"Justice League" (2017): rescatando al DCEU
Luego de una larga espera, por fin Justice League llega a nuestras salas de cine. No cabe duda que el camino recorrido ha sido pedregoso y lleno de polémica, principalmente por la visión que Zack Snyder tiene de los iconos de DC Comics, tal como consta en la serie de artículos que publicamos al efecto hace poco. Las malas impresiones generadas por el llamado DC Extended Universe amainaron gracias a la excelente Wonder Woman (2017) de Patty Jenkins y Gal Gadot, otorgándole un tiempo de gracia al proyecto, pero ahora nos encontramos con la verdadera prueba de fuego. La película tiene la pesada mochila de tener que demostrar que el film de la amazona no fue una excepción. ¿Lo logra o es aplastada por su propio peso, arrastrando a sus proyectos asociados al abismo?
Por toda la serie de problemas alrededor del film, es natural que al sentarse en la butaca haya cierta ansiedad, es normal. La herida de Batman v Superman (2016) aún está fresca y eso me tocó verlo durante la previa, donde había emoción en los asistentes, pero también una palpable cuota de recelo. No tengo problema en reconocer que sentí lo mismo, así que al momento de iniciar la función mentalmente me preparé para lo peor. Para mi sorpresa, en menos de cinco minutos mis impresiones cambiaban y me encontraba otorgando el beneficio de la duda a la película. La razón de ello es que en los créditos iniciales había un nombre que brillaba por su ausencia, David S. Goyer.
El susodicho no estuvo a cargo de los guiones y se notó bastante, en especial en la primera escena de la película, que para todo efecto es una suerte de disculpa por la forma en que se caracterizó con anterioridad a Superman a través de un flashback que no solo es emotivo, sino que también resultaba necesario, devolviéndole parte de su dignidad al Hombre de Acero. Ya no es la figura mesiánica y distante que Goyer nos trató de vender, sino que se acerca más al Henry Cavill que visita hospitales usando el traje, provocando que la muerte de Superman toque mucho más profundo al compararla con el espectáculo sin alma de su aparición anterior.
Las siguientes secuencias se enfocan en proporcionar trasfondo al conflicto y a la subsecuente formación de la Liga. Aquí es donde más se nota la mano de Zack Snyder, reintroduciendo a Batman por medio de una secuencia que no se sentiría fuera de lugar en la serie de animación de Paul Dini y Bruce Timm, aprovechando así sus puntos fuertes a nivel visual. La reunión del resto de los personajes no agota su bienvenida y confirma que aquella escena de los correos electrónicos en Batman v Superman era completamente innecesaria.
Quizás el punto más bajo es el villano de la película. A su favor cabe decir que su comportamiento es bastante pragmático y que gracias a ello resulta ser una amenaza difícil de abordar, pero todo lo que lo rodea tiene bastantes resabios de la visión original de Snyder, poseyendo un diseño un tanto genérico, lo cual es lamentable para un personaje que tiene sus orígenes en la pompa del Cuarto Mundo de Jack Kirby. La película tiene un buen nivel de creatividad, pero tal consideración no se extendió al villano, resultando plano gran parte del tiempo.
Uno de los logros de Justice League es que nos lleva a lo largo y ancho del Universo DC sin sentir que se pierde enfoque en ello, introduciendo un nivel de interconexión que antes no estaba. Aquaman y Wonder Woman por sus culturas de origen tienen ciertos nexos, por su lado The Flash y Cyborg conectan no por su juventud, sino por un paralelo interesante entre sus vidas. Cuando los personajes empiezan a converger, no se hace necesario recurrir a abortos narrativos como el “Marthazo” para ello, sino que ocurre gracias a las dinámicas de grupo que florecen en forma orgánica en un mundo que se siente más grande del que vemos en pantalla y una parte importante de ello anterior es por el humor.
Este último elemento es probable que provoque resquemores en más de alguno, porque no puedo negar que un par de veces se siente innecesario, pero el balance final el aporte es positivo y da a entender que Justice League optó por abandonar la negatividad disfrazada de realismo de Man of Steel y Batman v Superman donde ser un héroe es un tormento constante. Para estas dos películas supe de mucha gente que se retiraba de la sala por el hartazgo que les producía, pero el día de ayer no vi nada similar, quizás porque a diferencia de ediciones anteriores del DCEU, Justice League no se siente como un suplicio sumergido en un filtro azul, teniendo muchísimo más en común con Wonder Woman que con Batman v Superman.
A modo de conclusión debo señalar que no creo que sea la mejor película de su género, pero no me cabe duda que es una experiencia que vale la pena vivirla. Todo el trayecto hacia Justice League ha sido pedregoso, lleno de desaciertos, comunidades divididas y frustraciones constantes, pero por suerte ese mal ciclo se corta de raíz, provocando una catarsis que era necesaria. Tal como señalé al principio, es completamente normal llegar al cine con una cuota de miedo, pero al menos en la opinión de este reseñador, la película hace más que suficiente para exorcizarlos.
Por cierto, recomiendo prestar especial atención a las dos escenas post-créditos, la primera porque recrea una bonita situación icónica de DC Comics y la segunda porque la sorpresa que espera allí es un bombazo.