“Secret Wars” (1984): viaje de ida y vuelta al Battleworld
Estamos en el año 1984, y Marvel Comics se apresta a lanzar una miniserie que marcaría un antes y un después en la historia de los cómics de superhéroes, introduciendo un concepto y una forma de publicación que, para bien o para mal, nunca nos hemos sacado de encima: los eventos. Su nombre fue Secret Wars, y en ella los más poderosos héroes y villanos de la editorial fueron reunidos por una fuerza más allá de toda comprensión, teniendo que luchar entre ellos por que sí para alcanzar la victoria y regresar a casa.
1984 fue un año pródigo en obras que se han convertido en piezas de culto de la cultura pop. En la pantalla grande, por ejemplo, se estrenaron Ghostbusters, Indiana Jones and The Temple of Doom, Police Academy y Terminator, entre otras, mientras que en TV triunfaba The A-Team, Dinasty y Knight Rider. En la Casa de las Ideas, mientras tanto, eran tiempos de Jim Shooter, editor que desarrollaba un impecable trabajo al frente de la editorial. Fue el responsable de encarrilar a Marvel, transformándola desde el caos anárquico de los setenta hasta la máquina bien engrasada que era en ese entonces. Bajo su alero, germinaron obras maestras como Thorde Walter Simonson, Daredevil de Frank Miller o Fantastic Four de John Byrne.
Shooter era un escritor que desde temprana edad comenzó a trabajar en las editoriales grandes. Luego de su paso por DC Comics, específicamente en Legion of Super-Heroes, arribó a Marvel a mediados de los años 70, donde en seguida destacaría como guionista de algunas de las aventuras definitorias de los Avengers. En 1978 ascendería a Director Editorial, puesto en que se convirtió en el mas destacado profesional luego de Stan Lee. Con ideas claras de como debía manejarse la editorial, Marvel pasó de ser una editorial de mediano tamaño a un gigante a tener en cuenta en la industria global del entretenimiento. Negocio y creatividad avanzaban en perfecta sinergia.
Secret Wars, sin embargo, no fue una jugada milimétricamente ideada por la editorial, y en realidad, su origen es más bien anecdótico. La compañía juguetera Kenner, especializada en figuras de acción, había lanzado una ambiciosa linea basada en personajes de DC, llamada Super Powers, que fueron un éxito monumental. Mattel, la eterna rival de Kenner, había intentado obtener los derechos de DC, aunque su iniciativa fracasó. Como consecuencia, se acercó a Marvel para lograr un trato similar. La compañía ya tenía lineas exitosas como He-Man and the Masters of the Universe, pero querían más.
Mattel encontró en Shooter al aliado perfecto para producir su linea de figuras. Los jugueteros no sólo querían lanzar esa colección, si no que quisieron respaldar su producción con un cómic que indicara a los recién llegados quienes son los personajes, si son héroes o villanos, cuales son sus poderes, y, en definitiva, que papel juegan en el cosmos marveliano.
Gracias a potentes estudios de mercado, notaron que los niños reaccionaban particularmente bien ante palabras como "secret" y "war" -quizá debido al marco noticioso de las tensiones conspiranoicas de la guerra fría-, así que el proyecto cambio de nombre, y el que en un principio se llamaba Cosmic Champions pasó a denominarse Marvel Super Heroes Secret Wars.
Shooter vió en dicho proyecto una oportunidad para crear un verdadero blockbuster en viñetas, e ideó una excusa para hacer lo que muchos lectores demandaban hace tiempo: una aventura en que aparecieran todos los personajes de la editorial a la vez. Para cualquier aficionado a los cómics de Marvel, es evidente que uno de los pilares en que se cimientan sus publicaciones es la interrelación entre sus héroes. Sabemos que cada uno tiene su propia vida y series, pero esas vidas se entremezclan constantemente puesto que todos habitan en un gigantesco escenario común o universo compartido, y que sus aventuras ocurren de forma simultánea.
Desde sus inicios, los autores fueron conscientes del buen recibimiento del público por estos cruces entre enmascarados, y es así que rápidamente quisieron capitalizarlo reuniendo héroes de todas partes del Universo Marvel en The Avengers, aunque con posterioridad éstas reuniones se volvieron cada vez más multitudinarias, como aquel primer especial fuera de colección de Spiderman, donde participaron los X-Men y el Dr. Strange, entre otros, o la boda entre Sue Storm y Reed Richards, a la que estuvo invitado todo el mundo. Incluso, y como antecedente directo a la obra que nos convoca, en 1982 había aparecido Contest of Champions, una miniserie de tres números que contaba con la presencia de todos los aventureros de la Tierra. Lamentablemente, aunque la plantilla de personajes superó ampliamente a los de Secret Wars, su relevancia fue casi nula.
El mismo Shooter asumió las tareas de guionista, pues según el, los escritores de Marvel se mostraban muy protectores hacia sus personajes, de manera que haber designado a uno de ellos habría significado un enfoque poco neutral al tratar al resto de caracteres. Si era él quien decidiera lo que ocurriera en aquella aventura de la que iban a participar los más importantes héroes y villanos de la compañía, los otros escritores podrían discutir sus decisiones, pero al final la última palabra sería suya, como la autoridad máxima de la editorial.
El buen Jim designó a Mike Zeck como dibujante de la obra, quien había destacado por su gran interpretación de héroes como Shang-Chi o Captain America. Lamentablemente, debido a su lentitud y escasa experiencia manejando multitudes, resultó no ser el artista indicado para una aventura multitudinaria que requería constantes correcciones por parte del guionista, lo que obligó a llamar a un segundo dibujante, Bob Layton, para los números cuarto y quinto. Además, también hubo que recurrir a un buen número de entintadores y coloristas para alcanzar el final, como John Beatty, Kack Abel, Christie Scheele y Nelson Yomtov, entre otros.
De la coordinación del evento se encargó el editor Tom DeFalco, la mano derecha de Shooter, quien tuvo que sincronizar a los equipos creativos de muchas colecciones, para que integraran a Secret Wars dentro del desarrollo de sus series. Era necesario encontrar un motivo para unir a todos los héroes frente a una amenaza común, pero también hacía falta tomar una decisión sobre que hacer con las colecciones en el curso de publicación de la serie limitada. La respuesta fue un recurso bastante novedoso para la época.
En efecto, en los cómics que se pusieron a la venta en Estados Unidos en diciembre de 1983, los Avengers, los 4F, los X-Men, Hulk y Spider-Man entraban en una gigantesca máquina que misteriosamente había aparecido en New York, y que no era más que un portal hacia lo desconocido. En el siguiente número, regresaban a través del mismo artilugio, con alteraciones que cambiarían el rumbo de sus aventuras, y sus vidas, para siempre. Por ejemplo, Spider-Man portaba un traje negro que obedecía a sus ordenes, Hulk comenzaba a perder su inteligencia humana, The Thing estaba desaparecido y su lugar en los 4F lo ocupaba She-Hulk, y a su vez todos hacían referencias a la epopeya que habían vivido, aunque sin revelar nada concreto.
Los lectores que quisieron saber que les había ocurrido a los héroes tuvieron que acudir a Marvel Super Heroes Secret Wars, cuyo primer número se puso a la venta en enero. La maxiserie mantuvo su publicación por todo el año, durante 12 números que se erigieron como el gran fenómeno de la temporada. Rápidamente se posicionaron en el epicentro del Universo Marvel, a tal punto que los cambios que trajo perdurarían durante años, como el traje negro de Peter Parker, que fue el precursor de uno de sus mayores antagonistas. La obra no sólo fue un evento como no se había visto antes y un éxito de ventas sin precedentes, si no que además sirvió de modelo a todos los crossovers apoteósicos que vinieron luego.
La influencia se extendería a la manera de contar las historias en el cómic americano, inaugurando el esquema de macrosagas que involucren a la mayoría de personajes de una editorial. Después de Secret Wars, tanto Marvel como la Distinguida Competencia utilizarían habitualmente este recurso en los años sucesivos. Las dos grandes solían desarrollar cada año un acontecimiento aglutinador de sus más importantes personajes, o dentro de una franquicia concreta. Fruto de aquel tiempo fueron historias como Fall of The Mutants o Inferno. La moda perdería fuelle a finales de los años 90, para volver con renovada fuerza a mediados de la primera década del siglo XXI. Con el paso del tiempo, estos gigantescos crossovers han ido ganando en complejidad y magnitud, pero no hay que olvidar que todo comenzó aquí.
Y lo cierto es que el legado de esta historia permanece indeleble, pues muchos de los elementos han seguido presentes en el actual Universo Marvel. Por ejemplo, aquel misterioso traje que Spider-Man trajo de las guerras era en realidad un ser vivo, un parásito que trataba de apoderarse de él y que finalmente se alearía con Eddie Brock, para convertirse en el impactante villano conocido como Venom. Incluso se han llegado a producir cómics como el What If? #114, que incluye la historia "Secret Wars 25 Years Later", en el que se abordaba que hubiera ocurrido si los héroes nunca hubieran conseguido volver, demostrando que décadas después, se continúan retomando sus acontecimientos para dar lugar a nuevas historias.
Artísticamente hablando, lo cierto es que Secret Wars no ha envejecido demasiado bien. La obra es deudora de su época, con una escritura de regusto 100% clásico, que se vuelve empalagoso al paladar moderno, lo que también es extensivo al dibujo. Igualmente, las situaciones y el comportamiento de los personajes son algo simplonas e infantiles para los tiempos que corren, pues el lector actual no es tan ingenuo ni fácil de asombrar.
En los aspectos positivos, podemos mencionar que Shooter logró manejar de manera adecuada los casi 40 personajes presentes, los que aparecen reflejados con sus rasgos característicos y de personalidad que les conocemos hasta el día de hoy. Sumando, restando y obviando, nos encontramos con una trama interesante, con continuos giros de guión y una gran interacción entre la multitud de personajes; con continuas alianzas, cambios de bandos, luchas -algunas mas lógicas que otras, la verdad-. que hacen que el lector esté siempre en vilo hasta el final sin que en ningún momento se pueda descubrir hacia donde discurre el argumento.
Por todo ello, aunque no nos encontramos con una obra perfecta, pues el tiempo no pasa en balde, si que la podemos definir como una buena base o referencia de los crossovers actuales. Incluso podríamos decir que estamos ante una pequeña enciclopedia de personajes de Marvel.
Por supuesto, un éxito de esa magnitud no se puede dejar pasar, y apenas tres meses después de la publicación del último numero, llegó a las tiendas la secuela, Secret Wars II, más compleja que su predecesora y con un planteamiento distinto. En este caso, era el Beyonder quien visitaba la tierra y se cruzaba en el camino de diversos héroes. Cada uno de los 9 números de la miniserie continuaba en entregas de diferentes series, hasta completar nada menos que 42 episodios. De nuevo, fue un rotundo éxito comercial, dando una idea clara de la configuración que tenia por aquel entonces el Universo Marvel, y permitiendo a Shooter, nuevamente actuando como guionista, dar rienda suelta a una historia protagonizada por un dios encarnado en un humano.
De la misma forma, la linea de figuras Mattel tambien fue un éxito, al igual que sus accesorios como bases de operaciones, vehículos y escudos lenticulares que, a pesar de no tener nada que ver con el cómic, encajaban de cierta forma en el escenario alienígena de las viñetas. Los muñecos se han convertido en piezas de coleccionistas de tremendo valor para sus propietarios, alcanzando cifras escandalosas en subastas. En paralelo, Marvel licenció innumerables productos relacionados, como álbumes, mochilas, libros para pintar y stickers, que hicieron que la marca Secret Wars invadiera todo, marcando una barrera generacional entre los lectores veteranos, quienes no la recibieron muy bien, y los mas jóvenes, que la disfrutaron de manera entusiasta.
Y así, Secret Wars marcó un antes y un después en la historia de la Casa de las Ideas. Fue la primera gran reunión de héroes y villanos Marvel, fue el cómic que cambio la forma de escribir eventos, y fue una huella imborrable en el imaginario de la infancia de miles de aficionados al cómic de los años 80. Su nombre sigue siendo evocado hasta la actualidad en obras como la ya nombrada Secret Wars II, Secret War, y Secret Wars 2015, títulos que tarde o temprano tendrán su propio articulo.