"Silver Surfer: The Ultimate Cosmic Experience" (1978) de Jack Kirby y Stan Lee: el adiós de un Rey
En nuestro especial de Semana Jack Kirby queremos celebrar al Rey, a la leyenda de los cómics que el próximo 28 de agosto cumple 100 años de su natalicio. Pero no solo nosotros queremos celebrar al que debe ser sin duda uno de los mejores artistas del noveno arte. Gonzalo Oyanedel, guionista de El Viudo, El Ejército de Dios y Nuke entre otros, quiso participar junto a nosotros reseñando Silver Surfer: The Ultimate Cosmic Experience (1978), o en sus propias palabras: "El canto del cisne del Rey en Marvel dio como resultado la primera novela gráfica de superhéroes, un bello trabajo algo maldito y hoy tristemente olvidado."
Hacia 1970, el dibujante Jack Kirby decide abandonar Marvel Comics para irse a DC Comics, editorial opuesta en la que había trabajado como freelancer a fines de los años cincuenta y se había convertido en la gran rival de sus publicaciones.
La excesiva atención mediática que obtenía Stan Lee, el nulo control creativo y el poco crédito que recibía su trabajo motivaron una jugada que sorprendió a los fanáticos, al tiempo que expande con creaciones propias (Kamandi, la saga del Cuarto Mundo) su reflexión sobre mitología y divinidad ya vista en Fantastic Four o The Mighty Thor; son cuatro años de imaginativas propuestas que, por desgracia, no ofrecen guiones a la altura y merman el resultado, traduciéndose en bajas ventas e incomodidad laboral. Para 1975, un Kirby insatisfecho de la experiencia opta por regresar a Marvel, donde ahora es editor, guionista y dibujante de sus series.
Pero son otros tiempos: títulos como Machine Man, Devil Dinosaur o The Eternals apenas despiertan interés, mientras se acentúan sus problemas en un ojo y los fans critican duramente la progresiva tosquedad del trazo. El otrora artista fundamental en la Casa de la Ideas se resigna al retiro, aunque su nuevo contrato (el mismo por el que luchó durante tantos años) lo obliga a cumplir un último encargo que selle su salida. Entre 1974 y 1979, Fireside Books publicó una serie de reimpresiones Marvel que incluían prólogos y comentarios escritos por Stan Lee. Ampliamente considerada como su primera colección de trade paperbacks, a sus 11 volúmenes se sumó uno que ofrecía una historia inédita y cuya extensión se ajustaba a un formato destinado a tener gran impacto en la industria del cómic: la novela gráfica. Publicada en enero de 1978, Silver Surfer: The Ultimate Cosmic Experience sería la temprana incursión de la editorial en este campo.
Un proyecto innovador y riesgoso, considerando los escasos referentes que existían a esa fecha. Descontando la aparición de A Contract with God ese mismo año, los registros de publicaciones similares se reducen a obras como la bella It Rhymes with Lust (1950) de Arnold Drake, Leslie Waller y Matt Baker; Blackmark (1971) de Gil Kane y Archie Goodwin; Bloodstar (1976) de Richard Corben; o Chandler: Red Tide (1976) de Jim Steranko.
Marvel se adentraba en aguas poco conocidas, confiados en que tomar riesgos les trajo beneficios la década anterior. Básicamente, "The Ultimate Cosmic Experience" vuelve a narrar el origen de Silver Surfer eliminando sus conexiones con el universo Marvel. Los Fantastic Four, el Watcher, Alicia Masters y el Ultimate Nullifier no intervienen esta vez en su arribo a la Tierra, restándole algo de sentido a su —ahora— espontánea rebelión contra Galactus; este último, en compensación, se muestra más acorde a su naturaleza de entidad cósmica y reacciona con menos benevolencia ante la rebeldía de su heraldo, no contentándose con desterrarlo en el planeta que eligió salvar, como ocurría en la versión previa.
También se introduce a Ardina, suerte de respuesta femenina a Silver Surfer que Galactus crea para tentarlo a retomar su sitio. Ideada originalmente con un fin instrumental (la tentativa de una ópera rock basada en el personaje hacia 1976, donde la participación de la cantante Olivia Newton-John exigía para ella un rol protagónico), acá viene a reforzar los matices religiosos que Stan Lee había incluido en la historia del héroe y en este caso son evidentes: si Galactus es Dios y Silver Surfer Cristo/Adán, Ardina es la seductora que le pide abandonar su misión salvadora, aunque éste decida que la humanidad —pese a sus actos despreciables— posee también cierta grandeza y merecen que él se vuelva contra su propio creador; tal propuesta resultó algo densa para los lectores regulares, si bien confirmaba el interés por alcanzar un público más maduro. Aunque el resultado iguala sus mejores colaboraciones, desarrollarla no fue precisamente una labor memorable.
Kirby creó al personaje para Fantastic Four #048 (1966) sin la ayuda de Lee y sentía que el guionista se lo había apropiado, tras declarar repetidas veces su interés por Silver Surfer y marginándolo definitivamente cuando asigna a John Buscema los dibujos de la serie regular que el antihéroe obtiene en 1968, ignorando a su creador; a eso se suma una arbitraria reinterpretación conceptual, donde el ser amoral de pura energía trazado por Kirby pasa a ser un extraterrestre altruista que se sacrifica por salvar su planeta.
La grieta se ensanchó cuando el dibujante preparó un detallado desglose de la trama para la novela gráfica, el que sufrió varias correcciones de Lee y llega a sustituirse un panel en la página 61 por otro dibujado por Buscema. Para peor: la portada que ilustra Kirby es rechazada y se comisiona al pintor Earl Norem una versión que atraiga a un público más amplio… basada en la propuesta por Kirby. No obstante, si Kirby asumió esta obra como una mera tarea contractual de salida, no se refleja. A su poderoso sentido del drama y una aproximación a la viñeta más audaz del acostumbrado, suma una representación del cosmos que resulta —por momentos— sobrecogedora. Mérito del que también participa Joe Sinnott, quien brinda elegancia al tosco dinamismo que caracterizó al Rey.
Por su parte, el guion de Lee se cuenta fácilmente entre los mejores de su carrera, al sintetizar la naturaleza del personaje y retirar sus nexos a la continuidad Marvel sin trastocar con ello su origen ni motivaciones, replanteándolo como un trágico héroe de opereta espacial que bien podría seguir su rumbo en solitario a otros formatos como el cine (jugada que repite diez años más tarde junto a Moebius con Silver Surfer: Parable). Claramente, hubo esmero en proyectar "The Ultimate Cosmic Experience" hacia un público no limitado al cómic.
A la mencionada portada de Norem —más adulta y acorde a la entonces boyante moda sci-fi— se añade el prefacio de cuatro páginas donde Stan Lee compara al héroe con Ulises y Ghandi, citas al Rubaiyat y al Tamam Shud e incluso biografías de los autores, junto a menciones al trabajo de Joe Sinnott, John Costanza (rótulos) y Glynis Wein (colorista); una apuesta seria a encantar nuevos mercados que finalmente se redujo a sellar el retiro definitivo de Jack Kirby, quien volvería esporádicamente a la historieta durante la siguiente década para probar suerte en pequeñas editoriales independientes.
Sobradas razones para lamentar el escaso interés hacia esta novela gráfica, cuya última edición en castellano data de cuando Cómics Forum la rescató en 1998 para un Salón del Cómic y hoy es muy buscada por los aficionados. Un trabajo sencillamente fenomenal que recoge no solo una de las mejores historias sobre el Surfista de Plata, sino también el adiós definitivo de una dupla creativa fundamental para el género de superhéroes.
Autor invitado: Gonzalo Oyanedel R.