"Cage" (2002) de Brian Azzarello y Richard Corben: neo-blaxploitation
Las andaduras de Luke Cage dentro de las páginas de Marvel se remontan hasta los setenta, una década bastante particular en lo que se refiere a la integración de la raza negra en cualquier medio de entretenimiento. Creado por el escritor Archie Goodwin y el artista John Romita Sr., este Power-Man apareció por primera vez en Luke Cage, Hero for Hire #001 en 1972, gracias al buen ojo de sus creadores. La blaxploitation se estaba alzando en el mundo cinematográfico, y el tándem creativo corría en paralelo con dicho movimiento que ponía a toda la raza negra y su cultura como base de cualquier obra.
De este movimiento cultural nacen conocidos héroes negros como Super Fly o Shaft, personajes creados alrededor de la cultura de la raza negra. Al lado de ellos podríamos situar a Luke Cage, la versión de la blaxploitation de Marvel. Su vida editorial fue normal, con un bajón en el número 50 de su colección, donde pasaría a llamarse Power-Man and Iron Fist, siendo una de las colecciones más recordadas de la época. Mal que mal, ambos personajes representaban la unión de las razas en un extraño revuelto que incluso se atrevía a incluir a tópicos orientales. Héroes de alquiler, sin duda.
Saltándonos un montón de años, nos encontramos con esta nueva versión de Luke Cage, ahora bajo el sello MAX, creado expresamente para llevar temas de adultos a los cómics de antes. Los encargados de esta versión de Luke Cage son los ya veteranos Brian Azzarello y el mítico Richard Corben. Ambos volvían a coincidir después de Startling Stories: Banner, el retrato particular de la relación entre Bruce Banner y Hulk.
Azzarello se marca un guion muy sólido en su premisa, sin duda sacado de algún film de los mencionados Shaft o Super Fly. Un relato neo-noir que pone a un inmisericorde Luke Cage en medio de una guerra de bandas, en un Harlem representado como el peor ghetto criminal. Cage se motiva por el dinero —héroe de alquiler con todas las letras— que le da la madre de una joven asesinada en esta guerra de bandas. El personaje, con todo su cinismo, sabe que este encargo se va a complicar conforme más se involucre, pero la constante tentación de poder sacar aun más dinero lo motiva a seguir adelante hasta que ya no se puede detener. Él mismo advierte al principio que pasan “cosas malas” cuando no estás mirando y lo único que queda es poner la piel dura. Fácil decirlo para un personaje que básicamente es invulnerable, o al menos es lo que dice su fama.
De aquí sale uno de los puntos fuertes en el guion de Azzarello: la chulería con la que el personaje afronta al resto. Seguro, confiado y burlón son las poses que adopta frente a personajes que se supone que tienen más poder que él. Acompañado con diálogos ácidos —lo mejor del cómic a mi parecer— Azzarello da señales de que conoce la blaxploitation al revés y al derecho, y casi se puede escuchar los temas funks de fondo mientras Luke Cage, más seguro que nunca, cruza las calles del barrio.
Pero lo que más destaca en Cage —y es lo que hace funcionar a la perfección el guion— son los lápices de ese mítico dios del dibujo que es Richard Corben. Corben retrata la chulería del personaje a la perfección, utilizando lo deforme de su figura y adornándolo de manera que nos hace sentir que estamos viendo a un encarnizado pandillero con su chulesco sentido de la moda. Los entornos son deprimentes y sucios. Cada detalle en las calles, la basura, los rayados en spray, tornan todo este suburbio en una opresión constante. Las calles de Corben tienen ojos y oídos, angustia, dolor y enojo, demostrando con habilidad por qué Richard Corben es el maestro que es.
Quizás la resolución del relato no sea tan buena como uno esperaría que fuera, pero Cage tiene mucho que ofrecer por parte de ambos autores. Diálogos punzantes, con mucha mala sangre, y un dibujo grotesco y precioso que solo Corben puede hacer que funcione, lo convierten en un cómic muy recomendable. Si hasta puedo escuchar esos sonidos de James Brown y su Slaughter's Big Rip-Off en mi cabeza. My nigga.