DC Rebirth en retrospectiva Parte IV: las series Superman
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Sin duda uno de los grandes perdedores de The New 52 fue Superman. A pesar de tener un par de etapas rescatables en Action Comics, la franquicia del Azuloso nunca pudo encontrar su pie y durante casi seis años sus series asociadas fueron dando tumbos con etapas mediocres y exceso de crossovers, hasta que finalmente su línea murió como vivió: sin pena ni gloria. Por lo anteriormente señalado, es positivamente sorpresivo que la actual etapa de cómics del Primer Superhéroe esté viviendo un boom de calidad que no tenía desde hace mucho. Que un Superman casado y con hijos triunfe en críticas y ventas habla bien del camino que se decidió tomar con DC Rebirth.
¿Quién diría que unos tie-ins de ese aborto mal concebido que fue Convergence terminarían siendo la base conceptual para una de las mejores épocas del Hombre del Acero?
ACTION COMICS
(Hasta Action Comics #978)
Una de las primeras novedades que se tuvo sobre esta serie al anunciarse DC Rebirth es que recuperaría su numeración original. Esa promesa se cumplió y Action Comics #957 simboliza un regreso a un espíritu más tradicional para DC Comics. Que el escritor a cargo sea Dan Jurgens, un veterano en escribir al Azuloso, no hace sino reforzar esta concepción.
Pero no se engañe, amigo lector; que este hilo tenga un enfoque tradicionalista no significa que se produzca un retroceso y se haga vista gorda a lo ocurrido en los últimos años, sino todo lo contrario. Action Comics es una de las series más continuistas de DC, haciéndose cargo de una cadena de cabos sueltos que quedaron en los momentos finales de The New 52 cuando lo más fácil era pasar todo por alto. Es por estos motivos que se recomienda la lectura previa de los números Superman: Lois & Clark y de Justice League #052, ambos escritos por Jurgens. La primera porque es el lugar donde se produce la reintroducción de nuestro viejo Superman y la segunda porque es un prólogo protagonizado por Lex Luthor, cubriendo su paso desde "The Darkseid War" hacia este punto. Fuera de estas sugerencias, la serie hace referencias directas a historias pasadas o a títulos que se están desarrollando en paralelo, por lo que nunca hay una sensación de estar perdido. Mike Cotton, el editor de este título, es el gran responsable de esto y logra que Action Comics sea un título amigable con la idea de una continuidad compartida.
Cuando digo que Dan Jurgens trae de vuelta elementos tradicionales, no exagero. El arco de apertura abarca hasta el #962 y marca el regreso de Doomsday. Específica y enfáticamente la versión que luchó a muerte con el Azuloso en "The Death of Superman". Aunque el arco es innecesariamente extenso y a primera vista da la impresión de ser un refrito de algo ya visto, tiene los suficientes elementos como para entender por qué está ahí. A diferencia de en los noventa, Superman ahora es un hombre de familia y mucho más experimentado; de igual forma, ahora no lucha solo sino que acompañado, de entre todos los personajes posibles, por Lex Luthor. En general es una historia que representa bien el tema central de esta etapa en Action Comics: recuperar el pasado, pero sin quedar atrapado en él.
Luego hay dos arcos consecutivos de dos números cada uno y que son a mi gusto la puerta de entrada para las mejores subtramas de esta serie. El primero está centrado en la aparición de un misterioso Clark Kent sin poderes y el segundo en el regreso de Lois Lane al Daily Planet haciéndose pasar por su versión N52. Ambos arcos lidian bastante con el tema de las identidades secretas, siendo especialmente destacable el enfoque que recibe Lois Lane. Suele olvidarse lo fuerte de su personalidad y parecía que la maternidad la había neutralizado, pero sigue siendo el mismo personaje aguerrido y se agradece bastante que se haya recordado ese elemento y puesto a la vista.
"Men of Steel" transcurre entre los números #967 a #972 y sufre del mismo defecto que "Path of Doom", en cuanto se siente innecesariamente largo en duración con una historia principal que no resulta tan interesante como para justificarlo. El siguiente arco, por otro lado, es un caso diferente. "Mild Mannered" transcurre en tan solo dos números, pero es quizás el punto más alto de esta serie. El nuevo Clark Kent se vuelve cada vez más creepy, y el arte de Patch Zircher y Stephen Segovia logran retratar eso a la perfección. Es una historia inquietante y que sirve de prólogo directo al primer crossover, "Superman Reborn". Incluso se da el tiempo de dar continuidad a un cliffhanger importante de Superwoman #007.
Los cambios introducidos por "Superman Reborn" son algo extensos como para explicarlos aquí, pero sí puedo mencionar que la simplificación que se produce sobre Clark Kent y Lois Lane resulta ser un arma de doble filo. Por un lado tenemos unos protagonistas que por fin pueden dejar de mentir a su entorno, además de resultar integrados a su continuidad común de forma más natural, pero por el otro tenemos que ese ingrediente permanente de ver al Superman clásico lidiar con los remanentes del N52 era interesante de leer y entregaba una crítica amable sobre algunos de los elementos cuestionables de los últimos seis años, en especial el extraño tratamiento que se dio a Clark y Lois.
Adicionalmente, estos cambios fueron un balde de agua fría para títulos secundarios como New Super-Man y Superwoman, que estaban muy enraizados en conceptos provenientes del N52, produciéndose mucho daño a nivel de continuidad. En el mejor de los casos las series deben hacer retcons, y en el peor de ellos replantear completamente su premisa.
A modo de epílogo del crossover recién señalado está "The New World", un arco de dos números que funciona como puerta de entrada a un nuevo statu quo para el Hombre de Acero. Para todo efecto lo que obtenemos es una nueva versión de Superman, una que trata de destilar y simplificar el trasfondo del personaje, por lo que gran parte del arco se dedica a contarnos cuáles fueron los puntos más importantes de la nueva línea de tiempo del personaje y a hacer una escala de retcons, en especial en todo lo relativo a Jon, por lo cual me agrada decir que Convergence deja de tener importancia para el Azuloso.
A modo de conclusión puedo indicar que si bien Action Comics no tiene el mismo grado de inventiva y corazón al compararla con Superman, su adecuado uso de la continuidad y su profundo entendimiento de las personalidades que habitan este título la convierten en la columna vertebral de las series del Hombre de Acero, aunque podría haber aprovechado mejor su formato bisemanal con arcos más cortos o atrasar un poco el crossover.
No siempre es una serie brillante o imaginativa, pero sí ofrece una atractiva mirada al mundo de la Maravilla de Metropolis.
SUPERMAN
(Hasta Superman #025)
Luego de haber tenido una importante presencia en la franquicia del murciélago, Peter J. Tomasi toma las riendas de Superman y empieza a escribir quizás uno de los episodios más novedosos dentro de la historia editorial del personaje: su vida como padre.
Una de las constantes que tuvo el Superman de The New 52 era que la editorial quería hacerlo un personaje más joven e impulsivo, en un intento de hacerlo más identificable con el lector. Hasta que murió. Y esa premisa murió con él, porque lo que hace Tomasi es optar por un camino alterno, abrazando la idea de un Superman más maduro y transformando al Hombre de Acero en un padre de familia. Si bien existen historias donde Kal-El tiene un rol paterno, siempre eran con algún tipo de trampa para no comprometer al personaje, quizás por miedo a “envejecerlo” al darle un hijo, pero no aquí. En Superman nos encontramos con el siguiente capítulo de la vida de Clark Kent.
Lo mejor de esta etapa es que su ejecución es excelente y se nota compromiso con el concepto. No es el mismo Superman de siempre con un personaje secundario adicional. El Superman de Tomasi es un personaje cambiado por su entorno, que ha crecido gracias a su matrimonio con Lois y que ahora ve con otros ojos su crianza con los Kent. Acá no tenemos al Dios Solar, sino a un papá que dice chistes malos. Y es por esta misma caracterización que Superman ahora sí resulta identificable para el lector. Puedes ver a tu padre, a tu hermano mayor o incluso a ti mismo en el personaje y eso es el mayor logro de esta etapa, el hacer mucho más humano a un personaje que se le suele culpar de ser lejano.
De forma complementaria, Jon Kent cumple ese mismo rol respecto de los más pequeños, porque aunque es el hijo de Superman, sigue siendo un niño y se lee como uno. No es un personaje hiper-competente, no es un prodigio entrenado desde la cuna, es solo un chiquillo que resulta ser hijo del héroe más grande del mundo y que suele meter la pata. Jon es un chico dulce y si cabe hacer la analogía, está mucho más cerca de Gohan de Dragon Ball que de cualquiera de los Teen Titans. De forma similar, Lois Lane marca su presencia en esta serie, aunque con un rol bastante disminuido si se le compara con sus apariciones en Action Comics.
Algo que no se puede omitir es que esta etapa tiene un manejo de historias mucho más eficiente que su hermana Action Comics, manteniendo al mínimo posible los arcos largos y privilegiando historias de no más de tres números. El primer arco es "Son of Superman" y nos mete de lleno en la vida familiar de los Kent. De cierta forma es más una historia sobre Jon Kent que sobre Clark, ya que vemos cómo poco a poco empieza a manifestar sus poderes y cómo ello no siempre conlleva alegrías. De manera similar vemos que la aparición de Eradicator pone nuevas luces sobre el estilo de vida y prioridades de la familia de Superman.
El #007 es un número autoconclusivo y es quizás uno de los mejores cómics recientes de DC. No es una historia épica, pero es un número con mucho corazón, bellamente dibujado por Jorge Jiménez y con una de las mejores portadas de todo DC Rebirth. ¿Quién diría que un paseo a la feria del condado sería tan divertido?
Pero no todo puede ser empaparse del ambiente rural, por lo que en este punto se inicia una seguidilla de historias que empiezan a estirar el mundo de Superman. Así, "Escape from Dinosaur Island" se presenta como un sentido homenaje a Darwyn Cooke y su The New Frontier, a la vez que empieza a plantear de forma muy sutil la presencia de elementos multiversales. Dura tan solo dos números, pero la trama de Tomasi y los dibujos de Doug Mankhe le rinden honores más que dignos al trabajo de Cooke.
Inmediatamente después, en los números #010 y #011, encontramos a "World's Smallest", el poco disimulado pero divertido piloto de Super Sons. Para todo efecto esta historia es la continuación del trabajo de Peter J. Tomasi y Patrick Gleason con Damian Wayne, por lo que no es de extrañar que nos encontremos con elementos provenientes del trabajo de estos autores con Robin y que de cierta forma sea la argamasa que une los trabajos recientes de Tomasi.
Es en este punto donde aparece el primer anual de Superman, un número inesperadamente importante no solo para el Hombre de Acero, sino para la trama de DC Rebirth en general. No cabe decirlo de otra forma, la primera mitad del número es principalmente relleno, pero el complemento es algo que vale la pena leer una y otra vez, ¿Por qué? Dos palabras: Swamp Thing. El número es un deleite visual y narrativamente empieza a plantar las semillas para estabilizar a esta versión de Superman.
El siguiente arco es "Super-Monster" y durante dos números hace un análisis bastante curioso respecto de la figura de Lois Lane. La periodista tuvo un rol relevante durante el primer arco, pero fuera de ello había sido un fantasma. Es en este contexto donde la vemos resurgir. Ah, y tenemos como invitado a Frankenstein. Pero la influencia de Grant Morrison no se limitaría a la aparición del no-muerto.
En los números #014 a #016, nos embarcaríamos en "Multiplicity", la primera historia que bebe directamente de The Multiversity y donde vemos a distintas versiones de Superman siendo amenazadas. Si bien la historia no alcanza los niveles de grandilocuencia cósmica y enredos narrativos del escocés, es una digna continuadora de la saga multiversal que vimos nacer en Final Crisis. Por si no lo habían notado, Peter Tomasi maneja un especial tipo de continuidad, donde integra los trabajos del calvo escriba dentro de su canon personal de una forma tal que da la impresión que sus editores estuvieran durmiendo. Tomasi ya había referenciado Final Crisis de forma directa en su Batman and Robin y ahora lo vemos aquí.
Hasta ahora la historia volaba alto en las tierras de los high concept, así que para tomar un poco de aire antes de "Superman Reborn", en el #017 nos encontramos con una historia autoconclusiva llamada "Dark Harvest". La historia en sí misma no se vuelve relevante hasta después del crossover, pero es su tono de horror lo que lo vuelve algo especial. Es una loca aventura en solitario de Jon Kent ilustrada por los hábiles lápices de Sebastián Fiumara, el cual entrega un cuento que parece un mal sueño.
Llegados a este punto se da inicio al crossover con Action Comics. Si bien esta última serie es la que carga la mochila de la continuidad y donde se hicieron los preparativos para "Superman Reborn", nuestro cómic no pierde su identidad. La historia no es un mero viaje del punto A al punto B, sino que es una exploración de situaciones de las que no se hablaba. El triunfal y meta-narrativamente espectacular regreso de Mr. Mxyzptlk no es accidental y pone un gran foco en cómo tanto DC Rebirth como The New 52 trataron a la franquicia. ¿La presencia de Jon es solo un gimmick temporal destinado a olvidarse? ¿La relación de Clark y Lois es algo que define a la historia de Superman o un elemento anticuado que debe ser descartado? Aunque ya habíamos visto a Peter Tomasi invocando a su Grant Morrison interior durante "Multiplicity", no es sino en este crossover donde más logra asemejarse al escocés sin parecer una emulación.
Nuestro último arco es "Black Dawn", abarcando entre los números #020 a 025. De cierta forma es una conclusión a todo el trabajo que Tomasi ha llevado en DC Rebirth. "Dark Harvest" cobra más sentido y obtenemos respuestas a un montón de misterios que estaban dando vueltas, pero lo más importante es el regreso de un villano poco recurrente pero bastante importante en la historia editorial de Superman. Lamentablemente, el arco es un tanto extenso, rompiendo la seguidilla de historias cortas que se habían llevado hasta ese punto y esto le juega en contra. A ratos la historia se siente confusa, resultando aplastada por su propio peso. Afortunadamente lo bueno supera lo malo en este arco, aunque sigue quedando la sensación de ser un epílogo al statu quo pre-Reborn más que una nueva aventura. Quizás es intencional y la historia pretende ser un puente mucho menos rupturista que lo que fue "The New World" en Action Comics.
Sin duda alguna, Superman es la etapa que mejor encarna todo lo que Rebirth se propuso hacer. No es casual que el Hombre de Acero durante The New 52, al ser despojado de todos sus cercanos, se haya vuelto una masa amorfa con crisis de identidad, pero una vez que recuperó a su familia y ganó un hijo haya levantado nuevamente el vuelo. Es brillante, es rápida, es emotiva y es probablemente la serie con más corazón de todo Rebirth. Si hubiera que leer solo una serie de la DC actual, recomendaría esta.
NEW SUPER-MAN
(Hasta New Super-Man #010)
Si hay una serie inesperada en DC Rebirth, es este título. Tras el anuncio de su lanzamiento, New Super-Man de inmediato tuvo que cargar con una cadena de prejuicios basados mayormente en la idea de que era un cómic redundante, un intento desbocado por parte de DC para abrirse al mercado asiático, pero lo que en verdad encontramos fue una exploración fresca de un concepto netamente americano como los superhéroes a través del filtro de la cultura china. Bienvenidos al Gigante del Este.
Lo primero que se debe tener claro al abordar este título es que nunca se trató de reemplazar al Superman clásico, sino que China tuviera su propia camada de superhéroes. Los lectores más habituales de la editorial probablemente saben que China ya tiene metahumanos a su servicio, el equipo de “super-funcionarios” conocido como The Great Ten. ¿Entonces, por qué existe un nuevo Superman? Esa es la interrogante que se trata de responder durante su primer arco, "Made in China".
Durante los primeros seis números se nos presenta a Kenan Kong, un chico con una personalidad insufrible pero que parece haber estado en los momentos y lugares correctos. Tras un encuentro con un misterioso ministerio del gobierno, es dotado de habilidades similares a las del Hombre de Acero, pero sin la capacidad de activarlas a voluntad. Así, Kenan es puesto bajo la vigilancia de Baixi Wang y Deilan Peng –noten las iniciales—, los Bat-Man y Wonder-Woman de China, para formar a la Justice League of China… más o menos. Para gran diversión, la serie juega sin tapujos con la idea que estos personajes son copias no autorizadas de sus símiles norteamericanos. Incluso los primeros villanos que deben combatir son una versión culturalmente apropiada de los Freedom Fighters con los números de serie borrados y nuevos nombres. Lo irónico es que a pesar de que vemos copia sobre copia sobre copia, el resultado final es bastante original.
A diferencia de otros protagonistas de la “Super-Familia”, Kenan Kong es un "bocafloja" que suele morder más de lo que puede tragar y esa es precisamente su mayor virtud. Todo el primer arco sirve para conocer a este muchacho arrogante que en el fondo tiene buen corazón, pero no será sino a partir del segundo arco donde la serie agarrará vuelo.
"Training Day" se desarrolla en los números #007 y #008, marcando un punto de inflexión, y el que transcurra durante la celebración del Año Nuevo Lunar no es casualidad. Durante todo el arco la idea de un “nuevo comienzo” es frecuente y empezamos a ver como la publicación —y Kenan— empiezan a forjar su propia identidad. Tal es el impacto de la llegada de I-Ching, un personaje algo olvidado por DC que trae consigo un montón de misticismo oriental, que dota de mucha personalidad al título. Lo bonito es que dicho misticismo no es un artículo mal apropiado por un extranjero para que el cómic tenga un elemento exótico, sino que es un honesto homenaje a una cultura y que de paso hace visible una coincidencia muy hermosa sobre la letra S.
Pero sin duda la mayor sorpresa de este arco es el regreso de un personaje tan antiguo que muchas personas ni siquiera sabían que existía. La cita “Sin mí, no habría superhéroes, porque soy el principio mismo” refleja a la perfección el sentimiento que deja la llegada de Ching Lung. Para quienes no lo sepan, Ching Lung es el personaje que sale en la portada de Detective Comics #001 de 1937 y de cierta forma encarna un mal primigenio en DC Comics. No solo es el primer villano de la editorial, con una existencia que antecede incluso a Superman, sino que encarna un estereotipo racista de su época.
En entrevistas, Gene Luen Yang —el escritor del título— indica que la idea general de Rebirth es recobrar el pasado y ello implica lidiar tanto con lo bueno como con lo malo, y en este caso, antes de hombres capaces de saltar edificios de un solo brinco o que siembran terror en los corazones de los criminales, había un estereotipo deshumanizante como carta de presentación por parte de la editorial. Por suerte, el tratamiento del personaje ha salido inteligente y conserva una buena cuota de misterio.
Aprovechando todo ese momentum, se desarrolla "Coming to America" durante los números #009 y #010. No solo se sigue incorporando cada vez más elementos mitológicos y culturales chinos, además la serie se “gradúa” oficialmente como un cómic de la línea de Superman gracias al viaje que Kenan realiza a Metropolis. El que este arco sea tratado como parte de las “consecuencias” de "Superman Reborn" es más que nada por el fuerte lazo narrativo de New Super-Man con la historia editorial reciente del Hombre de Acero más que por el crossover propiamente tal. Si bien "Superman Reborn" le hizo flaco favor a esta publicación por los problemas de continuidad que introdujo, lo bueno es que el mundo levantado por los guiones de Gene Luen Yang y los lápices de Viktor Bogdanovic tiene unos cimientos tan sólidos que en realidad poco importa y la escena final donde ambos Supermen comparten unas palabras son reflejo de ello.
A falta de un título de un Superboy adolescente, New Super-Man ha sabido aprovechar ese nicho y elevar la apuesta. Este es un cómic para los que extrañan a Conner Kent, para los que siguen esperando una versión decente de la Justice League y para todos aquellos que disfrutan con el género de los superhéroes con una inteligente vuelta de tuerca.
SUPERGIRL
(Hasta Supergirl #008)
Una constante dentro de los títulos actuales de la “Super-Familia” es el enfoque positivo que se da a sus protagonistas, dejando atrás ese gastadísimo recurso narrativo de presentar a los kriptonianos como brutos que golpean primero y preguntan después. Con todo eso en mente, me sorprende lo mal que juzgué con anterioridad a Supergirl. En una segunda lectura, pude observar una continuidad de detalles que había pasado por alto que me permitieron revalorar esta serie.
Lo primero que llama la atención es el enfoque continuista del personaje respecto de su versión de The New 52. Si bien el equipo creativo no se acorrala a sí mismo, queda bastante claro que la lectura de esta publicación gana en profundidad cuando se conoce el pasado reciente del personaje. Esto queda en evidencia no solo porque Supergirl: Rebirth #001 actúa como bisagra entre el volumen anterior y éste, sino porque el primer arco es derechamente una secuela a una historia de la Supergirl de N52. De esta forma inicia "Reign of the Cyborg Supermen".
Mi primera impresión del arco de apertura fue que era demasiado potente para su propio bien. Steve Orlando parecía que prematuramente se estaba gastando una historia de alto contenido emocional para Supergirl, dejándola en un limbo donde todo lo que viniera sería más superficial. Sin embargo, tras una segunda lectura pude entender la intención del autor. Lo que vemos durante estos primeros seis números es una historia de redención escondida detrás del confeti sci-fi típico de un cómic de “capas”. La cantidad de números dedicados a la historia son más de los necesarios, pero vale la pena por su final.
Esta versión de Supergirl es un personaje que ha tenido que lidiar constantemente con sus ansiedades y acá podemos ver todo lo que ha crecido. Algo que sí sentí que le jugó en contra fueron los lápices de Brian Ching. En la mayoría de las escenas no representaba un problema, pero cada vez que aparecía Cyborg Superman sacaba bastante de onda que su diseño fuera mucho más simplón que el dibujado por Emanuela Lupacchino en Supergirl: Rebirth #001. Los trazos de Ching desbordan personalidad, pero no parecía el dibujante adecuado a la hora de retratar lo que se supone eran horrores mecánicos.
Los siguientes dos números son one-shots dibujados por Matías Bergara y de cierta forma cierran este primer ciclo de la serie al hacerse cargo de un par de cabos sueltos. El #007 está dedicado a la historia de Lar-On, un hombre lobo kriptoniano que apareció durante Supergirl: Rebirth. Por su lado el #008 es un cómic bastante llamativo por lo multifacético que resulta. "Family of Tomorrow" bajo todo concepto debería haber sido un fiasco lleno de diálogos expositivos ya que no solo es un número de “consecuencias” de "Superman Reborn", sino que además marca la aparición de Emerald Empress directamente salida desde Justice League vs Suicide Squad.De alguna forma logra meter en 20 páginas la subtrama de esta villana, una reunión entre Kara y Kal donde este último la pone al tanto de los eventos de "Superman Reborn", su primer encuentro con su sobrino-primo Jon y además establecer las bases para el próximo arco argumental, todo con un refrescante sentido del humor y un ambiente cálido. Considerando la cadencia mensual del título, este tipo de formato le jugó bastante a favor y en mi opinión marca el punto más alto de la historia.
Supergirl es una publicación con un inicio lento y que es fácil de subestimar. En mi caso, no pude apreciar sus puntos buenos sino tras una segunda lectura. Su principal problema es que no tiene muchas cosas que la hagan destacar frente a sus series hermanas, pero nos ofrece una protagonista llena de potencial, y a veces eso es todo lo que se necesita.
SUPERWOMAN
(Hasta Superwoman #008)
El regreso del antiguo Superman fue un suceso tan relevante que en efecto opacó la muerte de su versión N52. Aunque esta no fuera una encarnación especialmente memorable del personaje, resultaba un tanto injusto que se apagara completamente su antorcha. Así, Superwoman nace como el título que busca preservar su legado y es por ello que a ratos pareciera ser un spin-off de Action Comics.
Me llevé esa impresión porque dicha publicación refiere a esta serie directamente un par de veces, pero más que nada porque Superwoman parece ser el lugar donde los segundarios que no logran aparecer en “Action” encuentran un espacio. Lana Lang, Steel y la Lois Lane de los N52 son actores importantes en este título, pero que poco y nada tienen que ver con el actual círculo de personajes cercanos al Hombre de Acero. Curiosamente, la publicación y su elenco tienen mayor cercanía con la etapa de Greg Pak en Action Comics que con la etapa actual de dicho título.
El primer arco corrió a cargo de Phil Jimenez como autor completo en tres números, siendo apoyado en los lápices por Emanuela Lupacchino y Jack Herbert, por lo que el arte nunca fue un punto bajo durante estos siete números. Un detalle curioso es que en el #003 el arco cambia de nombre atendiendo a una circunstancia argumental relevante. Pero sin duda lo más atrayente de la serie es su concepto inicial. Superwoman tiene un inicio prometedor y promete mantener viva la antorcha del Superman N52. Pero ni aun con el regreso de Atomic Skull y Kryptonite Man el cómic logra salir del espiral descendente en el que entra. A diferencia de otras series, sus defectos no se encuentran en problemas de caracterización o falta de ideas, sino que termina atrapada por sus propios conceptos.
La circunstancia argumental que indiqué previamente como causa del cambio de nombre del arco sin duda es sorpresiva y cambia la dinámica de la publicación, pero a la larga es una mala decisión porque con el paso de los números se revierte a medias y como consecuencia de ello aparece un misterio que nunca fue ni será resuelto. Similares problemas afectan a Lena Luthor, la principal villana, cuyos motivos y acciones se diluyen y pierden sentido a medida que pasan los episodios. La serie no se vuelve un bodrio, pero sí se ve afectada su calidad y los diálogos expositivos se vuelven frecuentes.
Mención aparte merece el #008, el único tie-in directo de "Superman Reborn". El número es una continuación de la aparición de Lana Lang en el arco "Mild Mannered" de la cabecera Action Comics y transcurre entre las partes 3 y 4 del crossover. Lo más llamativo del número es la ácida y poco velada crítica al crossover mismo y a lo que significa para los títulos secundarios. El nivel de frustración por parte de Jimenez es evidente y se puede tomar sin mucho problema como su carta de despedida, ya que con posterioridad a este número abandonaría el título.
Lamentablemente, Superwoman es una serie que no supo explotar su potencial en su primera pasada y cuyo concepto se encuentra efectivamente muerto tras "Superman Reborn". Espero que en su reestructuración que comienza en el #009 corra mejor suerte, pero en su forma actual solo es una incidencia atrapada en un cubo fuera del tiempo, tal como lo quería Lena Luthor.
TRINITY
(Hasta Trinity #008)
Otra de las gratas sorpresas de Rebirth fue el enfoque que Francis Manapul dio a Trinity. Lo que podría haber sido un título de relleno terminó siendo uno de los estudios de personajes más interesantes del último tiempo. Superman, Batman y Wonder Woman son los íconos de la editorial y a pesar de existir Justice League y otros títulos donde comparten espacio, rara vez se da la oportunidad de explorar el vínculo que hay entre ellos.
Trinity no busca ser otro cómic más de aventuras épicas, prefiriendo priorizar las motivaciones y lazos de sus personajes. Si bien tenemos una continuidad de tramas que sirven de excusa, lo importante durante el primer arco es ver cómo nuestros protagonistas logran conocerse entre ellos, volver a ver a seres queridos ya perdidos e incluso a perdonarse a sí mismos. Todo es especialmente meritorio cuando se considera que Francis Manapul se llevó casi toda la carga, diseñando portadas, escribiendo los guiones y dibujando. Incluso en las ocasiones que es relevado en el arte, no resulta de mal gusto.
Aunque el título es el vehículo de expresión para Manapul, en parte por intervención editorial y en parte para que el autor principal pueda descansar, vemos un par de veces a otros autores. Cullen Bunn, el autor detrás de Sinestro, cubre el vacío durante dos números. Así, en el #007 vemos una historia donde Lex Luthor, Ra’s Al Ghul y Circe comparten espacio con un enfoque dirigido a la psiquis de estos personajes. Las inquietudes, ritmos y voces son diferentes a lo que ofreció Manapul, pero no hace sino reforzar el hecho de que Trinity es el lugar donde podemos conocer más íntimamente a sus protagonistas.
Esta historia continúa en el primer anual de la serie, pero pasando a manos de Rob Williams. Lamentablemente, Williams no logra tocar las mismas notas que Bunn y tampoco logra exhibir la creatividad que mostró en Martian Manhunter. Su aporte no es malo en sí mismo, pero parece fuera de lugar para este comic.
El #008 es el número que hace de checkpoint tras los acontecimientos de "Superman Reborn" y sirve para que Wonder Woman y Batman estén al tanto de las experiencias recientes de Superman. En teoría es relevante para la gran trama de Rebirth, pero lo que le juega en contra es su ubicación. Es una historia en un libro secundario escrita por un autor que está rellenando. Puede que sea importante, puede que no; el tiempo dirá.
En términos generales, Trinity hace mucho para dar valor a los íconos del DCU cada vez que son tocados por Francis Manapul. Su “lado B” son historias escritas por otros artistas que sirven para dotar de contenido al Universo DC y en general cumplen de forma correcta ese propósito, pero el trabajo de Manapul es de tal calidad que vuelve innecesario ese complemento. Sencillamente la serie funciona mejor cuando su autor principal tiene espacio.
SUPER SONS
(Hasta Super Sons #005)
Luego de un par de retrasos y de un prólogo en Superman, Super Sons finalmente debutó y lo hizo de la mejor manera posible. El cómic que nos entregan Peter J. Tomasi y Jorge Jiménez es una experiencia grata que toma la premisa de “pareja dispareja” de Robin y Superboy y la deja correr libre.
A ratos la historia se siente como una sesión constante de “mi papá le pega a tu papá”, pero es ejecutada con tal gracia que no se vuelve aburrido. Jon y Damian tienen personalidades y ambientes tan discrepantes que no queda sino reír cuando se ponen a pelear entre sí. Hay bastante mérito por parte de Tomasi en que la caracterización de los chicos vuelve sus encontrones algo divertido en lugar de ser irritante, como pasa lamentablemente en el Blue Beetle de Keith Giffen. La aparición ocasional de sus padres ayuda a seguir agitando la dinámica entre ellos y, afortunadamente, lo hacen sin robar pantalla.
A nivel artístico la serie es notable. Los lápices de Jiménez redondean el trabajo narrativo, otorgando un estilo de dibujo más juvenil pero lleno de detalles. Es común notar que las expresiones faciales tienen una influencia de manga, pero no se siente fuera de lugar y resultan en un aporte fresco.
A diferencia de otros títulos secundarios, Super Sons no sufre muchos problemas de continuidad producto de "Superman Reborn". Los primeros cuatro números son previos al crossover y cuentan el encuentro de Robin y Superboy con su primer villano propio, Kid Amazo. El quinto número explora las consecuencias de su primera aventura, pero con una semana de desfase, acomodándola sin mucho problema a la franquicia del Hombre de Acero.
Sin duda alguna, Super Sons es un cómic que nace y crece a partir del espíritu que Tomasi dio a Superman, pero logra mantener una identidad propia. Es muy poco probable que esta serie se vuelva relevante camino a "Doomsday Clock", pero no lo necesita. Cuando se tiene un cómic así de entretenido da lo mismo si es importante para un evento futuro. Super Sons no es carne de cañón, es un acontecimiento en sí misma y es altamente recomendable.