The X-Files - La historia año a año Parte I
¡Bienvenidos a la Semana The X-Files! Coincidiendo el con el aniversario número 24 del estreno en Estados Unidos, y calentando motores para el estreno de la nueva temporada, fechada para algún momento del 2018, es que dedicaremos esta semana a la publicación de una serie de artículos temáticos relativos a la obra de Chris Carter. En nuestra web ya contamos con un artículo introductorio donde se habla de qué es The X-Files y las razones de su éxito. En esta oportunidad, profundizaré en cómo se transformó de ser un show más en TV al masivo fenómeno en que se convirtió, desde su inicio hasta su final. En resumen, la historia de The X-Files, año a año.
El inicio de la historia de The X-Files
Corría el 10 de septiembre de 1993 y una nueva y desconocida serie hacía su debut en la parrilla programática de la televisión estadounidense. Su premisa parecía simple: dos agentes del FBI, Fox Mulder y Dana Scully, investigando casos inexplicables y actividad paranormal, en su mayoría relacionados con la existencia de vida extraterrestre y la conspiración del gobierno para ocultarla. La personalidad de sus protagonistas llamó rápidamente la atención y prontamente el show comenzó a formar un fenómeno de culto.
Todos los argumentos que habitualmente se postulan para explicar su éxito, como presentar historias con finales abiertos que dan al espectador la posibilidad de decidir acerca de lo que vió, la espléndida química entre los protagonistas, o el interés de las masas en ovnis y conspiraciones, se resumen en una explicación simple: un grado de excelencia y profesionalismo inusitado para las producciones de televisión de ese entonces. Las historias, personajes, actores, y escritores la convirtieron en un clásico instantáneo.
Como no podía ser de otra forma, la historia de The X-Files comenzó mucho antes de su estreno. En 1992, Peter Roth, nuevo presidente la cadena televisiva FOX, buscaba ideas nuevas para plasmarlas en TV. Como seguidor de su trabajo, le pidió a Chris Carter alguna sugerencia de un piloto que llame la atención. Hasta ese entonces, nada en la carrera ni en la vida de Carter hacían presagiar que idearía un show de esas características. Este surfista y periodista californiano, nacido en 1956, tenía en su currículum ser editor por varios años de la revista Surfing, y haber sido contratado por Disney para escribir películas para televisión, como The B.R.A.T. Patrol (1986) y Meet the Munceys (1988). Su contacto con otros productores le permitió desarrollar varios pilotos para series que, o duraron muy pocos episodios, o de plano no llegaron a producirse, como Cameo By Night (1987), Brand New Life (1989-90), Copter Cop y Cool Culture.
El escritor californiano pensó que sería atractivo reformular la esencia de la antigua serie Kolchak: The Night Stalker (1974), show que siempre lo fascinó. Su primera reunión con la cúpula ejecutiva tuvo mal resultado pues la idea fue desechada. Sin embargo, esto no lo desalentó, y con la ayuda del productor Daniel Sackheim continuó puliendo la premisa, salpimentándola con elementos de thrillers policiales y teorías conspirativas de filmes como The Silence of the Lambs y All The President’s Men. Roth consigue concertar una segunda reunión para que Carter exponga de nuevo su prometedor concepto y es entonces cuando obtiene el visto bueno para rodar un episodio piloto que tendría que competir con otras apuestas de la cadena. La aprobación de una temporada completa fue sólo cosa de tiempo y, así, la bestia fue dada a luz.
Primera Temporada (1993-1994): no confíes en nadie
La primera temporada del show tendría a Carter en muchos roles de la producción, actuando como productor ejecutivo y escribiendo varios de los más sólidos guiones de la temporada. El equipo creativo para esos primeros capítulos incluyen al director David Nutter, cuyo atmosférico trabajo en episodios como "Beyond The Sea" realzaron la belleza de la serie. También cruciales fueron los guionistas Glen Morgan y James Wong, que junto con Carter fueron responsables de entregas tan excelentes como "E.B.E", "Squeeze" y "Tooms".
Durante esta y las siguientes temporadas, la compañía productora de la serie, llamada Ten Thirteen por la fecha de nacimiento de Chris, trabajó en las afueras de Vancouver, en la Columbia Británica de Canadá, utilizando la espesa vegetación de la zona para plasmar las húmedas áreas boscosas donde transcurrían algunos de los capítulos.
El ambiente saturado de aroma a pino ha suscitado más de una comparación con Twin Peaks, serie que podría considerarse en la misma "categoría espiritual" que The X-Files. Carter no ha rehuido a dichas comparaciones, pues siempre ha sido muy abierto a reconocer las influencias que abrazó a la hora de idear la serie. Incluso, siempre se sintió halagado de que fuese comparado con algo del nivel de excelencia que tiene el show de David Lynch. "Hacerlo bien es estupendo", declararía a SFX Magazine, en septiembre de 1995, "pero el truco es hacerlo interesante, en no dejar de reinventar el trabajo que hacemos."
El casting para los roles principales estuvo a cargo de Carter, Daniel Sakheim, el director del episodio piloto Robert Mandel, y Randy Stone, director de casting del show. Fue Stone quien sugirió a David Duchovny para el papel de Mulder, pues ya lo tenía en su retina. Duchovny, en reflexiones para el libro The Complete X-Files de Matt Hurwitz y Chris Nowles, cuenta que se había mudado a California uno o 2 años antes. "Hice un par de films, The Rapture y Kalifornia, y tuve el papel de un secundario recurrente en Twin Peaks. Como estaba trabajando, no pensaba hacer nada más en TV." Sin embargo, al leer el guion del piloto, el actor se dejó intrigar por la personalidad de Mulder. "Reaccioné a su naturaleza de un perfil más bajo respecto del sentido tradicional del FBI. Entendí su aspecto irreverente, y me gustó su calidad de forastero, su búsqueda y su cuestionamiento".
El día de la audición para Scully, había cuatro actrices. Algunas de ellas se volvieron grandes estrellas, como Cynthia Nixon (Sex and the City) y Jill Hennessy (Crossing Jordan, Law & Order). Pero quien llamó la atención de los productores fue una joven y menuda pelirroja. En declaraciones para el ya mencionado The Complete X-Files, Gillian Anderson recuerda entre risas que asistió a la audición despeinada, y con jeans negros. "Chris solía decir que me veía muy desgarbada, y que parecía como que necesitaba urgentemente una comida caliente y un techo sobre mi cabeza." "Efectivamente fue así", asegura Carter. "Parecía un polluelo, pero al verla supe inmediatamente que era Scully, aunque no se viera para nada como ella."
El patriarca se salió con la suya, a pesar que los ejecutivos de FOX querían una actriz con mayor voluptuosidad y sex appeal, esperando con ello que la serie se encaminara hacia una relación romántica entre los protagonistas, a lo que Carter se negó, tajante. En una entrevista a la revista Rolling Stone, el patriarca revelaría que "aposté el piloto y mi carrera a Gillian. Ahora, siento que esa decisión es revindicada todos los días." Anderson declararía a Entertainment Weekly en 1994 que "mis primeros trabajos en el show serían una intensa experiencia de aprendizaje, pues el piloto fue recién la segunda vez que aparecí frente a las cámaras."
"Creo que el factor principal que define la relación entre Mulder y Scully", detalla Carter en declaraciones dadas a la revista Scifi World, "es el respeto mutuo que se tienen, incluso sabiendo que tienen puntos de vista muy diferentes. Y esa es la parte más importante para que una relación como la suya sea tan duradera." Justamente fue ese uno de los factores que más fascinaron a Anderson del papel, pues en el documental Inside The X-Files confesaría que "Scully era inexperta, pero brillante. Creo que lo que más me atrajo fueron las primeras conversaciones entre ella y Mulder en su oficina, y ese diálogo intelectual que se da entre ambos."
Además de un aspecto muy cercano a la fauna catódica de la época, esta temporada inaugural revela cierta ingenuidad en los temas que explora, especialmente los relacionados a los extraterrestres, que le confieren un aura de experimentación muy atractiva para nuevos televidentes. Los guionistas acababan de comenzar su camino narrativo y es por eso que algunos elementos, como los de la mitología, están poco definidos. No obstante lo anterior, el episodio piloto sí que establece muchas pautas y líneas argumentales que serán esenciales para la trama en su conjunto.
Además de ser el primer encuentro ente Mulder y Scully, el guion sirve para exponer los pilares míticos de la serie, tales como la pérdida de la hermana de Mulder, Samantha, o la aparición del infame Cigarette-Smoking Man. El segundo episodio, "Deep Throat", continuaría asentando el clima de paranoia gubernamental, pero ya a partir del tercero, "Squeeze", se daría el salto en la otra dirección en que se asentaría el Universo X, las historias unitarias o del Monstruo de la Semana. Cómo ejemplos de estos, podemos citar a monstruos genéticos ("Squeeze", "Eve", "Young At Heart"), resucitadores religiosos ("Miracleman") o a parásitos asesinos ("Ice", "Darkness Falls").
Otro episodio destacado fue "E.B.E", donde hacen su debut los Lone Gunmen, aquellos paranoicos amigos de Mulder que editan el pasquín homónimo destinado a destripar conspiraciones y revelar la verdad al ciudadano común. Igualmente importante es el season finale "The Erlenmeyer Flask", que expandió el concepto del show, delineando los contornos de la mitología: experimentos genéticos, tóxica sangre alienígena verde, conspiradores gubernamentales, embriones extraterrestres y asesinos despiadados.
Segunda Temporada (1994-1995): las raíces de la mitología
Para la segunda temporada, todos los aspectos visuales y narrativos comenzaron a estilizarse. Además de episodios centrados en los más variados elementos, como el gusano gigante de "The Host" o el agua ionizada que hace envejecer a los que la consumen en "Dod Kalm", la trama mitológica principal se consolidó de forma definitiva.
"Uno no puede ir demasiado lejos", aseveraría Carter a la revista SFX, "pero sí puedes ir lo suficientemente lejos", refiriéndose a la necesidad de que una serie como aquella fuese capaz de mantener en ascuas al televidente. El destino de Deep Throat, visto al final del primer año, serviría para introducir una línea argumental completamente nueva, una que se iría hilando a través de toda ésta temporada. En ella, los encubrimientos del gobierno y los artificios burocráticos tomarían el primer plano, con los agentes atrapados entre la verdad y servir los deseos de sus superiores del FBI.
Sin embargo, esto se produjo básicamente por obligación, puesto que el equipo trató de buscar una fórmula que permitiese prescindir de Gillian Anderson durante la última fase de su embarazo. Dicha situación puso contra las cuerdas al tándem creativo, que tuvo que idear una forma de combinar su ausencia con la historia de The X-Files. Para ello crearon un arco argumental que abarcó los capítulos "Duane Barry", "Ascension" y "One Breath", donde la agente era abducida, para regresar dos episodios después al borde de la muerte, introduciendo un mecanismo clave en la narración de la serie como son las tramas de más de un capítulo, y definiendo acontecimientos que seguirían desarrollándose hasta el final del show.
Aparte de la novedad argumental, el apartado artístico también se vió potenciado durante esos capítulos, pues la actuación de Anderson y Duchovny alcanzó una altísima calidad, con la que los personajes abandonaron definitivamente la unidimensionalidad. El nivel de profundidad emocional, de tristeza y de sentimiento de pérdida es francamente encomiable en ese tramo de la temporada, como en las conversaciones de Mulder con Margaret y Melissa (madre y hermana de Scully), o esa secuencia con Mulder mirando al infinito nocturno buscando, sin respuesta, a su compañera.
La mitología de la serie se afianzó aún más con el doblete "Colony" / "End Game", que además de nacer a partir de una idea de Duchovny, jugueteaba con la idea de clones de Samantha, asesinos alienígenas metamorfos y una suplantación de identidad que dio pie a uno de los cliffhangers más angustiantes del show.
Respecto del resto de los episodios, en el apartado historias unitarias vale la pena destacar a "Humbug", primer guion de uno de los escritores más queridos, Darin Morgan, y que inauguró el enfoque humorístico y tragicómico que tuvieron algunos capítulos. En el extremo opuesto, tenemos a "Irresistible", donde el necrófilo Donnie Pfaster secuestra a Scully para desatar sus más infernales instintos. Y hablando de villanos, aunque en este caso siempre caminó en una delgada línea entre el bien y el mal, en este año asistimos al debut de Mr. X, un nuevo informante de Mulder que le entregaría datos valiosos para sus investigaciones, casi nunca de modo altruista. Quien sí es malo hasta la médula es Alex Krycek, siniestro agente doble (y a veces triple) que se convertiría en uno de los antagonistas más peligrosos, y que hizo su primera aparición en durante el episodio "Sleepless".
Tercera Temporada (1995-1996): todas las mentiras conducen a la verdad
El tercer año de la serie, y la favorita de su creador, continuó la línea ascendente, elevando tanto los niveles de audiencia como la calidad de los guiones y la intensidad de la trama principal, pues el equipo creativo vió la posibilidad de desarrollar la serie más allá de un buen show de horror o mitología. Si el final de la Temporada 1 causó considerable oleaje entre los x-philos, el intenso final del año 2 produjo un auténtico tsunami. "Ciertamente es un intrigante final", diría Carter, "y hay una legítima interrogante al final del episodio respecto de lo que sucede a Fox Mulder."
La temporada arranca con la entrega "The Blessing Way", en que Mulder es sometido a un ritual de sanación de la cultura norteamericana de los Navajo. Carter explicaría que la idea surgió debido a que él mismo participó en una de esas ceremonias. En éste también haría su debut el Well-Manicured Man, miembro del Syndicate interpretado por el reconocido actor John Neville, y que jugaría un importante rol en la trama de la primera película de la serie, The X-Files: Fight the Future, del año 1998.
Además de iniciar la temporada con dos episodios ("The Blessing Way" y "Paper Clip") que siguen lo propuesto en el cliffhanger de la season finale anterior, las duplas formadas por "Nissei" / "731" y "Piper Maru" / "Apocrypha", elevan la apuesta del núcleo mitológico, profundizando en los experimentos de hibridación y revelando la naturaleza sanguínea de los mismos extraterrestres, estrenando en este último caso al famoso Black Oil, que se convertirá en signo distintivo en los próximos años.
Asimismo, los episodios alejados de la mitología comienzan a rozar la genialidad, con diversos enfoques que los convertirán en piezas clásicas. De ellos, destaca especialmente el satírico "Clyde Bruckman's Final Response", repleto de diálogos y referencias cruzadas, que es al mismo tiempo un canto a la vida y un lamento ante la muerte. Adorable, divertido e inolvidable es también la locura de "Jose Chung's From Outer Space", una endiablada aleación de extraterrestres, infraterrestres y conspiradores coronado por un increíble monólogo de Jose Chung, el escritor que da nombre al episodio, totalmente mágico en su descripción de la sociedad humana.
Cuarta Temporada (1996-1997): del cáncer y otras pequeñeces
Emitida originalmente entre el 4 de octubre de 1996 y el 18 de mayo de 1997, el cuarto año contó con 24 episodios, con la excelencia de la serie alcanzando su cenit, exhibiendo una notable regularidad en la calidad de sus entregas. En palabras de Chris Carter contenidas en el documental The Truth About Season 4, esta temporada parecía el momento adecuado para llevar la serie con firmeza hacia nuevos territorios. "Hubo escenas muy difíciles de producir, porque como siempre en The X-Files, primero escribimos y luego vemos cómo filmamos."
Éste fue el último año de los ya consagrados guionistas Glen Morgan y James Wong, quienes emigrarían al otro hijo pródigo de Carter, y para algunos su obra maestra: la serie Millennium. Dicho show, aún más oscuro y macabro que The X-Files, se centraba en Frank Black (Lance Henrikssen), ex-agente del FBI capaz de adentrarse en la psique de los más perturbados asesinos, así como seguirle el rastro a un grupo secreto que promueve el fin del mundo.
Lamentablemente, la partida de los escritores no sólo tuvo que ver con Millennium, sino con una pequeña polémica que se conocería años después, a raíz del episodio "Musings of a Cigarette-Smoking Man", tremenda pieza considerada uno de los mejores capítulos de la serie. Primero, la intención de Glen Morgan, autor del guion, era que los hechos ocurridos fueran recuerdos reales en la vida del Fumador, pero parte del script fue modificado para dejar abierta la posibilidad de que lo que vemos sólo sea especulación o incluso información falsa filtrada por los enemigos. Tal vez la modificación fue hecha para no herir susceptibilidades, pues algunas de las fechorías del infame Spender fueron asesinar nada menos que a John F. Kennedy y Martin Luther King. Lo que sí fue alterado por completo es el final del capítulo, pues en el guion original Melvin Frohike es asesinado por el Fumador, mientras que en el corte final éste sólo lanza la frase "podría matarte cualquier día, pero hoy no."
En una entrevista a The X-Files Lexicon, Morgan aseveraría que "Hubiese querido que el capítulo esté basado en hechos, pero Chris (Carter) no lo quiso. Ese episodio terminaba con Frohike recibiendo un tiro en la cabeza. Que no haya pasado me molestó muchísimo más que el capítulo fuese o no basado en hechos. Creo que ese episodio era ideal para que él mate a uno de los Lone Gunmen, y mis argumentos eran que que teníamos al Fumador hacía cuatro años dando vueltas en la serie, pero no había hecho casi nada más que decir uno que otro diálogo oscuro, y que si en el capítulo 100, en la película o donde sea tenías a Mulder y al Fumador apuntándose frente a frente, te ibas a acordar que le disparó a Frohike. Por eso, cuando dice 'te puedo matar, pero no hoy', me vuelvo loco."
Su compañero James Wong, que además dirigió el episodio, fue un poco más allá, asegurando que cuando les pidieron que cambiaran el final, se dieron cuenta que tal vez The X-Files ya no era lo suyo. Afortunadamente, y como el tiempo todo lo cura, se limaron las asperezas y eso les permitió volver en gloria y majestad a los guiones del Event Series de 2016.
Cómo no, la temporada albergó algunos de los mejores capítulos del show. Uno de ellos es el que quizá sea el episodio más violento o malsano de la serie, "Home". El guion, de los ya nombrados Morgan y Wong, apenas superó la censura interna del equipo e impactó en los espectadores de una forma para la que nadie estaba preparado, y que aún hoy sorprende por el nivel de extremismo alcanzado por la familia Peacock. "Creo que más allá de la muerte a palos del sheriff y la relación incestuosa de los Peacock, la gente se asustó porque ese episodio evoca nuestro primer miedo en la vida: de que hay algo debajo de la cama. Y aún no se dan cuenta", declararía Kim Manners, productor ejecutivo y director del episodio, en el ya mencionado The Truth About Season 4.
Otras joyas presentes en la temporada son "Paper Hearts", donde un siniestro asesino de niñas hace dudar a Mulder de la verdad tras la desaparición de su hermana, o "Small Potatoes", en que un mutante capaz de adquirir el aspecto de cualquier persona, hacía lo propio primero con Luke Skywalker y luego con Mulder, mostrando una divertida y patética reinterpretación del agente por parte de David Duchovny.
La mitología, en tanto, se volvió exponencialmente triste y solemne. Los eventos desarrollados comprenderán una serie de hechos de gran impacto, como por ejemplo la aparición del cáncer de Scully, que casi la lleva a la muerte. En "Memento Mori" la agente, a causa de los experimentos a los que fue sometida durante su abducción, desarrolla un cáncer que se convierte en el núcleo principal de la segunda mitad del año, dando algunos de los momentos más poéticos y melancólicos que la serie ha tenido jamás.
De igual forma, "Gethsemane", el final de la temporada, nos voló la cabeza cual huracán. El hallazgo de un cuerpo alienígena congelado en una montaña canadiense lleva a Scully a entrar en contacto con Michael Kritschgau, empleado del Departamento de Defensa, quien confiesa a Mulder una amarga verdad que termina por destruirlo: no existen los extraterrestres, todo es una gran trampa para desviar su atención del verdadero objetivo de la conspiración que es ocultar armas biológicas. Mulder, que asume que su vida ha sido una mentira y que ha sido manipulado todo este tiempo, se suicida de un disparo en la cara.
En realidad, nadie podría creer que la estrella estuviera realmente muerta, ¿verdad? Pero recordemos que estamos en el año 1997, en una era en que internet aún no dominaba nuestras vidas y donde la falta de información excesiva e instantánea hacía que el público aún fuera algo crédulo e inocente. Si bien era poco probable que ése fuese el destino final de Fox Mulder, realmente no sabíamos bien cómo se resolvería la trama, haciendo del final quizá el mejor cliffhanger de la serie. El alma en un hilo, como dicen.
Quinta Temporada (1997-1998): el final original
El quinto año del show mantuvo el nivel de calidad y experimentación de su predecesor. Algo notable, puesto que además de la enorme labor de producir los episodios semanales, paralelamente el equipo creativo se encontraba inmerso en las grabaciones de la primera película de la serie, "Fight the Future". Por esta razón, el número de capítulos, de los 24-25 habituales, se redujo a sólo 20. Pero la película también afectó a las tramas, pues con Gillian y David ocupados en la filmación del largometraje, se tuvieron que proyectar episodios donde los agentes no tuviesen tanta participación.
Además, ésta fue la última temporada que usó a Vancouver como locación de las filmaciones, significando el fin de la primera era de la serie. Oficialmente, la razón de regresar a Los Angeles fue debido al cansancio general de todos lo implicados, pero extraoficialmente, quien presionó realmente fue David Duchovny, que amenazó con dejar el show si no tenía más tiempo para su familia.
Según él, jamás esperó que la serie durara más de 5 años, y que en algún momento de la tercera temporada acordaron con Chris que luego de ese tiempo, saldrían de ahí. "Sin embargo", contaría a The Complete X-Files, "llegó el quinto año y nadie se había ido a ninguna parte". Productores y guionistas coinciden que fue una decisión difícil y muy emocional, pues el equipo de Vancouver había hecho un trabajo excelente.
Por otra parte, Carter se preparó para la que originalmente era la temporada final de la serie. Debido al cáncer de Scully y sus consecuencias, para su creador la naturaleza de la relación entre ésta y Mulder había cambiado. "El suyo era un romance intelectual", diría a The Complete X-Files. "Esos son en los que estoy interesado en la vida real. Es la energía sexual más potente, esa que llamamos el encuentro de las mentes. Todo lo demás es fácil y efímero, pero ése, la conexión de las almas, es el mayor de los romances."
Una vez más, los guionistas supieron sortear dichos inconvenientes y utilizar a su favor la fuerza del enemigo. Vince Gilligan, por ejemplo, escribió "Unusual Suspects", entrega centrada en los Lone Gunmen, donde se narraba su origen y su primer contacto con Mulder. A la postre, ésta sería la semilla de un proyecto de mayor envergadura con los hackers, que conoceremos más adelante. Otro episodio con mínima intervención de Mulder y Scully fue "Travelers", cuya trama situada en los cincuenta nos narra cómo el agente del FBI Arthur Dales crea la división X-Files. Dales fue interpretado por Darren McGavin, protagonista de Kolchak: The Night Stalker, serie que inspiró profundamente a Chris Carter. Se cierra el círculo.
Y hablando de Carter, en este lote encontramos la mejor de las entregas que el patriarca nos dejó, "The Post-Modern Prometheus". En él, se mezcla el mito del monstruo de Frankenstein y el cine B de los años 30 con la humanidad de la película Mask (1985), todo bajo el prisma pop de la influencia televisiva de The Jerry Springer Show. También son dignos de mencionar "Chinga", escrita por el maestro del terror Stephen King, y "Kill Switch", a cargo del igualmente importante para la ciencia ficción y el cyberpunk William Gibson. El interés de escritores consagrados de participar en el show es una muestra irrefutable del prestigio y fama que ésta había alcanzado.
La mitología, por otra parte, tiene un punto de inflexión debido a la inclusión de dos personajes que se volverían más o menos recurrentes, como Jeffrey Spender, el hijo del Fumador, y Diana Fowley, antigua compañera de Mulder. Los agentes también descubrieron a Emily, una pequeña niña concebida in vitro a partir de óvulos extraídos a Scully durante su abducción. Su naturaleza imperfecta hizo que la niña no sobreviviera al par de capítulos ("Emily" / "Christmas Carol"), y aunque el tratamiento del argumento fue muy emotiva y sobrecogedora, lamentablemente fue un elemento que nunca más fue siquiera mencionado en la serie.
Como podía suponerse, el último capítulo debía dar el pase a la película, por lo que su trama se proyectó en esa dirección. En él, conocemos a Gibson Praise, un niño prodigio del ajedrez que al parecer posee ADN alienígena activo que le confiere una serie de habilidades sobrehumanas. Todo se va al carajo y terminamos con el departamento de los Expedientes X cerrados, Gibson en las garras del Syndicate, y la oficina de Mulder y Scully incendiada hasta las cenizas. Aquí es donde hace su debut Diana Fowley, un personaje del pasado del agente que se ganó el odio de los fans pues compite con Scully por el afecto de Mulder. Gillian Anderson, en el libro The Complete X-Files, aseveró que "si una mujer tiene sentimientos por un hombre, y otra mujer también, es algo que se siente. Definitivamente, Diana no se lo hará fácil a Scully."
The X-Files: Fight the Future (1998): todo es mejor en widescreen
Tras finalizar la quinta temporada, en verano de 1998 se estrenaba The X-Files: Fight The Future, largometraje que conectaba con la mitología de la serie y la trama del último capítulo emitido. La serie se había convertido en un fenómeno masivo, y la 20th Century Fox había dado luz verde a un film de ella. Carter había planeado terminar el show en la temporada 5 y transformarlo en una franquicia de películas, pero la serie se volvió tan rentable para Fox, que debió cambiar sobre la marcha.
La pre-producción del film comenzó al mismo tiempo que Fox lanzó Millennium, así que para Frank Spotnitz, el co-guionista, ése fue el año más pesado de carga laboral, pues se debió compatibilizar el trabajo en 3 carriles, e incluso se debieron sacrificar descansos y vacaciones. Carter delegó en Rob Bowman la dirección de la película. Éste ya había dirigido varios episodios mitológicos, así que parecía el hombre perfecto para la misión. En The Complete X-Files, Bowman revelaría que nunca creyó que la serie tuviese tanto éxito. "Sin embargo, si trabajas duro, cosas buenas pasan. Y una de ellas fue que ganamos el derecho a hacer una película. La única pena es que no haya podido rodarla el equipo de Vancouver, sin duda lo merecían."
Mientras sufría con la tensión de tener entre manos la promesa de un blockbuster, Carter decidió que la trama debía pertenecer a la línea de la mitología. En declaraciones a la revista Scifi World, diría que "Creo que The X-Files es un todo en sí mismo. Las películas necesitan formar parte de un arco argumental mayor. La primera estaba integrada en la más interesante mitología, y la siguiente era parte de las historias autoconclusivas. Así que creo que la integración es fundamental y no deberían estar separadas de la serie."
La historia de The X-Files: Fight the Future inicia con una escena ubicada en la prehistoria, donde descubrimos que ya desde ese entonces los extraterrestres hacían de las suyas en nuestro planeta. De vuelta al presente, Mulder y Scully, con la división de los Expedientes X cerrados, ayudan en la investigación de una amenaza de bomba en un edificio federal, que a la postre estalla. Con pruebas entregadas por un paranoico médico, los agentes descubren que la bomba no fue desactivada a propósito, para ocultar un grupo de cadáveres expuestos al Black Oil. De ahí en más, se topan con la inevitable conspiración del Syndicate, de la que obtenemos algunas respuestas y muchas preguntas nuevas. Scully es secuestrada y Mulder, cual caballero, debe tomar su corcel y acudir en su rescate.
El guion, aún con sus detalles, está bien logrado. Ignorando algunos plot holes en la historia y lo irreal (aún para parámetros X-Files) del rescate de Scully y el último tramo que transcurre en la Antártica, nos revelan datos jugosos acerca de la conspiración. En específico, hay un pasaje muy revelador que da cuenta de la intención de Carter de hacer del film accesible a todo tipo de público, ya sean fanáticos o espectadores casuales: un monólogo de Mulder que sirve como resumen perfecto de la serie. Lo transcribiré acá, dado su interés.
Soy la figura clave en una farsa gubernamental, un plan para encubrir la verdad acerca de la existencia de extraterrestres. En realidad es una conspiración global con jugadores clave en los niveles más altos de poder, que afecta la vida de cada hombre, mujer y niño en este planeta. Por supuesto, nadie me cree. Soy una molestia para mis superiores, una broma para mis compañeros. Me llaman El Espeluznante (Spooky). El Espeluznante Mulder, cuya hermana fue abducida por aliens cuando él era sólo un niño y que ahora va a la caza de hombrecitos verdes con una placa y una pistola, gritándole a los cielos o a cualquiera que quiera escuchar que los arreglos están hechos, que el cielo se está cayendo, y que cuando ocurra, va a ser la mayor tormenta de mierda de todos los tiempos.
Fox Mulder
"FTF" ofrece varios puntos de interés, qué duda cabe. Además del lógico despliegue visual de un producto de factura cinematográfica, y una adecuada dirección de Bowman, tenemos al recientemente fallecido Martin Landau como invitado de lujo, que ejerce como un efímero informante de Mulder. Paradójicamente, quien se roba la película es el villano, pues asistimos al regreso de John Neville interpretando al Well-Manicured Man, con una actuación soberbia, propia de un actor de su categoría. Como colofón, tenemos algunas de las escenas más espectaculares protagonizadas por nuestros agentes, como aquel domo de almacenaje de abejas o la lamentablemente inverosímil secuencia de la nave enterrada en la Antártica.
La película fue estrenada el 19 de junio de 1998, y tuvo una recaudación total de 198 millones de dólares a nivel mundial. Si bien estuvo lejos de ser un fracaso, no logró ser un éxito rotundo debido a que al ser una pieza más de la mitología, no era demasiado accesible al público no habitual de la serie ajeno a la historia de The X-Files, y tampoco satisfizo por completo al fan hardcore, que no obtuvo todas las grandes revelaciones que se habían prometido. La crítica especializada también fue variada, pero los promedios la califican como una pieza aceptable, con una valoración de los usuarios de 7/10 en IMDb y de la crítica de un 64% en Rotten Tomatoes —con un promedio de 6,1/10—.
Así, el sentimiento en general fue extraño. Como que el salto a la pantalla grande debió ser la consagración definitiva de Mulder y Scully, pero algo falló. Para muchos, fue el primer signo de que en el paraíso las cosas no estaban todo lo bien que parecían y que, en efecto, éste es el punto donde comienza el descenso del show. Y razones hay, pues en párrafos anteriores ya nombramos los roces que se produjeron por la salida de un par de guionistas y por el abandono de las grabaciones en Vancouver.
¿Será que eso que se ve en el horizonte no son sólo globos liberados por los fans en señal de júbilo, sino que son nubes que vienen a opacar el cielo soleado perfecto que hemos disfrutado hasta ahora? En la segunda parte de la historia de The X-Files tendremos pataletas de Duchovny, la aparición de nuevos protagonistas, giros demasiado fantasiosos en las tramas y la encarnación de la máxima que dice que, lamentablemente, todo lo que sube tiene que caer.