"X-Men: Apocalypse" (2016): el puzzle de Bryan Singer
Si hay alguna forma en que se pueda definir esta nueva entrega de la saga de mutantes y héroes marginados es como el armar un viejo puzzle. Lo has armado antes y sabes cómo van las piezas, pero al principio, te cuesta empezar.
Bryan Singer vuelve a la dirección de esta nueva entrega, augurando que se nos viene algo memorable —al menos eso pensaba yo— pero siempre hay que tener presente que si bien el director nos trajo excelentes películas —The Usual Suspects y las X-Men que ha dirigido con anterioridad—, es bueno recordar que también nos ha traído cosas no tan buenas —Superman Returns o Jack the Giant Slayer—.
Habiendo dicho todo esto, la pregunta que nos queda por hacer es: ¿qué podemos esperar de X-Men: Apocalypse?
La verdad es que esta pregunta es algo difícil de responder, no porque la última entrega de la saga mutante sea mala —que no lo es bajo ningún prisma— sino por que Singer parece no querer salir de la zona de confort encontrada en X-Men: Days of Future Past. De aquí es cuando el peso que pueda tener esta secuela se pierde en el metraje a medida que la trama avanza paulatinamente.
Sin duda habrá gente que le encantará esta nueva iteración y es totalmente comprensible, los puntos buenos de esta última entrega son altos. Pero a mi gusto, los puntos bajos se notan demasiado, mostrando feas costuras en lo que se supone que tiene que ser el mejor traje del emperador.
Como resumen a la trama puedo decir que un ser que ha sido adorado como un dios desde el antiguo Egipto, llega desde el alba de la civilización hasta la década de los ochenta. Apocalypse, el primero y más poderoso de los mutantes, quien ha amasado los poderes de muchos otros mutantes, está desilusionado con el mundo que encuentra y recluta a un equipo de poderosos mutantes para eliminar a la raza humana y crear un nuevo orden mundial, sobre el que él reinará.
Esta amenaza se entrecruza con las vidas de un retirado Magneto, una Raven que ha evolucionado a un ícono de la revolución mutante gracias a los eventos de la anterior película, y por supuesto Charles Xavier, ahora profesor de tomo y lomo que trata de llevar su sueño de una escuela para jóvenes mutantes en medio de la década de los ochenta.
Aquí viene la analogía del puzzle de primer párrafo. Singer presenta todos estos hechos de forma entremezclada, lo que torna los primeros minutos de la cinta como confusos al espectador poco interiorizado en el mundo de los X-Men. Cuesta seguir el ritmo por las mismas razones, hay mucho que asimilar en poco tiempo.
Una vez que están todas las piezas sobre la mesa, todo este puzzle comienza a tomar forma y da gratas sorpresas, otras no tanto, pero aun así son valorables y entretenidas. Pero Singer no quiere ir más allá. Quicksilver vuelve a ser el highlight de esta nueva entrega —aún mejor que en la película anterior—, el arco de Magneto se vuelve a repetir, de una manera mucho más inquietante y brutal, pero sigue ahí.
Pero tampoco todo es tan terrible. Singer sigue siendo de los pocos directores que sabe cómo rodar superpoderes de manera clara, eficaz y entretenida. Su puesta en escena es impecable y muy refrescante a pesar de la cantidad de personajes y acción en pantalla, evitando sobrecargar su producto. Y curiosamente es a esta altura cuando podemos disfrutar de este tipo de escenas, donde ya tenemos todas las piezas del puzzle en posición, por lo que no nos queda más que recostarnos y contemplar lo que Singer nos ha presentado, que a pesar de ser algo que ya hemos visto, aún es disfrutable.
X-Men: Apocalypse también funciona como un nuevo punto de partida para el nuevo elenco de actores que a estas alturas se torna necesario si es que FOX quiere seguir utilizando la licencia. Ninguno destaca por sobre otro, aunque se guardan un par de escenas interesantes que no quiero revelar aquí, sobre todo con Jean Grey, que quizás no sea sorpresa pero no deja de ser divertido. La escena más curiosa donde participan estos actores, Singer se la guarda casi como una declaración de principios, y donde pega un palo tan fuerte que incluso le llega a él mismo. Puntos extras por la auto parodia.
Cinta entretenida que sin muchas aspiraciones entretiene a pesar de sus dos horas y media de duración. Me hubiera gustado que Singer aspirase a más, pero quizás no quizo arriesgar al tener un elenco nuevo del cual tiene que hacerlos funcionar para futuras entregas de la saga. Es como si Albert Einstein pasara de curso con un 5. Suficiente, pero siempre se puede más. Quizás la próxima vez.