"Silver Surfer: Requiem" (2007): el último destello de Norrin Radd
Durante años, Norrin Radd ha surcado las galaxias, explorado el espacio interestelar y asistido al nacimiento y declive de innumerables civilizaciones. Ahora, su travesía se acerca al final. Todo empieza con una pequeña mancha que se extenderá hasta hacerlo desaparecer. Silver Surfer debe iniciar un último viaje, cuya meta es un lugar que siempre ha evitado. Un viaje que terminará donde todo comenzó.
Silver Surfer: Requiem es una obra escrita por J.M. Straczynski (Midnight Nation, Spider-Man) y arte de Esad Ribic (Thor: God of Thunder, Secret Wars). Fue publicada en 2007 como una miniserie de 4 números, parte de la línea Marvel Knights. Para adelantar el terreno, valga decir que es una obra maravillosa, que nos presenta una historia fuera de la continuidad de premisa simple pero de trasfondo emotivo y profundo: Silver Surfer está muriendo, y ocupará su tiempo de vida restante para reencontrarse a sí mismo y cerrar sus cabos sueltos más importantes.
El 'Surfista Plateado' es el personaje favorito de Stan Lee, aunque fue creado por el maestro Jack Kirby para aparecer por primera vez en Fantastic Four #048 de 1966. Sus características como extraterrestre hicieron de su punto de vista el enfoque perfecto para analizar a la raza humana, desde los ojos de un ser que aspira a comprenderla y formar parte de ella.
A lo largo de su vida en la editorial, el Heraldo de Galactus no ha tenido el nivel de ventas que se esperaba en sus colecciones propias, lo que lamentablemente no le ha permitido tener series con demasiada regularidad, aunque ha sido un habitual actor secundario para otras cabeceras. De hecho, es habitual que aparezca en cualquier evento galáctico que se precie como Planet Hulk, Annihilation, Annihilation: Conquest, War of Kings o Realm of Kings.
La historia inicia con la visita de Norrin al Edificio Baxter, hogar de los Fantastic Four. Su mal aspecto hace que Reed Richards lo someta a estudios que arrojan el lapidario diagnóstico de una muerte inevitable. Si para nosotros los mortales lidiar con la idea de la muerte es quizá una de los procesos mas complejos, ¿cómo será para una entidad cósmica que ha sido testigo de maravillas que van más allá de la vida y la muerte? ¿Cómo la afrontaría un ser que posee un poder capaz de hacer milagros? Éstas son algunas de las preguntas que trata de responder Straczynski en una historia seria y sobrecogedora, en que cada frase y diálogo tiene una profundidad y un sentido que nos deja con la boca abierta.
Si bien no es un cómic típico de superhéroes, donde el protagonista va de acá para allá golpeando villanos, sí que lo vemos interactuando con otros habitantes del Universo Marvel más allá de los 4F, pues también contamos con la aparición de Spider-Man y el Doctor Strange, personas importantes de las que se querrá despedir. En su encuentro con el Trepamuros, Estela Plateada (según su traducción española) le ayuda a detener a un villano en lo que parece una actividad de rutina, pero Peter Parker nota una inusitada tristeza en su amigo. Los emotivos diálogos permiten una reflexión acerca de la violencia que asola a la humanidad, y cómo los seres humanos no notamos el mal que causamos a los demás.
Igualmente emotiva es la despedida de Strange, quien le da un presente que acompañará su alma en el resto de la eternidad. Por supuesto, en sus últimos días de vida también tendremos la aparición de Galactus y un viaje a Zenn-La, mundo natal de Norrin, en el que se reafirmará su condición de primer y mejor heraldo del Devorador de Mundos.
El argumento está muy bien escrito, sin caer en la cursilería fácil ni en la excesiva moraleja. Es un cómic de los que te hacen estremecer, si se lee dedicándole plena atención. Su lectura se hace corta, aunque eso no le quita el apelativo de imprescindible.
Si bien el guion es impecable, quizá lo que más llama la atención son las impresionantes ilustraciones de un Esad Ribic, como casi siempre, en estado de gracia. Sus pinceladas características le dan una personalidad definida a sus viñetas. El cuerpo de Silver Surfer es brillante, y los reflejos llenan cada página sin abusar ni quitar importancia a otros detalles. A veces las caras de los personajes humanos parecen un poco fuera de lugar, pero no llegan a desentonar en ningún momento. Los tonos crudos apagados, usados incluso donde hay brillos, ayudan a la atmósfera melancólica.
En resumen, un título imprescindible para fans del personaje y todos aquellos que quieran leer un buen cómic. Emotivo, profundo y emocionante, es un plácido viaje donde acompañaremos a Norrin Radd mientras surfea sus últimas olas. Sin ser demasiado empalagoso, Straczynski entrega un bellísima travesía de despedidas y reencuentros hacia un lugar al que, inevitablemente, nos dirigimos todos.
En papel
Silver Surfer: Requiem fue editado en Estados Unidos en tres formatos: grapas, tomo recopilatorio en tapa blanda y tomo en tapa dura:
En español, fue publicado por Panini Cómics en un tomo tapa dura, de la línea Marvel Graphic Novels, titulado Estela Plateada: Réquiem.