Rumbo a Secret Empire Parte III: El Imperio Secreto de Steve Englehart
Finalizamos la serie de artículos en que analizamos algunos aspectos que enriquezcan la lectura del evento en curso de Marvel Comics, Secret Empire. En entradas anteriores entregamos más información acerca del Cubo Cósmico, y los aspectos políticos del material escrito por Nick Spencer. En esta oportunidad, hablaremos acerca del referente obligado del evento actual, La Saga del Imperio Secreto.
Desde hace un tiempo, Marvel ha tomado la mala costumbre de repetir los nombres de sus eventos o arcos argumentales. Lo hemos visto en Secret Wars, Civil War II, y por supuesto, Secret Empire no ha sido la excepción. La historia toma el nombre directamente de una de las sagas más recordadas del Captain America, publicada por allá por los años setenta. Sus paralelismos no acaban en el nombre, lo que la hace una obra que conviene recordar.
"Secret Empire" fue un arco argumental publicado entre los números #169 a #176 de Captain America and The Falcon (enero a agosto de 1974), a cargo de los guionistas Steve Englehart y Mike Friedrich, con dibujos de Sal Buscema. Quizá la similitud más notoria entre ambas historias es la alta carga política que sus tramas contienen pues, al igual que la obra actual de Nick Spencer, la saga original bebe profundamente de los hechos que en ese entonces marcaban la pauta de la agenda política estadounidense. Sin embargo, ésto no fue un hecho fortuito, sino que la cabecera del Capitán desde hacía tiempo, casi desde la época de Stan Lee, venía reflejando las dicotomías y cambios por los que estaba atravesando la sociedad de los Estados Unidos. En éste caso particular, el argumento del Imperio Secreto está fuertemente moldeado por el escándalo Watergate, que llegó a la dimisión de Richard Nixon como Presidente de los Estados Unidos. Tanto es así que la obra puede calificarse directamente como una adaptación de estos hechos en el universo superheroico de Marvel. Así, antes de hablar de la obra, conviene hacer un repaso por los antecedentes y el contexto histórico en que estaba imbuida.
Desde siempre, Marvel ha tratado de retratar el mundo real a través de sus viñetas. Uno de los casos más emblemáticos de éste objetivo fue la saga de las drogas de Spider-Man, que fue publicada sin el sello del Comic Code Authority, toda una declaración de intenciones para la época. Uno de los cambios más relevantes que atravesaba la sociedad estadounidense era la lucha progresiva de hombres y mujeres de raza negra por obtener más derechos en un país que los había considerado como esclavos durante la mayor parte de su historia. Por supuesto, esta evolución quedó reflejada en las publicaciones de la Casa de las Ideas. En primer lugar por la aparición de Black Panther, el primer superhéroe de raza negra de la historia del cómic, y pocos años después por la llegada de The Falcon, un personaje sin poderes que representaba la tenacidad del hombre de raza negra que logra superar un destino supuestamente prefijado por la sociedad en que le ha tocado vivir, evolucionando rápidamente desde un sidekick como cualquier otro, en un compañero que demostró estar a la altura del la leyenda del Vengador Estrellado, relacionándose de igual a igual con él.
Hacia el año 1971, la colección del Captain America —ya bajo el nombre de Captain America and The Falcon— reflejaba problemas de naturaleza social, en la cual habían participado grandes autores como el ya mencionado Stan Lee y Gary Friedrich en guiones, y Gene Colan y John Romita Sr. en dibujos. El fantasma de las bajas ventas hizo que los editores buscaran nuevos horizontes a través de asignar los guiones a Steve Englehart, escritor que había comenzado su carrera en el medio apenas unos meses atrás, como dibujante de una historia de Vampirella para Warren Publishing, en 1971.
Es importante indicar que Steve Englehart era por aquel tiempo una especie de enfant terrible con ganas de golpear la mesa. Su militancia en contra de la Guerra de Vietnam era incuestionable, y su deseo de criticar a los poderes fácticos que la habían propiciado, toda una necesidad. Por tanto, no es de extrañar que su primera historia con el Centinela de la Libertad tuviera como telón de fondo la generación de mandatarios que convulsionó a la sociedad estadounidense con la infame caza de brujas anticomunista. La saña de Englehart contra las figuras de poder no cesó, y mientras finalizaba algunas líneas argumentales bajo esa batuta, el destino le tenía preparada una oportunidad a la que no podría rehuir.
Durante la época navideña de 1972, en su mente se comenzó a gestar una idea que haría explotar los cimientos del poder establecido. La historia planteaba que Captain America sería atacado por una cónclave de políticos corruptos, que aborrecían su símbolo de libertad por el sólo hecho de que no estaba bajo su control. El argumento tenía elementos surgidos de las teorías conspirativas, la corrupción política y la manipulación informativa, conformando la triada entre dinero, política y desinformación que conforma la base de la perversión del poder. Cualquier parecido con hechos ocurridos en números recientes de Captain America: Sam Wilson es solo coincidencia, por supuesto.
Pero mientras la idea cuajaba, la realidad una vez más superó a la ficción. De repente, el caso Watergate estalló cual explosión atómica en el panorama político de EE.UU., revelándose detalles escabrosos que llevaron a la opinión publica a cuestionar las estructuras del poder establecido. ¿Cuál es el alcance de los casos de corrupción? ¿Podía ser la Casa Blanca la responsable de los ataques a las oficinas del Partido Demócrata? ¿Sabía el presidente Richard Nixon de esta situación? O más aún, ¿estaba implicado? Los datos eran concretos y la verdad, incontestable.
Fue entonces cuando Englehart decidió que su historia del Imperio Secreto tuviera nombres y elementos casi calcados de la realidad. Por ejemplo, la operación encubierta en la sede demócrata tuvo como nombre código "Operation Gemstone", mientras que el agente encargado de eliminar a Rogers recibió el nombre de Moonstone; mientras en la realidad uno de los grupos implicados en escándalo era el "Citizen's Comitee To Re-Elect the President", de siglas "CREEP", en las viñetas la organización encargada de la campaña de difamación contra el Capi fue el "Comitee to Regain America's Principles", "CRAP"; y por último, el nombre de uno de los lideres de CRAP es Quentin Hardeman, clara referencia al asesor presidencial de Nixon, H.R. Haldeman.
Las tácticas utilizadas por el Imperio Secreto se han revelado como las mismas que utilizan las esferas de poder para embaucar, engañar y confundir a la opinión pública. Lo primero es desacreditar a los símbolos en que está la confianza del ciudadano común. En este caso, el Captain America es un blanco no solamente por ser un superhéroe capaz de derrotar a la organización, sino también porque es un emblema de los valores democráticos de Estados Unidos, que jamás apoyaría el auto golpe de estado que es el objetivo final. De ahí a que inicialmente su batalla contra Rogers no sea física y pública, sino que se dé en un marco de una solapada campaña en pos de afectar su imagen de cara a la opinión del ciudadano común.
Asimismo, Englehart añadió elementos del thriller novelesco "Seven Days In May" (1962), donde algunos militares corruptos y enloquecidos traman un golpe de estado, así como aspectos propios del Universo Marvel como la misteriosa desaparición de algunos mutantes ocurrida tiempo atrás. El resultado es una magnífica historia que ofrece varios niveles de lectura. Se puede disfrutar como una intensa aventura del Captain America, The Falcon, Black Panther y los X-Men, pero también como esa clara metáfora al Caso Watergate que ya explicamos.
Al considerar sobre todo el segundo aspecto, la saga de "Secret Empire" se convierte en una obra completamente mítica y legendaria. Si bien debido a la rapidez de los hechos en la vida real Englehart no alcanzó a ponerle nombre al N°1 y cabecilla del Imperio Secreto, los textos de apoyo dejaban muy en claro de quién se trataba. En la realidad, el Caso Watergate fue el suicidio político de Richard Nixon y por eso, en la ficción el hecho fue mostrado de forma y manera literal.
En aquel momento, el Secret Empire y la historia que vino a continuación, la saga de Nomad, supusieron el espaldarazo definitivo para conseguir la tan ansiada renovación del Captain America, así como las ventas y atención que el título merecía. Sin embargo, ha sido el paso de los años los que han puesto a ambas obras en el pedestal que les corresponde como grandes clásicos y referentes ineludibles de una época irrepetible del panorama político y social en los Estados Unidos. Eso sí, quizá sean hechos irrepetibles en la forma y nombres, pero si analizamos el fondo vemos que los temas de corrupción y decadencia a la que llegan las esferas políticas mundiales hacen que estas páginas sean más relevantes y contingentes que nunca.
En español
La saga de "Secret Empire" ha sido editada por Panini Cómics en un tomo en tapa dura, tamaño reducido y en blanco y negro, de la línea Marvel Pocket, que también incluye la ya mencionada saga de Nomad.
Pero ademaá, y aprovechando el tirón comercial del evento actual, para julio de este año se ha anunciado su reedición, esta vez a color y en su tamaño original en la línea Marvel Gold.