"The Amazing Spider-Man" de Stan Lee y John Romita Sr.
Aunque Spider-Man nació de la mano de Stan Lee y Steve Ditko en 1962, con historias que revelaron de qué estaba hecho el personaje (he aquí al primer adolescente protagónico que no es un sidekick), su dinámica más famosa no fue definida sino hasta mediados de los sesenta. Esa mezcla de acción, drama cebollero, humor y varios personajes interactuando entre sí, cobró importancia mediante la pluma de Stan Lee y el dibujo de John Romita Sr., quien se unió al equipo creativo en The Amazing Spider-Man #038, en 1966.
Romita Sr. llamó la atención de Stan Lee, pues había dibujado unos números de Daredevil que contaban con el amistoso vecino como invitado. Al ver que sus lápices encajaban bien con el estilo del arácnido, fue reclutado para ocuparse de su serie. La tarea no sería fácil, pues debía estar a la zaga de nada menos que el enorme Steve Ditko. Conocido por sus dibujos de jóvenes parecidos a las estrellas de la pantalla grande de la época y con personajes femeninos bellísimos que visten a la moda sesentera, el dibujo de Romita Sr. definió al Peter Parker moderno, a la bella Gwen Stacy y por supuesto, la primera aparición de Mary Jane Watson tras años de misterio. Su trazo realista, casi cotidiano, pero extremadamente potente y expresivo quedaría ligado para siempre a la historia de Peter.
Pero no sólo se definieron en esta época esas percepciones visuales, sino que la dinámica narrativa que mantendría Spider-Man hasta su matrimonio: Peter en la universidad, con amigos y romance, que bien podría tratarse de una teleserie con aventuras superheroicas.
La presentación del Kingpin y la saga de "Spider-Man No More!", en el ASM #050, heredaron para el recuerdo popular aquella icónica viñeta de Peter dejando su traje en la basura mientras la lluvia cae, marcando al personaje como alguien más allá de su culpabilidad y responsabilidades, una respuesta a su rol de héroe y de paria social.
Pero "How Green Was My Goblin" en ASM #039 es, quizás, la historia definitiva del dúo. El Green Goblin frente a Spider-Man, Norman Osborn descubriendo la identidad del superhéroe, un conocimiento que empoderaría hasta hoy al máximo villano del arácnido. Y Claro, "Spider-Man Saves The Day", en ASM #040, también marca aquel precedente, convertido hoy en el cliché de la pérdida de memoria, con Norman volviéndose relativamente normal durante la amnesia de su peor lado.
Se trata de una etapa que debería ser accesible para todo fan. Lamentablemente, muchos de los cómics de la vieja escuela de los cincuenta y sesenta han envejecido mal en miras argumentativas. Lo que es lógico, pues la estética de la época está plagada de diálogos y nubes de pensamientos, anacrónicos al día de hoy, en muchas ocasiones ofreciendo una simplicidad que se confunde con inocencia.
Pero entre Lee y Romita Sr., la química de los personajes no desentona ni se vuelve añeja. Las discusiones románticas no son tan empalagosas, e, incluso, los chistes de Lee mantienen su humor, siendo tal vez los mejores que ha lanzado Spider-Man frente a un villano.
Una etapa que todo fan del arácnido debiera leer.