"Midnight Diner: Tokyo Stories" (2016): sopa de miso para uno
En los pocos años que lleva en funcionamiento, el servicio de streaming Netflix ha revolucionado la industria audiovisual del entretenimiento. Su catálogo incluye series y películas que han calado hondo en las audiencias, con productos que han obtenido gran notoriedad, como Stranger Things, entre otras. Pero su amplio abanico de propuestas incluye varias joyas ocultas, obras que se escapan del ojo del gran público, pero que son verdaderos tesoros a descubrir. Entre ellas encontramos a Midnight Diner: Tokyio Stories, serie de la que hablamos a continuación.
Midnight Diner: Tokyio Stories (Shinya shokudô: Tokyo Stories) es una serie dramática original de Netflix, cuyo estreno fue el 31 de Enero de 2015. Dirigida por Joji Matsuoka, narra las historias de los comensales que acuden a un pequeño restaurant tradicional japonés, cuyo funcionamiento es muy bien explicado en palabras del chef y dueño del local: “Cuando la gente termina su día y se apresura para llegar a casa, empieza mi día. Mi restaurante abre desde la medianoche hasta las 7 de la mañana. Lo llaman El Restaurante de Medianoche. El menú es muy sencillo, pero mi política es preparar todo lo que quieran los clientes, siempre que tenga los ingredientes. ¿Si tengo suficientes clientes? Más de lo que cualquiera imaginaría”.
La serie está basada en el manga del mismo nombre, de Yarō Abe, ganador del Shogakukan Manga Award en 2010. Se desarrolla en forma de antología, episodios unitarios de aproximadamente 25 minutos de duración, en que se cuentan las historias del variopinto grupo de clientes, que giran alrededor de los platos que prepara el chef. En los capítulos encontramos de todo: humor, drama social, e historias de amor raras y normales, en las que se va configurando un panorama que nos muestra el lado más cotidiano y doméstico de la sociedad y cultura japonesas.
Imagen del Manga original
Lo que más llama la atención de estas Tokyo Stories es la belleza y la calidez con la que están narradas. Aunque cada capítulo cuenta una trama autoconclusiva, los pocos minutos que están en pantalla los personajes son suficientes para cautivarnos e identificarnos con ellos. Y es que si bien a ojos occidentales la idiosincrasia japonesa se muestra como ultramoderna, sofisticada y competitiva, a un nivel más micro no puede sino estar tejida con los mismos elementos que forman al resto de la humanidad. Amor, soledad, tristeza, pero sobretodo esperanza son los bloques con los que está conformado este mosaico que derrocha belleza en cada encuadre y diálogo.
Todo en la serie está pensado para hacernos sentir acogidos, desde una suave canción folk en la secuencia de apertura, hasta la fotografía y exquisita decoración y ambientación de las locaciones. El puñado de comensales habituales es entrañable y variado, entre los cuales encontramos jubilados, oficinistas, taxistas e incluso travestis, todos quienes se sienten como una familia, a pesar de abarcar un amplio espectro de la fauna social japonesa. Si bien sus características son muy peculiares –mujeres tejedoras de chalecos, actrices fracasadas, humoristas al borde del retiro, coleccionistas de pornografía, etc.–, rápidamente notaremos que sus problemas son comunes a la humanidad entera, si bien la forma de resolverlos y afrontarlos bebe de códigos de conducta que pudieran parecernos tan lejanos como las tierras en las que transcurren los hechos.
El alma del restaurant, y la guía espiritual de sus comensales, recae sobre el Maestro Cocinero, de quien no sabemos el nombre ni su historia, brillantemente personificado por Kaoru Kobayashi. Las actuaciones son muy acordes a los personajes, y transmiten de excelente manera ese ritmo y personalidad japonesa que en momentos nos parece tan poco habitual. La representación a veces pudiera parecer demasiado histriónica o sobreactuada, pero no es ni más ni menos como son los japoneses en realidad.
El Maestro y sus clientes
Mención especial a la banda sonora, que con sus canciones tranquilas y emotivas son el acompañamiento perfecto para las desventuras de los personajes, y para la comida que sin duda se ve deliciosa. Siempre terminarás de ver el episodio con ganas de probar uno de esos bocados. Y hablando de la música, hay que destacar los ya mencionados créditos de apertura, perfectos para ponernos en contexto pues desde un recorrido inicial por las calles de la hiperactiva Tokyo nos sumerge suavemente y de manera natural en el tranquilo mundo del local, representando un claro contraste entre la vorágine externa y el pequeño universo hogareño que encontramos entre estas cuatro paredes.
Como dije en un comienzo, sin duda Midnight Diner: Tokyio Stories es una de las joyas ocultas de Netflix, muy digna de ser descubierta. Las historias son capaces de sacar sonrisas y lágrimas, pero en definitiva es una serie de esas que, al igual que los deliciosos platos que cocina el Maestro, calientan y reconfortan el corazón.
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