The X-Files - La historia año a año Parte II
Seguimos con la segunda parte del repaso de la historia año a año de The X-Files, una de las mejores series de televisión que han existido. Si en el artículo anterior tocó hablar de los inicios y la etapa de oro de la serie, ahora corresponde analizar el ocaso de la obra, entrando en la zona descendente de la curva que para muchos comenzó luego del estreno de la película The X-Files: Fight the Future.
Sexta Temporada (1998-1999): siempre está soleado en California
El sexto año comenzaba con un potente episodio, secuela de los hechos ocurridos en el final de la temporada 5 y el film Fight The Future, respectivamente. Fox Mulder y Dana Scully, suspendidos de los X-Files, se embarcan bajo cuerda en la búsqueda de un alien germinado en el vientre de un científico. Si el último episodio del año anterior se llamó "The End", este se tituló "The Beginning", anunciando un nuevo período respaldado por el cambio de aires que provocó la mudanza desde Vancouver hacia Los Angeles, dado entre otras cosas por las amenazas de David Duchovny de dejar la serie si no se le permitía más tiempo con su familia, tal y como mencionamos en el artículo anterior.
El traslado a Los Angeles fue todo un reto, ya que requirió armar un nuevo equipo prácticamente de la nada. Los costos de producción se elevaron considerablemente (hasta 3 veces por episodio), y además se perdía la lúgubre y característica atmósfera de Vancouver. Sin embargo, también tuvo beneficios, como tener a disposición mejores y más variadas infraestructuras de filmación y el pool de profesionales que prestan sus servicios en Hollywood.
El creador Chris Carter, en reflexiones para el libro The Complete X-Files, de Matt Hurwitz y Chris Nowles, diría que "sólo tomé la oportunidad de usar cosas que no tenía en Vancouver". Gillian Anderson, la actriz que encarna a Scully, recuerda al mismo medio que el cambio de clima requirió que los productores debiesen ajustar su planificación y aumentasen las horas de grabación en interiores, pues filmar bajo el sol de California destruiría el tono gris y melancólico de la serie. "No sé si fue por los personajes nuevos o porque no estábamos obligados a parar en los días nevados, pero creo que el primer año en California tuvimos más días libres que los 5 años que pasamos en Canadá."
Además del cambio de escenario, esta temporada supuso un punto de inflexión, pues la mitología siguió su curso con el aumento en la importancia de los poco queridos Diana Fowley y Jeffrey Spender, y encauzando al personaje de Mulder hacia el mesianismo. Es así como Fox y Dana pasarían la mayor parte del año apartados de los Expedientes X, bajo el mando del Sub Director Alvin Kersh, por lejos uno de los personajes más odiosos del show. La oficina de casos inexplicables quedaría en manos de Jeffrey "Hijito de Papá" Spender y Diana "De Epítetos Irreproducibles" Fowley.
El primero, con menos gracia que un chiste repetido, sólo está ahí por obra de su padre, el Cigarette-Smoking Man, en un intento de entorpecer el trabajo de Mulder y ver si eso hace que su retoño crezca y se convierta en un hombre. Fowley, por otro lado, es un personaje de intenciones ambiguas que parece no tener escrúpulos con tal de escalar posiciones. Aparentemente, está del lado de Fox mientras finge disciplina de cara al FBI, aunque en un principio no queda claro si le dará una mano a Mulder o le clavará una puñalada.
En tanto, los capítulos unitarios se enfocaron desde una óptica más experimental y paródica que nunca, espantando a muchos de los fans más conservadores. De hecho, esta temporada rompe con la línea ascendente de espectadores que arrastraba el show, mostrando por primera vez un descenso de rating, en una tendencia que se mantendría hasta el final de la serie.
El año recibió en general críticas positivas, pero alienó a varios críticos y aficionados debido al tono que tomaron los episodios independientes, que prácticamente mutaron desde el monstruo de la semana hacia temáticas más románticas y humorísticas. Muchos seguidores acusaron una "Hollywoodización" de la serie, en pos de presentar historias livianas dirigidas a un público más general. El sitio web Space.com reportó que muchos fans del show amaban el ambiente sombrío que Vancouver le aportaba a la serie, el cual desapareció en esta etapa.
No obstante lo anterior, esta no deja de ser una gran temporada, llena de episodios que siguen teniendo una calidad notable. Descontando "The Beginning", ya desde el principio nos topamos con joyas como "Triangle", con Mulder atrapado en una realidad paralela donde debe tratar de mantener el curso de la historia a bordo de un buque en plena Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, los miembros y enemigos de la tripulación son los mismos personajes que tanto conocemos, con lo que se plantean interesantes paralelismos. La entrega está filmada como una sola gran secuencia, interrumpida sólo en los pases a comerciales, lo que le confiere un ritmo muy particular.
El tono ligero y además humorístico también está presente en el dueto "Dreamland" / "Dreamland II", donde el agente intercambia cuerpos con Morris Fletcher, un oportunista, perdedor y cínico hombre de negro, y en el que ocurren situaciones muy hilarantes y absurdas. Otro momento notable lo tenemos en "Drive", dramático episodio que fue el primer contacto entre el guionista Vince Gilligan y el papá de Malcom Bryan Cranston, que a la postre cristalizarían la grandiosa Breaking Bad.
Los que sí no pueden quejarse son los fans que soñaban con una relación amorosa entre Scully y Mulder —los denominados shippers—, pues la temporada está plagada con referencias que constatan que ambos agentes, si bien no lo han exteriorizado, tienen sentimientos profundos el uno por el otro. Por ejemplo: en "Milagro", un novelista se da cuenta que Scully no puede ser un romance potencial pues ya está enamorada, mientras que la misma observación es hecha por una mujer acerca de Mulder en "The Rain King"; Mulder enseña a Scully a batear con una ternura conmovedora en "The Unnatural", y además ambos parecen demasiado cómodos cuando realizan una misión encubiertos como marido y mujer en "Arcadia". Para colmo, Scully conoce tan bien a Mulder que cuando éste trata de seducirla, sus sospechas del cambio de cuerpo con Morris Fletcher quedan completamente confirmadas ("Dreamland II").
El lado de la conspiración también es remecido violentamente. El único episodio doble de la temporada, "Two Fathers" / "One Son", es una de las historias más impactantes al respecto. En él, asistimos a la destrucción del Syndicate por parte de los alienígenas rebeldes, quienes asesinan a todos sus miembros excepto al Fumador. Con ese flanco resuelto la mitología cambia de rumbo, volviéndose cada vez más endogámica, para mostrarnos que en realidad la relación de Scully y Mulder con los aliens es más de causalidad que de casualidad.
En "Biogenesis" somos testigos del hallazgo en África de restos que parecen contener la verdad acerca del origen de la vida en el planeta. El contacto de Mulder con las inscripciones en el casco, escritas en Navajo, lo sumergen en una grave condición de pseudo locura, pues se le activa un área latente del cerebro, gracias al virus alien que contrajo debido a la exposición al Black Oil que sufrió en Rusia durante la cuarta temporada ("Tunguska" / "Terma"). Gracias a eso, obtiene una especie de poder psíquico (?). Para ayudar a su compañero, Scully parte para investigar el artefacto, descubriendo una nave extraterrestre enterrada en la arena, lo que envía al carajo sus años de escepticismo. En resumen, con Mulder fuera de combate y Scully convertida en una nueva creyente, la trama parece ser el episodio piloto de lo que encontraremos en los 3 últimos años de la serie.
Séptima Temporada (1999-2000): conspiraciones de la vida real
El séptimo año fue, de cierta forma, el más difícil del show. Duchovny y Anderson estaban agotados tras 6 años de ininterrumpido trabajo duro, y tras la finalización de la trama del Sindicato, no estaba claro por dónde iría la mitología. Fue el último puñado de entregas que tuvo la formula pura de Mulder y Scully investigando los casos, pues a partir de este punto, Mulder dejaría de ser un habitual de la serie. David Duchovny, en medio de batallas legales acerca de su porcentaje de ganancias, declaró que quería desprenderse de Mulder pues estaba aburrido y quería representar a otros personajes en otros medios, cosa que se hizo efectiva después de la presente temporada.
Además, la polémica estaba a la orden del día. Tom Kesenigh, en su libro Examinations: An Unauthorized Look at Seasons 6-9 of the X-Files, establece que antes del estreno de la temporada, Duchovny había demandado a la 20th Century Fox, reclamando que la compañía había conspirado para vender los derechos de la serie a empresas afiliadas a un valor muy por debajo del precio real, minimizando sus beneficios y costándole grandes sumas de dinero. En declaraciones a Entertainment Weekly, el actor diría que "no busco ganar la lotería. Yo cumplí mi parte del contrato y espero que ellos hagan lo mismo." Eventualmente la demanda fue resuelta, y Duchovny logró una compensación de 20 millones de dólares. Aunque en su pleito nunca acusó a Chris Carter, su amistad se vio notablemente afectada.
Así, el equipo creativo debió prepararse para la eventual marcha del actor, e incluso prepararon un final para la serie en caso de ser necesario. Todo eso quedó reflejado en el final de la temporada, con Mulder siendo abducido frente a los ojos de Skinner, luego de retornar a Bellefleur, poblado donde comenzaron sus aventuras en el episodio piloto. En este capítulo, titulado "Requiem", la reaparición de Billy Miles, el joven abducido investigado por los agentes en el ya citado piloto, sirvió para preparar un nuevo capítulo de la mitología, la concerniente a los Supersoldados, híbridos humano-alienígenas prácticamente indestructibles. Si la serie retornaba para un octavo año podrían construir algo a partir de ahí; de lo contrario, el episodio serviría como final de la serie en un estilo que sería puro X-Files, con un final abierto, misterioso y desencajante.
Eso sí, antes de llegar al final de la temporada, ocurrieron algunos hechos que vale la pena mencionar. Los dos primeros capítulos de esta entrega sirvieron para cerrar la historia iniciada en el final de la anterior; sin embargo, "The Sixth Extinction" y "The Sixth Extinction II: Amor Fati", fueron uno de los grandes patinazos argumentales de Carter. Y es que realmente, el patriarca exageró en su propuesta. Sabemos que The X-Files siempre ha tratado de temas fantásticos e increíbles, pero el creador de la serie se pasa de revoluciones, primero planteando la posibilidad de revelar el origen de todo (de la vida, de la raza humana, del planeta) y luego coloca a Mulder en el lugar de la clásica figura del elegido, un mesías o un salvador, y además con "poderes" mentales fruto de la reactivación del virus del Black Oil. Demasiado inverosímil, demasiado cercano, demasiado conveniente.
Otro de los grandes temas a resolver era la trama de la hermana de Fox, Samantha Mulder. La conclusión ocurrió en el dueto "Sein Und Zeit" / "Closure", donde finalmente conoceremos su destino. La explicación, poética y melancólica, una vez más generó críticas y alabanzas por igual. Para mí no fue insatisfactoria, pero otra vez se cayó en el exceso, pues si la desaparición inicial de Samantha ya tenía tintes sobrenaturales, agregar un segundo elemento paranormal, el de los seres de luz o ángeles de la guarda, se antojó innecesario.
Al menos, sirve para que el pobre de Mulder tenga por fin paz en su corazón, sabiendo que su hermana realmente está en un lugar mejor y no sufriendo por los horrendos experimentos del ahora extinto Sindicato. La escena más conmovedora es la del final, donde Mulder en medio de una experiencia extrasensorial abraza al espíritu de su hermana antes de dejarla partir para siempre. "Necesitábamos a alguien que entregue un estilo visual a un episodio donde tratábamos con cosas etéreas en el sentido literal, debíamos ver esas cosas", recuerda Carter para The Complete X-Files. "Kim Manners les dio un look que ayuda comunicar la profundidad de las emociones. La música también ayudó a contar la historia de cómo Mulder se reconcilió con lo que ocurrió a su hermana."
Por supuesto, uno de los desafíos de Carter y sus chicos era volver a contar buenas historias de horror. "Para mí, como escritor principal de la mitología, era esencial pensar cuidadosamente cada temporada, en formas en que no había pensado antes", declararía en el documental The Truth About Season 7. "Así, en la temporada 7 tratamos de asustar a la audiencia de formas que no los habíamos asustado antes. Todos estaban ansiosos, especialmente yo, acerca de cómo nos aproximaríamos a esos episodios, pues podrían ser las últimas historias de The X-Files. Existía la opción que fuese el último año de la serie."
La serie que sí había sido cancelada fue la otra obra de Chris, Millennium, que cerró su tercer año con un final abierto que dejó a todos los fans de Frank Black con ganas de conocer el destino final del personaje. Por ello los guionistas escribieron el episodio del mismo nombre, donde trataron, con poco acierto, cerrar su inconclusa historia. "Amamos la idea de traer a Frank a The X-Files", diría el productor y escritor Frank Spotnitz al ya mencionado documental, "pues fue triste que no pudiera ver el fin del milenio en su serie que trataba justamente de eso". Sin embargo, el producto final no fue del agrado de los aficionados, del actor Lance Henriksen ni de los productores, pues el mismo Vince Gilligan reconocería que tratar de cerrar los complejos argumentos de Millennium era algo fuera del alcance de un solo capítulo de The X-Files.
No obstante, el episodio tiene otro punto de interés, y es que vemos por primera vez a Scully y Mulder besándose, en una hermosa toma que nos invita a todo tipo de dudas, sobre todo por las cómplices miradas de los protagonistas, acerca de si eso ya había ocurrido antes, o se repetirá en el futuro. Gillian Anderson sentenciaría que "hay una historia, un potencial entre ellos. Creo que de forma egoísta y maravillosa, los fans solo querían que estuvieran juntos."
Otro destacado del grupo es "All Things", escrito y dirigido por la propia Gillian. "Lo escribí con la intención de dirigirlo", diría a The Truth About Season 7, "aunque no pensé en la dificultad de dirigirme a mí misma. Tenía ideas muy específicas de cómo quería que se vieran el episodio y sus escenas. Así que pregunté mucho acerca de películas, lentes y filtros". La trama presenta elementos que permiten descubrir la vida pre X-Files de Scully y de todo lo que ha tenido que sacrificar por su carrera. Sin duda, los personajes son los salvadores de la temporada 7. Claro, la calidad es desigual, pero la serie nunca pierde de vista quiénes son los personajes, qué representan y por qué los amamos.
Con el término de la temporada, la obligación contractual entre la Fox y Duchovny había concluido y el futuro de la serie era más incierto que nunca. Carter declararía al documental The Truth About Season 8 que "Mientras cerrábamos, el futuro del show y la participación de David era una incógnita. Si la serie volviera, ¿lo haría él? ¿A tiempo completo o parcial?". Duchovny agregaría que "después de la temporada 7, yo era un agente libre, y no había mucho más que hacer en términos del personaje. Así que en realidad se trataba de mí en la búsqueda de otras áreas de mi carrera como escritor, director y actor."
Octava Temporada (2000-2001): mi nombre es Doggett, John Doggett
Si bien el futuro de la serie estaba en una nebulosa, todos sabíamos que la Fox no dejaría morir a su gallina de los huevos de oro. La cadena acordó un octavo año, y comprometió la participación de Duchovny en la mitad de los episodios, aunque este precisaría que en realidad serían muchos menos. El actor explicaría que "fue difícil salir, pues no quería que el show terminara. Llegué a un acuerdo con Chris en que si aparecía en la mitad de la temporada, ellos serían capaces de avanzar en una nueva dirección y eventualmente transformar al show en una serie de películas."
Para suplir el vacío, Carter creó un nuevo personaje, el Agente Especial John Doggett, a pesar que la idea del nuevo integrante no era el de reemplazar a Mulder. Robert Patrick, el actor elegido para el papel y más conocido por retratar al T-1000 en el film Terminator 2: Judgement Day, tuvo contacto con el show a través de su hermano, miembro de la banda Filter, quienes habían participado con un tema en el soundtrack de Fight the Future.
Los inevitables gritos en el cielo que emitieron los fans más cerrados no fueron algo que afectara al actor. En The Complete X-Files, Patrick diría que "amé el personaje, era para mí. No hubo ninguna posibilidad de que no lo hiciera. Y para ser honesto, no era el tipo de persona que está constantemente chequeando Internet".
Los argumentos girarán en torno a las grandes preguntas que nos quedaron del impactante final del ciclo anterior, la abducción de Mulder y el embarazo de Scully. Ahí es donde se incorpora Doggett, como agente encargado de la búsqueda de Mulder y que a la postre asume como compañero de Dana. De esta última, cabe recalcar la "mulderización" que ha sufrido en el último tiempo, resultado de lo cual ahora es ella la creyente. Al principio, la relación será tensa y hostil, aunque poco a poco florecerá el respeto mutuo, y con ello una confianza creciente.
En varios aspectos, Doggett es muy diferente a Mulder. En primer término, es un escéptico, aunque de entrada deberá ser testigo del horror y la naturaleza paranormal de las investigaciones en la sección de los Expedientes X. Por otro lado, aunque es algo mayor que Fox, el principal plus de John está en su fortaleza física e instintiva, propia de su pasada experiencia militar como Marine y como policía. No es tan cerebral como nuestros agentes favoritos, pero sus vivencias a nivel de calle serán tan útiles como la ciencia y la intelectualidad. Por sobre todo es un jugador de equipo, en contraposición a la característica de Mulder como un outsider. Es un personaje de una ética y honradez a toda prueba, muchas veces opacadas por su semblante frío y serio, menos chispeante que lo que teníamos acostumbrado.
Cómo dijimos, hay dos grandes tópicos por donde discurrirán las tramas de esta tanda de capítulos. La historia principal, que arranca a partir del regreso de Billy Miles, afronta una nueva etapa de la conspiración centrada en los Supersoldados, creaciones de los aliens rebeldes que buscaban erradicar cualquier reminiscencia de la colaboración del Sindicato en la colonización de la Tierra. El otro hilo argumental importante es el embarazo milagroso de Scully, pues había sido diagnosticada como estéril a raíz de los experimentos que sufrió durante su abducción. Si bien en un principio el manto de la duda se cierne sobre el nombre del padre de la criatura, no tardaremos mucho en saber que el progenitor no es otro que, obviamente, Mulder.
Supuestamente concebido durante la etapa "alienígena" de Mulder (cuando éste manifestó poderes por la activación de los genes del Black Oil de su cuerpo), el parto de la criatura tendría lugar a finales de la temporada, presentando nuevamente concomitancias con los textos sagrados cristianos al presentar diversos puntos simbólicos, como una estrella especialmente deslumbrante en el cielo que señala el nuevo nacimiento o, como si fueran los Reyes Magos, tres guardianes —los Lone Gunmen— darían su bienvenida al quizá futuro salvador de la humanidad, manteniendo esa locura mesiánica que tan pocos réditos trajo la temporada anterior.
Es en este periodo donde hace su debut y adquiere importancia el personaje de Mónica Reyes, interpretado por Annabeth Gish. De origen latino y también agente del FBI, es una fémina de férreas convicciones esotéricas, a la que su fe la ha llevado a abrazar la religión católica y, al igual que la nueva Scully, está abierta a la existencia de un plano sobrenatural. Es amiga de John Doggett, a quien conoció en el tiempo en que fue nombrada experta en investigación de crímenes de naturaleza satánica o ritual. Es una mujer espiritual y tranquila, con una sensualidad muy especial. Este contrapunto con Doggett hace que se respire un nuevo enfoque, del se que beneficia la fórmula clásica creyente / escéptico, y que se refuerza con el interés de dotar a los episodios aislados de una atmósfera malsana y oscura.
Justamente en la otra vereda, los capítulos unitarios trataron de volver a las raíces, con gran preponderancia de los elementos gore y de horror. Casi se prescindió de episodios humorísticos, aunque este estuvo presente, como siempre, a través de los diálogos ácidos y de humor negro característicos de la serie. Esta decisión se tomó, probablemente, para marcar un quiebre respecto de las dos temporadas anteriores que llegaron a tener hasta seis entregas humorísticas cada una, y para enviar un mensaje a los fans de que, aunque con una dosis reducida de Mulder, éstos seguían siendo los X-Files de toda la vida. Ejemplos de ello son capítulos tan truculentos como "Roadrunners", con Scully prisionera de un grupo que adora a una babosa tamaño XL; "Badlaa", con la venganza de un faquir indio que, literalmente, te provoca un nudo en el estómago o "Vía Negativa", donde asistimos al asesinato de un par de agentes del FBI y 20 miembros de un culto religioso.
Como mencionamos anteriormente, la season finale expuesta en el dueto "Essence" / "Existence", estuvo enfocada en el nacimiento de William, el hijo de Mulder y Scully. El alumbramiento se dio en medio una implacable caza por parte de los supersoldados alienígenas, y fue uno de los pasajes más emotivos del show, aún cuando se vio rodeado de simbología grandilocuente y respuestas inverosímiles acerca de su naturaleza. Un momento memorable de "Existence" fue cuando Reyes trataba de serenar a Scully con sonidos de llamadas de apareamiento de ballenas. "Chris me dio una cinta con canciones de sonidos de ballenas, que me ponían histérica cuando las escuchaba en mi trailer", recuerda Annabeth Gish en The Complete X-Files. "Nunca olvidaré que mientras ayudaba a nacer al bebé, me ponían queso cottage y jalea de uva en las manos como efectos especiales del post-parto."
En este punto, una vez más David Duchovny le decía adiós a Mulder, esta vez de forma definitiva. Ni siquiera estaba claro si Chris Carter o Gillian Anderson volverían para la siguiente temporada. Carter prometió regresar si es que la actriz se quedaba. Fox le ofreció un gran incentivo a Gillian por quedarse un año más, el que finalmente aceptó. Hablando de Duchovny, la actriz dijo que estaba claro que había terminado con el personaje, y que lo mejor para todos es que él fuese feliz haciendo lo que quería. Duchovny, en una entrevista a Empire Online, aclararía el entuerto reconociendo que sufrió fatiga. No de Chris, Gillian o de Mulder, sino de hacer el show. "Para una temporada completa, había que filmar por 10 meses cuando, por ejemplo, Californication sólo toma 3. Eso sí lo podría hacer indefinidamente."
Novena Temporada (2001-2002): la verdad y la luz
La emisión de esta tanda se inició en septiembre de 2001, ya con Duchovny totalmente ausente, exceptuando el doble episodio final. Ahora, los personajes de Patrick y Gish adquirían un total protagonismo, y si bien Scully era estelar en varios capítulos, especialmente aquellos en que ella o su hijo William eran amenazados por algunos de los resortes de la conspiración, en general su papel fue hacer de consejera y apoyo a sus compañeros.
Considerando lo anterior, con Doggett y Reyes a cargo de los Expedientes X, la serie fue perfilándose en la dirección de potenciar a dichos personajes y tenerlos listos para el relevo como una especie de nueva generación, en caso de que la serie siguiese adelante. Sin embargo, para bien o para mal, la disminución continua de audiencia hizo necesario sacrificar el show, dejando para la especulación cómo hubiese sido The X-Files sin sus protagonistas iniciales.
La trama continúa con el desarrollo de la nueva conspiración centrada en los Supersoldados, y de cómo el hijo de Scully parece ser la clave de todo. Por desgracia, el argumento parece algo forzado, y la historia principal no tiene la fuerza de temporadas pasadas. A ello hay que añadir que los episodios del monstruo de la semana, a pesar de tener una factura técnica impecable como siempre, resultan inverosímiles en planteamiento, con los personajes topándose con lo sobrenatural por casualidad en algunos casos.
Otros capítulos, además, no logran equilibrar los aspectos cómicos, como "Lord of the Flies" o "Improbable". Con todo, hay varios episodios para destacar, tanto por la crudeza del horror que muestran ("Hellbound", "Underneath") como por servir para cerrar tramas, como la del hijo de Doggett ("Release") o la de los Lone Gunmen luego de la cancelación de su propia serie ("Jump the Shark"). También brilla con luz propia "Sunshine Days", que además de presentar una entrañable y enternecedora historia, es un canto de amor de guionistas y productores al incontestable ícono en que se había convertido el show.
Así llegamos al 19/05/2002. fecha fatídica para la humanidad. Y no es por alguna invasión alienígena ni un virus mortal, sino por la emisión del último capítulo de la serie que se había ganado nuestro corazón, y lo que se creía era la última vez que veríamos a Mulder y Scully en pantalla. "The End", la series finale programada como un especial de dos horas, fue la encargada de poner el broche de oro a nueve años de historia, y como tal tenía los ojos del mundo entero sobre ella. Como suele suceder con las series fenómenos de masas con legiones de fans, el desenlace dividió profundamente al fandom, ya que nadie se ponía de acuerdo si presenciamos una obra maestra o una tomadura de pelo.
Mi opinión es que no es ni lo uno ni lo otro: cerrar con excelencia una serie de tantos matices y tan larga trayectoria como The X-Files no es nada fácil, pero creo que Carter y su equipo aprueban con soltura. Algunas tramas secundarias pudieron ser tratadas de otra forma, pero ¿cuál habría sido un buen final para la historia de Mulder y Scully? De la gama de posibles finales, el presentado por Carter me parece adecuado a la rebeldía que han mostrado los personajes a lo largo de la serie: fugitivos, huyendo de aquel gobierno en las sombras que, aún con sus cabecillas destruidos, sigue en activo guardando secretos. Por supuesto, se hizo lo posible por dejar una trama abierta, que pudiera ser retomada en tiempos más augustos; mal que mal, la X es una de las franquicias más exitosas de la historia.
La trama del episodio doble parte con la reaparición de Mulder, que es apresado y acusado en un juicio militar de la muerte de Knowle Rohrer, que en realidad sabemos que es un supersoldado. La celebración de un juicio secreto sirve para que se recapitule toda la historia del show, explicada por algunos testigos que tratan de demostrar la inocencia del agente, y que permite la intervención de todo su elenco mítico. Cuando la narración termina, asistimos a una última secuencia en un motel cualquiera, con Mulder a los pies de Scully al igual que vimos en el primer capítulo, cerrando así el círculo.
En el final, se tiró toda la carne a la parrilla. Carter, en una entrevista a Entertainment Weekly, aseveraría que "decidimos terminar el show durante la midseason de la novena temporada, un par de meses después del 9/11. Teníamos una buena idea de hacia dónde queríamos ir. Reunir a los personajes era una obligación, pues básicamente queríamos terminar exactamente como habíamos partido. David estuvo al tanto todo el tiempo de que debía regresar para el final."
Si bien para Anderson finalizar fue agridulce, el director Kim Manners revelaría a The Complete X-Files que la filmación de la última secuencia tuvo una emotividad inolvidable. "La última toma fue con Gillian de la mano de David y el bebé. David se adelantó para besarla mientras la cámara se alejaba hacia el muro contrario. Luego, la enfermera retiró al bebé del set y ambos actores se fundieron en un abrazo de cerca de 10 minutos, sin hablarse. Las lágrimas les corrían por la mejilla, y el equipo completo de filmación quedó absorto y mirando en silencio. Es una de las experiencias más emocionales que he presenciado en mi vida."
En el libro The Complete X-Files, la sagrada trinidad reflexionaría acerca del final. Duchovny explicaría que The X-Files fue algo que no había existido antes en televisión, y no ha existido después. "Y ese logro es debido a un extraño tipo de retroalimentación entre escritores y actores, y de experimentar y estirar las situaciones hasta lograr cosas diferentes." Anderson está de acuerdo con que el amplio rango de tonos hizo al show especial. "Por eso es que fue divertido y valió la pena trabajar todo ese tiempo. Habían suficientes variantes entre los episodios, y tuvimos suerte en arriesgarnos cada vez que tomamos la oportunidad de jugar distinto". "A todos les gustó la serie por algo diferente", finalizaría Carter. "Había gente que prefería los episodios unitarios, otros los mitológicos y algunos que consideraban a los humorísticos los mejores de todos. Hubo algo para cada uno."
The X-Files: I Want to Believe (2008): una vez más, con sentimiento
Pese a la inconmensurable catástrofe universal que significó la desaparición de la serie, lo cierto es que desde el día después de la emisión de "The Truth", los fans comenzaron una encomiable campaña para evitar que Mulder y Scully cayesen en el olvido. Siempre en la cabeza de Carter rondó la idea de convertir el show en una franquicia de películas, y esta vez parecía lógico pues todo el mundo veía con horror cómo lentamente se acercaba la fecha de la invasión extraterrestre (21/12/12), y no tendríamos a nuestros héroes para salvar el día. De hecho, la historia de la gestación del largometraje había comenzado mucho antes.
El por qué tomó tanto tiempo llegar a tener el film entre nosotros es una historia compleja, como todo en The X-Files. Después de la experiencia con la aventura cinematográfica de Fight the Future, parecía una buena idea hacer más películas de la franquicia. Carter asegura que siempre hubo ruido en la industria por hacer otro largometraje, y que sentían que habían suficientes historias para uno o varios de ellos.
En octubre del 2001, un mes antes del estreno del noveno año y tres meses antes que el patriarca decidiera que esa sería la última temporada, un ejecutivo de la Fox contactó a Carter y Frank Spotnitz para comunicar que les gustaría una nueva película, pero ellos declinaron debido al trabajo que les suponía esa tanda de episodios. Ambos creativos se tomaron un receso, pero ya a principios de 2003 idearon una historia que logró luz verde entre los altos mandos de la productora. Incluso se logró un acuerdo con los actores, quienes en realidad nunca habían renegado de sus personajes, sólo de la tremenda carga de trabajo y costo personal que les resultaba de grabar grandes puñados de capítulos.
Sin embargo, cuando todo parecía miel sobre hojuelas, estalló una nueva demanda por dineros de los derechos, esta vez de Carter hacia la Fox. El creador de la serie acusó a la productora respecto de las regalías que le correspondían por la venta del show a otras cadenas, en un caso bastante similar a la anterior demanda de Duchovny. Afortunadamente, la disputa se resolvió en enero de 2007, y la máquina nuevamente se puso en marcha. Entre abril y agosto de ese año, Carter y Spotnitz escribieron el guion. El primero, en el libro The Complete X-Files, recuerda que "vino la Fox y nos dijo que si queríamos hacer la película, era ahora o nunca. Hay una huelga de guionistas y si no la hacemos ahora, podrían pasar dos años antes que el film estuviera en cines. Así que entre ahora o nunca, elegimos ahora."
"Regresar ahora no va en contra de ningún sentimiento que haya tenido", explicaría Duchovny a Empire Online. "La película tiene un trabajo de sólo 3 o 4 meses, así que en realidad es un placer hacerla. Si me dices que vuelva y hagamos la serie otra vez, te diría que de ninguna manera. Pero, ¿trabajar con esta gente en períodos cortos cada par de años? Sería genial que pasara."
"Hubo un período en que creí que estaba a punto de ocurrir, y de pronto todo se detuvo", declararía Gillian respecto del largometraje, para el libro The Complete X-Files. "Nos reunimos a comer con Chris y David, y dijeron que podríamos comenzar en julio, y aunque mejor decidimos que en octubre, eventualmente se transformó en diciembre. Tuve que dejar otros compromisos para honrar este."
Si bien Carter y Spotnitz tenían la historia más o menos delineada a fines del 2002, antes se enfrentaron nuevamente a una decisión difícil: la trama del film, ¿sería mitológica o del tipo monstruo de la semana? Según Spotnitz nunca hubo dudas, pues tanto ellos como el estudio querían una historia unitaria, autoconclusiva, sin menciones a conspiraciones gubernamentales. "La mitología era muy compleja como para tratar de recrearla, el resultado sería confuso tanto para fans como para el público casual, y quedaría muy lejos de lo que queríamos hacer." Los dos actores principales confirman esos dichos, pues según ellos ese era el plan incluso antes de que terminase la serie. La idea del argumento surgió luego de que Carter viera un intrigante vídeo de un trasplante de cabeza en YouTube, y de la investigación asociada a ello.
Finalmente, la historia nos narró la desaparición de una agente del FBI, y al estar implicado un peculiar sacerdote con poderes de adivinación, el bureau recurre a aquellos investigadores especialistas que tanto habían profundizado en esos temas. Sin embargo, recordemos que al final de "The Truth", Mulder y Scully aparecían como fugitivos, y en realidad esta situación no parece ser ni de cerca suficiente para que el FBI les otorgue el indulto. Una gran parte de los seguidores quedaron decepcionados de la nula conexión con el corazón de la historia del show y la taquilla respondió con menos entusiasmo de lo que esperaba la productora. El argumento en sí no está mal, pues esta nueva reproducción del mito de Frankenstein tiene los suficientes alicientes como para no denostarla. Sin embargo, el principal problema es el ritmo, que se torna muy lento en algunos pasajes, con lo que se pierde fácilmente el interés.
En su trama, encontramos un valiente e interesante dilema religioso por parte de Scully, quien atraviesa una crisis de fe tanto al tratar de salvar a uno de sus pequeños pacientes del hospital, como al enfrentarse a un cura acusado de pedofilia. En cuanto a Mulder, es muy significativa la escena en que el personaje se adentra solo en la nieve en busca de la verdad, lo que representa toda una metáfora sobre su vida. Es cierto que a más de algún fanático le habría gustado ver en la cinta a otros personajes habituales del programa, como los Lone Gunmen o los agentes Doggett y Reyes, pero al menos sí tuvo una gran relevancia otro favorito del público, Walter Skinner. También destacan en este segundo largometraje la abundancia de escenas en exteriores, todo ellos de sobrecogedor atractivo invernal.
La música, como siempre, estuvo a cargo de Mark Snow, la cual fue lejos mucho más inspirada que en el caso de la aburrida composición que hizo para el primer filme; por ende, el artista logró crear atmósferas musicales de gran belleza. Sus compases son un excelente complemento a los conceptos que subyacen en la cinta, pues más allá de monstruos de la semana y escenas de horror o acción, el trasfondo es que acá tenemos una historia de redención, perdón y un resurgir después del letargo.
Y así, concluía otro capítulo de la historia del show. Muchos cerraron por fuera y sólo tomaron la película como una agridulce anécdota, pero los verdaderos fans siguieron más activos que nunca con campañas en redes sociales y haciendo ruido para un regreso que honrara en un 100% la historia de los personajes y saber de una vez por todas qué carajos pasó aquel 12 de diciembre del 2012, el fatídico día pronosticado para la invasión alienígena. Afortunadamente, el clamor sería oído por los dioses X pues, afortunadamente, a la franquicia le quedaba vida para rato. Pero eso será una crónica para otra ocasión.