MR Indies 151 - Pena de muerte a los malos cómics
Aviso de Spoilers: Las reseñas que siguen a continuación tratan los sucesos más recientes de las series revisadas, por lo que pueden desvelar detalles argumentales importantes para quienes no estén al día. |
Nueva semana de MicroReseñas Indies y nos dividimos entre buenos y malos, por los que cumplen y los que derechamente decepcionan. En Image tenemos las series The Realm y Outcast, mientras que Valiant nos trae el fin de Divinty y el segundo de Quantum & Woody. ¡Gracias por pasar!
Image Comics
OUTCAST #033
Publicación: 31/01/2018
Guion: Robert Kirkman
Arte: Paul Azaceta
Tintas: Paul Azaceta
Color: Elizabeth Breitweiser
Rotulado: Rus Wooton
Reseña: Zombi Rodros
6 / 10
Kirkman nos entrega otro número de su extraño exorcista. Hace bastantes entregas que la trama no avanza demasiado, y parece estar estancada en la acumulación de fuerzas de ambos grupos (aun cuando uno no parece estar acumulando mucha).
Claramente, los típicos errores que suele cometer en otras series se repiten acá, y no dolería tanto la espera si estuviéramos leyendo números más grandes que permitan digerir el lento avance narrativo de estos últimos meses. Pero en una publicación que avanza a este ritmo, este aletargamiento puede pasar la cuenta.
Por otra parte, el arte y la composición de las viñetas nunca decepciona, y se transforman en la razón principal de seguir leyendo esta historia. Pero, luego de 33 números, es fácil encontrar un desgaste en la técnica, que se ha vuelto repetitiva, y no se ha permitido evolucionar como, por ejemplo, Wes Craig en Deadly Class. Con esto no quiero decir que el dibujo, color o composición sea deficiente, y es un claro plus para la publicación.
Valiant
ETERNITY #004
Publicación: 31/01/2018
Guion: Matt Kindt
Arte: Trevor Hairsine
Tintas: Ryan Winn
Color: David Baron
Rotulado: A Larger World Studios
Reseña: Zombi Rodros
4 / 10
El último número de la miniserie Eternity intenta cerrar todos los ciclos narrativos que nos presentó durante estos números, y aunque la historia finalizó bastante plana y cliché con un intento de emoción, es poco lo que logra conectar con el lector en cuanto a su guion. Es, sin duda, Trevor Hairsine quien se luce con la creatividad y composición de páginas, agregando de su estilo a un libro que prometió más de lo que fue.
Mishka y Abraham, los cosmonautas rusos que ganaron el poder de la divinidad, deben decidir si entregar o no a su hijo a los eternos. Los personajes que la serie nos construyó se pierden en un desordenado fondo, y es sólo el enganche emocional el que parece hilar este último número, podemos sentirlo por Abraham, podemos sentirlo por Mishka, pero la pérdida del hijo poco nos afecta si tenemos en cuenta que nunca lo conocimos antes de esta serie. Hay un par de vueltas que prometen entretención, pero en serio que se perderán nuevamente si Kindt sigue creyendo que es el heredero del estilo de Kirby.
El arte de Haisine, como dije, es el que se lleva los grandes méritos. Las hojas se componen de elementos creativos que pocas veces hemos visto usados con tanta intención y buenos resultados, incluso agregando un boceto como metáfora de la deconstrucción de los protagonistas. Hairsine, sin embargo, demuestra que tiene la habilidad de dibujar en un estilo mucho más mainstream, eso si tenemos en cuenta las hojas finales.
El final, blando y poco importante, nos entrega una conclusión mediocre para una serie que prometió y no logró cumplir.
QUANTUM & WOODY #002
Publicación: 31/01/2018
Guion: Daniel Kibblesmith
Arte: Kano
Tintas: Kano
Color: Kano
Rotulado: Dave Sharpe
Reseña: Zombi Rodros
8,5 / 10
Los conflictivos Quantum & Woody están teniendo un problema familiar, y tal parece que las complicaciones entre estos dos se viven tanto en el pasado como en el presente. Con una nueva historia que promete diversión y que, al fin, lo está logrando, Kibblesmith se posiciona como un buen escritor y una interesante contratación de la editorial.
Hermanos en conflicto, con misiones que los separan los unos de los otros. Exploramos tres fases de Q&W, una de ellos cuando niños, otra de hace un año, y el convulso presente en el que ambos se encuentran. Con una hilarante secuencia de amor y desamor paternal, el crédulo Woody meterá a su hermano nuevamente en problemas.
La composición de páginas es una hermosura, además de sumar a lo cómico de la serie, logra por méritos propios sacar al lector de su elemento y ponerlo a leer la historia tal como el artista lo quiere. Tanto sus lineas como el color están a cargo de Kano, quien se maneja con soltura hasta en las más exigentes viñetas.
En conclusión, el arte se roba nuevamente la película, pero esta vez la narración se pone las pilas y nos entrega el humor que nos prometió, haciendo de este número uno mejor que el anterior.