DC Rebirth en retrospectiva Parte III: las series Universo DC
- DC Rebirth en retrospectiva Parte I: un toque azul
- DC Rebirth en retrospectiva Parte II: las series Justice League
- DC Rebirth en retrospectiva Parte IV: las familia de Superman
En la tercera parte de la restrospectiva de DC Rebirth vemos cómo el Universo DC es un lugar amplio, y aunque el submundo de la Justice League es el punto de referencia sempiterno para lectura de esta editorial, siempre hay espacio para más. Algunas series son menos ortodoxas que otras, pero sin duda este es el rincón donde se suele arriesgar más y probar nuevos conceptos. Bienvenidos al "cajón de sastre", o lo que es lo mismo, a conocer las series que no pertenecen directamente al área de influencia Justice League, Superman o Batman.
BATMAN BEYOND
(Hasta Batman Beyond #006)
No esperaba mucho de Batman Beyond, asumiendo prejuiciosamente que seguía siendo el mismo mundo horrible que nació en Futures End. Afortunadamente me equivoqué, ya que aunque el cómic reconoce estar en continuidad con el volumen anterior, ofrece una propuesta divertida de leer.
Habla bastante bien de Dan Jurgens que esta versión futurista de Batman resulte mucho más atrapante que aquel que transforma edificios en Mechs para pelear con monstruos gigantes. Terry McGinnis es un tipo diferente de murciélago, con una personalidad muchísimo menos abrasiva que su mentor y con una tendencia a rodearse de sus seres queridos en lugar de alejarlos. Tenemos un héroe menos experimentado y que a ratos lo pasa mal como consecuencia de su propia arrogancia, pero que demuestra tener capacidad de adaptación. Lo vemos fracasar contra un grupo de Jokerz y perder su traje, pero no demora en poner en acción un plan de respaldo con una identidad falsa estilo “Matches” Malone, una movida mucho más “batmanesca” que simplemente tratar de sacar un juguete nuevo como primera respuesta.
Otro elemento a destacar es que si bien aprovecha los elementos del lore de Gotham City, no es excesivamente servil a él. La arquitectura, los diseños de personajes e incluso ciertos elementos sociales reflejan cosas que ya se han visto en la franquicia del murciélago, pero dan el siguiente paso y establecen una personalidad propia. La construcción del ambiente incorpora elementos futuristas, como es de esperar, pero atiende que el “futuro” no llega a todos por igual y que por cada edificio brillante hay tres barrios en estado de abandono. Y aunque el cómic no se ha sumergido de lleno en las convenciones del cyberpunk —al tener un tono relativamente optimista— ciertamente recoge esas influencias.
Si bien el cast de personajes se centra en aquellos presentados en la serie de animación y en posteriores encarnaciones, reincorpora personajes clásicos, dando más sustancia a la cabecera al conservar elementos reconocibles de la franquicia del murciélago, pero admitiendo que la premisa de la historia no permite que se mantengan como si nada hubiera pasado. O lo que es lo mismo, el paso del tiempo se ve reflejado y juega con la idea de aunque muchas cosas cambien, hay otras que siguen igual.
Batman Beyond es una extraña elección de un título para tener dentro de la línea de Rebirth, considerando lo alejado que se encuentra de toda la línea de publicación, pero si logramos dejar de lado las preguntas sobre su continuidad nos encontramos con un cómic que se siente como una secuela apropiada al mundo de Batman y que por sí misma entrega una aventura que vale la pena leer.
BLUE BEETLE
(Hasta Blue Beetle #008)
Ah, Blue Beetle. El triunfal regreso de Ted Kord luego de su intrascendente presencia en "Forever Evil" podría haber resultado mucho mejor. Lo triste del asunto es que Scott Kollins y Keith Giffen manejan a la perfección la voz del buen Ted, pero es todo lo demás donde no se tiene tanta suerte. La serie nos tira de cabeza en el mundo de Jaime Reyes, pero hace bastante poco para justificar por qué nos deberían importar los personajes en primer lugar.
Blue Beetle sufre de un caso crónico de falta de enfoque, donde el joven héroe latino y sus cercanos tienen un gran potencial, pero la forma en que son escritos resulta irritante la mayor parte del tiempo y sus actos no parecen tener un propósito claro, lo cual es una lástima dado que Jaime es uno de los pocos héroes del DCU que tiene a su familia completa, siendo esta una de las razones por las que su primera serie en solitario pre-Flashpoint fue exitosa.
El conflicto cotidiano es uno de los sellos de Keith Giffen y ese mismo brillo que se veía en su Justice League International se asoma a ratos en personajes como los chicos de The Posse, pero la mayor parte del tiempo tenemos a un Jaime Reyes malhumorado y que se muestra constantemente molesto con Ted Kord, además que las diatribas de sus amigos Paco y Brenda agotan su bienvenida bastante rápido. Lo que podría ser familiar y cómico solo resulta siendo irritante.
De igual forma, la trama no parece tener una dirección clara, no parece haber un plan de juego para el misterio del escarabajo, lo cual es una verdadera lástima, ya que la participación del Dr. Fate hacía presagiar que la serie sería una puerta de entrada al lado místico del DCU, pero de ello no ha salido nada importante o, cuanto menos, interesante. Si la serie tuviese un enfoque más de slice-of-life se entendería más, pero en la práctica se lee como un híbrido argumental que no satisface a nadie, ni a los seguidores de los personajes ni a los lectores interesados en Rebirth.
Es una pena que una serie que prometía reunir a los dos Blue Beetles teniendo aventuras místicas esté resultando en ser uno de los puntos bajos de la iniciativa. Para ser justos, la serie no es derechamente mala, pero necesita bastante más para ser una lectura recomendada, ojalá la llegada de J.M. DeMatteis en el #008 ayude a dar algo más de equilibrio a los guiones de Keith Giffen.
DEATHSTROKE
(Hasta Deathstroke #017)
Deathstroke ha tenido una historia curiosa desde septiembre del 2011. Sin ser un personaje especialmente popular como para justificar un cómic dedicado a él, esta es ya su tercera serie desde el reboot. Sin duda a alguien en las altas esferas de la editorial le debe gustar mucho el personaje como para que nuevamente tenga una serie individual. Lo bueno es que la constancia de ese ejecutivo misterioso rindió sus frutos, ya que Deathstroke es de las mejores series que DC Comics está publicando, en gran parte porque lograron traer de vuelta a Christopher Priest como guionista.
El enfoque que Christopher Priest nos da es bastante audaz. Deathstroke muchas veces es interpretado como un mercenario con moral o un antihéroe para generar simpatía del lector, pero no aquí; el Slade Wilson de Priest es un cretino egoísta. Uno bastante complejo, pero aun así un cretino. El encanto de esta serie no radica en lo badass que es Deathstroke ni pretende que el lector empatice con él, sino que veamos de primera fuente lo retorcido que es el mundo de un villano. Si durante mucho rato Slade aparece como alguien que parece redimible, poco tarda en hacer algo que sacude al lector. Hay una ambigüedad moral que permea toda la serie, siendo habitual que haya personajes que son mucho más que lo que vemos a simple vista, llenos de secretos y motivaciones dobles.
Pero sin duda uno de los temas más interesantes que se tratan durante la serie es lo que significa tener una familia.
A lo largo del título queda claro que Slade Wilson quiere a sus hijos, pero como ya lo dije antes, es un cretino egoísta y eso resulta que sus muestras de amor sean increíblemente retorcidas e incluso crueles. Si a usted, amigo lector, se le vino a la mente el tratamiento que Batman hace respecto de Robin, no está solo, porque Christopher Priest pensó lo mismo e hizo unos interesantes paralelos entre los personajes cuando el mercenario tuerto viaja a Gotham, aunque cabe decir que el murciélago en sus peores días es un pan de dios comparado con “The Terminator”.
Estructuralmente la serie suele rotar entre arcos largos y cortos, pero todo formando una gran historia donde las segundas lecturas ayudan bastante a comprender mejor el relato. Su primer arco, "The Professional", es el más largo —llegó hasta el octavo número— y ahí se estableció las bases de cómo es el tono del título. Los arcos siguientes son una exploración de las consecuencias de esa primera historia y ahí es donde aparece otro de los puntos altos de la serie: los personajes invitados.
Esta serie hace buen uso de personajes de bajo perfil y los provee de una renovada energía. Por ejemplo, durante "Chicago" en Deathstroke #011 vemos el regreso de Jack Ryder y su alter ego The Creeper, quedando atrás la intrascendente versión de The New 52; durante el arco desarrollado entre las entregas #012 a #018 nos encontramos con Raptor, un personaje salido de las páginas de Nightwing, y con la Power Girl afroamericana del volumen anterior de Teen Titans, personaje que estaba relegado al limbo.
Lo que en manos menos capaces podría resultar como una explotación barata termina siendo un ejercicio excepcional de caracterización, y esto lo digo especialmente por Power Girl, ya que ni en Worlds' Finest ni en Teen Titans el personaje tenía una personalidad destacable, pero en Deahtstroke por fin vemos qué es lo que puede ofrecer. El uso de personajes foráneos no resulta intrusivo y en general está bien manejado. Y por cierto, Priest se parodia a sí mismo al introducir a Red Lion, un dictador genocida africano que claramente es un análogo a Black Panther. Un encanto.
El trabajo de Christopher Priest es encomiable ya que nos entrega una historia con múltiples capas, pero no se equivoque, buen lector, es probable que este cómic varias veces lo haga sentir incómodo y sin dirección, pero eso es parte de lo que hace que la serie funcione tan bien. De cierta forma es la antítesis de Superman, el otro cómic revelación de DC Rebirth, siendo una especie de “hijo rebelde” de la premisa editorial al tomar sus conceptos de amor y legado y dándoles una interpretación retorcida.
SUICIDE SQUAD
(Hasta Suicide Squad #015)
Suicide Squad en cierta manera ha tenido una historia editorial paralela con Deathstroke, en el sentido que es un cómic que tiene su tercer volumen desde el reboot, pasando por etapas sin mucho éxito crítico. De igual forma, Suicide Squad como franquicia ya goza de cierto grado de notoriedad y eso se nota en el tratamiento preferencial que se ha dado a esta serie.
Antes de hacer un análisis más detallado conviene hacerse cargo del elefante en la habitación: sí, comparte el mismo roster que la película. La alineación principal del Squad es Harley Quinn, Enchantress, Killer Croc, Deadshot, Captain Boomerang y El Diablo comandados por Rick Flag, con Katana como segunda al mando y Amanda Waller como control de misión. Sin embargo las similitudes terminan ahí, ya que las tramas del cómic difieren bastante a las de la película.
Lo primero que llama la atención sobre esta serie es la estructura de los números, ya que en lugar de avanzar sus tramas durante 20 páginas, suele dividirse el número en dos partes, una más larga de alrededor de 12 páginas y una otra complementaria de alrededor de 8. Esta división demuestra ser una jugada muy inteligente por parte del equipo creativo, ya que logra profundizar en los personajes con las historias de complemento y al mismo tiempo aligerar la carga a los dibujantes de la parte principal.
¿Ya mencioné que el dibujante de los primeros ocho números es Jim Lee? Considerando los tiempos de trabajo de este artista, además de su cargo editorial, es sorprendente que haya participado de forma así de activa. De forma similar, a partir del #011 el dibujante principal es John Romita Jr., lo cual refleja a lo que me refería con el trato preferencial. Si bien ambos dibujantes no son de mi gusto, entiendo la movida por parte de DC al poner nombres reconocibles en el ámbito artístico. Complementariamente, las historias secundarias suelen ser dibujadas por un caleidoscopio de artistas que traen variedad al número, muchas veces con mejores resultados que el artista principal, por lo que Suicide Squad se vuelve una galería de diversos estilos.
A nivel de guiones, Rob Williams es una elección curiosa, pero entendible. Suicide Squad es un cómic principalmente de acción que tiene un sentido del humor ácido y la mayor parte del tiempo no aspira a más que eso. Pese a quienes son sus protagonistas, la serie es bastante menos moralmente ambigua que el Deathstroke de Christopher Priest. A pesar de lo anterior, Williams a ratos consigue ampliar su repertorio y logra entregar momentos de intriga como lo hace en el arco "Burning Down the House" al lidiar con un cabo suelto que quedó de Justice League vs Suicide Squad, proporcionando una historia de traiciones y giros inesperados que lamentablemente se ve disminuida por el arte de JRJR.
A propósito del crossover con Justice League, es intrigante que esa serie tenga un rol secundario y sea Suicide Squad el hilo motor del evento, además de marcar el paso dentro del panorama editorial. La trama completa de Justice League vs Suicide Squad gira sobre Task Force X y Amanda Waller, con ramificaciones diversas: el arco "I Am Suicide" en la cabecera de Batman es una suerte de precedente directo, Justice League of America es una serie que nace como consecuencia del crossover y que se hace cargo de las sub-tramas de Killer Frost y Lobo, Doctor Polaris encuentra hogar en Green Lanterns y Emerald Empress reaparece en Supergirl disparando la bengala de salida para el regreso de la Legion of Super-Heroes.
En resumidas cuentas, Suicide Squad merece reconocimiento por disimular sus puntos bajos por medio de fórmulas creativas. No es una serie especialmente inteligente, pero es divertida de leer si se llega con la disposición adecuada.
TEEN TITANS
(Hasta Teen Titans #007)
Si hay una serie que necesitaba un nuevo volumen, esa es Teen Titans. Para todo efecto la versión de The New 52 fue un fracaso, siendo quizás la representante más clara de los peores aspectos de la movida editorial. Basta recordar que la serie terminó sin pena ni gloria y que convirtió a Superboy y Kid Flash en personajes tóxicos destinados a aparecer en listados de “lo peor de…”, así que se tuvo que hacer borrón y cuenta nueva. Algo interesante es que a pesar de lo recién señalado, Benjamin Percy toma la historia de ese fracaso y lo hace parte del cómic.
La presencia de Beast Boy y Raven no es casual, pues actúan como representantes del pasado directo de la serie. Teen Titans no trata de escapar de su fracaso, sino que lo toma, aprende de él e intenta ofrecer algo diferente. En especial cuando consideramos la forma poco ortodoxa en que se reúne el equipo. Uno podría esperar que los personajes se reunieran por circunstancias accidentales para combatir alguna amenaza, pero no, es Robin quien secuestra a Starfire, Beast Boy, Raven y Kid Flash para formar el nuevo grupo de Teen Titans más o menos a la fuerza.
Damian Wayne es el motor del primer arco argumental, "Damian Knows Best", y aunque no cabe duda que en parte es para colgarse de la popularidad de un personaje de Batman, funciona bastante bien como herramienta para acentuar puntos de conexión entre miembros del equipo. Salvo Beast Boy, todos los personajes tienen un pariente que es un villano, por lo que hay un tema constante de no repetir patrones negativos, o lo que es lo mismo, no todo legado es bueno y a veces es mejor labrar un propio camino. Siguiendo esa idea de oponerse a un destino nefasto se elige a Ra’s Al Ghul como primer antagonista de la serie. Si bien este longevo villano no actúa como un oponente directo, pone en curso de colisión a Damian contra el Demon’s Fist, un grupo de chicos que buscan ser parte de la League of Assassins.
La serie aprovecha los paralelos entre ambos grupos y en su forma de operación. Los Titans son el intento de Damian de abrirse frente al mundo haciendo nuevos amigos, mientras que el Demon’s Fist es el recordatorio de su pasado como heredero de los Al Ghul. Por flashbacks conocemos nuevos detalles de Damian con este grupo y eso ayuda a entender un poco mejor por qué razón con los Titans muchas veces es socialmente inepto, pese a tener buenas intenciones.
El segundo arco, "Rise of Aqualad", solidifica la nueva estructura del equipo incorporando a Jackson Hyde, el nuevo Aqualad. Es una historia corta de dos números, pero que resulta suficiente para presentar a un personaje nuevo, demostrar cuáles son las dinámicas dentro del nuevo equipo y, de todas las cosas posibles, establecer lazos narrativos con el Aquaman de Dan Abnett. Aquí el cómic se aleja un poco de los abundantes elementos “batmanianos” del primer arco y amplía su rango hacia otros lugares del DCU.
Otro elemento interesante es la composición del equipo. Si bien Robin mantiene la posición de líder desde un punto de vista estratégico, es el miembro más joven y por lo mismo suele sobrecompensar sus acciones, siendo Starfire quien aporta la cuota de madurez, aunque conservando parte de los rasgos de personalidad que tuvo en su serie individual. Raven, Kid Flash y Beast Boy son quienes contribuyen al elemento Teen al mostrarlos lidiando con temas de identidad.
Teen Titans deja de ser una serie temerosa de su pasado y, aunque usa elementos de Batman para levantarse, rápidamente encuentra una identidad propia y presenta una versión accesible del equipo.
TITANS
(Hasta Titans Anual #001)
No hay que engañarse, la premisa de la serie es “Wally West y sus amigos”, pero eso no es algo necesariamente malo. Como era de esperarse, Titans es una de las series que mayor relación tiene con DC Rebirth y lidia con la reunión del equipo clásico de Titans, siendo la continuación natural de Titans Hunt. Lo bueno es que aunque la presencia de Wally West proyecta una sombra sobre toda la serie, no convierte al resto del equipo en adornos sin personalidad. Omen, Tempest, Arsenal y Donna Troy reciben las cuotas de caracterización necesarias para no ser recortes de cartón y sus interacciones son las que terminan dando sustento al cómic. Por ejemplo, Omen tiene poderes psíquicos y al inicio de la cabecera eso la hace vulnerable a combate directo, así que Tempest le enseña a pelear. Son pequeños detalles, pero que a larga demuestran que el grupo es mucho más que una versión light de la Justice League.
El primer arco, "The Return of Wally West", se extiende hasta el #006 y enfrenta al grupo con Abra Kadabra, un villano clásico de Flash. Lo que vuelve interesante a este arco es que la presencia de Abra Kadabra ata varios cabos sueltos respecto a la desaparición de Wally West y hace patente que el villano sabe sobre la manipulación de la línea temporal por un agente externo. Puede que solo sean un voladero de luces, pero las constantes referencias y la personalidad rimbombante del antagonista proporcionan un excelente primer arco.
El #007 es un número unitario donde vemos al equipo estableciéndose en una nueva locación tras rescatar una palabra de la mente de Kadabra. ¿El lugar?… wait for it… Manhattan. Como guinda de la torta tenemos a Wally conversando con Superman, uno de los pocos personajes que recuerda el universo pre-Flashpoint y cuya conversación da una catarsis necesaria al velocista.
El arco siguiente que cubre los números #008 a #010 marca el regreso de los Fearsome Five. Lo divertido es que estos villanos ya habían aparecido con anterioridad en la Justice League de Bryan Hitch. "Made in Manhattan" de esta forma no solo hace uso de villanos clásicos, sino que aprovecha su aparición más reciente para hacer un inteligente uso de la continuidad de DC Rebirth.
Esta primera etapa, previa al próximo crossover que la serie tiene programada con Teen Titans y Deahstroke, se cierra con Titans Annual #001. Este número marca un encuentro entre los Titans y la Justice League, haciendo un interesante paralelo entre ambos grupos y sobre lo que implica una relación de mentor y protegido. Lo único que podría criticar es que, pese a que Dan Abnett es el escritor regular de Aquaman, su caracterización del personaje aquí resulta excesivamente desagradable. Lo bueno es que se compensa mostrando a ambos Flash siendo adorables y reflejando el respeto mutuo que se tienen, muy al pesar de una algo pedante JL. Ah, y aparece The Key, otro personaje que sabe más de lo que aparenta sobre la línea temporal.
En general, Titans es una serie que tiene mucho corazón y es un más que digno lugar de regreso para Wally West. Las dinámicas grupales con cada número se vuelven más cercanas, y al final eso es lo que diferencia a esta serie respecto de otros supergrupos de DC, ya que sus protagonistas no son solo una junta de héroes, sino que conforman un grupo de amigos que había estado separado mucho tiempo y que están teniendo una segunda oportunidad.
Y por cierto, esta es otra de las series a las que hay que tener siempre a la vista en cuanto a los misterios de DC Rebirth, ya que parece ser materia de tiempo para que veamos a Wally West involucrado en las maquinaciones del Dr. Manhattan, pero esta vez no está solo.
HAL JORDAN AND THE GREEN LANTERN CORPS
(Hasta Hal Jordan and the Green Lantern Corps #019)
Robert Venditti a cargo de Green Lantern durante The New 52 fue una aventura con altos y bajos donde, a pesar de sus esfuerzos, el resultado neto no fue del todo bueno. Al anunciarse que él estaría a cargo de esta serie, no me emocioné mucho. No sé si Geoff Johns le hizo un curso intensivo o si le gritó “¡deja de arruinarlo todo!”, pero Venditti mejoró su nivel de forma sustancial, por lo que tengo el placer de comunicar que Hal Jordan and the Green Lantern Corps es la serie que la franquicia merece.
Al tratarse de la continuación directa del volumen anterior de Green Lantern, se enfoca en el aspecto cósmico y da continuidad a los personajes clásicos. Como ejemplo de esto, Hal Jordan and the Green Lantern Corps – Rebirth pone punto final a la saga de Hal Jordan como vagabundo espacial y el #001 trae de vuelta al Green Lantern Corps desde sus contradictorias miniseries que merecen quedar en el olvido. Este enfoque de “vuelta a lo básico” encamina el primer arco, "Sinestro’s Law".
"Sinestro’s Law" es un primer arco explosivo, con un ritmo que asciende de forma vertiginosa a medida que más personajes se van involucrando. Venditti , para ahorrarse trabajo fácilmente podría haber caracterizado a Sinestro como un maniaco megalómano más, pero no, respeta el trabajo que Geoff Johns y Cullen Bunn hicieron con el personaje y lo caracteriza adecuadamente, dando el siguiente paso natural y todo sin que se sienta forzado. El potente arco termina en el #007 y es un cierre más que digno a la etapa post-Geoff Johns, rescatando ese sentido épico que Venditti no había podido encontrar con anterioridad.
El segundo arco, "Bottled Light", se desarrolla entre los #008 y #012 con un tono bastante menos dramático que el de la historia anterior, pero con una premisa genial gracias al team-up de villanos que están detrás de todo. Si bien Venditti centra su historia en elementos vinculados al conflicto de los distintos Corps, aprovecha la oportunidad para jugar con personajes que pese a su origen cósmico no suelen aparecer en aventuras de ese tipo. Prefiero reservarme los detalles, pero la historia abre con Starro, la estrella de mar gigante que infecta gente con estrellas más pequeñas, invadiendo un planeta. A modo de epílogo, la entrega número #013 es una historia unitaria ambientada en el futuro y que proporciona un adelanto a las posibles historias que veremos, a la vez que muestra desde los ojos de un civil cómo es que se vive una catástrofe en la que los Lanterns intervienen.
En el #014 comienza "Quest for Hope", un arco que retoma un tono más serio. La historia en sí no narra hechos especialmente trascendentes, pero a cambio apuesta por desarrollar a los personajes. Algo que se suele criticar a la franquicia es el exceso de atención a los personajes terrestres, pero Robert Venditti logra mantener el equilibrio y gracias a al nuevo statu quo de colaboración entre los Green Lantern Corps y Sinestro Corps los personajes extraterrestres ganan presencia. Dicha sociedad entre Corps es caldo de cultivo para conflicto interpersonal. Nos acercarnos más a los personajes, lo que a veces llega a ser incluso incómodo. Esto lo menciono por el #016 de la serie, que relata una pelea a mano limpia entre Guy Gardner y Arkillo, donde no solo el resultado de la pelea es brutal, sino porque se nos muestra todo el trasfondo de abuso infantil de Gardner. El paralelo que se hace es crudo, pero eleva al personaje y te lleva por una montaña rusa emocional.
Como extra tenemos el regreso de Saint Walker, el último de los Blue Lantern, augurando el regreso de la luz azul de la Esperanza. Lo interesante del asunto es que el mumbo jumbo que se intenta para ello fracasa porque “alguien” lo impidió, vinculando a esta serie con el gran misterio de Rebirth. El que brevemente veamos al siempre relevante Mr. Oz y, sorpresa, a The Flash, no hace sino reforzar lo anterior. La franquicia de Green Lantern tiene historial de lidiar con el concepto de la Esperanza como algo tangible, por lo que no es raro que en el futuro tengamos más menciones de ello en esta serie.
En el #018 empieza "Prism of Time", un arco que marca el regreso del viajero del tiempo Rip Hunter, y aunque a la fecha de la redacción de este artículo no ha avanzado mucho, promete bastante.
Aún me cuesta creer que Robert Venditti esté haciendo una etapa de tan buena calidad, pero DC Rebirth parece que no solo significó una oportunidad para que la serie mejore, sino también para que este autor finalmente encuentre su voz. El rincón cósmico de DC Comics está bastante reducido en comparación a años anteriores, pero si ello es el costo para mantener la calidad, bienvenido sea.
GREEN LANTERNS
(Hasta Green Lanterns #022)
Una controversia menor que suele darse entre los seguidores de Green Lantern es sobre si la serie debería tener un enfoque cósmico o uno ambientado en la Tierra. No sé quién fue el genio que lo propuso, pero “¿Qué tal si hacemos las dos cosas?” fue la respuesta elegida y no pudo venir en mejor momento. El Green Lantern árabe Simon Baz no había tenido mucha presencia luego de su introducción en la parte crepuscular de la etapa de Geoff Johns, en gran parte porque no había mucha justificación para que tuviese un rol más protagónico dentro de la franquicia esmeralda, así que Rebirth le vino como anillo al dedo (pun not intended…okay, maybe).
Lo primero que cabe destacar de Green Lanterns es que a pesar de ser nominalmente el título secundario, no tiene nada que envidiar a Hal Jordan and the Green Lantern Corps, al tener una identidad propia que justifica su existencia. Su enfoque terrestre soluciona el problema que indiqué al inicio y de paso nos permite ver en más detalle las vidas de Simon Baz y Jessica Cruz, los Green Lanterns novatos que protagonizan este título.
El arco de apertura es "Rage Planet" y dura hasta el #006, siendo en mi opinión la historia más débil del título. No solo el regreso de los Red Lanterns ignora completamente el trabajo realizado por Charles Soule con los personajes (incluyendo una resurrecciones sacadas de la nada), también tenemos la previsible trama de un choque de personalidades entre Simon y Jessica. Lo bueno es que al sacarse de encima en el primer arco esa pelea, desaparece ese conflicto artificial y de paso ganamos a una de las nuevas sociedades más interesantes de Rebirth, rivalizada solo quizás por los Super Sons. Uno pensaría que nuestros nuevos héroes de inmediato empezarían a superar obstáculos y que DC nos los vendería como “los mejores Lanterns de todos los tiempos”, pero no es el caso: su falta de experiencia es palpable y son adecuadamente incompetentes.
El título agarra vuelo a medida que los vemos crecer y mejorar, pero por sobre todo, cuando se vuelven amigos. El segundo arco, "Family Matters", dura solo dos números y nos muestra más de cerca a la familia de Simon Baz, solidificando el lazo entre ambos Lanterns. Acá no hay una aventura épica, pero la historia es increíblemente satisfactoria gracias al excelente trabajo de caracterización. Simon y Jessica son adorables.
En este punto teníamos que el trabajo de Sam Humpries era algo irregular, destacándose en el trabajo de caracterización, pero quedando al debe en otros aspectos. Afortunadamente el tercer arco es donde el cómic se ganó sus alas. Abarcando los números #009 al #014, "The Phantom Lantern" nos mete de lleno en una historia “a la Johns” con la introducción de Frank Laminski, un personaje oscurísimo, y el regreso de Volthoom. De esta forma Sam Humpries empieza a jugar sin miedo con la cosmología Lantern, demostrando que Green Lanterns no es un segundo violín respecto de Hal Jordan and the Green Lantern Corps.
El #015 es un número dedicado a Jessica Cruz. Algo que no había mencionado hasta ahora es que Jessica Cruz es una persona con un trastorno ansioso. Para un lector no familiarizado esto puede parecer como una movida burda por parte de DC para introducir un personaje que “glamoriza las enfermedades mentales”, pero eso no podría estar más lejos de la realidad. El #015 da una representación bastante realista de lo que significa vivir con ese tipo de enfermedad. No es frecuente que dentro del género de las “capas” se traten este tipo de temas, por lo que la muestra de la lucha diaria de Jessica adquiere un especial valor. El final es emotivo, siendo un complemento a la historia de Simon durante "Family Matters" y proporcionando, en definitiva, uno de los mejores números de la serie. Es más, Green Lanterns #015 es una historia que merece ser leída incluso sin el contexto del resto de la serie, pues funciona bien por sí misma.
Las siguientes historias son cortas en cuanto a extensión. Los números #016 y #017 dan cuenta de un team-up con Batman en Gotham City. No es nada especial, pero divierte y sigue la larga tradición de historias que muestran lo diferente que es el murciélago respecto de los portadores del anillo de la voluntad. El #018, llamado "The Last Testament of the First Lantern", profundiza en el pasado de Volthoom, indagando en la gran serie de vacíos y misterios que rodean a este personaje. Su destino tras enfrentarse a Nekron, su relación con el Multiverso y la historia de su vida están todas aquí. Es pornografía de continuidad y me encanta.
Siguiendo un cabo suelto de Justice League vs Suicide Squad, la historia "Polarity" transcurre en los números #019 a #021 y enfrenta a nuestros protagonistas con el Dr. Polaris. Da la impresión de ser una aventura más tradicional, en el sentido de que trata de un villano que debe ser detenido, pero el guionista parece no contentarse con algo así y vuelve al Dr. Polaris un personaje con motivaciones que generan empatía y que de paso actúa como paralelo a la situación familiar de los protagonistas. Tiene un balance ideal entre drama y acción “comiquera”.
A pesar que las aventuras de Simon y Jessica tenían un enfoque terrestre y funcionaban bien así, estaba presente la espina de que no habían tenido un entrenamiento formal, por lo cual en el #022 finalmente conocen al resto del Corps en Mogo, el planeta viviente y base actual del Green Lantern Corps. Si bien las primeras impresiones de este arco son favorables, la verdad espero que sea algo temporal para que el título no pierda identidad.
Es innegable que este título es derivativo del trabajo que Geoff Johns realizó tanto en Green Lantern como en Justice League, pero esto no es algo malo. Sam Humphries ha sabido estar a la altura del desafío, entregando una más que digna continuación del legado esmeralda y demostrando que la idea de personajes “nuevos y diversos” no es veneno editorial cuando se hace bien.
THE HELLBLAZER
(Hasta The Hellblazer #009)
El rumbo de John Constantine desde que abandonó el sello Vertigo ha sido tambaleante. Su ingreso a la continuidad común de DC Comics durante The New 52 en Justice League Dark y Constantine fueron acusadas de ser una versión descafeinada del personaje, mientras que su siguiente serie individual, Constantine The Hellblazer, recibió mejores críticas, pero aun así fue cancelada. Este tercer intento de dar una serie individual al mago inglés viene de la mano de Simon Oliver, escritor que ya tenía experiencia previa con el mundo del personaje.
¿Es un regreso a la crudeza de antaño? No, y probablemente no vaya a ser así por un largo tiempo, pero ello no significa que sea una mala serie. The Hellblazer tiene la carga de cumplir un rol multifuncional al ser la única serie de DC Rebirth con un enfoque netamente místico, y al ser el único lugar donde ese tipo de historias encuentran un hogar, suele tomar desvíos para poder hacerse cargo de esas tramas. A pesar de lo anterior, la serie mantiene un ritmo adecuado.
Una de las cosas que más me llamaron la atención es el tono de la serie. Ya sea en sus referencias o en su humor sarcástico y autodespectivo, The Hellblazer es MUY británica. Hay un manejo inteligente de diversos aspectos de la idiosincrasia inglesa, lo cual a la larga es un arma de doble filo, ya que si bien refleja las inquietudes mundanas de John Constantine, dándole verosimilitud al personaje, a ratos puede volverse un tanto impenetrable para un lector poco familiarizado con el personaje y la cultura inglesa. No es algo que vuelva inaccesible a este comic, pero sí es importante tenerlo presente.
Otro elemento que encuentro especialmente destacable es el arte de esta serie. Moritat y Phillip Tan tienen estilos diferentes, pero ambos aportan personalidad a esta serie. Lamentablemente, el ingreso de Davidé Fabbri a cargo de los lápices no parece haber sido la mejor decisión. Su estilo no es malo, pero parece un tanto fuera de lugar en una serie con marcados elementos noir. Aun así, los tres artistas cumplen bien al retratar las distintas locaciones.
Si bien la serie es probable que no sea del agrado de los lectores veteranos del personaje, de forma bastante digna mantiene viva la llama de lo sobrenatural en este Rebirth.