«I can do this all day": reflexionando luego de ver "Captain America: Civil War"
Uno de los defectos menos evidentes de las películas Marvel radica en la falta de compromiso que evidencia en algunas de sus películas más interesantes a nivel discursivo. Es poco evidente porque el factor entretención es desarrollado con sutileza, por lo que conflictos que inicialmente llevan la película a establecer los puntos principales de su trama, tienden a desvanecerse en el tercer acto en beneficio de una suculenta secuencia de acción. Termina la película y la pasamos bien, se prenden las luces tenues y una intrascendente secuencia post-créditos nos avisa de nuestro próximo pasatiempo. Y sin darnos cuenta, pasamos de largo los grandes temas. Como dice una canción de un grupo chileno:
Pongo el caso de una marcha
nos conmueve la fiereza de cada canción
pero son frases hechas que se olvidan con facilidad
después de unas cervezas nadie sabe dónde quedó la rabia
Es un defecto poco evidente porque parece quedar claro que hay una idea detrás, una discusión relevante, que mueve la trama principal. Da material para discutir, presenta una crítica, pero luego no la mantiene, o si lo hace no es tan relevante. Captain America: Civil War tiene ese mismo defecto, aunque quiero aclarar que es un defecto que no va en detrimento de la película; es, más bien, una queja personal.
Gran parte de la película —y entraremos en terreno de spoilers— radica en la posición apegada a la supervisión de las actividades super-humanas de Tony Stark, frente a la libertad de acción que postula Steve Rogers. Aunque el conflicto es claro, y se da el espacio para desarrollarlo en la primera parte de la película, se nos agrega tensión y drama ante Bucky, el malogrado amigo del Cap, que tiene toda la pinta de ser de los primeros a controlar y disminuir a pesar de contar con la excusa razonable de control mental. La película gana en tomar un conflicto ideológico y sumarle un componente personal: hacer lo correcto es una decisión principalmente personal, y la ONU, los políticos, y hasta los pares pueden estar equivocados, pero principalmente es un amigo el que necesita una mano, una ayuda. Spider-Man le recuerda a Steve durante la pelea en el aeropuerto: “El Sr. Stark me dijo que usted está equivocado pero cree estar en lo correcto”. Tony, a pesar de tener un factor personal, ya sea por su relación con Pepper Potts, el niño por el cual se siente culpable o su estrés post-traumático luego de la invasión a New York, está primeramente pensando en un concepto general, en algo que es más grande que él. Como se le menciona, su habitual verborrea desaparece. Incluso está dispuesto a tomar excepciones cuando vislumbra que el mismo sistema que apoya ha generado una cárcel mucho más punitiva de lo que ingenuamente pensaba y que, de hecho, estorbará el descubrimiento de la verdad acerca del Winter Soldier.
Cuando, cerca del final, descubrimos que el Soldado Invernal asesinó a los padres de Stark —entre un montón de otros personajes sin importancia—, Iron Man intenta mantener el control un poco mediado por su amigo y colega Steve. Al no encontrar en él las respuestas deseadas, se hace más claro que el tema ya dejó de ser los Acuerdos, dejó de ser el discurso de la libertad de acción y la vigilancia de los vigilantes. Stark, así como Rogers, dejan el plano ideológico —y de paso la película también lo hace— para ir al conflicto personal, donde importa más mi amigo de la infancia, o mis padres, que el motivo que de verdad lleva el conflicto. Heinrich Zemo en ese sentido es inteligente, y es quizás el mejor mensaje que sí queda establecido al final, efectivamente el conflicto no fue reventado por los Sokovia Accords, sino por los conflictos personales. Lo que también es quizás una declaración política: los cambios relevantes no son motivados racionalmente, sino por sujetos con poder bajo razones estrictamente emocionales.
De esta forma, Captain America: Civil War se asemeja en este defecto a Batman v Superman, aunque menos groseramente. Ya hay innumerables memes apelando al “efecto Martha” de la película, que es básicamente la crítica a que, independiente de todos los importantes y racionales motivos por los que valiera la pena una batalla entre personajes memorables e icónicos, el motivo principal para el conflicto y su resolución es un tema que nada tiene que ver con las grandes preguntas planteadas en su inicio. Sin embargo, Captain America: Civil War sale mejor parada porque no termina de cerrar el conflicto. Sí, lo hace irrelevante, sí es más importante la separación de los Avengers y que Tony y Steve ya no son BBF, pero al menos el conflicto queda en pausa y deja a un dañado James Rhodes diciéndonos que, finalmente, él mantiene su postura. Que Black Panther le dé lo mismo haber luchado por esos Acuerdos como político, pero luego se mantenga solo a nivel personal durante el resto de la película, cambiando de posición a este nivel pero ignorando los motivos políticos que lo movieron, es prueba de que estas películas funcionan engañosamente. Sí, es necesario conectarse con los personajes y sus conflictos internos, de hecho hacen la película más enriquecedora. Pero también nos esconde sutilmente los mensajes más poderosos de la misma, o no termina de jugársela por una tesis clara. Que la discusión exista entre los fans más acérrimos o los artículos más pretenciosos —como este—. Pero Marvel ha mostrado que prefiere no jugársela, un terreno suave, una lucha ideológica pop.