"Transformers: The Last Knight" (2017): el último círculo del infierno
Estimados Lectores:
A esta altura de la saga Transfomers, existen dos clases de personas que osarían hacer clic a un enlace de una reseña para The Last Knight: aquellos que han sido movidos por una morbosa curiosidad por saber cuál fue el nivel de tortura al que fue sometido su presente reseñador; y otros, aquella raza desconocida pero abundante que adora esta saga, y que la tragará y financiará a Michael Bay hasta el infinito, y que necesitan saber si alguien más los apoya en esta cruzada de explosiones, chistes malos y sonidos robóticos. Seas quien seas, estás aquí conmigo, y no pretendo dejarte ir tan fácil: recorrerás conmigo todo el camino. Bienvenido al infierno. Bienvenido a Transformers 5: The Last Knight.
Cómo llegamos a esta encrucijada demencial
No siempre odié la saga de películas Transformers. A pesar de que, sin duda, son todas bastante parecidas, creo que puedo establecer alguna fluctuación interesante de calidad comparativa entre ellas: la primera es una película simple y nada complicada, llena de "Michael Bay-ismos", pero suficientemente entretenida como para lograr verla completa, con un clímax que no tiene ni pies ni cabezas y con una interminable línea de robots para vender en tu juguetería más cercana. Olvidable, pero nada insultante. Es con la segunda donde comienza la famosa sensación de déjà vu, donde Michael Bay aprieta el botón "nitro" de todos sus clichés. Por muchos consideradas la peor de la saga, "Revenge of the Fallen" es aquella que definitivamente dio la mala fama a Transformers como la serie "pop corn basura" por excelencia.
Lo discuto: "Revenge of the Fallen" es un festival de pésimas decisiones, pero, ¿saben? Al menos recuerdo cosas. Recuerdo una pelea en el desierto con un monstruo gigante con "robo-pelotas", recuerdo un robot aspiradora gigante. Recuerdo a Shia LaBeouf destruyendo su carrera para siempre mientras es poseído por una partícula robótica. La pregunta que debemos hacernos es… ¿quién honestamente recuerda algo de "Dark of the Moon"? Y es que hacia la tercera parte, muchos comenzaron a notar que estábamos viendo la misma película por tercera vez. Y con "Age of Extinction" ya nadie podía alegar ignorancia. Cualquiera que pagara la entrada al cine para ver la cuarta Transformers para odiarla era o un fan ciego, o un simple masoquista. Como yo. Y es ese masoquismo inserto en mis genes lo que me lleva hoy a hablar de esta monstruosidad.
Transformers 5: muriendo por dentro (No Spoilers)
Sin entrar en más spoilers que lo revelado en los trailers, en "The Last Knight" el planeta Tierra vive sin Optimus Prime, luego que este se fuera volando con sus zapatos de propulsión a chorro directo a Cybertron para encontrar a sus creadores y desafiarlos. Sin la guía de aquella sensual y sabia voz, los humanos y los robots han caído en un nuevo conflicto estilo guerrilla, donde los militares persiguen a los Transformers como criminales, sean Autobots, sean Decepticons. Si estás pensando "¿no habíamos solucionado esa trama en Age of Extinction...?" la respuesta es nadie recuerda que pasó en esa película salvo que Optimus Prime montó un T-Rex robot mientras blandía una espada gigante.
En ese contexto, otro artefacto mágico es revelado en la Tierra, el báculo del mago Merlín, que, sin entrar en spoiler, puede causar nuevamente la destrucción de la Tierra, tal como los otros cuatro artefactos en las otras cuatro películas. Sin duda a los Transformers les gusta tirar todas sus armas superpoderosas en la Tierra, es el basurero espacial de turno. El arma es revelada cuando Cade Yaeger (Mark Wahlberg) recibe un talismán que perteneció a los Caballeros de la Mesa Redonda y al Rey Arturo, y que de alguna forma es la clave para dar con el Báculo (ni siquiera voy a detenerme a explicar cuán ridículo es todo eso). Pero, ¡cuidado! Alguien ha capturado a Optimus Prime y pretende usarlo como un arma en contra de los Autobots.
¿Suena sencillo? En parte lo es, pero por otro lado, Transformers 5 es otro ejemplo de cómo complicar innecesariamente una trama que, en la práctica, no es más que otra mala excusa para ver a robots peleando mientras el universo explota a su alrededor. Hay una lógica de que, mientras más enredado sea todo, mejor resulta, inserta en la cabeza de Michael Bay. Por lo tanto, la película salta cada dos minutos hacia 10 focos diferentes en el planeta donde diferentes personajes hacen de la suyas, o incluso al espacio exterior y al pasado: vemos qué hacen los militares, vemos qué hace Mark Wahlberg en su depósito de chatarra, vemos qué hace Megatron con su jocoso equipo de robots criminales, vemos que hace Anthony Hopkins quien debe tener serios problemas financieros para aceptar participar en esto, etc... Cuando digo que son al menos 10 focos diferentes, no estoy bromeando.
Este es el punto: no quiero decir que Transformers no merezca una trama inteligente. Pero hacer que la historia sea dispersa y plagada de exposición militar no la hace inteligente, solo caótica e insufrible. Una trama inteligente sería no volver a repetir el chiste "hay OTRO artefacto mágico, tenemos que encontrarlo, los militares odian a los Transformers por quinta vez, ¡oh, no!". ¡Después de todo, la mayoría de la gente que disfruta estas películas solo quiere ver a robots peleando! ¿Cuál es el sentido de enredarlo todo! ¿Por qué necesitamos ver qué ocurre en Cuba? ¿Realmente necesitamos rellenar con una tensión ilusoria entre comandos militares que se resuelve por arte de magia sin que nadie jamás lo mencione en el transcurso de la película?
La película está plagada de chistes malos, durante los cuales la audiencia en general se mantuvo en un silencio tal que bien podríamos estar siendo testigos del funeral de Optimus Prime. Hubo uno o dos chistes que me sacaron una sonrisa y provocaron la risa del público, pero en una película donde hay al menos 300 chistes malos, incluyendo una insufrible secuencia con un robot tocando un teclado, alguien debería empezar a considerar contratar nuevos guionistas. Y los chistes vienen en los peores momentos, incluso en los más dramáticos o donde una mínima tensión comienza a crecer con la llegada de otro villano más grande, para ser arruinada por un chiste malo de un Transformer que tiene una metralleta gigante. Hubo otros momentos en que me reí aunque no era la intención del film, particularmente con los extremadamente hilarantes discursos de Optimus Prime.
No quiero detenerme mucho en la acción y efectos especiales, pues es como siempre: un buen trabajo técnico desperdiciado en un pandemonio donde nada se entiende. Lo que quiero destacar es la extrañísima decisión de cambiar el Aspect Ratio o relación de aspecto de la cinta entre toma y toma. ¿A qué me refiero con Aspect Ratio? En palabras simples, el tamaño de la pantalla cambia, apareciendo y desapareciendo el rectángulo negro en la parte superior e inferior. Esto no sucede entre escena y escena: sucede entre toma y toma, y en meras conversaciones simples entre personajes. Al parecer, Michael Bay usó solo tres cámaras para filmar, una de las cuales, utilizada para generar el efecto IMAX, causó este fenómeno… Si es así, es probablemente una de las cosas más ridículas y amateurs que pueden suceder con una película que costó cientos de miles de millones de dólares.
Y realmente no quiero arruinarles la película, pero si estaban pensando en ir a ver esta cinta por un Optimus Prime malo… Ahórrense el dinero. De nuevo, sin dar spoilers, esta trama no dura más que cinco minutos. Lo que vieron en los trailers, es eso y nada más. Siendo justos, Optimus sí da una o dos escenas bastante entretenidas, y hay un dragón robot de tres cabezas escupe fuego que aparece allí y allá, ¿pero quieren que les sea sincero? No lo valen. Tampoco lo valen las breves escenas en la corte del Rey Arturo —cuya relevancia es nula para la película— donde de alguna forma Michael Bay se las arregló para incluir escenas de acción aún más caóticas y quema-ojos que las que efectivamente incluyen robots.
Concluyendo: libérenme de mi miseria
Lo relevante es que, hacia la quinta parte, la destrucción ya no impresiona. No importa que cada vez haya un robot más grande, que ahora haya literalmente un planeta gigante robótico para destruir la Tierra. Si no provocas conexión con los personajes, entonces no tienes nada. Los únicos "personajes" con algún arco en esta película son una niña arregla-cosas que desaparece durante casi dos horas para regresar por arte de magia en el clímax a hacer nada; y Anthony Hopkins, quien tristemente sirve solo para leer en voz alta el manual de instrucciones que se requiere para comprender lo que pasa.
En resumen, creo que a esta altura esta reseña no va para quien ya odia Transformers. Tú ya sabes a qué te enfrentas. En realidad, le hablo a quien está pensando en ver esta película. Quiero que por un segundo medites esto. No quiero que cuestiones en qué vas a usar tu dinero, eres libre de usarlo en lo que a ti te parezca. Lo que sí quiero que pienses es si realmente quieres que ese dinero que usas libremente vaya a financiar otra de estas basuras. Sé consciente: nadie está viendo esta película en Estados Unidos. Transformers a estas alturas solo es financiado por los tickets vendidos en el extranjero, es decir, por ti. No lo permitas. Anda a ver War of the Planets of the Apes, eso sí vale tu dinero. Tienes que hacerlo por mí, Pipo. Por Farfaramir.
Atentamente,
Farfaramir