MR - "Hellboy in Hell" #010: 'From Whom the Bell Tolls', hasta siempre Hellboy
Aviso de Spoilers: La reseña que sigue a continuación trata los sucesos más recientes de la serie revisada, por lo que puede desvelar detalles argumentales importantes para quienes no estén al día. |
Hellboy es uno de mis personajes favoritos de los cómics. Incluso, mi primer artículo en esta web fue hablando de él. Es por eso que cuando me enteré hace meses que Hellboy in Hell concluiría, me sentí un poco triste. Significaba cerrar una etapa que vengo siguiendo hace años, el fin del viaje que emprendiste hace mucho con un ser cercano, al cual si bien no conociste desde un principio, sí lo viste volverse inmortal en el corazón de los fanáticos.
Porque este “número final” no es para nada una despedida del personaje. No es un funeral ni algo triste. Es más bien un “buen viaje”, pero no para Hellboy, sino que para nosotros como lectores.
HELLBOY IN HELL #010
Editorial: Dark Horse
Publicación: 01/06/2016
Guion: Mike Mignola
Arte: Mike Mignola
Reseña: Kishin
A modo de breve resumen para quienes no están muy al tanto de lo que ha pasado con Anung-Un-Rama, hace un par de años murió luchando contra un dragón —que en realidad era Nimue, la autoproclamada Reina de las Brujas— y desde entonces ha estado vagando por el Infierno, encontrándose con distintos personajes que conoció tanto en vida como ahora que ha vuelto a su legítimo hogar. Descubrió que tenía un par de hermanos y se interiorizó sobre la jerarquía del Infierno, los cuales no veían con muy buenos ojos su llegada —o regreso— al infierno.
Durante nueve números, Mike Mignola nos contó historias más bien autoconclusivas sobre la estadía del Demonio Rojo en este lugar, cómo fue adaptándose poco a poco a esta nueva existencia y cómo tuvo que sortear algunos retos que fueron apareciendo un su camino. Historias sencillas que, al igual que un Lego, al unirlas forman una gran y emotiva historia que concluye en este décimo numero: “From Whom the Bell Tolls”.
Sobre la trama no diré absolutamente nada. Más bien, si han llegado a este punto de la reseña y aún no lo leen, tómense su tiempo, léanlo y vuelvan. Que la portada sea lo suficientemente intrigante y cautivadora para motivarlos a leer el interior… ¿Listo? Comencemos.
El número en sí tiene una carga emocional implícita que, a medida que vamos adentrándonos en él, se hace cada vez más evidente, hasta llegar a un final que a muchos conmovió y me incluyo entre ellos. Ver las últimas páginas y notar cómo a través de los dibujos queda reflejado todo lo que ha pasado con Hellboy en este último tiempo, y luego leer las ultimas frases y darse cuenta cómo se cierra magistralmente el ciclo iniciado hace más de 20 años con “Seed of Destruction” es notable.
Lo que no es raro, ya que Mike Mignola es el encargado del guion y del arte. Es el creador despidiendo a su obra más reconocida de la mejor forma posible y dando todo de sí, usando todos sus recursos, tanto narrativos como gráficos, para que este número sea el mejor cierre posible para el demonio favorito de todos nosotros. Porque querámoslo o no, los lectores tanto habituales como casuales sabíamos o intuíamos que tarde o temprano este viaje debía finalizar, idealmente de buena forma, y así terminó siendo.
La historia en sí no es muy complicada y probablemente la mayoría de los lectores la entenderían relativamente bien, pero cobra mucho más sentido si se han leído los nueve números anteriores y se conoce en términos generales la historia del personaje. Obviamente, para aquellos que han leído todas sus historias y conocen cada aspecto de Hellboy, este número final toma un significado mucho mayor y se disfruta mucho más. La magia y encanto de este número es darnos dos puntos de referencia sobre lo que ocurre y/u ocurrirá con el protagonista y dejar implícitamente a nuestra imaginación la tarea de rellenar lo que pasa entre medio.
Como dije al principio, esta no es una despedida sino más bien un “buen viaje” que nos dice Hellboy a nosotros como lectores. Una invitación a seguir avanzando y explorar otros rincones de este extenso mundo de los cómics, sin olvidar que las historias de Anung-Un-Rama siempre estarán ahí para ser leídas una y mil veces, para reencontrarnos con él y volver a sentir lo que sentimos la primera vez.
Gracias por todo, pequeño Demonio Rojo.