MR - "Dark Days: The Casting" #001: murciélagos en la oscuridad
Bienvenidos a la Parte II de "Dark Days", el prólogo a Dark Nights: Metal, el más reciente evento editorial de DC Comics. Siguiendo la línea planteada por el número anterior, "The Casting" es un ejercicio de arqueología en más de un sentido, recuperando partes perdidas de la historia del Universo DC e intentando dar una explicación de cómo todo está conectado. Si triunfa o no en ello, a continuación.
DARK DAYS: THE CASTING #001
Editorial: DC Comics
Publicación: 12/07/2017
Guion: Scott Snyder, James Tynion IV
Arte: Andy Kubert, Jim Lee, John Romita Jr.
Tintas: Klaus Janson, Danny Miki
Color: Alex Sinclair
Rotulado: Steve Wands
Reseña: Fantasma Rojo
6,5 / 10
Lo primero que quiero rescatar es que "The Casting" resulta mucho menos críptico que "The Forge". Pese a ser un número prólogo y que por lo mismo tiene que elevar misterios e interrogantes, pasa bastante tiempo resolviendo dudas del pasado. Para quienes hayan leído la etapa de Scott Snyder en Batman, acá se explica con manzanas los destinos de Joker y Batman en los finales de "Death of the Family" y "Endgame" respectivamente. De igual forma, la subtrama de Hawkman se vuelve relevante al explicar no solo su propia historia y su lazo con otros inmortales de los más variopintos orígenes, sino también dándonos una muestra de qué diablos va a tratar este evento.
Algo no tan positivo es que, a diferencia de "The Forge", en esta ocasión no tenemos muchas sorpresas que valga la pena destacar. Las habilidades metahumanas de Duke Thomas y la existencia de una cábala de inmortales simplemente no son rivales para la torre de Infinite Crisis. Es más, todo el tema de los inmortales y la figura de un murciélago en los orígenes de la humanidad se siente excesivamente derivativo del trabajo de Grant Morrison en Batman and Robin y "The Return of Bruce Wayne", pero no de buena forma.
Cuando Peter Tomasi o Tim Seeley toman conceptos del escocés, suelen darles una marca propia al plantear una exploración más profunda de los mismos, mientras que lo que vemos en este número parece más una imitación que un complemento. Esto es especialmente notorio con la figura de un murciélago con alas enroscadas que aparece un par de veces durante el número y que recuerda poderosamente al Hyper Adapter en su forma de Barbatos. Lo que podrían haber sido grandes sorpresas terminaron siendo refritos.
De igual forma, el aspecto artístico del número sigue siendo uno de los puntos más bajos, aunque debo admitir que el dibujo de John Romita Jr. no es tan ofensivamente malo como en la edición anterior, pero no basta para añorar al equipo artístico una vez que Greg Capullo se haga cargo de los lápices durante Dark Nights: Metal.
Un elemento que me llamó poderosamente la atención es lo metatextual de los diálogos. Muchas veces se pareciera estar leyendo una suerte de mea culpa por parte de Snyder. Hay una crítica bastante descarnada a Duke Thomas —personaje creado por el guionista— y su rol redundante dentro de la Bat-Familia e incluso, de forma más velada, una autocrítica al propio estilo narrativo del neoyorkino en cuanto sus aperturas son fuertes y llenas de posibilidad para luego terminar con finales fríos y decepcionantes. Ojalá esto sea un indicador positivo y no una pantalla de humo.
A nivel individual este es un cómic que no brilla mucho y cuya relevancia parece que vendrá una vez entremos de lleno al evento principal, pero cumple correctamente su propósito de mostrarnos conceptos y personajes a los cuales deberemos prestar atención más adelante.