MR - Death Of X #004, Estaba muerto, no andaba de parranda
Aviso de Spoilers: La reseña que sigue a continuación trata los sucesos más recientes de la serie revisada, por lo que puede desvelar detalles argumentales importantes para quienes no estén al día. |
DEATH OF X #004
Llegamos Death of X #004, el final del segundo acto —primero, si nos atenemos al orden cronológico— de la batalla ideológica y mediática entre los X-Men y los Inhumanos. Si bien tenemos un número muy emotivo al enterarnos del destino final de Cyclops, el número tenía la responsabilidad de revelarnos cual fue el horroroso y abominable acto que éste cometió y que trajo como consecuencia su muerte y ser considerado como un paria por sus compañeros y como el responsable del resurgimiento del odio de la humanidad contra los mutantes. Pocas revelaciones podíamos obtener de una historia en la que ya sabemos que Cyclops muere, pero aun así Soule y Lemire logran entregarnos un giro novedoso hacia el final de estas páginas, y que además, explica de cierta manera el actuar errático y desesperado de los mutantes en las entregas anteriores.
El grupo comandado por Scott Summers, completado con Emma Frost, las Stepford Cuckoos, Sunfire y Alchemy se dirigen a Madrid para destruir una de las nubes de Terrigen que circulan por la atmósfera, pero se encuentran con la férrea oposición de Black Bolt y Medusa, para quienes las nieblas son sagradas. Cyclops logra el objetivo de neutralizar la nube, pero en el proceso no puede evitar la muerte de Alchemy, cuyo poder era el as bajo la manga de Summers. Sabiendo que su poder no es rival para los Inhumanos, se sacrifica recibiendo por completo una descarga de energía de Black Bolt, que lo pulveriza. Como consecuencia, se firma una frágil tregua entre ambas especies, que es el estado en que iniciaron las series de las franquicias luego de Secret Wars.
Durante el funeral, Emma revela a Alex Summers, Kaos, que en realidad Scott lleva muerto desde el #1, pues falleció casi de inmediato al tomar contacto con las Terrigens, y que todas sus apariciones posteriores son en realidad una ilusión psíquica provocada por ella, para hacer creer a todos que seguía manteniendo su lucha. Su objetivo fue darle al líder mutante una muerte mas significativa, permitiéndole trascender como un símbolo tras el cual puedan arroparse el resto de los Homo Superior. Es interesante que Cyclops mismo se haya convertido en una idea, pues es en ese terreno más filosófico y político en el que mejor se desenvuelven las series mutantes. Es la evolución natural del concepto nuclear de los X-Men, primero luchando en pos de la coexistencia pacífica con los humanos, el posterior alzamiento de Cyclops como caudillo y piedra angular de la sociedad mutante, y finalmente con llegar hasta las últimas consecuencias de su discurso de defender a su raza a como dé lugar. La declaración ideológica de Scott está escrita de una forma exquisita, con solo un par de líneas la calidad narrativa de la miniserie aumentó de forma notoria.
El destino final de Cyclops es coherente con lo que vimos en el resto de la miniserie. Sus actuaciones que anteriormente podían parecer apresuradas y exageradas se explican por una reacción visceral de Emma Frost, posiblemente fruto del terror de tener que cargar con el destino de los mutantes en sus hombros. Sin duda es una carga abrumadora para cualquiera, mas aún en el escenario en que no contaba con su principal apoyo, y de tener que correr contra el tiempo y la extinción. Si bien esta conclusión encaja bien en la interna de la miniserie, lamentablemente falla en su relación externa con el resto del Universo Marvel en general y los títulos X e Inhumanos en particular.
Recordemos que en las series actuales, Cyclops es el mutante por lejos más odiado, causante de cierto acto que avivó las llamas de la histeria antimutante. Sin embargo, las acciones que le vimos cometer no son en absoluto suficientes para causar esa reacción. Según lo que se dejaba entrever, no se esperaba menos que ver algo así como una masacre de humanos o inhumanos por parte de los muties pero, al contrario, su actuar fue muy criterioso y mesurado. La causante de la muerte de los mutantes es la nube tóxica, entonces ¿qué mejor que destruir dicha nube? Los X-Men nunca atacaron directamente a algún inhumano más allá de la contención efectuada por Magneto. Incluso, el plan de Cyclops - de Emma, en realidad- nunca fue destruir la nube, si no cambiar su estructura molecular para hacer que dejase de ser tóxica para los mutantes, sin que perdiese su efecto de producir la terrigénesis o de volverse venenosa para otras especies del planeta.
Es más, dada su vasta experiencia, Black Bolt debió ser capaz de darse cuenta que una vez muerto Alchemy, a los X-Men no les quedaban cartas con las que jugar, y matar a Cyclops no era necesario por mucho que éste hubiese buscado su suerte. Lo incoherente, entonces, es la imagen que quedó del pupilo favorito de Xavier frente a la opinión pública. Aún no olvidamos aquel número de Extraordinary X-Men en que Magik basureó a Sunfire y lo acusó de traidor por estar del lado del mayor de los Summers. El desprecio de los mutantes no tiene razón de ser puesto que fue evidente que lo único que buscaba era el bien de su raza. El rechazo de los humanos tampoco se sostiene pues se demostró mediante la investigación de Beast a partir de los datos recolectados en la isla Muir que la M-Pox no era producida por mutantes ni que tampoco se contagia a otras especies. En resumen, "lo que que Cyclops hizo" poco tiene de terrible y fue prácticamente casi un recurso vacío y efectista que no supieron resolver. Me recuerda al misterio de lo que dijo Nick Fury a Thor para volverlo indigno de Mjolnir, que mientras más pasa el tiempo, más da la impresión que ni los autores saben cuales son esas palabras.
Otro punto alto que nos deja esta miniserie, es el tratamiento que hacen los escritores de Emma Frost. Las circunstancias la obligaron a actuar de manera que parece acercarla a su antigua identidad de White Queen, y la incógnita por saber que ha sido de ella durante el año que lleva desaparecida de la primera línea es uno de los aspectos de interés de IvX. También es interesante la reaparición de Kaos, a quien no lo veíamos desde la tragedia que sufrió en la última parte de Uncanny Avengers de Rick Remender y Axis.
El aspecto que sale peor parado de este número y la obra en general es el apartado artístico. Se anunció con mucho bombo el arribo de Aaron Kuder como dibujante exclusivo de Marvel, pero rápidamente tuvo que ser apoyado por Javier Garron. Entre ambos, firman un trazo demasiado irregular, con algunos paneles que brillan por su dinamismo y expresión corporal pero otras que tienen un acabado lamentable, especialmente en los rostros. Para muestra, esa expresión desquiciada de Emma en la última viñeta con la que tendré pesadillas por varias noches.
Así, en el plano general Death of X #004, y la miniserie en general, aporta lo que se pedía de ella: rellenar un espacio vacío en la historia reciente de Marvel y darle mayor trasfondo a IvX, que comienza la próxima semana. Esperemos que dicho evento sea la resolución definitiva de la hostilidad entre las líneas, pues si dejamos al margen los conflictos de los derechos cinematográficos, está claro que hay espacio más que suficiente para ambas franquicias y la editorial no debería intentar convencernos de querer a una y odiar a la otra.