desperdicia el trabajo creativo hecho por Genevieve Valentine en Catwoman sobre el mismo tema; de forma similar, comenzamos a explorar los orígenes de Dinah Lance, pero no se le vincula a nada relevante, salvo por ocasionales referencias al volumen anterior de Birds of Prey; se incorporan a personajes con poderes e iconografía de serpientes, pero no se hace mucho con ello, ni se le vincula a amenazas similares de otros cómics paralelos de la Bat-familia; y quizás lo más grave, hay una desconexión casi total respecto de la serie principal de Batgirl. No es necesario que tengan tramas vinculadas, pero la diferencia en cuanto a caracterización es notoria, y Birds of Prey se lleva la peor parte.
La segunda mitad de la historia es más dinámica y logra maquillar los problemas comentados. El #007 es una aventura unitaria que en el papel resuelve un cabo suelto del primer arco, pero que en la práctica logra que las Birds of Prey se sientan como equipo más que como una alianza forzada. Es especialmente destacable que esta entrega tiene un tinte cómico que ayuda bastante a dar personalidad a la serie y que hace maravillas creando dinámicas entre personajes… ciertamente mucho más que el compartir tragedias.
La historia final para efectos de esta reseña transcurre entre los números #008 y #010. Esta aventura resulta mucho más digerible gracias a su duración más acotada, jugando a su favor que Black Canary tiene un rol central, pero aún así comete errores no forzados en gran parte por incorporar a Dick Grayson como invitado. Es curioso notar que el cómic hace referencias específicas a ciertos hechos que transcurren en paralelo en Nightwing, pero ignora completamente que Dick no se encuentra en buenos términos con Barbara, situación que no se resolvería hasta mucho después en la serie del acróbata. Para un lector de esta serie no hay mucho problema, pero para el que viene llegando desde la serie del ex-agente 37 resulta confuso que se haga mención explícita a su continuidad cuando era menos complejo no hacerlo.
El dúo de Julie Benson y Shawna Benson parecen tener un buen entendimiento de Black Canary y Huntress, incorporando sus historias recientes como parte importante de su trasfondo, pero siguen cojeando con Batgirl. Esta serie tiene un gran potencial, pero las Benson aún no parecen lograr explotarlo del todo. Serie recomendada para los fans de Canary y Huntress; para los de Batgirl, mejor limitarse a leer la serie de Hope Larson.
BATWOMAN
Hasta Batwoman #009
La versión moderna de Batwoman es relativamente reciente dentro de la franquicia del murciélago, pero el drama editorial que afectó a su versión de The New 52 dejó un trago amargo respecto del personaje que provocó que se le mantuviera entre hielos hasta el relanzamiento de Detective Comics, publicación que junto con el crossover "Night of the Monster Men" sirvieron como catapulta para este nuevo volumen. La relación con “Tec” es cercana y su lectura suele resultar necesaria, ya que ciertos personajes son introducidos primero en esa cabecera. Esto es un tanto esperable dado que James Tynion IV, el guionista de Detective Comics, comparte silla con Margueritte Bennett.
A pesar que la serie es un spin-off, rápidamente introduce elementos que dejan claro que no es una mera extensión de la Bat-Family, sintiéndose temáticamente como una continuación espiritual de Grayson más que a una serie estándar del “cruzado encapotado”. Kate Kane es una outsider que comparte ciertas metas con el murciélago, pero no es una extensión de él. Así da inicio "The Many Arms of Death", arco que se desarrolla hasta el #004 y en el cual vemos a Kate explorar su relación con una isla llamada Coryana y con un reparto fresco de secundarios. La historia es bastante lineal en su estructura, pero se complementa con una serie de flashbacks que van rellenando ciertos vacíos a la vez que levanta nuevas preguntas respecto del pasado de la protagonista. Este primer arco hace más que suficiente para enganchar al lector y proveer de herramientas suficientes para entender a su protagonista, la cual a pesar de tener tendencias solitarias genera lazos duraderos en el tiempo, tanto para bien como para mal. Que Julia Pennyworth, la hija de Alfred, sea su asistente, provee un paralelo obvio respecto de la relación de Batman con el fiel mayordomo, pero elaborada desde otro ángulo; de forma similar, toda la historia que gira alrededor de la isla Coryana tiene que ver con lazos que Kate desarrolló y que no supo manejar. El arte de Steve Epting no repara en gastos y en muchos casos termina siendo el punto fuerte de los números, ya que aunque la historia en sí no es mala, muchas veces genera situaciones en que un antagonista aparece en el lugar preciso por coincidencia más que por diseño.
El #005 brinda una suerte de epílogo a la vez que profundiza en ciertos elementos del arco anterior desde una perspectiva distinta. El arte corre por cuenta de Stephanie Hans y mantiene un estilo estético similar. El #006 definitivamente es el bicho raro del volumen. "Pax Batmana" más que avanzar la trama del cómic, es un tie-in al arco "Fall of the Batmen" que inició en Detective Comics #969 dándonos un vistazo a un futuro distópico ilustrado por Renato Arlem. Considerando que esta serie tiene una periodicidad mensual y no bisemanal como Detective Comics, se siente un tanto mezquino que se haya desperdiciado un número para dar más profundidad a la historia de otra serie.
"Fear and Loathing" de cierta forma compensa los problemas de "Pax Batmana", ya que aunque la trama está muy vinculada a eventos transcurridos en Detective Comics, no lo hace a costa de su propia integridad y usa a “Tec” para proveerse a sí misma un sustrato nuevo. Para ser menos críptico, The Colony tiene una presencia importante en una historia que entre sus números #007 a #010 hace un psicodélico análisis sobre Batwoman. La premisa es correcta y el equipo artístico de Fernando Blanco y John Rauch están a la altura, pero aún así se siente que todo transcurre un tanto de prisa. No solo la conclusión del arco es extraña, sino que distintos encuentros con asesinos enviados por The Many Arms of Death se resuelven en tan solo un panel, privando al propio cómic de historias que contar sin un motivo aparente.
Batwoman entrega una experiencia diferente a otros comics de la Bat-familia, pero su cercanía con Detective Comics muchas veces se transforma en un lastre, ya que aunque la relación entre ambas series es obvia, la serie no hace muchos esfuerzos en explicitar a qué números se hace referencia. Por ejemplo, aunque se explica quiénes son The Colony, es en Detective Comics donde en verdad se explora la relación de Kate con ese grupo. El que haya un número dedicado a un futuro alternativo de una trama de “Tec” no mejora esa impresión. Pese a estas aprensiones, la serie es interesante y es especialmente recomendada para quienes gusten del personaje o busquen una alternativa más seria comparada con las series de Batgirl.