Knightfall en los quioscos de Chile (pero en los noventa)
Queridos nietecillos, les voy a relatar una historia de tiempos pretéritos. De una época en la que no había internet, teléfonos celulares, PlayStation ni mp3 (ni reproductores, ni tampoco el formato). De una época en la que había una sola tienda de cómics relativamente decente en el país (decente por stock, no por los precios), y en la que lo único que se encontraba en quioscos eran Superman, Batman, Flush-Man (en serio) y la Liga de la Justicia, todos en la inolvidable edición argentina de Editorial Perfil, con la mejor traducción de la historia (cortesía de uno de los hermanos Accorsi), al muy razonable precio de $600 de la época, que con la inflación se convierten en aproximadamente $1.500 de hoy (por un ejemplar de 24 a 32 páginas en un papel de calidad, por decir lo menos, dudosa). Todo, con apenas 3 o 4 años de desfase con lo que se publicaba en USA (repito: estoy hablando de casi un cuarto de siglo atrás, por allá por 1992-1993, cuando no había internet ni mucho menos CBRs).
En esa época, la única forma de obtener cómics en castellano era a través de las ediciones españolas de Zinco (DC) y Forum (Marvel). Llegaba poco, a tiendas muy específicas (en Viña del Mar había que ir a un sucucho en un galpón detrás del entonces terminal rodoviario, donde los cómics peleaban el espacio con las revistas porno), y el precio era lineal: 3 pesos chilenos por cada peseta que dijera el precio de tapa. Ya en ese entonces el Watchmen 12 de Zinco era imposible de conseguir. Sin embargo, había mucho material disponible en los famosos “retapados”, tomos de 5 ó 6 números sueltos consecutivos que se vendían como un todo por 2 ó 3 lucas. Muchos juntamos colecciones enteras de Batman o Superman en ese formato.
Con las limitaciones tecnológicas de la época, supimos de la Muerte de Superman como cualquier mortal: por la prensa. Los cómics que estaban llegando iban recién en la revelación de la identidad del azuloso a Lois, ¡¡y por la tele nos enteramos de que el tipo ya estaba muerto!!
Los españoles de Zinco rápidamente sacaron el tomo respectivo, pero yo jamás lo vi. Lo mismo hicieron en Perfil, pero el stock de imprenta no llegó nunca a la V Región. En fin. Problema de vivir en provincia en el país más alejado del mundo, supongo. Sin embargo, un día cualquiera hacia finales de 1993, los kioskos nos tenían una sorpresa: la Muerte de Superman, en un tomo glorioso, editado por los mexicanos de Vid, a apenas $1.500 (casi $4.000 en pesos actuales). La alegría no terminó ahí. Luego vino Funeral para un Amigo. Y El Reino de los Supermanes (en serio, ese fue el título). Repentinamente, estábamos conectados con el mundo de nuevo. Y el desfase de cuatro años se convirtió en meses. Y volvimos a mirar los kioskos todos los días con la esperanza de encontrar un nuevo cómic.
Por aquél entonces la única fuente de noticias eran las revistas especializadas a las que alguien pudiera estar suscrito y recibir por correo aéreo, o que le podría traer un familiar… y así fue como llegó a mis oídos que iban a “matar” a Batman, y que lo iba a reemplazar un “vigilante” francés (en mi ignorancia de la época, pensé que la revista/personaje Vigilante correspondía a un grupo de tipos que llevaban ese uniforme… en fin). Y eso era todo lo que sabíamos a finales de 1993/comienzos de 1994.
De un día para otro, llegó la edición Zinco de Venganza de Bane, una revista de 64 páginas que introducía al nuevo “malo” ($3.000). Y siguió La Espada de Azrael, tomo de presentación del nuevo “bueno”: Jean Paul Valley, alias Azrael ($10.000). Y vamos a La Caída del Murciélago tomos 1 y 2 -que costaban del orden de $15.000 cada uno- que ni siquiera llegaban a la pelea del nuevo Batman contra Bane, y que además se desarmaban de sólo mirarlos. El “final” de la historia iba en un tercer tomo, más pequeño, llamado Génesis Oscura (otros $10.000). Cuento corto, para leer toda la saga en edición Zinco, había que disponer de aproximadamente 53 lucas de entonces, más de 123.000 pesos chilenos al día de hoy.
Imposible para el bolsillo de un estudiante. Y entonces, ¿quién podrá defendernos?
Y con la música de El Chapulín Colorado de fondo, vuelve a aparecer en los kioskos Vid, con La Espada de Azrael a $1.500. Y otros cuatro tomos para KnightFall, cubriendo todo lo que publicó Zinco y más (números de Shadow of the Bat que nunca figuraron en la edición española estaban ahí), a $3.000 cada uno. Repentina y mágicamente, ¡el costo de tener la saga se había reducido a una cuarta parte! Y así fue como muchos tuvimos la oportunidad de leer la historia de la caída de Batman, en español, comprándola en kioskos, hace más de veinte años.
La historia por sí misma no es ninguna maravilla. Es, prácticamente, una copia de la muerte de Superman: un nuevo enemigo superpoderoso -sin haber sido mencionado ni una sola vez en los más de 50 años de historia que tenía el encapotado a esas alturas- aparece desde las profundidades de una cárcel en la ficticia nación centroamericana de Santa Prisca. Este tipo lo va agotando progresivamente hasta que lo derrota de manera inapelable, fracturándole la espalda (pero no mucho, la idea es que se pueda recuperar). Vencido Batman, Bruce Wayne decide que Gotham City no puede quedarse sin su protector, por lo que en vez de buscar a Dick Grayson, a quien formó por veinte años para tomar el rol, recurre a un tipo que llegó la semana anterior a la mansión Wayne, y que además tiene problemas mentales, para sucederlo. Como la idea detrás de todo esto es vender (revistas, juguetes, pijamas, todo sirve), el nuevo Batman se hace un upgrade y se construye una bati-armadura con la que sale a pelear con Bane, derrotándolo. Eso, en un resumen muy resumido de las aproximadamente 600 y tantas páginas que componen la Caída del Señor de la Noche.
Así como buena, la historia no es buena. Es entretenida, y tiene –sin duda- un valor histórico, más que todo por el atrevimiento de DC/Warner de cambiar de tal manera un personaje central de su mitología. El dibujo de Graham Nolan y las portadas de Kelley Jones suman puntos al total, pero no entra en el top 10 de las mejores historias de Batman de todos los tiempos. Lo mejor del lote es Sword of Azrael, escrita por Dennis O’Neill, con dibujos del entonces prometedor, joven y delgado Joe Quesada y tintas de su compinche Jimmy Palmiotti.
El problema es lo que vino inmediatamente a continuación: KnightQuest (traducido en español como La Cruzada del Murciélago). Durante nueve meses, las revistas del bati-universo se dividieron en dos tramas: una, con los combates del nuevo Batman, tanto con sus enemigos como con sus demonios internos (KnightQuest: The Crusade); otra, con la lucha de Bruce Wayne para recuperarse y retomar el manto del murciélago de las manos del loco que dejó a cargo del manicomio (KnightQuest: The Search). En total, 35 revistas. En todo caso, lo malo no fue tanto el volumen como la calidad de las historias. Para dar un ejemplo: Batman se enfrenta en los rieles del Metro de Gotham con un par de hermanos que se creen pistoleros del oeste y quieren robar el tren de la recaudación del día… los que finalmente son capturados por Batman a bordo de un batimóvil-tren. Y esa es de las mejorcitas.
Esta saga fue editada por Zinco, de manera muy parcial, en una movida bastante astuta. Vid, por su parte, la publicó casi integra en 9 tomos que –inexplicablemente- no llegaron nunca a los kioskos de Chile. La única manera de obtenerlos fue –en esos días- comprándolos directamente a la editorial en México, comunicándose con ellos vía una tecnología casi desaparecida hoy llamada “fax”, y pagando una fortuna considerando flete e impuestos. Un par de amigos hicieron la gracia, y le costó a cada uno 90 lucas de la época ($190.000 ajustado según la inflación). Claro, ellos no tenían como saber que la historia era mala con mayúsculas.
Pero sigamos con la historia. A esas alturas ya todos estábamos aburridos de Jean Paul Valley (hasta los mandamases de DC) y le tiraron la cadena rápidamente en el arco final de la mega-saga, apropiadamente titulado KnightsEnd: 13 revistas repartidas en 2 meses. Batman contra Batman, obviamente con triunfo de… Batman. Zinco lo editó en 2 tomos titulados El Último Desafío (en fin), mientras que Vid lo hizo en 4 libros con el título Duelo de Murciélagos (en fin). Fin de la historia.
¿Fin de la historia?
No realmente… aparentemente hubo un grupo significativo de fans que no quedó conforme con el hecho de que Dick Grayson no se hubiera puesto el traje de Batman. Pero DC es un empleador justo, así que le dio al buen Richard la oportunidad de vestirse del orejotas al menos por un rato (tres meses, para ser exactos, distribuidos en 12 números). Al final, sólo puede haber un Batman, por lo que Bruce Wayne retomó sus obligaciones superheróicas y todo este entuerto de “¿quién está detrás de la capucha?” se acabó. Al menos para aquel entonces.
Estos dos últimos sub-arcos de la saga son mejores que KnightQuest, pero peores que KnightFall. Sin embargo, también hay que leerlos para tener la perspectiva completa de esta larga teleserie impresa. Repito, no es de lo mejor de lo que se ha publicado en los más de 70 años de Batman (ni siquiera califica en el top 10), pero tiene un valor histórico, y permite entender de mejor manera cómo funcionaban los cómics en los 90. Hoy, ninguna editorial se atrevería a publicar un arco argumental tan largo y complejo para un único grupo de personajes (pero en los ’90 era la tónica). Quizás esta saga, junto con la de la Muerte de Superman y Age of Apocalypse de los X-Men son las historias que mejor reflejan ese período de alto riesgo y creatividad, justo antes de la implosión del mercado del cómic americano.
Hace unos años, los gringos la reeditaron completa en tres tomos de más de 600 páginas cada uno, bajo el título maestro KnightFall (dejando fuera Sword of Azrael y KnightQuest: The Search), al más que razonable precio de cubierta de 30 dólares cada libraco. Por lo mismo, no es sorpresa que Unlimited Comics vaya a publicar toda esta historia en una nueva colección en su formato Premium. 17 tomos a 5 mil pesos cada uno. Celebro que Unlimited se atreva de nuevo con este formato, editando una colección que ha estado fuera de los kioskos por más de veinte años, y que es muy querida por todos quienes ya perdimos la cuenta de las canas que tenemos.
Habiendo dicho lo anterior, me parece que la apuesta es ir demasiado sobre seguro (“de nuevo Batman”). Si lo hubieran hecho veinte años atrás, los estaría aplaudiendo de pie. Pero hoy, deberían tomar más riesgos, por ejemplo con una antología Premium de DC, incluyendo alguno de los siguientes títulos (es mi lista, cada quién puede agregar lo que quiera): los dos primeros arcos de Fables, Daytripper, Superman Secret Identity, JSA Golden Age, Batman Black & White, una selección de Elseworlds de Superman, Sandman Brief Lives, Death the High Cost of Living, Ronin, Camelot 3000, y así. Pero claro, esa es nada más mi opinión.
¿Quiere una recomendación final? ¿Comprar o no comprar, he ahí el dilema? Si realmente no le duele el bolsillo gastar 5 lucas semanales en un cómic, cómprelo. No se va a arrepentir (o, si se arrepiente, sólo será un poquito). Pero no deje de comer por juntar éstos cómics: leerlos no le va a cambiar la vida (como sí podría hacerlo, por ejemplo, leer Maus, Concrete, Bone, Blankets, el Starman de James Robinson, o el Miracleman de Alan Moore).