"John Wick" (2014): elegancia, precisión y efectividad
Siento simpatía por la figura de Keanu Reeves. A pesar de su limitado talento, Reeves se ha visto involucrado en varias películas interesantes e icónicas en su carrera. Además de ser un tipo simple, que por lo general respalda mucho las decisiones de sus directores. Con esto en mente me dispuse a ver John Wick (2014), protagonizada por Reeves, y que a pesar del favoritismo hacia el actor, no estaba preparado para su impresionante propuesta.
John Wick cuenta la historia de un retirado asesino de la mafia rusa. Apodado el “Baba Yaga” por lo efectivo de sus métodos, ha dejado atrás sus días como sicario para dedicarle el tiempo a su vida como hombre casado. El problema se presenta cuando su esposa es diagnosticada de cáncer terminal, por lo que la idílica vida de Wick se ve truncada por la muerte, y el recuerdo de su esposa fallecida se encarna en su último regalo hacia el ex-sicario: un cachorro de raza beagle —la misma raza de Snoopy, el perrito de Charlie Brown—.
Pero el luto de John Wick se interrumpirá cuando un par de delincuentes le roben su auto, un 69 Ford Mustang Boss 429 para los mas tuercas, y asesinen al perro en el proceso. Wick se ve obligado a salir de su retiro para recuperar su auto e imponer venganza.
Hay que decir que los primeros 15 minutos de John Wick son una prueba al espectador. Si bien la trama no es mala, sus primeros minutos parecen sacados de esas películas de Hallmark donde el drama barato se impone de manera constante. El hecho de que las capacidades interpretativas de Revees no sean grandiosas tampoco ayuda mucho, pero no hay que ser injusto: el leitmotiv del personaje queda claro en esos minutos —no así su pasado, en lo que es una jugada maestra— y tenemos vía despejada para disfrutar de su interesante puesta en escena cargada de acción.
La película está filmada con elegancia, precisión y efectividad, de la misma forma en que este asesino se abre paso por las filas de la mafia repartiendo venganza. Los directores David Leitch y Chad Stahelski, ambos dobles de riesgo en el pasado, no ocultan la acción bajo filtros innecesarios o movimientos de cámara bruscos, todo se presenta con una claridad y nitidez que es imposible perderse. Aquí está una de mayores fortalezas del film y se demuestra lo necesario que es el fichaje de Keanu Revees para que funcione, donde el protagonista hace gran parte del trabajo de la acción frente a la cámara, reduciendo el trabajo de dobles de acción o post-producción al mínimo y metiéndonos de lleno en la historia.
La otra fortaleza del film es su capacidad de delinear a su personaje y su profesión de forma eficaz con pocas líneas. El mundo de John Wick, ese del que trata de permanecer retirado, comparte gran parte de sus atributos como asesino: es un mundo elegante, preciso y efectivo, gobernado por un código de honor inquebrantable para el que es parte de él. En otras palabras, es “cool” todo lo que define al mundo del personaje y donde Wick se alza como el mejor asesino de todos. También nuestro protagonista es definido en pocas líneas, pasando de ser un don nadie a prácticamente un fuerza de la naturaleza temida y respetada —clave es la escena del Baba Yaga— y que lo demuestra cada vez que desenfunda su arma.
A pesar de lo directa de su trama, la cinta está posee un par de escenas que funcionan en su propio simbolismo. El mismo perro de John, la representación de lo que queda de su vida feliz, termina asesinado por su pasado y es ese mismo pasado el que termina de resucitar —o desenterrar como la escena sugiere— a viejo John Wick, a ese que llamabas para matar al Cuco. Ese que estaba enterrado en los cimientos de su nueva y feliz vida. El Baba Yaga, como le decían sus empleadores.
Película intensa y con el bien merecido estatus de culto. John Wick (2014) es el refinamiento a ese cansado arte que es el cine de acción y que de cuando en cuando nos recuerda que entre la simpleza está la elegancia y la precisión. Y eso es a veces todo lo que basta.